El anti-ídolo. Ensayo y crítica sobre los ídolos contemporáneos.

Creado: 31/1/2012 | Modificado: 31/1/2021 3120 visitas | Ver todas Añadir comentario



 

Héroes por disponer de una personalidad integral o polifacética.

Salvo quizás actores, que normalmente sí precisan de una personalidad multifuncional, la mayoría de ídolos de masas más bien fueron educados en una disciplina de, como yo les llamo, “neuronas unidireccionales”, expresión sinónima a “Dedícate toda la vida a hacer una sola cosa”. Ejemplo, el campeón de waterpolo sólo necesita mostrar un gran destreza, habilidad para manejarse en el agua según los criterios de esta disciplina deportiva. No necesita nada más. Aplíquese con profusión esta deducción a la mayoría de grandes maestros especialistas.

Otro ejemplo flagrante: el portero de fútbol (o guardameta de otra disciplina deportiva). No sólo practica un único deporte, que es el que le otorga el reconocimiento, si no que ni siquiera, dentro de su disciplina puede trasmutar su posición por la de otro jugador de campo: quedaría inutilizado. Si señores, el gran héroe de nuestro tiempo puede ser un tipo que protege un área rectangular de unos pocos metros cuadrados delineada por unas cuantas líneas blancas pintadas en el verde y cuidado césped. Ese es su cometido, esa estrategia de vida define sus valores. Valores que defiende con diariamente, con tesón. No hace falta añadir que ejemplos del mismo tipo (superespecializados y que defienden fútiles ideas) puede usted encontrar miles si no millones.

Resumiendo, la mayoría de ídolos cotidianos, aunque se erigieran como anti-ejemplos del postulado presentado, en absoluto necesitan hacer gala de una personalidad polifacética ni cultivada ni presentar valores anexos a su trabajo para alcanzar su objetivo, su concepción del mundo puede tranquilamente limitarse a las dimensiones del campo de juego o escenario dentro del cual orbita en cada actuación. No necesitan nada más. Obviamente tampoco comportarse como un mejor ejemplo de ser humano que el resto, pues como hemos visto, ciertos valores humanos, imprescindibles, resultan superfluos (inútiles, obsoletos, retrógrados, absurdos, anticuados, irrelevantes, accesorios....) para aspirar al cetro de la fama y la gloria.





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