El anti-ídolo. Ensayo y crítica sobre los ídolos contemporáneos.
Ídolos. Héroes por sus creencias.
Tomemos como ejemplo un par de actores de talla mundial: Tom Cruise
o John Travolta. Estos cabezas visibles de la industria
cinematográfica, cuyo caché por película supera los 10 millones de
dólares (y me quedo más que corto), profesan arraigadas creencias en una
extraña pseudoreligión llamada cienciología, que dicho sea de paso
tiene muy poco de ciencia y mucho de cuento chino.
Este conjunto de
irracionales creencias fue gestada por un escritor de ciencia
ficción llamado Ron Hubbard. El escritor de ciencia ficción y
colega de Hubbard, Lloyd Arthur Eshbach, afirma en su autobiografía
que Hubbard le dijo en 1949: “Me gustaría comenzar una religión.
¡Ahí es donde está el dinero!”. Es comprensible esta
afirmación: millones de
individuos pagarían una fortuna por abrigar la esperanza de una vida
ulterior y de rellenar su glacial vacío interior con cualquier doctrina, por
estúpida o absurda que sean sus concepciones.
Sumando a esas prerrogativas, lo fácil que es engañar a un
pueblo inmaduro en temas de ciencia(1), con unos cuantos
miles de dólares vertidos en propaganda ya tenemos una nueva
concebida una nueva religión o pseudociencia. Lean abajo un extracto
sacado de la wikipedia.
(1)
En
realidad es fácil manipular a cualquier individuo en decenas de
temas que no se relacionen con aquello en lo que se ha
especializado. Científicos incluidos.
Según la doctrina de la cienciología, Xenu (también Xemu) era el
dictador de la Confederación Galáctica, que hace 75 millones de años
trajo miles de millones de personas a la Tierra en naves espaciales
parecidas a aviones DC-8. Seguidamente, los desembarcó alrededor de
volcanes y los aniquiló con bombas de hidrógeno. Sus almas se
juntaron en grupos y se pegaron a los cuerpos de los vivos, y aún
siguen creando caos y estragos. Los cienciólogos lo conocen como "El
Incidente II", y las memorias traumáticas se asocian a éstos como la
"Pared de Fuego" o "La implantación de R6". La historia de Xenu es
una pequeña parte de la gran gama de creencias de la cienciología
sobre civilizaciones extraterrestres y sus intervenciones en
acontecimientos terrenales, en conjunto descritos como una obra de
ciencia ficción sobre los viajes en el espacio por L. Ron Hubbard,
escritor de ciencia ficción y fundador de la cienciología. Hubbard
reveló detalladamente esta historia a los integrantes del nivel OT
III en 1967. En la historia de Xenu se dio la introducción del
empleo del volcán como un símbolo común de la cienciología y
dianética, que persiste hasta nuestros días.
Ahí queda eso. Digiéranlo como puedan.
Otros famosos proclaman su amor incondicional por las armas, acuden a
curanderos o cabalistas o videntes. En Estados
Unidos un buen puñado se recrea defendiendo pseudociencias como el
Creacionismo que postula sandeces tales como que la teoría de la
evolución es un camelo y que el planeta tierra fue “engendrado”
por un Dios aburrido hace
unos 6000 mil años
(3). Precisamente en este país, líder de la sociedad
capitalista durante décadas, la cantidad de creencias y opiniones
absurdas es proporcional a su amor por el dinero o las armas. Lo
raro es que algunos de sus intelectuales más célebres como Noam Chomsky no se hayan suicidado
afligidos por verse rodeado de tanta ignorancia oscurantista.
(3)
“En 4004 a. C., de acuerdo con los cálculos
(basados en el Génesis bíblico) del arzobispo irlandés James Ussher
(1581-1656), en el anochecer del 22 de octubre de este año, el dios
judeocristiano Yahvéh creó el universo.”
No necesito añadir más ejemplos(4), que cada uno
saque sus conclusiones.
(4)
No,
porque si estos dos que son dos de los señores más conocidos del
mundo no se les presenta oposición a su estatus de ídolo por
representar estas creencias, que además son vóx pópuli, ¿qué
puede uno esperar del resto? Pues que crea lo que le venga en gana.
Ya saben, para ser un tío famoso, admirado y aclamado puedes también
creer en las cosas más absurdas e inverosímiles. La solidez de las
creencias de los ídolos tampoco parece motivo suficiente para
echarse a sus pies y servirles de felpudo. Según veo, podrían
profesar una creencia basada en las enseñanzas de Papá Pitufo,
relacionada con una berenjena con pelos, la princesa Mariah Uana o
la heroína del mismo nombre, el Príncipe Johnnie Walker, la madama
Putilda, tener una gran fe en un rifle de asalto como el AK-47 (el protagonista de
Ben-Hur concordaría con este castrense argumento) o quizás en un futuro en un
“espagueti volador” (busque este chocante binomio en Google y
sorpréndase).
Lo que sí habrán observado en muchos famosos
es que apenas manifiestan sus creencias en alta voz. Posiblemente
porque salvo el manido "soy católico", "soy de izquierdas"
o "soy del Madrid" apenas si
se les escucha un discurso más elaborado. Es del todo comprensible:
tener creencias y comentarlas ante una gran audiencia es ciertamente
peligroso. La neutralidad o el tono jocoso y distendido es la tónica habitual.
Como decía nosequién (y mi madre también): "¡Tú no critiques a
nadie!". "No, mamá, quédate tranquila, no sabrás que
estoy pergeñando un ensayo de lo más crítico hasta que se publique". Gran consejo. Gracias a estos y otros maravillosos
lecciones de "urbanidad" al final lo que nos queda es una sociedad
cínica, hipócrita, frívola y vanidosa. Patética en suma.
Nada, concluimos que los grandes referentes de nuestro tiempo pueden
presentarse con el atavío de cualquier tipo de creencia, absurda, sensata o de
pésimo gusto. Y esta conclusión no es baladí, sino sumamente seria. O sea que
mejor olvídenla. O mejor, líense un porro con ella.
(4)
Más información en:
http://www.ateoyagnostico.com/2010/10/14/cienciologa-el-absurdo-ejemplo-de-como-crear-una-religin/
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