El anti-ídolo. Ensayo y crítica sobre los ídolos contemporáneos.
Héroes materialistas y no materialistas. Cruel ironía.
Existen muchos otros individuos en esta sociedad que por motivos más nobles
y menos reconocidos se han dejado la piel y el alma y prácticamente
nadie se ha hecho eco de su labor desinteresada. Hasta que mueren.
Esa es quizás su más acertada “decisión” (perdonen la ironía),
porque entonces sí, y esto es chocante, suelen tener un entierro
concurrido y un decente reconocimiento (quizás cómo el del reserva
del Madrid cuando mete un gol espectacular). En el transcurso de
esos días, la prensa, la gente de a pie comenta sus maravillosas
cualidades (que han buscado y leído en Internet o han escuchado por
la tele porque no sabían ni
que existía ni qué demonios hacía ni muchísimo menos qué aspecto
tenía), de lo “bueno” y “humano” que era, para poco después salir
disparados hacia el calor del hogar para ver el partido del fin de
semana o la nueva serie de muertos vivientes. En los noticiarios se
enfoca el tema de manera similar: unos momentos de reflexión para
reverenciar al individuo o “individua” como-se-llame y luego dejémonos-de-rollos-moralistas
y pasemos a la pertinente media hora para encumbrar a las luciérnagas de la
farándula y mencionar
otros temas de actualidad que serán expuestos de manera narrativa
sin profundizar en las causas de sus orígenes. Total, al final del año, tropecientos mil
millones de horas acumuladas para hablar de unos, unos momentos de
fingida genuflexión para adorar al otro.
La pregunta clave que le carcome a un tipo inocente como yo, es,
¿este individuo debía ser calificado como “bueno”, “moralmente
ejemplar” o como un “pobre idiota e ingenuo”, o quizás como un
“perdedor con solera”?, ¿un entrañable gilipollas quizás?, ¿un
frikie desorientado con ganas de llamar la atención? Si esa pregunta
fuera realizada por Le Petit Prince esperando una respuesta lo más
sincera posible y usted tuviera que ejercer como padre o profesor,
¿qué argumentada réplica le ofrecería? (“No te calientes la cabeza”
¡no vale! ¡esfuércese!). Quizás podría ser: “Sinceramente creo
que debería haberse muerto mucho antes, de ese modo no nos haría
sentir mal a los demás al establecer una comparación directa con su
persona.” Sí, claro, tiene usted razón. Seguramente no lo
manifestaría abiertamente, quizás sí lo piense.
La solución materialista es más que obvia: relegarlo al más profundo
de los anonimatos. Al cajón de los trastos inútiles. Y no salgas
de ahí hasta el día de tu entierro. Ese día te regalaremos,
no te preocupes, una bonita esquela.
Palmadita en la espalda para el "gran hombre". Reconocimiento
mundial para el otro.
Ahora, cuidado, si la palma un
futbolista por el motivo que sea, como Antonio Puerta del Sevilla, o
Dani Jarque, fallecidos trágicamente debido al síndrome de “muerte
súbita”, u otros como Severiano Ballesteros o Simoncelli, la noticia recorre el
país (incluso el continente) de punta a punta y las muestras de
apoyo y solidaridad se cuentan por miles (¡o millones!) y perduran durante años y
años en la memoria de la gente. Parece que haya muerto un ser
“galáctico”, un ser de otra “dimensión”, un
gigante, un héroe, un titán, un semidiós...
Las comparaciones son
odiosas con casi cualquier otro accidente mortal o muerte natural
sufrida por otro tipo de personajes de filosofía disidente (relativa
al no-espectáculo). Hijos protegidos del desenfreno mediático, altos
cargos políticos o miembros de la realeza son aquellas estrellas en
el cielo que nunca dejan de brillar. Son dioses en vida y también
después de ella.
Otros, en cambio se reducen a la condición de
parias en vida y después de ella. Si no se murieran habría que
matarlos. Y así se hace, con una de las armas más poderosamente
efectivas dentro de la sociedad del esperpento: el anonimato. Tanto
para unos, nada para otros. A unos se les adora a otros se les
denigra. La Diosa Equidad, como la Justicia ya fueron sobornadas
hace muchos años por las grandes empresas. Siguen de parranda por
algún misterioso lugar del universo, quizás emborrachándose o
flirteando con Chewbacca en algún bar localizado en los anillos de
Saturno. Desde luego ningún Dios con dos dedos de frente puede
habitar en este cochambroso planeta. Si yo me horrorizo, no me
imagino un Santo Poder infinitamente inteligente y bondadoso. Se autoinmola
Él mismo al presenciar lo inteligentes, sabios, justos y
humanitarios que somos. En realidad, nuestra bondad
es un valor en crisis. Si lo empeñáramos en algún organismo
celestial no nos darían por ella ni cuatro días más de vida, más
bien un par de ostias bien dadas. (1)
(1)
O como mucho una entrada para el torneo Godó o
Masters de Madrid y no para deleitarnos con el juego de Nole
Djokovic, si no para verle el culo o las piernas a las tenistas, que
están casi todas muy buenas. ¡Que jueguen en “bolas”! (símil
adecuado en este contexto tenístico). No me mire así, es sólo una
idea que se me ha ocurrido, muy acorde con los tiempos que corren.
¡Así seguro acudiría más gente a ver sus partidos y escuchar sus
gritos “orgásmicos” al golpear la pelota! ¡Dale Sharapova, grita más
fuerte!
Sinceramente, lo raro es que quede algún individuo que
verdaderamente se preocupe por los achaques que sufre este
depauperado planeta. Y con razón: esta inaudita y destructiva
mentalidad reinante los está aniquilando a todos. Uno por uno van
cayendo poco a poco como fichas de dominó. Las corrientes de
pensamiento que reinan en esta sociedad son
tan demoledoramente nocivas para que una persona pueda pensar con
claridad como una arma química tal como el gas sarin o el
agente naranja. Y no, no hablo de ING señor.
¿De verdad no se le ocurre un mejor ejemplo que un tío que fantasea
con amaestrar un balón o pelota? No me lo creo.
Hemos de borrar al pensador sensible de la faz de los medios porque
sólo sirven para esparcir remordimientos por doquier. Y eso no va
a ser tolerado por la industria materialista que encarga únicamente
de movilizar materiales. ¿Por qué? Por temor a ser puesta en
evidencia. Por temor a ser aniquilada.
Total, que cada día habrá menos niños,
menos adultos que puedan responder a preguntas congruentes sobre
nuestro futuro como especie. El proceso secular de homogeneización
los abortará a todos con su lento proceso de reducirlos al
absurdo. Así los nuevos clones arrojados al mundo a su
suerte imitarán al mismo musculado deportista, las adolescentes
menstruantes, acompañadas de su madre, perderán el norte escuchando
al grupo rock de turno o al cantante de baladas. Y todos, por
supuesto, preferirán la Wii a la Wikipedia salvo para copiar
trabajos escolares, y se deleitarán ingiriendo o inhalado diversas
sustancias químicas. Nos espera un gran futuro. Oh sí, vale,
tendremos ingenieros, arquitectos, cientos de deportistas, unos
cuantos emprendedores y mogollón de vendedores de trastos con
obsolescencia programada(1). O sea, como venía diciendo, nos espera un
gran futuro… Porque de este modo, es obvio que nada cambiará.
(1)
Se denomina obsolescencia programada u obsolescencia planificada a
la determinación, planificación o programación del fin de la vida
útil de un producto o servicio de modo que este se torne obsoleto,
no funcional, inútil o inservible tras un período de tiempo
calculado de antemano, por el fabricante o empresa de servicios,
durante la fase de diseño de dicho producto o servicio (fuente:
wikipedia).
¿Razón? Porque tenemos en funcionamientos
maquinarias pesadísimas para producir toneladas y toneladas de todo
lo que nos sobra (trastos), pero sólo en cambio cuatro “rancheros”
se ocuparán de cultivar los frutos que alimentan nuestra más íntima esencia.
Otra pregunta que salta a la palestra:
¿cuántos trastos nos van a hacer falta para que sentirnos
saciados? ¿Cuántos?
¡Que estas proclamas salgan de la boca de un informático!
¡Viva la sociedad de los trastos vivientes! La
traca final: que los trastos y los seres humanos se fusionen en un
nuevo ser (o no-ser). Ya queda muy poco para alcanzar el fin del
proceso, sólo falta despojarnos del poco corazón y cerebro que nos
queda. Total, cambiamos el corazón por un procesador AMD o Intel de
siete u ocho núcleos, una tarjeta gráfica bien gorda de marca ACME,
de disco duro uno de unos cuantos petabytes, y de memoria nos
incrustamos en el cogote unos cuantos gigas. Los de los piercings
estáis desfasados, ahora se llevan las ranuras USB en la piel (para
conectarnos más ripios). Con eso y enchufarnos a la corriente de
cuando en cuando, listos. Lo que tengo claro es que el órgano ese
rojizo de los ventrílocuos no lo vamos a echar en falta. Uno
artificial realizaría la misma función.
Debemos abrir nuestras mentes a la prosperidad futura: cada vez
menos humanos, cada día más individuos-máquina.
Nota:
“Año 2050: La Real Academia de la Lengua, dirigida por una serie de
Insignes Robots y después de mucho reflexionar ha llegado a la
conclusión de considerar los términos corazón y amor como términos
arcaicos e inútiles. En la próxima edición se presentará la
alternativa de sustituirlos por: procesador y conexión.”
Los lugares de privilegio ya están copados por los ídolos
peloteros y seres mundanos con filosofía afín. Y los pocos escaños
que quedan por cubrir no pueden ser rellenados con tipos a los que
tachamos de “moralistas”. Quizás es que cuanto más “bueno” o más
acciones humanitarias un realiza más defectos nos encontramos
nosotros mismos y eso, seamos honestos, no nos gusta ni un ápice.
¿Qué sería más penoso y desagradable que descubrir que en realidad
no somos tan buenas personas como pensamos? ¡Dios mío, no!
Preferimos creer que un tipo con unos cuantos defectos es más
normal, más creíble, más “humano” y por tanto más “modélico”. Y así
nos identificamos con él/ella(1). Alguien que nos haga
soñar, pasar un buen rato, que no saque a relucir nuestras lesiones
o desperfectos, que de esos ya tenemos unos cuantos y por supuesto
no deseamos que nos lo recuerden.
(1)Nota: Juro que leí esos comentarios relacionados con la
figura de Britney Spears. Explicaban algo así como que
“constituirían un motivo más para quererla, idolatrarla y perdonar
todas sus tristes peripecias”. No tengo palabras. No sé quién dijo
aquello de “cuánto más conozco al ser humano más amo a mi perro”. No
le faltaba razón. Quizás debería agenciarme yo uno. Luego me di cuenta de que ese tipo de
comentarios eran generalizados, es decir que es importante que un
ídolo debe poseer necesariamente unos cuantos "defectos" (aun
espantosos) para humanizarse (recordemos que constituyen una especie de
moderno Jehová
para las multitudes) y así acercarse y congraciarse con sus
acólitos. Habrá que buscar una nueva palabra para definir la
estupidez humana. Infinita ya no me parece suficientemente
explicativa. Einstein, tío, baja de los cielos y ayúdame con estos
individuos, que no sé qué hacer con ellos.
Consecuencia lógica: seguiremos soñando y nuestros defectos
multiplicados y cronificados. Y la realidad continuará reflejando el
mismo aspecto sombrío.
De puta madre.
Esa es la lógica del eterno perdedor.
Volviendo al tema, probablemente aunque usted solito (que ya sería
caso) hallara un remedio contra el HIV (léase sida), la fibrosis
quística, la esclerosis múltiple, la distrofia muscular, el
Alzheimer, el Parkinson, o la enfermedad de Huttington no llegaría a
ser, ¡ni por asomo! tan apreciado, ni en sus sueños tan rico, ni por
supuesto tan digno de admiración, ni le van a rodear las mujeres
hermosas o señores atractivos como estos hidalgos a los que
analizamos todos los días. Así somos. Así hemos decidido ser. O así han
decidido que seamos. Bueno a mí no me miren, que yo no soy de aquí,
yo aterrizo de tanto en tanto en este barrio orbital procedente de
una galaxia distinta y la ostia de alejada con mi vespino espacial a
una velocidad de un cuarto de c. ¿Que qué es c? Pues un signo del
alfabeto y la velocidad de la luz también. No, por favor a mí no me
miren, que yo no quiero ser de este mundo, no me reconozco en él. Y
espero no errar en la afirmación, en caso contrario me daría
vergüenza autodefinirme como un ser “humano”. Un “ser” sí, “humano”,
probablemente no,
Somos lo que nuestra educación, junto con nuestra carga genética,
propone y dispone. Esos son los comportamientos que patrocinamos y
creemos que son dignos y maravillosos. Y no, dudo que Zapatero,
Rajoy o Bankia sean los únicos culpables de que España sufra de una “desaceleración
económica y social” galopante.
Fin de la sección
Finalizamos esta sección. Reflexione un momento:
¿Puede usted decirme el nombre de 11 premios nobel? Ok, ni papa.
Venga va, se lo pongo más fácil. Que sean de todos los tiempos (para
que no sufra)? ¿Tres o cuatro españoles? ¿No? ¿Uno? ¿Medio? ¿La
alineación titular de los 11 jugadores del Barça o Madrid (de esta
temporada)? ¿11 bodas de famosos? ¿La lista de despropósitos
financieros del "señor" Urdangarín?
Hasta a mí me cuesta contestar a la primera pregunta (¡argh!). La segunda me
resulta tan sencilla como sumar 2 y 2.
Tampoco pasa nada, no se preocupe yo hablo de casos y cosas sin
importancia, por tanto si desconoce las respuestas a esas cuestiones
no tiene de qué preocuparse, no es tan grave. Es usted un tipo
perfectamente “normal” y seguro que bien integrado y aceptado por la
sociedad. Si acertó la primera pregunta, mejor no presuma o airee de
su privilegiada cultura salvo en reducidos círculos sociales.
/modo mentirosillo on/
Ahora debo irme cenar, de paso veré un programa de la tele que me
han recomendado, dicen que es muy interesante y con gran índice de
audiencia. Parece que sale un personaje muy querido y entrañable, un
tal Esteban que montó un Belén (o algo así) que parece que tiene
mucho “morro” y un apéndice nasal digno de estudio. Luego le sigue un concurso donde se premia al que
mejor voz tiene (o era el que más grita, en fin no me aclaro mucho).
De todos modos, si los índices de audiencia revelan un buen rating
no puede ser malo, ¿no?
J
Luego vendrá la colección completa de OT, todas las temporadas de
generación Ni-ni (¿aún lo echan?) y el programa de la 1 de salsa
rosa, con el cual mi madre me sigue torturando cuando me paso por su
casa a comer. Con esto, el fútbol y poco más me ganaré el derecho de
licenciarme con en la especialidad “temas esenciales de
conversación”. Licenciatura muy útil que me permitirá encontrar
contertulios (o sea amiguetes) allá donde vaya. Además, mis neuronas
me lo agradecerán. Estarán de enhorabuena. Siempre de vacaciones. ¡Viva España!
/modo mentirosillo off/
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