El anti-ídolo. Ensayo y crítica sobre los ídolos contemporáneos.

Creado: 31/1/2012 | Modificado: 31/1/2021 3211 visitas | Ver todas Añadir comentario



 

Héroes materialistas y no materialistas. Cruel ironía.

Existen muchos otros individuos en esta sociedad que por motivos más nobles y menos reconocidos se han dejado la piel y el alma y prácticamente nadie se ha hecho eco de su labor desinteresada. Hasta que mueren. Esa es quizás su más acertada “decisión” (perdonen la ironía), porque entonces sí, y esto es chocante, suelen tener un entierro concurrido y un decente reconocimiento (quizás cómo el del reserva del Madrid cuando mete un gol espectacular). En el transcurso de esos días, la prensa, la gente de a pie comenta sus maravillosas cualidades (que han buscado y leído en Internet o han escuchado por la tele porque no sabían ni que existía ni qué demonios hacía ni muchísimo menos qué aspecto tenía), de lo “bueno” y “humano” que era, para poco después salir disparados hacia el calor del hogar para ver el partido del fin de semana o la nueva serie de muertos vivientes. En los noticiarios se enfoca el tema de manera similar: unos momentos de reflexión para reverenciar al individuo o “individua” como-se-llame y luego dejémonos-de-rollos-moralistas y pasemos a la pertinente media hora para encumbrar a las luciérnagas de la farándula y mencionar otros temas de actualidad que serán expuestos de manera narrativa sin profundizar en las causas de sus orígenes. Total, al final del año, tropecientos mil millones de horas acumuladas para hablar de unos, unos momentos de fingida genuflexión para adorar al otro.

La pregunta clave que le carcome a un tipo inocente como yo, es, ¿este individuo debía ser calificado como “bueno”, “moralmente ejemplar” o como un “pobre idiota e ingenuo”, o quizás como un “perdedor con solera”?, ¿un entrañable gilipollas quizás?, ¿un frikie desorientado con ganas de llamar la atención? Si esa pregunta fuera realizada por Le Petit Prince esperando una respuesta lo más sincera posible y usted tuviera que ejercer como padre o profesor, ¿qué argumentada réplica le ofrecería? (“No te calientes la cabeza” ¡no vale! ¡esfuércese!). Quizás podría ser: “Sinceramente creo que debería haberse muerto mucho antes, de ese modo no nos haría sentir mal a los demás al establecer una comparación directa con su persona.” Sí, claro, tiene usted razón. Seguramente no lo manifestaría abiertamente, quizás sí lo piense.

La solución materialista es más que obvia: relegarlo al más profundo de los anonimatos. Al cajón de los trastos inútiles. Y no salgas de ahí hasta el día de tu entierro. Ese día te regalaremos, no te preocupes, una bonita esquela.

Palmadita en la espalda para el "gran hombre". Reconocimiento mundial para el otro.

Ahora, cuidado, si la palma un futbolista por el motivo que sea, como Antonio Puerta del Sevilla, o Dani Jarque, fallecidos trágicamente debido al síndrome de “muerte súbita”, u otros como Severiano Ballesteros o Simoncelli, la noticia recorre el país (incluso el continente) de punta a punta y las muestras de apoyo y solidaridad se cuentan por miles (¡o millones!) y perduran durante años y años en la memoria de la gente. Parece que haya muerto un ser “galáctico”, un ser de otra “dimensión”, un gigante, un héroe, un titán, un semidiós...

Las comparaciones son odiosas con casi cualquier otro accidente mortal o muerte natural sufrida por otro tipo de personajes de filosofía disidente (relativa al no-espectáculo). Hijos protegidos del desenfreno mediático, altos cargos políticos o miembros de la realeza son aquellas estrellas en el cielo que nunca dejan de brillar. Son dioses en vida y también después de ella.

Otros, en cambio se reducen a la condición de parias en vida y después de ella. Si no se murieran habría que matarlos. Y así se hace, con una de las armas más poderosamente efectivas dentro de la sociedad del esperpento: el anonimato. Tanto para unos, nada para otros. A unos se les adora a otros se les denigra. La Diosa Equidad, como la Justicia ya fueron sobornadas hace muchos años por las grandes empresas. Siguen de parranda por algún misterioso lugar del universo, quizás emborrachándose o flirteando con Chewbacca en algún bar localizado en los anillos de Saturno. Desde luego ningún Dios con dos dedos de frente puede habitar en este cochambroso planeta. Si yo me horrorizo, no me imagino un Santo Poder infinitamente inteligente y bondadoso. Se autoinmola Él mismo al presenciar lo inteligentes, sabios, justos y humanitarios que somos. En realidad, nuestra bondad es un valor en crisis. Si lo empeñáramos en algún organismo celestial no nos darían por ella ni cuatro días más de vida, más bien un par de ostias bien dadas. (1)

(1)
O como mucho una entrada para el torneo Godó o Masters de Madrid y no para deleitarnos con el juego de Nole Djokovic, si no para verle el culo o las piernas a las tenistas, que están casi todas muy buenas. ¡Que jueguen en “bolas”! (símil adecuado en este contexto tenístico). No me mire así, es sólo una idea que se me ha ocurrido, muy acorde con los tiempos que corren. ¡Así seguro acudiría más gente a ver sus partidos y escuchar sus gritos “orgásmicos” al golpear la pelota! ¡Dale Sharapova, grita más fuerte!

Sinceramente, lo raro es que quede algún individuo que verdaderamente se preocupe por los achaques que sufre este depauperado planeta. Y con razón: esta inaudita y destructiva mentalidad reinante los está aniquilando a todos. Uno por uno van cayendo poco a poco como fichas de dominó. Las corrientes de pensamiento que reinan en esta sociedad son tan demoledoramente nocivas para que una persona pueda pensar con claridad como una arma química tal como el gas sarin o el agente naranja. Y no, no hablo de ING señor.

¿De verdad no se le ocurre un mejor ejemplo que un tío que fantasea con amaestrar un balón o pelota? No me lo creo.

Hemos de borrar al pensador sensible de la faz de los medios porque sólo sirven para esparcir remordimientos por doquier. Y eso no va a ser tolerado por la industria materialista que encarga únicamente de movilizar materiales. ¿Por qué? Por temor a ser puesta en evidencia. Por temor a ser aniquilada.

Total, que cada día habrá menos niños, menos adultos que puedan responder a preguntas congruentes sobre nuestro futuro como especie. El proceso secular  de homogeneización  los abortará a todos con su lento proceso de reducirlos al absurdo. Así los nuevos clones arrojados al mundo a su suerte imitarán al mismo musculado deportista, las adolescentes menstruantes, acompañadas de su madre, perderán el norte escuchando al grupo rock de turno o al cantante de baladas. Y todos, por supuesto, preferirán la Wii a la Wikipedia salvo para copiar trabajos escolares, y se deleitarán ingiriendo o inhalado diversas sustancias químicas. Nos espera un gran futuro. Oh sí, vale, tendremos ingenieros, arquitectos, cientos de deportistas, unos cuantos emprendedores y mogollón de vendedores de trastos con obsolescencia programada(1). O sea, como venía diciendo, nos espera un gran futuro… Porque de este modo, es obvio que nada cambiará.

(1)
Se denomina obsolescencia programada u obsolescencia planificada a la determinación, planificación o programación del fin de la vida útil de un producto o servicio de modo que este se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible tras un período de tiempo calculado de antemano, por el fabricante o empresa de servicios, durante la fase de diseño de dicho producto o servicio (fuente: wikipedia).

¿Razón? Porque tenemos en funcionamientos maquinarias pesadísimas para producir toneladas y toneladas de todo lo que nos sobra (trastos), pero sólo en cambio cuatro “rancheros” se ocuparán de cultivar los frutos que alimentan nuestra más íntima esencia. Otra pregunta que salta a la palestra: ¿cuántos trastos nos van a hacer falta para que sentirnos saciados? ¿Cuántos? ¡Que estas proclamas salgan de la boca de un informático!

¡Viva la sociedad de los trastos vivientes! La traca final: que los trastos y los seres humanos se fusionen en un nuevo ser (o no-ser). Ya queda muy poco para alcanzar el fin del proceso, sólo falta despojarnos del poco corazón y cerebro que nos queda. Total, cambiamos el corazón por un procesador AMD o Intel de siete u ocho núcleos, una tarjeta gráfica bien gorda de marca ACME, de disco duro uno de unos cuantos petabytes, y de memoria nos incrustamos en el cogote unos cuantos gigas. Los de los piercings estáis desfasados, ahora se llevan las ranuras USB en la piel (para conectarnos más ripios). Con eso y enchufarnos a la corriente de cuando en cuando, listos. Lo que tengo claro es que el órgano ese rojizo de los ventrílocuos no lo vamos a echar en falta. Uno artificial realizaría la misma función. Debemos abrir nuestras mentes a la prosperidad futura: cada vez menos humanos, cada día más individuos-máquina.

Nota:
“Año 2050: La Real Academia de la Lengua, dirigida por una serie de Insignes Robots y después de mucho reflexionar ha llegado a la conclusión de considerar los términos corazón y amor como términos arcaicos e inútiles. En la próxima edición se presentará la alternativa de sustituirlos por: procesador y conexión.”

Los lugares de privilegio ya están copados por los ídolos peloteros y seres mundanos con filosofía afín. Y los pocos escaños que quedan por cubrir no pueden ser rellenados con tipos a los que tachamos de “moralistas”. Quizás es que cuanto más “bueno” o más acciones humanitarias un realiza más defectos nos encontramos nosotros mismos y eso, seamos honestos, no nos gusta ni un ápice. ¿Qué sería más penoso y desagradable que descubrir que en realidad no somos tan buenas personas como pensamos? ¡Dios mío, no! Preferimos creer que un tipo con unos cuantos defectos es más normal, más creíble, más “humano” y por tanto más “modélico”. Y así nos identificamos con él/ella(1). Alguien que nos haga soñar, pasar un buen rato, que no saque a relucir nuestras lesiones o desperfectos, que de esos ya tenemos unos cuantos y por supuesto no deseamos que nos lo recuerden.

(1)Nota: Juro que leí esos comentarios relacionados con la figura de Britney Spears. Explicaban algo así como que “constituirían un motivo más para quererla, idolatrarla y perdonar todas sus tristes peripecias”. No tengo palabras. No sé quién dijo aquello de “cuánto más conozco al ser humano más amo a mi perro”. No le faltaba razón. Quizás debería agenciarme yo uno. Luego me di cuenta de que ese tipo de  comentarios eran generalizados, es decir que es importante que un ídolo debe poseer necesariamente unos cuantos "defectos" (aun espantosos) para humanizarse (recordemos que constituyen una especie de moderno Jehová para las multitudes) y así acercarse y congraciarse con sus acólitos. Habrá que buscar una nueva palabra para definir la estupidez humana. Infinita ya no me parece suficientemente explicativa. Einstein, tío, baja de los cielos y ayúdame con estos individuos, que no sé qué hacer con ellos.

Consecuencia lógica: seguiremos soñando y nuestros defectos multiplicados y cronificados. Y la realidad continuará reflejando el mismo aspecto sombrío.

De puta madre.
Esa es la lógica del eterno perdedor.

Volviendo al tema, probablemente aunque usted solito (que ya sería caso) hallara un remedio contra el HIV (léase sida), la fibrosis quística, la esclerosis múltiple, la distrofia muscular, el Alzheimer, el Parkinson, o la enfermedad de Huttington no llegaría a ser, ¡ni por asomo! tan apreciado, ni en sus sueños tan rico, ni por supuesto tan digno de admiración, ni le van a rodear las mujeres hermosas o señores atractivos como estos hidalgos a los que analizamos todos los días. Así somos. Así hemos decidido ser. O así han decidido que seamos. Bueno a mí no me miren, que yo no soy de aquí, yo aterrizo de tanto en tanto en este barrio orbital procedente de una galaxia distinta y la ostia de alejada con mi vespino espacial a una velocidad de un cuarto de c. ¿Que qué es c? Pues un signo del alfabeto y la velocidad de la luz también. No, por favor a mí no me miren, que yo no quiero ser de este mundo, no me reconozco en él. Y espero no errar en la afirmación, en caso contrario me daría vergüenza autodefinirme como un ser “humano”. Un “ser” sí, “humano”, probablemente no,

Somos lo que nuestra educación, junto con nuestra carga genética, propone y dispone. Esos son los comportamientos que patrocinamos y creemos que son dignos y maravillosos. Y no, dudo que Zapatero, Rajoy o Bankia sean los únicos culpables de que España sufra de una “desaceleración económica y social” galopante.

Fin de la sección
Finalizamos esta sección. Reflexione un momento:
¿Puede usted decirme el nombre de 11 premios nobel? Ok, ni papa. Venga va, se lo pongo más fácil. Que sean de todos los tiempos (para que no sufra)? ¿Tres o cuatro españoles? ¿No? ¿Uno? ¿Medio? ¿La alineación titular de los 11 jugadores del Barça o Madrid (de esta temporada)? ¿11 bodas de famosos? ¿La lista de despropósitos financieros del "señor" Urdangarín?

Hasta a mí me cuesta contestar a la primera pregunta (¡argh!). La segunda me resulta tan sencilla como sumar 2 y 2.

Tampoco pasa nada, no se preocupe yo hablo de casos y cosas sin importancia, por tanto si desconoce las respuestas a esas cuestiones no tiene de qué preocuparse, no es tan grave. Es usted un tipo perfectamente “normal” y seguro que bien integrado y aceptado por la sociedad. Si acertó la primera pregunta, mejor no presuma o airee de su privilegiada cultura salvo en reducidos círculos sociales.

/modo mentirosillo on/
Ahora debo irme cenar, de paso veré un programa de la tele que me han recomendado, dicen que es muy interesante y con gran índice de audiencia. Parece que sale un personaje muy querido y entrañable, un tal Esteban que montó un Belén (o algo así) que parece que tiene mucho “morro” y un apéndice nasal digno de estudio. Luego le sigue un concurso donde se premia al que mejor voz tiene (o era el que más grita, en fin no me aclaro mucho). De todos modos, si los índices de audiencia revelan un buen rating no puede ser malo, ¿no? J

Luego vendrá la colección completa de OT, todas las temporadas de generación Ni-ni (¿aún lo echan?) y el programa de la 1 de salsa rosa, con el cual mi madre me sigue torturando cuando me paso por su casa a comer. Con esto, el fútbol y poco más me ganaré el derecho de licenciarme con en la especialidad “temas esenciales de conversación”. Licenciatura muy útil que me permitirá encontrar contertulios (o sea amiguetes) allá donde vaya. Además, mis neuronas me lo agradecerán. Estarán de enhorabuena. Siempre de vacaciones. ¡Viva España!
/modo mentirosillo off/






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