Crítica a los ídolos contemporáneos. Parte V

Creado: 3/7/2012 | Modificado: 26/10/2012 4100 visitas | Ver todas Añadir comentario


150 puntos contra los ídolos contemporáneos


Resumen del Anti-ídolo

Después de reflexionar sobre los anteriores secciones podemos concluir de manera resumida con los siguientes puntos:

Esquema:

• Héroes y la educación (estudios).
Cualquier niño medianamente avezado sabe a ciencia cierta que la gran mayoría de sus ídolos no se consagraron como referencias o iconos mundiales gracias al crédito obtenido por  sus calificaciones escolares o por finalizar alguna carrera universitaria. Una de las consecuencias de poner como referentes a este tipo de personas es que la educación se encuentra en un estado deleznable, en otras palabras, en la coyuntura social y económica en la que nos encontramos resulta poco menos que imposible educar a un niño o adolescente hoy en día. ¿Qué les vamos a decir a nuestros hijos?: ¿"Estudia mucho hijo que cuando termines la carrera con suerte podrás ocuparte en un empleo eventual y ganar mil euros"?. Obviamente ellos preferirán parecerse "a los que salen en la tele", ya que son más divertidos, ligan más, tienen un mayor reconocimiento y son ampliamente recompensados en todos los aspectos. La única opción plausible para acometer con éxito tal tarea pasaría por derribar a todas sus referencias, instaurar otras nuevas o poner, aunque sólo fuera para equilibrar un poco la balanza, alguna muy por encima de cualquiera de las existentes y que incluya como semilla los principios de la nueva y futura sociedad. Estos héroes constituyen quizás el mayor escollo para construir una educación de alto nivel que forme a grandes hombres y grandes mujeres. Un auténtico muro de contención que hay que vadear para alcanzar el paraíso de una más grande libertad. Por tanto son más causantes de los males de este mundo que una respuesta a los dilemas fundamentales de nuestro tiempo. ¿Deberíamos porfiar por parecernos a ellos o evitar su compañía e innegable influencia?

• Héroes y la educación (estudios). Lecciones de los ídolos.
Para hacerse una idea más cercana de lo que comento en la sección anterior. Les aconsejo revisen este artículo: Anti-lecciones-de-los-idolos


• Estado y educación (estudios).
Cualquier estudiante universitario, al final la carrera, habrá dedicado miles y miles de horas de estudio en una larga carrera desde la enseñanza primaria hasta la titulación superior. La desafortunada realidad indica que hoy en día ese tipo de educación especialista ni siquiera garantiza un puesto de trabajo, y en caso de hacerlo puede que ni siquiera esté bien remunerado; este tipo de instrucción al ser tan especializada e incompleta sirve (de forma magistral además) para que sus alumnos presenten tremendas lagunas en cuanto al conocimiento sobre la sociedad en que viven o sobre su propia naturaleza humana; además, otros aspectos de las personalidad del aspirante permanecen en un nivel mediocre tales como el ámbito emocional, de las relaciones, la conciencia social o la percepción del mundo que le rodea. En resumen, en la universidades no se forman Personas (con mayúsculas), ni tipos con una formación integral capaz de valerse por sí mismos, reflexivos, pensadores críticos y con gran personalidad, únicamente técnicos-especialistas, que pueden exhibir defectos gravísimos tales como: prejuicios, frivolidad, egoísmo destructivo, falta de empatía, idolatría y un larguísimo y desolador etcétera.

• Estado y educación (estudios) 2.
El objetivo final de esta defectuosa formación es "permitir" que el individuo titulado acabe ocupando un minúsculo nicho en la sociedad, que albergue pensamientos no mayores que aquellos que atañan a su profesión, su relación de pareja o sus pequeñas aficiones, que no se formule demasiadas preguntas y se oriente obedientemente "como buen hijo de vecino" a obtener un beneficio económico lo suficiente para subsistir de un modo decente. Triste recompensa para aquel que ha dedicado media vida a hincar los codos arrojando, además, miles de euros a las arcas del estado. Sinceramente, creo que un año aplicándose las enseñanzas de la Cultura del Enfrentamiento le habría sido más útil en todos los aspectos (¡y mucho más barato!). Yo a este tipo de enseñanza lo califico como "broma pesada", más todavía viendo el panorama del empleo en España. Literalmente, te pasas un millón de horas empollando para que al final te entreguen un bonito diploma o certificado que rara vez valen el esfuerzo o el dinero invertido. Deberíamos aspirar al cielo en la tierra, no a la libertad constreñida en una parcela de unos pocos metros cuadrados y a la "chispita" de un pequeño amor y un sueldo mileruista. Deberíamos mostrarnos infinitamente más ambiciosos y si nadie nos ayuda, si los ídolos no se prestan para tal cometido, tomar las riendas, abandonar la comodidad de seguir los caminos trillados y buscar respuestas por nuestra cuenta. ¿¡Quiénes son nuestros maestros!?

• Estado y educación (estudios) 3.
Resumiendo: en las escuelas no se nos educa "para la vida", apenas nos explican cómo funciona el mundo o se nos instruye en temas esenciales sobre la naturaleza humana, sobre "cómo somos" o "cómo funcionamos". Al final, el objetivo parece ser enfocarnos en encontrar un trabajo y facilitarnos una cierta cultura "general" que teóricamente nos permita desenvolvernos en la sociedad. No les extrañe pues que miles de personas con bajas notas académicas hayan triunfado en la vida y otras con titulaciones de universidades prestigiosas hayan fracasado de manera estrepitosa.

• Héroes y el diezmo
Los ídolos siempre exigen el diezmo, es decir, resulta obligatorio desembolsar dinero por contemplar sus peripecias en "riguroso" directo, y en muchas ocasiones no es nada barata la entrada ni tampoco la adquisición de merchandising relacionado con su glamorosa imagen. Esa es una de las claves por la cual la diferencia entre ricos y pobres sigue aumentando. Somos nosotros los causantes. Y a todas horas además. A la larga, es obvio que ellos se volverán cada vez más acaudalados y nosotros gradualmente más pobres. Así nos adoctrina el dogma capitalista, a enriquecer al más rico y despreocuparnos del más necesitado… que igual somos nosotros mismos. ¿Se puede actuar de forma más torpe y masoquista? ¿Por qué no invertimos más tiempo en formarnos del que ocupamos en enriquecer a los más potentados? ¿Qué incentivos nos impulsan a mostrar una actitud tan gregaria? ¿Y por qué ellos, que son supuestamente tan "admirables" no nos advierten de este juego sucio, de esta trampa mortal? Es obvio, no les interesa en absoluto. En esta macabra disputa ellos son los afortunados que juegan con las cartas marcadas. Somos tontos de remate. Anden, háganme caso, váyase y cómprese un libro donde le explique por qué todas estas cosas ocurren. Saldrá ganando.

• Héroes y el diezmo (2).
Siguiendo con el punto anterior: a todos los que nos advierten de tales amañadas reglas (ej: ensayistas, periodistas, pensadores, divulgadores científicos) apenas les prestamos atención (¡nos obligan a reflexionar! ¡nos impulsan a rebelarnos!). Así pues, no disponemos de presupuesto siquiera para adquirir ni un triste libro de bolsillo de diez euros que nos ayude a recapacitar sobre las causas y orígenes de los acontecimientos. Precisamente porque tal inteligente decisión nos ayudaría a invertir las tendencias que no nos resulten favorables. En efecto, estos "anti-idolos" nos permitirían abrir los ojos a un mar de infinitas posibilidades. Sin embargo, la decisión ya está tomada, una vez absorbida y asimilada esa instrucción sectaria, agacharemos la cabeza y seguiremos gritando o contemplando con cara de bobos a los mismos ídolos de siempre y echándole las culpas a políticos y empresarios de los males del mundo. Las profecías capitalistas se cumplen al dedillo gracias a la maravillosa colaboración de muchos de estos sujetos. Exíjanles responsabilidades y se vendrán todos abajo. Se derretirán como azucarillos.

• Héroes y el diezmo (3).
Los ídolos nunca devuelven el diezmo al seguidor; tampoco esperen que repartan sus ganancias con ustedes. Ni aún en el caso hipotético de efectuar su trabajo de manera lamentable (ej: perder un partido por paliza o comportarse de manera indolente en el terreno de juego o escenario), nos van a reembolsar el coste del boleto en taquilla. Si queremos parecernos a ellos, contemplarles de cerca, debemos pagar, pagar... y volver a pagar, ya sea con nuestro dinero o con nuestro precioso tiempo. En cuanto a la inteligencia emocional o financiera, la inversión resulta ciertamente ruinosa.

• Héroes por su cultura. Materialismo.
La mayoría de héroes no lo son  por manifestar una cultura más desarrollada o una personalidad más cultivada. Hoy en día, ni una buena educación ni la cultura general son un valor en sí mismos (sí un trabajo bien remunerado). Muchos de ellos son copartícipes de popularizar tales niveles de incultura y oscurantismo. En palabras textuales de alguna diva: "Yo nunca me he leído un libro, no me ha hecho ninguna falta". Mujer archifamosa cuya mayor afición es acumular más y más prendas de vestir. Otro paradigma mundial a seguir para millones de personas. ¿Se creen que es la única? Ídolos similares tenemos unos cuantos y aspirantes a imitarla los hay a porrillo (eso sin mencionar la pila de revistas dispuestas a reservarle un hueco). El fin planeado de esta impúdica mentalidad es desposeernos de todo conocimiento sobre quiénes somos y sobre nuestra historia y que únicamente nos dediquemos a traficar con objetos (o jugar con ellos). Nuestra vida entera para entonces (si es que esto no ocurre ya) girará en torno a los objetos. Ese es el Maquinado Plan. Vamos abocados a consumar tal soberana monstruosidad. Una cosa es demoledoramente cierta: el Amor (con mayúsculas) y la Razón Crítica se encuentran en decadencia. Muchos ya aman más a sus trastos (ej: el coche) que a sus parejas. Larga vida pues a los objetos.

• Héroes por su cultura (2)
No hablemos ya de los personajes de la telebasura, estos, armados de una verborrea y una palabrería de barrio marginal gustan de pregonar sus estrafalarias peripecias en los medios de comunicación con la aquiescencia de las audiencias y los propietarios de las cadenas. Su sola presencia destruye cualquier atisbo de construir una educación medianamente honorable. No importa, a millones de personas les encantaría parecerse a estos pobres diablos. Decenas de vividores, maripilis y tipos mediocres y de baja estopa siguen marcando pautas y tendencias. Su legado arrojará individuos de la misma condición.

• Héroes por su cultura (3). Estudios superiores.
Un buen porcentaje de ídolos descartaron estudios superiores a temprana edad, de ahí que tantas veces nos asombren con sus discursos repetitivos y carentes de sustancia. Por cierto, ¿desde cuando se considera digno de aplauso que uno abandone los estudios y se centre únicamente en destacar en alguna tarea puramente física? Véanse por ejemplo, entrevistas a deportistas y califiquen el nivel intelectual de sus contertulios. Es más, últimamente proliferan las tertulias deportivas de carácter barriobajero protagonizados por periodistas subjetivos cuanto no fanáticos y medio paranoicos. Muy a tono con los tiempos que corren. Viva el morbo y la ordinariez.

• Héroes polifacéticos.
Nuestros ídolos no son en general hombres  y mujeres especialmente polifacéticos o de educación integral más bien provistos de cerebros con “neuronas unidireccionales”, es decir individuos que dedican buena parte de su vida a completar una rutina de entrenamiento en una única disciplina. Es obvio si pretendieran ser competentes en dos (¡válgame dios tamaña osadía!), las posibilidades de ser aclamados se reducirían en gran medida. En cualquier caso, aún presentando una personalidad multifuncional no es este un rasgo muy aplaudido. En resumen, toda su popularidad queda constreñida a su ámbito de especialista, por tanto, muchos de ellos no necesitan presentar otras credenciales. Si ya son “lo más”, ¿para qué van a molestarse en ampliar sus horizontes? No les hace falta. Un gol en un partido de máximo nivel cotiza más alto que un currículum con cinco carreras universitarias (por poner un ejemplo). Como diría un fiel seguidor, "¡A mí que me importa eso, yo lo que quiero es que colabore para que gane mi equipo!". Mi equipo, el que yo defiendo por cierto, se llama "Humanidad", pero por algún extraño motivo me siento como Moisés predicando en el desierto, ¿por qué será?

• Héroes que evitan pagar impuestos.
Algunos ídolos prefieren evitar pagar impuestos en su país de origen cuando el nivel impositivo es más alto de lo deseado. Es lógico, ¡no vaya a ser que eso contribuya a mejorar el bienestar social de aquellos que les profesan admiración! Es cierto que en el banquillo de acusados encontramos pocos elementos, pero también es verdad que cuando se ha dado el caso, la crítica popular ha sido muy leve. Podéis traicionarnos y llevaros vuestro dinero a otro país, os vamos a querer igual.

• Héroes como pensadores críticos.
Es de chiste. Ni cantantes, ni humoristas, ni deportistas, ni presentadores ni modelos (extiendan ustedes mismos la lista) necesitan activar sus neuronas más allá de la esfera de su profesión para obtener un mayor reconocimiento. Punto final. Si tuviéramos que confiar en una sesuda reflexión o cooperación por su parte en resolver problemas sociales podemos esperar sentados y morir de impaciencia.  Obviamente me refiero a una actuación sincera y continuada, no un ratito a la semana u ofreciendo las sobras de la millonada que ganan. De ninguno de ellos se esperan ideas originales… salvo aquellas que fertilicen las semillas de un nuevo guión que permita a la gente de a pie solazarse o distraerse de forma momentánea. Para tal fin sí se les permite preocuparse todo lo que les plazca. Seamos sinceros, la mayoría de figuras representativas de este negligente y kafkiano sistema no son más que simples títeres dirigidos por instancias superiores. El problema es que estos ídolos-títeres son curiosamente los tiriteros que dirigen (influyen en) las vidas de millones de aburridos individuos siempre necesitados de estímulos externos. Nadie parece querer escarbar en el significado de aquella frase: "el secreto de la felicidad reside en tu interior".

• Héroes por estimular el pensamiento crítico.
La mayoría de ídolos más que educar entretienen, casi ninguno nos impulsa a la reflexión, a formularnos preguntas sobre la vida o acerca del funcionamiento del mundo. En pocas palabras, en absoluto promocionan el pensamiento crítico, más bien lo neutralizan. Si así fuera, obviamente estarían tirando piedras contras su tejado: no les conviene ese modo de proceder. Es obvio, una persona con cierta formación, inteligencia media y un mínimo de sensibilidad jamás podría considerarlos más que tipos intrascendentes con los que pasar unos buenos ratos y poco más. Por cierto, es posible que en este blog se ofrezcan más pensamientos razonados sobre el estado caótico de esta sociedad que la que puedan presentar todo este equipo de lumbreras de lo efímero en toda su esplendorosa existencia. Corolario: detestamos los ejercicios de reflexión constructiva y a todos a quienes nos hacen pensar. Así nos va.

• Héroes por estimular el pensamiento crítico (2)
Siguiendo con el argumento, es muy fácil contemplar como el continuo seguimiento a estos ídolos genera una latente dependencia a largo plazo (ej: fútbol, marihuana, Gran Hermano, religiones) más típica de una pasión sectaria o creencia pseudoreligiosa que de un hobby saludable. Tal afición se encuentra en las antípodas del estímulo de la creatividad y la concepción de ideas originales. Miles de horas dedicadas a fomentar una actitud pasiva o a discutir sobre temas intrascendentes no favorecen ningún tipo de crecimiento personal (ni tampoco social o colectivo), mas bien al contrario, nos reduce a la condición de gregarios que apenas si maduran con los años. Y en caso de madurar, rara vez es por mor de demostrar fidelidad a alguno de estos simulacros del auténtico ídolo. Créanme, hagan como yo, pasen un rato con ellos y luego olvídenlos y dedíquense a tareas más relevantes, aquellas donde se sientan protagonistas, donde puedan desplegar todo su enorme potencial.

• Héroes por estimular el pensamiento crítico (3)
En absoluto se pueden considerar los ídolos del espectáculo individuos que estimulen el pensamiento crítico. Estos sujetos no promueven la reparación de fallas en la estructura del sistema por tanto es imposible con ellos aspirar a una mejora consistente y gradual de la sociedad, mas bien a mantener el orden de cosas, a relegar los problemas esenciales a un segundo plano y, por supuesto, a proteger la industria fastuosa que les paga. No constituyen la solución a los males de este mundo, más bien la causa. Recuerden: o eres parte de la solución o eres parte del problema.

• Héroes por estimular el pensamiento crítico (4)
En caso de defender tal postura podría acontecer  que sus seguidores se volvieran contra ellos, les analizaran minuciosamente y les exigieran responsabilidades, con lo que obviamente no les permitirían en ningún caso actitudes infantiles o despilfarradoras, ni muchísimo menos aceptarían que fueran bendecidos con sueldos millonarios salvo que demostraran que saben invertirlos de forma sensata. Quedarían en evidencia. Queda claro: los individuos más ignorantes, tontos, aburridos, faltos de carácter y de ideales de envergadura, irreflexivos, deseosos de placeres inmediatos (etc.) son los que más fácilmente sugestionables para que encumbren a tipos sin sustancia. ¿No les parece a estas alturas de este resumen que la constatación de las anteriores palabras proceden de la recreación de una broma macabra o trampa mortal? En otras palabras, que nos quitan mucho más que nos dan. Ese tiempo que entregamos daría mucho mejor fruto si lo enfocáramos en atender las enseñanzas de otros referentes más adecuados. Se lo aseguro.

• Héroes por estimular el pensamiento crítico (5)
¿Y por qué son tan respetados si no estimulan el crecimiento espiritual, económico, etc. ni instan a sus seguidores a hallar las claves necesarias para poner en orden sus vidas? Porque a la mayoría de personas no les interesa averiguar la verdad, tienen miedo de enfrentarse a ella. Prefiere evadirse, vivir en un mundo de fantasía y esperar a que el maná les caiga del cielo. Quien les reporte esperanza (aunque sea falsa y pagando), quien les permita soñar (aunque estos sueños sean falacias que nunca se materialicen), serán erigidos a la categoría de dioses. Quien les hable con franqueza y sinceridad, corre el riego de ser censurado. Al final la sociedad acaba devorada por decenas de virus como la corrupción, la envidia, la ansiedad, la contaminación, el desequilibrado reparto de riquezas y otros que prefiero dejar en el tintero.  Obviamente si ni siquiera nos mostramos competentes para lidiar con nuestras propias carencias,  cómo pues vamos a afrontar los problemas ajenos, ¿de qué forma procederemos para intentar resolver problemas locales, regionales o mundiales? Difícil encontrar la respuesta, sí señor.

• Héroes por estimular el pensamiento crítico (6)
Estos ídolos representan el agujero del avestruz donde metemos la cabeza para evadirnos de nuestras cotidianas angustias. Pero recuerden, rehuir un problema no permite que este se desvanezca. Lo más penoso es contemplar como vamos creando con el paso del tiempo ídolos tan grandiosos como superficiales que van ocupando todo el orbe y evitan que desviemos la mirada y observemos por las rendijas de nuestra celda existencial las lamentables secuelas del desastre del mundo que vamos erigiendo. El mayor logro de cualquier ser humano hoy en día: escarbar en su interior, vencer el miedo a la soledad, desafiar la supremacía del rebaño (del pensamiento convencional) para hallar la verdad sobre su naturaleza y emprender una vida original y de aventura. E.E. Cummings dijo una vez: "Ser sólo tú mismo, en un mundo que hace lo posible, noche y día, para hacerte semejante a los demás, significa librar la batalla más difícil que cualquier ser humano pueda librar; y nunca dejar de luchar."

• Héroes por estimular el pensamiento crítico (7)
Si estos héroes en realidad estimularan en pensamiento crítico o la reflexión objetiva instarían a todo seguidor, al que supuestamente tienen en estima, en invertir en ellos mismos, en desarrollar una personalidad más poderosa, no en perder tanto tiempo reverenciándoles. No este el caso en absoluto. La norma implantada en el cerebro del individuo-masa luce grabada con letras de fuego: "debo enriquecer al más rico". Esta norma implica además defender a su amado tótem hasta la muerte y jamás protestar y rebelarse. En el proceso de pergeñar individuos tan sumisos, nuestros ídolos son auténticamente fantásticos, la pieza clave. Claro, de esta forma ellos paulatinamente aumentan sus posesiones y su popularidad. Estimular el razonamiento crítico y sanear la salud mental de sus seguidores resultaría dañoso y contraproducente para su status, su ruina. Frase típica de un parado o mileurista "Me parece bien el dinero que perciben, ¡se lo han merecido!" u otra "Si generan esa expectación, debe repercutir en sus sueldos.". Como pueden comprobar en las anteriores frases, el argumento economista es el único Dios. No se le puede hacer frente. Llámense a ese estado "indefensión aprendida".

• Héroes por estimular el pensamiento crítico (8)
Léanse los libros de mi bibliografía (o este blog de manera íntegra), aplíquense sus lecciones y aprenderán mucho más que con 20 años de apego a cualquiera de los reyes del entretenimiento. Por mi parte, puedo afirmar que uno solo de mis libros tiene información más densa, potente, esclarecedora y útil que un millón de entrevistas (y actuaciones) protagonizadas por todos estos individuos de valía más que discutible.




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