Anti-lecciones de los ídolos.

Creado: 3/7/2012 | Modificado: 28/1/2021 3431 visitas | Ver todas Añadir comentario




  Anti-lecciones de los ídolos.


Las siguientes son algunas de las lecciones que se pueden aprender del seguimiento de según qué ídolos o referentes mundiales. Obviamente no todos los puntos se pueden aplicar a todos y cada uno de ellos, pero es muy fácil encontrar algunos de los siguientes defectos o taras de personalidad en en la tarjeta de presentación de un porcentaje exageradamente alto.

- Que la lectura, la formación académica y la educación en general en infinidad de ocasiones no sólo sirve de bien poco si no que resulta una carga. De hecho muchos se quitan tal peso de encima para prosperar más rápidamente en la disciplina que les da de comer. No hace falta decir que nadie les criticará por tal decisión.
- Que el esfuerzo más valorado consiste en acometer tareas extrañas o arbitrarias tales como meter una pelota en un hoyo, una canasta o una portería, aporrear a un adversario, lanzar trastos por el aire (jabalina, bolas de hierro), posar o cambiarse de ropa decenas de veces por día, o salvar el mundo de mentirijillas en una película o serie de ficción, o vender trastos tecnológicos, etc.  No esperen de ellos que se calienten mucho la cabeza intentando resolver problemas humanos de envergadura. ¡Como mucho les verán en un partido benéfico!
- Que las acciones anteriores deben considerarse muy por encima de cualquier logro científico, solidario, etc. Son ellos los responsables que proponen tales triunfos como paradigmas de excelsitud.

- Que saberse expresar con corrección tampoco es una virtud apreciable.
- Que un discurso neutro, baladí, carente de sustancia se encuentra muy extendido.
- Que si eres más o menos solidario con tu dinero o tus actitudes, no por ello te van a querer más.

- Que carecer de ética o principios resulta posible e incluso en algunos casos venerable si con ello alcanzas mayor status en tu disciplina (empresario, deportista, artista, etc).
- Que engañar al árbitro, a la pareja, beber, drogarse, despilfarrar el dinero en casinos o apuestas o en prostitutas es un hábito bastante extendido entre los famosos. Incluso a veces, estas aficiones dotan de un carisma especial al individuo que las detenta. ¡Créanselo!
- Que el amor por el género humano no era una condición presente en la mayoría salvo por accidente. Podía detentar un latente egoísmo narcisista e incluso autodestructivo.

- Que sus mayores alegrías parecían provenir de ganar triunfos para sí mismos. Recuerden que algunos no dudan en revolcarse por el suelo a causa de la descomunal alegría de un torneo ganado o proclaman a los cuatro vientos que su especialidad se lo ha dado todo) no de una ganancia global que produzca una evolución más saludable de la sociedad o un reparto de recursos más equitativo.
- Que las malas artes para obtener una victoria son ampliamente utilizadas (ej: engañar al árbitro, vender objetos con publicidad engañosa, ejecutar ERES echando a miles de trabajadores de sus puestos de trabajo, etc), es decir que el hecho de carecer del más mínimo de ética o de espíritu deportivo con tal de obtener un objetivo marcado no debe considerarse un defecto más bien una virtud.
- Que humillar al contrario simboliza un acto divino y ensalzado por todos sus seguidores (a mayor paliza mayor halago). Esto ocurre no sólo en los deportes, también en el ámbito empresarial y en general, en otros ámbitos de la vida. Llamemos a estos comportamientos "egoísmo destructivo". ¡Hay que ganar por lo civil o por lo criminal!

- Que la humildad no es precisamente una virtud apreciada. De hecho cuanto más espectáculo generen y más gente se entere de sus peripecias y andanzas más aclamados serán. En ese caso, la soberbia, vanidad, la chulería y el desacato son un rasgo distintivo. De estos tenemos unos cuantos.
- Que cambiarse de ropa millones de veces y en general, preocuparse infinitamente más por la imagen exterior que por el interior debe interpretarse como signo de un dios mayor.
- Que debemos considerar el dinero como el centro del universo. De hecho, la gran mayoría de ellos son ricos. Si no lo fueran, ¿acaso creen que serían tan admirados? ¿No contemplan una relación bastante directa entre popularidad y ganancias materiales?

- Que los ganadores se llevan la mayor parte del pastel, y ser segundo se considera como el "primero de los perdedores". Esta mentalidad repercute en una competitividad malsana.
- Que el enfermizo deseo de ganar provoca múltiples desastres, ej: doping, incapacidad de gestionar el éxito, vida disoluta, etc.
- Que es preferible ser un tipo que haga una sola cosa bien aunque en todo lo demás sea un inepto. En otras palabras, más vale ser bueno en una cosa y un burro en todas las demás... aunque esa una sea una tontería como meter una pelota en un hoyo y el resto de cualidades desdeñadas se relacionen con valores humanos fundamentales.

- Que las creencias que más se aprecien son las que más te acercan al dios dinero y por ende producen la admiración de la mayoría de individuos.
- Que el éxito multitudinario (independientemente de la idiosincrasia del triunfador) atrae a multitud de parejas sexuales... incluso aunque tu amor por el género complementario no pase de un deseo físico (es decir no importa que seas tonto, vanidoso, frívolo e incluso machista, si eres rico y triunfador, serás perdonado).
- Que correr rápido con el coche, con la moto, es una habilidad ampliamente querida y respetada. El amor por la velocidad es venerado, por mucho que todos sepamos que el exceso de velocidad en carreteras es causa de accidentes que producen lesiones graves y muertes.

- Que pasarse la vida mostrando las curvas de tu cuerpo, es decir comportarse como una mujer-objeto, frívola y tonta-del-culo es más admirado que actuar como una mujer intelectual, con personalidad y que defienda grandes causas.
- Que el pensamiento crítico o la reflexión razonada son detestables y muy poco apreciados, es preferible callar, otorgar, sonreír y hablar de cosas banales antes que meterse en cualquier "fregao" y así para evitar las críticas de los posibles. Mejor sonreír y contar chistes.

- Que puede recibir uno (individuo o empresa) apoyo económico de regimenes gubernamentales discutibles, casas de apuestas, empresas de comida-basura (etc.), sin que semejante actitud repercuta en una censura multitudinaria.
- Que pasarse el día jugando dentro de un escenario (ej: deportes), o en tu propia casa (consolas, cartas, ordenador), es digno de personas altamente privilegiadas. ¿O más bien de niños malcriados, cobardes e inmaduros?
- Que comportarse como un ídolo-objeto también es ampliamente respetado (ej: modelos de costura, novias de famosos, etc).
- Otros de nuestros grandes ídolos de nuestro tiempo como el tabaco, el alcohol o las drogas, nos ofrecen como efectos secundarios, la muerte, cánceres y decenas de enfermedades para que las "disfrutemos", y es quizás por algún tipo de morbo masoquista por el cual siguen siendo adquiridos en cantidades considerables en cientos de países en el mundo. Resultado: en el caso del consumo de cigarrillos, se estima en cinco millones los muertos en el próximo año. ¡A quién le importa!

- Que venderse al mejor postor (al tipo o club que más le pague) y declararlo en voz alta no es censurable, sino un actitud normal y corriente. Luego al cabo de un año de rendir honor a "unos colores" puedes pasarte al bando rival para realizar el mismo pregón.
- Que engañar a la pareja y salir a contar los detalles en los medios suma millones de puntos para ganar popularidad.
- Que incluso prostituirse para obtener una mayor ganancia económica debe ser considerado como un "servicio" como cualquier otro.

- Que cometiendo fechorías de toda índole es bien sabido que la justicia se pone en mayor medida de tu parte (todos sabemos que existe una justicia para ricos y otra para pobres).
- Que los actos vandálicos, actitudes soeces, engaños, etc. son fácilmente reparables si el tipo goza de éxito. Todo el mundo le perdonará sus defectos. De hecho, a mayor éxito mayor capacidad de perdón ejercen sus seguidores esgrimiendo además excusas de los más sibilinas.
- Que drogarse o emborracharse hasta la muerte te inmortaliza como un mártir para pasar a la historia como una leyenda o ídolo caído. La lista de ídolos muertos en "combate" por convertirse en el más botarate (drogadicto, borracho...) sería larguísima.

- Que la solidaridad y el altruismo no son virtudes inexcusables para gozar de fama y aceptación popular. Puedes actuar del modo opuesto: egoísta, narcisista, infantil y derrochador.
- De hecho un ídolo para convertirse en solidario sólo necesita donar una mínima parte de la millonada que gana, o aparecer en cualquier evento defendiendo una causa o leyendo un panfleto. Dándole la vuelta a la tortilla, ¿si alguien se pasara la vida defendiendo los derechos humanos y luego saliera en la foto de un partido de fútbol benéfico, lo consideraríamos por ello un gran futbolista? ¿No suena ridículo?

- Se habla de que son ídolos de esfuerzo, talentosos, de que son grandes ejemplos para la humanidad y un largo etcétera. Luego, sin embargo, contemplas como algunos se pasan literalmente el día jugando, actuando, acelerando con su máquina a 300 por hora o contando chistes. ¿Son esas lúdicas actividades y a sus protagonistas a los que debemos profesar admiración? ¿Es ese el modelo ser de humano que debe imperar en las próximas generaciones?
- Que todos estos sujetos que se solazan con una pelota o se dedican a actitudes frívolas o arbitrarias, no sólo no se censura su actitud cobarde, evasiva e infantil (o simplemente se les trata como "simples trabajadores") si no que se les perdona y ¡además se les idolatra! ¿Quién entonces dará un paso al frente y se dedicará a "calentarse la cabeza" para intentar resolver las miles de plagas que nos asolan? ¿Hablamos de un compromiso serio con la sociedad o una actitud egoísta, cobarde y reprobable? ¿Quién, repito, pondrá la primera piedra para de una vez construir una sociedad que no dé vergüenza contemplar?

- Que si eres empresario, explotas a tus trabajadores, o incluso mantienes a miles en estado de semiesclavitud, arrasas ecosistemas, te implicas en guerras por abaratar los precios o amenazas a gobiernos, no importa, siempre que tu empresa siga en la cresta de la ola.
- Que si eres empresario (o cualquier personaje conocido) y publicitas tus productos utilizando información engañosa, sesgada e incluso falaz, no importa, ya que al final lo que importa es vender... sea del modo que sea. No importan los medios, importa el fin.
- Que se puede ser un político corrupto y, al menos en España, vas a ser reelegido en la mayoría de casos. Inconcebible pero cierto.
- Que puedes ser un político que pregona un plan político y luego saltártelo a la torera y ejecutar justo las medidas contrarias de las predichas.
- Que puedes ser cabecilla de una organización religiosa y promulgar ideas dogmáticas, sectarias e invadir las mentes de millones de personas con prejuicios y doctrinas más propios de una sociedad retrógrada o medieval que de una sociedad evolucionada. A algunos de estos señores habría que recordarles que estamos ya en el siglo XXI.


En el fondo, nuestros ídolos (y las empresas que los patrocinan) jamás nos permitirán escapar del redil, obtener mayor libertad, observar las fallas del sistema porque en el fondo nos quieren dóciles, sumisos, obedientes, irreflexivos, incapaces de pensar con propiedad. Adheridos a su causa para siempre, saben a ciencia cierta que así jamás nos rebelaremos y seguiremos alimentándoles con nuestro tiempo y nuestro dinero. Así se cumplen las profecías que rige los destinos del mundo capitalista, al más rico más le has de dar y al pobre (aunque seas tú mismo) le has de despojar de la capacidad de decidir un mejor futuro.


ETCÉTERA.

Conclusiones.

Estas son algunas lecciones que se desprenden de la "ejemplar" idiosincrasia de los ídolos (humanos o empresas) que se propugna como modelos en esta especie de sociedad. Hilarante. En realidad sólo he expuesto unas pocas, la lista de "lecciones instructivas" en efecto podría dar lugar a un debate interminable.  Les insto a que se expriman el cerebro y añadan unas cuantas líneas a este principio de análisis. Quizás con el tiempo podamos completar más de mil "pautas a seguir". Ni siquiera el talento de Nicolás Maquiavelo podría haber concebido un "Príncipe" como héroe más esperpéntico. Algunos dan grima verlos.

Y, por cierto, no hablamos de simples defectillos de concepción, no, si no de auténticos descalabros y extravíos de la conciencia. Y tampoco me refiero a la utopía de generación de tipos perfectos, en absoluto, si no mas bien de modelos con un tipo de humanidad menos que deficiente, una preparación más polifacética, una visión del mundo más amplia y un mínimo conocimiento de la naturaleza humana.  Y por supuesto, condición indispensable, que defiendan valores menos frívolos y arbitrarios porque sí, y no lamento decirlo, pasarse la vida intentando meter una pelota en una canasta mejor que nadie no es precisamente lo que un educador con dos dedos de frente entendería como una buena educación. Mucho menos como un ídolo a imitar.

Se me caen las lágrimas de la risa de contemplar qué "maravillosos" profesores e influencias tenemos a nuestra disposición. Me emociono de pensarlo. Luego decimos que el mundo funciona mal y no tenemos ni remota idea de cuáles son las razones. ¿No se les ha ocurrido pensar que uno de los motivos fundamentales recae en la autoridad que ejercen estos grandilocuentes ídolos sobre nosotros? ¿Quién, me pregunto, rige los destinos del mundo?

Alucinado estoy del desastre de sociedad que hemos montado sin que nos caiga la cara de vergüenza. Peor aún es advertir que incluso después de sufrir una crisis global sigamos idolatrando a los mismos "campeones (fíjense si no en la celebración multitudinaria por la victoria en el Europeo de Ucrania de "La Roja"). Si esta funesta depresión económica no nos ha servido para abrir los ojos, para cambiar de paradigma... ¿quizás es que debamos atravesar otra todavía más devastadora? Con nuestra "maravillosa" mentalidad y siguiendo el cauce por el que nos transportan nuestros impresionantes referentes, tengo fe en nuestras posibilidades: creo que aún no hemos tocado fondo y podemos hacerlo aún peor, aunque parezca imposible.

Sí, con un poco "suerte" y la inestimable colaboración de millones de personas, en el futuro la brecha entre los ricos y nosotros será tan grande que ya nadie discutirá su supremacía: seremos tan ridículamente insignificantes que lo único que nos importará es subsistir o vivir la vida del mejor modo posible.

¡Por tanto debemos seguir alimentando su fama y su cuenta corriente como hemos venido haciendo hasta ahora! ¡Hasta que no nos quede ni un mendrugo de pan en la despensa!

Quizás al final entiendan que si esperan recibir una extraordinaria educación, digamos una propia "del siglo XXI" como la que propugno con la cultura del enfrentamiento, en muchos casos es preferible dejar de creer en ellos, es decir "tirarlos a la basura", reírse a carcajada limpia de sus postulados... o tenerlos como un simple entretenimiento y poco más.

 



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