Crítica a los ídolos contemporáneos. Parte V
150 puntos contra los ídolos contemporáneos
Resumen del Anti-ídolo
Después de reflexionar sobre los anteriores secciones podemos concluir de manera
resumida con los siguientes puntos:
Esquema:
• Héroes y la educación (estudios).
Cualquier niño medianamente avezado sabe a ciencia cierta que la gran mayoría de sus ídolos no
se consagraron como referencias o iconos mundiales gracias al crédito obtenido
por sus calificaciones escolares o por
finalizar alguna carrera
universitaria. Una de las consecuencias de poner como referentes a este tipo de
personas es que la educación se encuentra en un estado deleznable, en otras
palabras, en la coyuntura social y económica en la que nos encontramos resulta
poco menos que imposible educar a un niño o adolescente hoy en día. ¿Qué les
vamos a decir a nuestros hijos?: ¿"Estudia mucho hijo que cuando
termines la carrera con suerte podrás ocuparte en un empleo eventual y ganar mil euros"?. Obviamente ellos preferirán parecerse "a los que salen en
la tele", ya que son más divertidos, ligan más, tienen un mayor
reconocimiento y son ampliamente recompensados en todos los aspectos. La única
opción plausible para acometer con éxito tal tarea pasaría por derribar a todas
sus referencias, instaurar otras nuevas o poner, aunque sólo fuera para
equilibrar un poco la balanza, alguna muy por encima de
cualquiera de las existentes y que incluya como semilla los principios de la
nueva y futura sociedad. Estos héroes constituyen quizás el mayor escollo para construir una
educación de alto nivel que forme a grandes hombres y grandes mujeres. Un
auténtico muro
de contención que hay que vadear para alcanzar el paraíso de una más grande
libertad. Por tanto son más causantes de los males de
este mundo que una respuesta a los dilemas fundamentales de nuestro tiempo.
¿Deberíamos porfiar por parecernos a ellos o evitar su compañía e
innegable influencia?
• Héroes y la educación (estudios). Lecciones de los ídolos.
Para hacerse una idea más cercana de lo que comento en la sección anterior. Les
aconsejo revisen este artículo:
Anti-lecciones-de-los-idolos
• Estado y educación (estudios).
Cualquier
estudiante universitario, al final la carrera, habrá dedicado miles y miles de horas de estudio en una larga carrera desde
la enseñanza primaria hasta la titulación superior. La desafortunada realidad indica que hoy
en día ese tipo de educación especialista ni siquiera garantiza un puesto de trabajo, y en
caso de hacerlo puede que ni siquiera esté bien remunerado; este tipo de
instrucción al ser tan especializada e incompleta sirve (de forma magistral
además) para que sus alumnos presenten tremendas lagunas en cuanto al
conocimiento sobre la sociedad en que viven o sobre su propia naturaleza humana; además, otros aspectos de las
personalidad del aspirante permanecen en un nivel mediocre tales como el ámbito emocional, de
las relaciones, la conciencia social o la percepción del mundo que le rodea. En resumen, en la universidades no se forman Personas (con mayúsculas), ni tipos con una formación
integral capaz de valerse por sí mismos, reflexivos, pensadores críticos y con
gran personalidad,
únicamente técnicos-especialistas, que pueden exhibir defectos gravísimos tales
como: prejuicios, frivolidad, egoísmo destructivo, falta de empatía, idolatría y
un larguísimo y desolador etcétera.
• Estado y educación (estudios) 2.
El objetivo final de esta defectuosa formación es "permitir" que el individuo
titulado acabe ocupando un minúsculo nicho en la sociedad, que albergue
pensamientos no mayores que aquellos que atañan a su profesión, su relación
de pareja o sus pequeñas aficiones, que no se formule demasiadas preguntas y se
oriente obedientemente "como buen hijo de vecino" a obtener un beneficio
económico lo suficiente para subsistir de un modo decente. Triste recompensa
para aquel que ha dedicado media vida a hincar los codos arrojando, además, miles de euros a las
arcas del estado. Sinceramente,
creo que un año aplicándose las enseñanzas de la Cultura del Enfrentamiento le
habría sido más útil en todos los aspectos (¡y mucho más barato!). Yo a este tipo de enseñanza lo
califico como "broma pesada", más todavía viendo el panorama del
empleo en España.
Literalmente, te pasas un
millón de horas empollando para que al final te entreguen un bonito
diploma o certificado que rara vez valen el esfuerzo o el dinero invertido. Deberíamos aspirar al cielo en la tierra, no a la libertad
constreñida en una parcela de unos pocos metros cuadrados y a la "chispita" de
un pequeño amor y un sueldo mileruista. Deberíamos mostrarnos infinitamente más ambiciosos
y si nadie nos ayuda, si los ídolos no se prestan para tal cometido,
tomar las riendas, abandonar la comodidad de seguir los caminos trillados y
buscar respuestas por nuestra cuenta. ¿¡Quiénes son nuestros maestros!?
• Estado y educación (estudios) 3.
Resumiendo: en las escuelas no se nos educa "para la vida", apenas nos explican
cómo funciona el mundo o se nos instruye en temas esenciales sobre la naturaleza
humana, sobre "cómo somos" o "cómo funcionamos". Al final, el objetivo parece ser enfocarnos en encontrar un trabajo y
facilitarnos una cierta cultura "general" que teóricamente nos permita
desenvolvernos en la sociedad. No les extrañe pues que miles de
personas con bajas notas académicas hayan triunfado en la vida y otras con
titulaciones de universidades prestigiosas hayan fracasado de manera
estrepitosa.
• Héroes y el diezmo
Los ídolos siempre exigen el diezmo, es decir, resulta obligatorio desembolsar dinero por
contemplar sus peripecias en "riguroso" directo, y en muchas ocasiones no es nada barata la entrada
ni tampoco la adquisición de merchandising relacionado con su glamorosa imagen. Esa es una de las
claves por la cual la diferencia entre ricos y pobres sigue aumentando. Somos
nosotros los causantes. Y a todas horas además. A la larga, es obvio que
ellos se volverán cada vez más acaudalados y nosotros gradualmente más pobres.
Así nos adoctrina el dogma capitalista, a enriquecer al más rico y
despreocuparnos del más necesitado… que igual somos nosotros mismos. ¿Se puede
actuar de forma más torpe y masoquista? ¿Por qué no invertimos más tiempo en
formarnos
del que ocupamos en enriquecer a los más potentados? ¿Qué incentivos nos impulsan a
mostrar una actitud tan gregaria? ¿Y por qué ellos, que son supuestamente tan
"admirables" no nos advierten de este juego sucio, de esta trampa mortal? Es
obvio, no les interesa en absoluto. En esta macabra disputa ellos son los afortunados que juegan con las cartas marcadas. Somos tontos de
remate. Anden, háganme caso, váyase y cómprese un libro donde le explique por qué
todas estas cosas ocurren. Saldrá ganando.
• Héroes y el diezmo (2).
Siguiendo con el punto anterior: a todos los que nos advierten de tales amañadas
reglas (ej: ensayistas, periodistas, pensadores, divulgadores científicos)
apenas les prestamos atención (¡nos obligan a reflexionar! ¡nos impulsan a
rebelarnos!). Así pues, no disponemos de presupuesto siquiera para adquirir ni un triste libro
de bolsillo de diez euros que nos ayude a recapacitar sobre las causas y
orígenes de los acontecimientos. Precisamente porque tal inteligente decisión nos ayudaría a invertir
las tendencias que no nos resulten favorables. En efecto, estos "anti-idolos"
nos permitirían
abrir los ojos a un mar de infinitas posibilidades. Sin embargo, la decisión ya
está tomada, una vez absorbida y asimilada esa instrucción sectaria,
agacharemos la cabeza y seguiremos gritando o contemplando con cara de bobos a
los mismos ídolos de siempre y echándole las culpas a políticos y empresarios de
los males del mundo. Las profecías capitalistas se cumplen al dedillo gracias
a la maravillosa colaboración de muchos de estos sujetos. Exíjanles
responsabilidades y se vendrán todos abajo. Se derretirán como azucarillos.
• Héroes y el diezmo (3).
Los ídolos nunca devuelven el diezmo al seguidor; tampoco esperen que
repartan sus ganancias con ustedes. Ni aún en el caso hipotético de efectuar su trabajo de manera lamentable (ej:
perder un partido por paliza o comportarse de manera indolente en el terreno de
juego o escenario), nos van a reembolsar el coste del boleto en taquilla. Si queremos
parecernos a ellos, contemplarles de cerca,
debemos pagar, pagar... y volver a pagar, ya sea con nuestro dinero o con
nuestro precioso tiempo. En cuanto a la inteligencia emocional o financiera, la
inversión resulta ciertamente ruinosa.
• Héroes por su cultura. Materialismo.
La mayoría de héroes no lo son por manifestar una cultura más desarrollada o
una personalidad más cultivada. Hoy en día, ni una buena educación ni la cultura
general son un
valor en sí mismos (sí un trabajo bien remunerado). Muchos de ellos son
copartícipes de popularizar tales
niveles de incultura y oscurantismo. En palabras textuales de alguna diva: "Yo nunca me he leído un
libro, no me ha hecho ninguna falta". Mujer archifamosa cuya mayor afición es
acumular más y más prendas de vestir. Otro paradigma mundial a seguir para millones de
personas. ¿Se creen que es la única? Ídolos similares tenemos unos
cuantos y aspirantes a imitarla los hay a porrillo (eso sin mencionar la pila de
revistas dispuestas a reservarle un hueco).
El fin planeado de esta impúdica mentalidad es desposeernos de todo conocimiento sobre quiénes somos y sobre
nuestra historia y que únicamente nos dediquemos a traficar con objetos (o jugar
con ellos). Nuestra vida entera para entonces (si es que esto no ocurre ya) girará en torno a los
objetos. Ese es el Maquinado Plan. Vamos abocados a consumar tal
soberana monstruosidad. Una cosa es demoledoramente cierta: el Amor (con mayúsculas) y la
Razón Crítica se encuentran en decadencia. Muchos ya aman más a sus trastos (ej: el coche) que a
sus parejas. Larga vida pues a los objetos.
• Héroes por su cultura (2)
No hablemos ya de los personajes de la telebasura, estos, armados de una
verborrea y una palabrería de barrio marginal gustan de pregonar sus
estrafalarias peripecias en los medios de comunicación con la aquiescencia de
las audiencias y los propietarios de las cadenas. Su sola presencia destruye cualquier atisbo de
construir una educación medianamente honorable. No importa, a millones de
personas les encantaría parecerse a estos pobres diablos. Decenas de vividores,
maripilis y tipos mediocres y de baja estopa siguen marcando pautas y
tendencias. Su legado arrojará individuos de la misma condición.
• Héroes por su cultura (3). Estudios superiores.
Un buen porcentaje de ídolos descartaron estudios superiores a temprana edad, de
ahí que tantas veces nos asombren con sus discursos repetitivos y carentes de sustancia. Por cierto, ¿desde cuando se considera
digno de aplauso que uno abandone los estudios y se centre únicamente en
destacar en alguna tarea puramente física? Véanse por ejemplo, entrevistas a deportistas y califiquen el nivel
intelectual de sus contertulios. Es más, últimamente proliferan las tertulias
deportivas de carácter barriobajero protagonizados por periodistas subjetivos cuanto
no fanáticos y medio paranoicos. Muy a tono con los tiempos que corren. Viva el
morbo y la ordinariez.
• Héroes polifacéticos.
Nuestros ídolos no son en general hombres y mujeres especialmente polifacéticos o de
educación integral más bien provistos de cerebros con “neuronas
unidireccionales”, es decir individuos que dedican buena parte de su vida a completar
una rutina de entrenamiento en una única disciplina. Es obvio si pretendieran
ser competentes en dos (¡válgame dios tamaña osadía!), las posibilidades de ser aclamados se
reducirían en gran medida. En cualquier caso, aún presentando una personalidad
multifuncional no es este un rasgo muy aplaudido. En resumen, toda su popularidad
queda constreñida a su ámbito de especialista, por tanto, muchos de ellos no
necesitan presentar otras credenciales. Si ya son “lo más”, ¿para qué van a
molestarse en ampliar sus horizontes? No les hace falta. Un gol en un partido de
máximo nivel cotiza más alto que un currículum con cinco carreras
universitarias (por poner un ejemplo). Como diría un fiel seguidor, "¡A mí que me importa eso, yo lo
que quiero es que colabore para que gane mi equipo!". Mi equipo, el que
yo defiendo por cierto,
se llama "Humanidad", pero por algún extraño motivo me siento como Moisés
predicando en el desierto, ¿por qué será?
• Héroes que evitan pagar impuestos.
Algunos ídolos prefieren evitar pagar impuestos en su país de origen cuando el
nivel impositivo es más alto de lo deseado. Es lógico, ¡no vaya a ser que eso
contribuya a mejorar el bienestar social de aquellos que les profesan admiración! Es cierto
que en el banquillo de acusados encontramos pocos elementos, pero también es
verdad que cuando se ha dado el caso, la crítica popular ha sido muy leve.
Podéis traicionarnos y llevaros vuestro dinero a otro país, os vamos a querer
igual.
• Héroes como pensadores críticos.
Es de chiste. Ni cantantes, ni humoristas, ni deportistas, ni presentadores
ni modelos (extiendan ustedes mismos la lista) necesitan activar sus neuronas
más allá de la esfera de su profesión para obtener
un mayor reconocimiento. Punto final. Si tuviéramos que confiar en una sesuda reflexión o
cooperación por su parte en resolver problemas
sociales podemos esperar sentados y morir de impaciencia. Obviamente me
refiero a una actuación sincera y continuada, no un ratito a la semana u
ofreciendo las sobras de la millonada que ganan. De ninguno de ellos
se esperan ideas originales… salvo aquellas que fertilicen las semillas de
un nuevo guión que permita a la gente de a pie solazarse o distraerse de forma
momentánea.
Para tal fin sí se les permite preocuparse todo lo que les plazca. Seamos sinceros, la mayoría de
figuras representativas de este negligente y kafkiano sistema
no son
más que simples títeres dirigidos por instancias superiores. El problema es que
estos ídolos-títeres son curiosamente los tiriteros que dirigen (influyen en)
las vidas de millones de aburridos individuos siempre necesitados de estímulos
externos. Nadie parece querer escarbar en el significado de aquella frase: "el
secreto de la felicidad reside en tu interior".
• Héroes por estimular el pensamiento crítico.
La mayoría de ídolos más que educar entretienen, casi ninguno nos impulsa a la
reflexión, a formularnos preguntas sobre la vida o acerca del funcionamiento del mundo. En
pocas palabras, en absoluto promocionan el pensamiento crítico, más bien lo
neutralizan. Si así fuera, obviamente estarían tirando piedras contras su
tejado: no les conviene ese modo de proceder. Es obvio, una persona con cierta
formación, inteligencia media y un mínimo de sensibilidad jamás podría considerarlos más
que tipos intrascendentes con los que pasar unos buenos ratos y poco más. Por cierto, es posible
que en este blog
se ofrezcan más pensamientos razonados sobre el estado caótico de
esta sociedad que la que puedan presentar todo este equipo de lumbreras de lo efímero en toda
su esplendorosa existencia. Corolario: detestamos los ejercicios de reflexión
constructiva y a
todos a quienes nos hacen pensar. Así nos va.
• Héroes por estimular el pensamiento crítico (2)
Siguiendo con el argumento, es muy fácil contemplar como el continuo seguimiento a estos
ídolos genera una latente dependencia a largo plazo (ej: fútbol, marihuana, Gran
Hermano, religiones) más típica de una
pasión sectaria o creencia pseudoreligiosa que de un hobby saludable. Tal
afición se encuentra en las antípodas del estímulo de la creatividad y la
concepción de ideas originales. Miles de horas dedicadas a fomentar una actitud
pasiva o a discutir sobre temas intrascendentes no favorecen ningún tipo de crecimiento personal
(ni tampoco social o colectivo),
mas bien al contrario, nos reduce a la condición de gregarios que apenas si maduran con los
años. Y en caso de madurar, rara vez es por mor de demostrar fidelidad a
alguno de estos simulacros del auténtico ídolo. Créanme, hagan como yo, pasen un
rato con ellos y luego olvídenlos y dedíquense a tareas más relevantes, aquellas
donde se sientan protagonistas, donde puedan desplegar todo su enorme
potencial.
• Héroes por estimular el pensamiento crítico (3)
En absoluto se pueden considerar los ídolos del espectáculo individuos que
estimulen el pensamiento crítico. Estos sujetos no promueven la reparación de
fallas en la estructura del sistema por tanto es imposible con ellos aspirar a
una mejora consistente y gradual de la sociedad, mas bien a
mantener el orden de cosas, a relegar los problemas esenciales a un segundo
plano y, por supuesto, a
proteger la industria fastuosa que les paga. No constituyen la solución a los
males de este mundo, más bien la causa. Recuerden: o eres parte de la solución o
eres parte del problema.
• Héroes por estimular el pensamiento crítico (4)
En caso de
defender tal postura podría acontecer que sus seguidores se volvieran contra
ellos, les analizaran minuciosamente y les exigieran responsabilidades, con lo
que obviamente no les permitirían en ningún caso actitudes infantiles o
despilfarradoras, ni muchísimo menos aceptarían que fueran
bendecidos con sueldos
millonarios salvo que demostraran que saben invertirlos de forma sensata. Quedarían en evidencia.
Queda claro: los individuos
más ignorantes, tontos, aburridos, faltos de carácter y de ideales de
envergadura, irreflexivos, deseosos de placeres inmediatos (etc.)
son los que más fácilmente sugestionables para que encumbren a tipos sin sustancia. ¿No les parece a estas alturas de este resumen que
la constatación de las anteriores palabras proceden de la recreación de una broma macabra o trampa mortal?
En otras palabras, que nos quitan mucho
más que nos dan. Ese tiempo que entregamos daría mucho mejor fruto si lo
enfocáramos en atender las enseñanzas de otros referentes
más adecuados. Se lo aseguro.
• Héroes por estimular el pensamiento crítico (5)
¿Y por qué son tan respetados si no estimulan el crecimiento espiritual,
económico, etc. ni instan a sus seguidores a hallar las claves necesarias para
poner en orden sus vidas? Porque a la mayoría de personas no les interesa
averiguar la verdad, tienen miedo de enfrentarse a ella. Prefiere evadirse,
vivir en un mundo de fantasía y esperar a que el maná les caiga del cielo. Quien
les reporte esperanza (aunque sea falsa y pagando), quien les permita soñar
(aunque estos sueños sean falacias que nunca se materialicen), serán erigidos a
la categoría de dioses. Quien les hable con franqueza y sinceridad, corre el
riego de ser censurado. Al final la sociedad acaba devorada por decenas de virus
como la corrupción, la envidia, la ansiedad, la contaminación, el desequilibrado
reparto de riquezas y otros que prefiero dejar en el tintero. Obviamente si ni siquiera
nos mostramos competentes para lidiar con nuestras
propias carencias,
cómo pues vamos a afrontar los problemas ajenos, ¿de qué forma procederemos para
intentar resolver problemas locales, regionales o mundiales? Difícil encontrar
la respuesta, sí señor.
• Héroes por estimular el pensamiento crítico (6)
Estos ídolos representan el agujero del avestruz donde metemos la
cabeza para evadirnos de nuestras cotidianas angustias. Pero recuerden, rehuir
un problema no permite que este se desvanezca. Lo más penoso es contemplar como
vamos creando con el paso del tiempo ídolos tan grandiosos como superficiales que van ocupando todo el orbe y evitan que desviemos la mirada y
observemos por las rendijas de nuestra celda existencial las
lamentables secuelas del desastre del mundo que vamos erigiendo. El mayor logro
de cualquier ser humano hoy en día: escarbar en su interior, vencer el miedo a
la soledad, desafiar la supremacía del rebaño (del pensamiento convencional)
para hallar la verdad sobre su naturaleza y emprender una vida original y de
aventura.
E.E. Cummings dijo una vez: "Ser sólo tú mismo, en un mundo que hace lo posible,
noche y día, para hacerte semejante a los demás, significa librar la
batalla más difícil que cualquier ser humano pueda librar; y nunca
dejar de luchar."
• Héroes por estimular el pensamiento crítico (7)
Si estos héroes en realidad estimularan en pensamiento crítico o la
reflexión objetiva instarían a todo seguidor, al que supuestamente tienen
en estima, en invertir en ellos mismos, en desarrollar una personalidad más
poderosa, no en perder tanto tiempo reverenciándoles. No este el caso en
absoluto. La norma implantada en el cerebro del individuo-masa luce grabada con
letras de fuego: "debo enriquecer al más rico".
Esta norma implica además defender a su amado tótem hasta la muerte y jamás protestar y rebelarse. En
el proceso de pergeñar
individuos tan sumisos, nuestros ídolos son
auténticamente fantásticos, la pieza clave. Claro, de esta forma ellos
paulatinamente aumentan sus posesiones y su popularidad. Estimular el razonamiento crítico y sanear la salud mental de sus
seguidores resultaría dañoso y contraproducente para su status, su ruina. Frase típica de un parado o
mileurista "Me parece
bien el dinero que perciben, ¡se lo han merecido!" u otra "Si generan esa
expectación, debe repercutir en sus sueldos.". Como pueden comprobar en
las anteriores frases, el argumento economista
es el único Dios. No se le puede hacer frente. Llámense a ese estado "indefensión aprendida".
• Héroes por estimular el pensamiento crítico (8)
Léanse los libros de mi bibliografía (o este blog de manera íntegra),
aplíquense sus lecciones y
aprenderán mucho más que con 20 años de apego a cualquiera
de los reyes del entretenimiento. Por mi parte, puedo afirmar que uno solo de mis libros tiene
información más densa, potente, esclarecedora y útil que un millón de entrevistas
(y actuaciones) protagonizadas por todos
estos individuos de valía más que discutible.
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