El anti-ídolo. Ensayo y crítica sobre los ídolos contemporáneos.
¿Gana los ídolos, gana la humanidad?
Muchos de estas divinidades de carne y
hueso pugnan denodadamente para que el equipo que les
retribuye alcance la victoria (sólo ocasionalmente defienden a su
selección nacional(1)), para incrementar la audiencia de
un programa televisivo, para atraer gente a los cines o a los estadios
con sus primorosas actuaciones.
Curiosamente, al menos si reducimos el espectro a tratar a los
deportes individuales o de equipo (o a los partidos políticos), para
que un bando gane, otro tiene que probar el aceite de ricino de la
derrota. Lógica de Perogrullo. Obviamente si perteneces al grupo de
fans del Inter de Milán, rival acérrimo del A.C Milan, si tu equipo
logra el scudetto o título liguero, el equipo rossonero deberá esperar al siguiente
campeonato para saborear las miles del triunfo. Corolario del
asunto, es este un juego denominado de "suma cero", donde unos ganan y otros pierden. Si el Real Madrid
obtiene el triunfo miles de
aficionados estallarán de alegría, los seguidores del bando
contrario deberán meterse bajo la cama, taparse los oídos y procurar
no sintonizar ni radios ni teles en un tiempo prudencial(2).
Como he comentado antes: muchos ganan, muchos pierden. ¿Cuál es el
auténtico triunfador en esta hipotética coyuntura? La Señora
Economía sin duda, esa que gestiona tan maravillosamente el dinero
entre la gente, dando sémola a los pobres y jamón de Jabugo a los
ricos.
(2)
Prudencial en el caso del Real Madrid podría corresponder a un
tiempo aproximado de un mes. Eso mínimo. Sin embargo, si hablamos de
fútbol en general, no hay lugar, agujero, oquedad, mina, sima o
cueva donde esconderse. La única opción sería desplazarse a alguna
“dimensión desconocida” fuera del tiempo y el espacio. Y
aún así, no dudo que, seguiríamos escuchando algún tipo de radiación de fondo
con el audio distorsionado de algún periodista gritando a viva voz los goles de
algún Ron Aldo (suena a bebida alcohólica ¿no?).
Las chapas.
Otro detalle característico de los héroes de lo cotidiano es que
reiteradamente se jactan de ser tan competitivos, tan déspotas y
avariciosos de victorias y títulos, que no firmarían ni un empate
hasta en pasatiempos tan pintorescos como las chapas, o también en
juegos de mesa como el parchís, de cartas como el mus, la pocha, o
videojuegos como el PC Fútbol. ¡No me digan que no han escuchado
estas afirmaciones infinidad de veces! “¡No me gusta perder ni a
las chapas! (3)” Pues si, estas aserciones
constituyen por sí solas documentos absolutamente asombrosos que
demuestran fuera de toda duda razonable el carácter audaz, homérico
y sobrehumano de estas almas acariciadas por la etérea varita de un
ser supremo. Acojonante. Me quito el sombrero, los pantalones y las
gafas (uy no, que no llevo ya, que me operé con láser). Ahora lo pienso
un poco más y no, no logro imaginármelos malhumorados por el
terrible acontecimiento de caer derrotados en el juego de la oca, el
tres (¿dos?) en raya, el backgammon o el fútbol en 3D.
Aunque todo hace pensar que esto es plausible. Sí señores, todo es
posible con estos ídolos. Salvo que dejen de jugar todo es posible.
No me quito el sombrero ni ninguna prenda pues. Por cierto, ¿Le
apetece usted jugar conmigo al “1 en raya”? ¡Vale! Yo empiezo. Uy,
ya he ganado, lo siento. No se preocupe, tome un pin de Mortadelo,
seguro que le compensa por la derrota.
(3)
Yo, perdónenme, es que me parto de risa cuando escucho tonterías semejantes.
No recuerdo cuándo fue la última vez pero mis neuronas siguen en
pleno jolgorio, “¡Qué gran campeón, no quiere perder ni a las
chapas!” “¡Sí, es verdad! ¡Yo quiero ser como él! ¡Pues ale,
toma cuatro chapas!”. Un día se me descoyuntan cuatro
huesos de la risa. Si en vez de cuarenta mil "superganadores" de estos que
detestan perder a las chapas tuviéramos cuarenta bregando por resolver
cuestiones menos ridículas mejor nos iría. Pero no, parece tales sugerencias son
desechadas por irrelevantes. Ídolos-de-pacotilla los denominaría yo. "¡No quiero perder ni a
las chapas!". "¡Sí, eres nuestro héroe-chapero!". Jajaja. Ay, qué
bueno. Me río yo solo. No estoy bien.
Mientras los grandes hombres (mujeres) trabajan y se esfuerzan denodadamente para que la humanidad como un todo evolucione de forma saludable paliando carencias y bregando contra injusticias y bárbaras ignorancias, los ídolos del espectáculo, o sucedáneos de grandes hombres, lo que más parece importarles es obtener trofeos y competiciones para ellos mismos y/o para su equipo. Esa es su mayor aspiración, por lo que ríen, lloran y se desviven. Nada más fuera del ámbito en que compiten, salvo accidente, parece tener valor. ¿Son estos grandes ejemplos para qué humanidad?
Grandes hombres. Comparación.
A los grandes hombres (o mujeres con mayúsculas) dudo mucho que
perder a las chapas, a un partido de tenis o a una partida en
cualquier tipo de videojuego les afecte mínimamente a su
estado anímico. No, no suelen adornarse con aseveraciones tan
infantiles, triviales, pueriles y caricaturescas. Es
decir, mientras algunos aquellos fantasean con alcanzar el climax
perfeccionándose en el manejo de un objeto ya sea con las manos o
los pies u otras partes de su anatomía u persiguen la gloria
olímpica ejecutando cabriolas imposibles, nadando a crawl o
marchando con gracia atlética, estos, infravalorados, forcejean
consigo mismos: estudian cómo aumentar la potencialidad del
individuo, meditan cómo regenerar las ilusiones perdidas de las
personas sumidos en aprietos, reflexionan acerca de cómo irrigar
nuevas esperanzas en las comunidades y grupos humanos, en cómo
transmutar conflictos en esperanzas futuras, se concentran en adquirir
información relevante que les proporcione soluciones a las difíciles
ecuaciones que las libertades y democracias les plantean como
ciudadanos comprometidos. Y sí, sueñan, claro que sueñan y fantasean como los
primeros, no con esclavizarse indefinidamente a dominar los
caprichosos movimientos y convulsiones de una pelota que parece
tener alma propia, sino en mejorar las vidas de los demás
ofreciéndoles recursos para la expansión de su personalidad (¿quizás por eso se sienten infravalorados?) Y, créanme,
también vislumbran el día, aun lejano, en que se les reconozca su
trabajo aunque el número de sus seguidores o asistentes a sus
charlas no llenara ni la tribuna de un campo de deportes de un
equipo de regional. Si esperaran el mismo recibimiento que el que se
ofrenda a los peloteros, simplemente habrían abandonado su tarea
antes de empezarla (y no menciono lo de “se pegarían un tiro”
o "se tirarían por un barranco" para
no molestar a los corazones sensibles pero, cuidado, que he estado a
punto de dejar constancia de ello).
En cuanto a lo de "perder a las
chapas", me temo que ni con una humillación flagrante y vergonzosa
tuercen el gesto. De hecho se dejarían arrebatar la victoria si con
eso su contrincante renueva un poco su autoestima. En ocasiones
perder una batalla otorga un comodín para una victoria mayor.
Créanme cuando les digo que no toda victoria devuelve una ventaja.(3)
(3)
A ver si va a ser que me he equivocado de lugar o de tiempo, de planeta o de milenio, y
los tipos descritos en el párrafo anterior son una quimera.
Mecachis. Me asignaron este planeta según veo en mis papeles
estelares, así
que dudo que haya sufrido un colapso emocional. He estado revisando mis
fuentes y me corroe la duda. En fin, juzguen ustedes mismos. Les ayudo:
si no existen, habrá que
crearlos.
Los grandes hombres “juegan” para que gane una comunidad, un
país, la sociedad, la humanidad como ente unitario, y con ello nos
referimos entre otros objetivos: reducir las acciones violentas,
combatir el analfabetismo o la incultura, comprimir la abismal y
creciente brecha
entre pudientes y miserables, velar por el respeto a los derechos humanos, promover los
avances científicos y el desarrollo de una tecnología y consumo
sostenibles, refutar los dogmatismos, alertar del peligro del
consumo de drogas o la excesiva ingesta de alcohol y un sinfín de
ejemplos más que le aliento a usted que confeccione (sí, usted, no me
ponga esa cara).(4)
(4)
Además, los ídolos de verdad deberían congratularse por haber
colaborado en resolver cuestiones como las descritas, no rebozarse
de tierra en el suelo y gritar desaforadamente de alegría tras meter un gol o
tras recibir un trofeo de hojalata. ¡Esos son triunfos menores! ¿Comprenden ustedes ahora adónde quiero
llegar? Si la humanidad fuera un cuerpo humano autorregulado,
lo primero que haría es tratarse de sus dolencias más graves, ¿no les
parece? ¡Joder, parece que esté en una escuela de párvulos
explicando el "a, e, i, o, u"! ¡Pues aún así a mucha gente le parece muy difícil
de entender! ¡Quiero explicar cosas de más nivel demonios! ¡Que ya me
aburro de explicar aritméticas básicas!
Y la ganancia que ellos proveen es siempre
superior a la carga o pérdida. Ej: si se
promulga una ley en contra del consumo del tabaco algunas empresas,
locales perderán deberán cerrar, pero la ganancia es evidente: se
propugna un comportamiento menos cancerígeno. Otra cosa es que la ley antitabaco promovida
y aceptada en España por el gobierno haya sido introducida de la
forma más correcta y adecuada, que eso es otra historia.
Los Grandes Hombres (Mujeres) mejoran sustancialmente el mundo
en que vivimos, al tiempo que median entre conflictos para acercar
posturas y así renovar relaciones entre seres humanos.
Y esas son acciones que realizan todos y cada uno de los días, no
como un acto testimonial un par de horas ese domingo que libran
porque actuaron el sábado en horario nocturno. Y por supuesto, no
necesitan una cámara que registre sus acciones, lo hacen porque
creen ciegamente en ello. Y disfrutan con la tarea.
No me imagino la promoción de un evento mundial deportivo a alguien
representativo que se haya curtido durante “unas cuantas horas” o
incluso “unos cuantos meses”. Adaptado a esas circunstancias, un
chaval cualquiera medianamente formado deportivamente podría sin
ningún rubor posar en una foto pretendiendo competir al mismo nivel
que David Villa, Wang Hao (adivine quién es) o Kobe Bryant (fracaso
de año el 2011 y peor el del 2014, macho) o elevarse como estandarte o logotipo de
tales deportes, sólo por el hecho de haberlos practicado durante un
varios periodos más o menos largos durante toda su vida.
Al igual que un gran deportista debe entrenar necesariamente
casi todos los días, una gran persona lo es en horario completo, no
esporádicamente.
Notas:
(1) Hablando de selecciones nacionales, cuando los jugadores
defienden la elástica de sus respectivos países tengo entendido que siempre lo hacen por “amor al arte”
y nunca admiten que se les retribuya ni con un euro. Ni aunque se lo
pidan de rodillas. Son intransigentes en ciertas cuestiones, al
menos las de “índole nacional". Es de lógica apabullante. Faltaría
más. Porque claro, cobrando mucho dinero también defendería usted a
su país… ¡y a la selección de Burundi si hiciera falta!. ¿O no?
Mm, ¿O sí cobran? Es que yo debido al origen y naturaleza de
nuestros hijos pródigos me espero cualquier cosa. Pero no, no
creo que cobren. Ya cobran toneladas de dinero de parte de los clubs
y de sus sponsors, que se enriquecieran todavía más por defender a
su país me parecería una actitud obscena y aprovechada,
como para soltarles “Sabemos que sois unos mercenarios que jugáis por dinero pero ya os vale
¿no?”. Sería pa’ mandarlos a casa. Y a pie por favor que igual
quieren que les paguemos el avión también. ¿Y si se enfadan? Oh,
vaya, pues le echaremos la culpa al árbitro. ¡Defender a España es
un honor no un negocio remunerado! Si así fuera tendríamos a cinco
millones de individuos (parados) paseando entusiasmados por las
calles con la camiseta roja, una gran bandera y gritando “¡Viva
España!¡Estoy orgulloso de ser español!”. Se (auto)grabarían en vídeo para luego poder demostrar ante el
inspector de turno el total de horas paseadas y el número de gritos
emitidos con el fin de ser retribuidos con un sueldo. Un sueldo de
mierda claro. Pero un sueldo. Tonterías aparte, sí cobran y a los
cinco millones de parados y a todos los demás seguro que no les
parece una actitud objetable y por supuesto no se opondrán ni se
cansarán jamás de promover esa diferencia bestial de renta entre
ellos y sus adorados fetiches. Pueden morir de hambre o de depresión pero no
perderse el partido de la semana. Yo, generoso de mí, aprobaría una
moción para darles un donativo cada vez que van al váter. ¡No, joder
a los parados no, a los futbolistas, coño! ¡Por quién me han tomado!
En fin, creo voy a colaborar con la causa, voy a empeñar mi reloj
Casio y lo que saque se lo mando a un jugador de estos por correo
ordinario. Ahora ya me siento mejor, más adaptado, más querido,
más…más… idiota.
Nota: los jugadores de la selección española cobraron una prima de
600 000 euros por ganar el mundial, la más alta de todas las
selecciones presentes. Algunos jugadores, según pude averiguar,
mencionaron la idea de pagar los impuestos en Sudáfrica ya que el nivel
impositivo en el país del fallecido Mandela es menor. Creo que al final esta polémica opción no se
llevó a cabo. Aunque así hubiera sido, no importa, ya nos habríamos
olvidado del tema y seguiríamos pensando que son "los mejores".
Contacto y comentarios
Puedes comentar este texto aquí: Comentarios
También puedes contactar con el administrador en este enlace: Contacto