Introducción al proyecto Anti-ídolo. La cultura del enfrentamiento

Creado: 12/3/2012 | Modificado: 3/8/2012 4537 visitas | Ver todas Añadir comentario



 

Detalles del proyecto www.antiidolo.com.

Este portal se enmarca dentro de un proyecto muy ambicioso y delicado. La idea que se propone es la elaboración de una filosofía de entender y actuar en la vida que nos ofrezca mayor poder, que nos lleve a obtener mayores logros con el menor esfuerzo posible. Esta filosofía aplica el conocimiento adquirido por las diferentes sociedades durante siglos a cada persona para convertirla en un ser más apto y preparado para afrontar retos de gran envergadura independientemente del medio en que viva. Bebe y se nutre de muchas y variadísimas disciplinas científicas, así como de otras literarias y filosóficas. También integra métodos y normas de educación física, pues el completo desarrollo humano no comprende únicamente los estados emocionales o psíquicos. Debemos perfeccionar y cuidar tanto nuestro cuerpo como nuestra mente.

La bauticé como la "cultura del enfrentamiento". Una teoría de la educación para el ser humano del siglo XXI.

En esta sección la introduzco de manera superficial. En breve tendréis una descripción más detallada en otras secciones.
 

Una manera de entender el mundo, de vivir la vida.


La cultura del enfrentamiento es una corriente de pensamiento que analiza las estructuras sociales en que vivimos y el comportamiento de las personas tanto a grandes rasgos (comunidades de personas, grupos) como a pequeña escala (individuos unitarios). Pone en tela de juicio la veracidad de muchas de las creencias generalizadas, cuestiona las influencias, llámense ideas o ídolos en los que nos vemos reflejados, a los que imitamos, brindando la oportunidad de optar y seguir otros derroteros diferentes, quizás menos trillados pero más efectivos, explicando con detallados razonamientos por qué son más beneficiosos.
 

Es una filosofía autocrítica que incurre en un aprendizaje constante y continuo y valora todo aprendizaje que incide en un desarrollo del carácter, haciendo una valoración crítica de aquello que limita o impide el crecimiento de una personalidad más poderosa. 


Se trata de compartir experiencias, de aprender tanto de grandes hombres como de ciudadanos “comunes”, recoger y valorar sus vivencias y aplicarnos sus enseñanzas. Pretende construir una comunidad en la que cada uno aporte su grano de arena, su pequeño caudal de conocimiento, tratando de cooperar, de ayudar a otros para que extraigan lo mejor que llevan en su interior, para que desvelen todo su intrínseco potencial, que en muchos casos permanece exánime. Y en esa sinergia que se genera, la de alumnos y profesores, maestros y aprendices de la que todos formamos parte, obtener pequeñas recompensas que resulten en éxitos progresivos en cualquiera que sea aquello que planifiquen.
 

Una filosofía que permite desvelar y desarrollar todas el potencial que llevamos dentro. Una filosofía mucho más humana.


Formaremos parte de una gran universidad del conocimiento. Una universidad que se extenderá más allá de cualquier frontera, física o política. Utilizaremos los medios disponibles para poder comunicarnos, léase Internet, correo electrónico, reuniones, etc.
 

Una filosofía en que los seguidores son alumnos en permanente contacto, siempre curiosos por aprender, ansiosos de progresar.


Hace un tiempo tuve la osadía de llamarla "filosofía para perdedores" pues mi intención era orientarla principalmente a aquellos individuos que carecían de talentos especiales, es decir aquellos sin oportunidad de ejercer como ejemplos destacados en cualesquiera disciplina que formaran parte. El fin era demostrar que cualquier individuo aún no habiendo sido agraciado con una genética extraordinaria, con esfuerzo y una buena instrucción, podían llegar a sentirse poderosos y alcanzar éxitos en la vida propias de tipos superdotados.

Evidentemente, ni todas las personas son iguales ni residen en el mismo entorno ni persiguen los mismos objetivos, pero esta filosofía no se dirige a un tipo de personas determinado, sino que es flexible y adaptativa independientemente de la condición y características del individuo. De hecho, propone cientos de ideas y premisas de comportamiento, de las cuales cada uno podrá optar por las que crea conveniente, por las que más se amolden a sus pretensiones.
 

Una filosofía para gente común, no importa las condición o características del individuo. Una filosofía que se opone (aunque también complementa) a la filosofía de técnicos especialistas o "cultura del número 1".

La cultura del enfrentamiento es un modo diferente de entender la vida donde cada uno en la medida de sus posibilidades se enfrenta diariamente consigo mismo, con su verdad, con sus defectos y virtudes, con sus miedos, con la realidad que le ha tocado vivir, tratando de mejorarla constantemente.
 

Una filosofía para mejorar tu vida, una filosofía para cambiar tu mundo, una filosofía generadora de poder. Una filosofía de enfrentamiento constante.

Más fuertes, más inteligentes, más sensibles, más capaces, más humanos...


Introducción. Parte II.


Esta manera de concebir el mundo no trata de crear grupos desarraigados como sectas (desterremos esa palabra de nuestro vocabulario), sino al contrario, alienta la adquisición de nuevas experiencias y trata de establecerse en la sociedad que le sirve como modelo y sustento obteniendo el máximo beneficio de todo lo hermoso y admirable que coexiste en ella, sin que ese beneficio que se deriva perjudique ni al prójimo ni al entorno, es más debe afectarlos de manera forma positiva. Asimismo, al pasar a formar un vínculo con estas ideas, incrementamos las posibilidades de su retransmisión. Es una filosofía autoexigente, que se regenera y lo suficientemente flexible para adaptarse a cada persona y entorno. El mayor principio del que parte es el aprendizaje continuo. Y una de las bases de este aprendizaje parte de lo que yo llamo "cultura valiosa" o "cultura del enfrentamiento" que se confronta con la "cultura recreativa" que divierte, sirve como pasatiempo y solaz pero no estimula inteligencia o el carácter.

Usted hoy debe empezar a ser mayor protagonista debe su vida, debe llevar el timón. De dar un paso al frente y afirmar: "Deseo mucho más de lo que poseo. Deseo merecerlo. Estoy dispuesto a pelear por ello con mejores armas. Pero sé que para ello necesitaré ayuda. Debo ir a buscarla".

Seremos exigentes con nosotros mismos, y también lo seremos con nuestros modelos de comportamiento, con nuestras creencias. Nos merecemos el mejor de los destinos posibles. Tendremos a nuestra disposición el poder para modelarlo a nuestro antojo. En nuestra mano tendremos la oportunidad de ver con claridad cuáles son los caminos a seguir.

Una filosofía de vida que abre la mente a nuevas sensaciones, que construye una realidad más amplia, más hermosa, que ensanchará nuestros horizontes.

Este proyecto, en permanente elaboración, cree en el inmenso poder de la educación y no duda que aplicando sus cientos de mecanismos con corrección puede potenciar las capacidades de cada persona en un factor difícilmente mensurable. A cada uno le afectará de manera distinta. Servirá para corregir ligeramente aspectos de la personalidad o convertir a una persona débil en otra poderosa, con sólidos planteamientos. Todo depende de usted, de ti, de cómo sepas aplicarlo, de cómo sepamos ayudarle a que se lo aplique.

El corazón es el impulso, el motor de nuestras vidas. Son los ideales, aquello en que creemos los que nos impulsa, pero es la cabeza, el conocimiento, que parte de la educación recibida, la que debe guiarnos, la que debe decirnos cómo actuar, cómo responder ante los estímulos. El corazón simboliza nuestros sueños y esperanzas y la cabeza o la razón contiene todo el conocimiento adquirido, las experiencias, la cultura que nos revela cómo conseguir las cosas que deseamos.

Los hombres con sólo corazón son ciegos y cometen errores a veces no subsanables; los hombres con cabeza pero sin corazón son propensos a confundir el bien con el mal. A actuar sin una base moral.

Mi objetivo con esta filosofía es ayudar a crear personas con un gran corazón y una mente privilegiada. Albergo la firme intención de crear un dinamismo generador de estímulos y de ilusiones.

El Poder reside en nosotros, en nuestro interior. Debemos encontrar la manera de explotarlo.


¿Qué tipo de personas pueden introducirse en el aprendizaje de esta filosofía?


Cualquier persona con deseos de progresar puede empezar a leer y extraer sus propias e íntimas conclusiones. No importa su condición social ni sus medios económicos, sólo su voluntad de aprendizaje y de compartir ideas, su voluntad de abrirse a nuevas experiencias.

Lógicamente todos no pueden aspirar a conquistar los mismos objetivos. Si usted apenas dispone de tiempo y es una persona rígida de ideas o alguien excesivamente rutinario, se verá más limitado que una persona joven con tiempo libre y sin arquetipos que constriñan su visión del mundo. Sin embargo, nunca es tarde para comenzar a aprender, para regenerarse con nuevos estímulos. Un estímulo es una nueva ilusión por la que vivir. Y en parte, mis estímulos también proceden de ustedes, pues qué mayor satisfacción podría tener que ayudar a una persona a alcanzar sus metas. ¡Ayúdenme a ayudarlos!

Pero usted es libre de aprender o no, de leer o de abandonar estas líneas, este modo de vida acepta sus decisiones porque es su vida la que se pone en juego. Y es usted, siempre usted el que debe decidir. Nadie debe hacerlo por usted.

¿Cuáles son algunas de las cualidades inherentes a la personalidad de estos individuos?
 

Son reflexivos, observadores, contemplan el entorno y aprenden de él.
Su inteligencia social es muy superior a la del resto pues dedican parte de su tiempo a la investigación del medio en que viven para desenvolverse y progresar en él.
No son individuos pasivos, si no dinámicos, siempre están en movimiento; no esperan sentados que ocurran las cosas, provocan que ocurran. Planean y proyectan su vida sobre la base de los conocimientos adquiridos.
Son individuos con muchos modelos de comportamiento, nunca jamás con uno solo. Admiran pero no idolatran. Aplauden pero no reverencian.
Son personas que siempre intentan mejorarse a sí mismos, porque saben que como consecuencia mejorarán a los que les rodean.
No se creen poseedores de ninguna verdad absoluta, pero saben perfectamente de donde proviene su poder. No imponen su forma de ser, pues la imposición es una palabra que pertenezca a su vocabulario. "Vive y deja vivir". Son amantes del consejo, la recomendación o la invitación antes que la orden.
Son personas comprensivas, que aceptan otras formas de entender la vida, pues de la pluralidad de ideas saben que se nutren las sociedades.
Su alegría procede de la certeza de que la vida es una experiencia maravillosa. Y conciben esa experiencia vital como la concepción de una obra de arte en permanente elaboración y transformación.
Aceptan con agrado el intercambio de experiencias, pero sólo admiten para sí aquellas de talante constructivo, que les otorgue recursos para poder formarse como personas. El resto se toman como un divertimento, se desechan o las dejan para las demás.
Salvo caso extremo jamás se aferrarán o dependerán de psicóticos o usarán la violencia para obtener sus fines.
Prefieren ser individuos con muchas capacidades antes que desarrollar una hasta el infinito (como muchos de los modelos reinantes en la actualidad).
Su percepción del mundo es muy amplia, así como variopintas sus sensaciones y experiencias adquiridas. Por tanto su capacidad de dar y recibir amor se supera día a día, es decir no se limita a un espacio reducido sino se enmarca en un ambiente mucho más amplio.
Mantienen ideales de héroe (en defensa de la justicia, la igualdad y los derechos humanos), pero también saben apreciar las pequeñas alegrías que les proporcionan la sencilla realidad cotidiana. Valoran lo poco (o mucho) que tienen, pero siempre aspiran a más. Son individuos ambiciosos.
Son grandes, pero su apariencia es la de individuos humildes y comunes, porque sólo lo exteriorizan cuando lo consideran justo y necesario. Se podría decir que mantienen una doble personalidad: la portentosa y la sencilla.
No temen al fracaso, temen mucho más a la pasividad, al “no intentarlo”. Prefieren los grandes fracasos a pequeños éxitos si aquellos les proporcionan mayor información sobre la vida. Entienden los fracasos como un tributo obligado para conquistar las cimas de sus pretensiones.
Son muy curiosos, constructivos y valientes en sus decisiones. Arriesgan pero actúan con habilidad y preparación previa.
Provistos de un gran entusiasmo e iniciativa, ponen todo su empeño en sacar sus empresas adelante.
No terminan el día sin haber extraído alguna positiva conclusión. Además, siempre ponen en duda todo lo aprendido, preguntándose si es mejorable.
Son seres que contemplan al mundo con ojos gigantescos y advierten belleza donde muchos otros sólo atisban a ver sombras, esperanza donde otros sólo ven ciénagas.
El mundo para ellos simboliza un abanico inmenso de posibilidades.
Aceptan las relaciones sexuales sin amor pero prefieren relaciones sexuales sentimentales por la obvia razón de que necesitan más que físico para satisfacerse completamente.
Ansían riquezas materiales pues saben que les otorgarán poder. Sin embargo, otorgan mayor importancia a la consecución de otros objetivos más altruistas.
Conciben reglas de comportamiento, pero son flexibles en su aplicación. Son disciplinados, pero sus horarios de acción difieren según el día o las circunstancias. No son robots programados, rompen la rutina con devoción con el fin de no encasillarse.
Albergan una conciencia cosmopolita, aman su lugar de origen, pero se hallan a gusto allá donde haya personas con las que poder compartir conocimientos. Las relaciones humanas sinceras constituyen la base de su forma de entender la vida.
Son políglotas, pues comprenden que para comunicarse necesitan otras alternativas a su lengua natal.
Poseen un idealismo realista. Es decir, aunque persiguen grandes objetivos, son fundamentalmente pragmáticos, es decir no comulgan con romanticismos imposibles, conocen perfectamente la dificultad de las obras que emprenden.
Y no lo duden, su objetivo, es mejorar el mundo, su necesidad, su impulso emana del sufrimiento de sus semejantes. Cualquier otra valoración les parece secundaria (no nimia sino menos importante).
Son tipos extraordinarios, no porque nacieran con ese maravilloso don, mas bien fue la educación la que les convirtió en seres distintos, fuera de lo común.
La base de su educación son los libros que les resuelven los porqués del mundo, los intríngulis de la naturaleza humana.
La extensión de sus ideales y pensamientos abarca todo el universo visible.

Adquirir todas o la mayoría de estas cualidades no es en absoluto descabellado, es una meta perfectamente asumible. No es requisito inexcusable poseer una afortunada genética o proceder de una adinerada estirpe . Pero sí se torna obligatorio establecer unas pautas de comportamiento e instrucción adecuadas, léase lectura de cierto tipo de libros, ejercicio físico, reflexión, compañía e influencias positivas, etc.  Lógicamente cuanta más energía y tiempo dispongamos y cuanto menos viciados por corrientes negativas que emana nuestro entorno, albergaremos mayores posibilidades de éxito.