El anti-ídolo. Ensayo y crítica sobre los ídolos contemporáneos.
Ídolos. Héroes por la ética de sus
comportamientos.
Caso famoso y sangrante es el de Marylin Monroe, uno de los
principales símbolos sexuales de todos los tiempos, por tanto una
ídolo en toda regla.
Los prolegómenos de su éxito apuntan
a la puesta en funcionamiento de sus músculos bucales o linguolabiales que ejercían un efecto similar al de un “arma de
felación masiva”, según explica Juan Pando en “Hollywood al
desnudo”. “Tan notoria era su especialidad sexual que ella misma
confesó que sus primeros años los pasó ‘de rodillas’”.
Este suceso no es una paradoja aleatoria, en realidad, los puestos
de privilegio en empresas ligadas al espectáculo (y no-espectáculo
también) no necesariamente casan con una ética honorable ya que el
primer (y a veces único) fin de una empresa es que la gráfica de
beneficios muestre altos picos. Así es lógico deducir que un
gran puñado potentados campeones no lo son por hacer gala de valores tales
como integridad, honradez o lealtad. Un consejo, podrían hojear
“Ética para Amador”(1)
, de Fernando Savater. A ver si
retienen algunas líneas de las enseñanzas del maestro.
En realidad, los
mandamases de la gran mayoría de empresas no solicitan un fiable currículum
ético a ningún candidato. Incluso un historial delictivo importante tampoco,
en muchas ocasiones, será causa utilizada contra su persona. Dado el caso siempre puede
optar a interpretar el papel de malo-malísimo en un largometraje
hollywoodiense. O aspirar a liderar un grupo de rap, rock, hip-hop,
trash metal, etc. O quizás a vomitar su relato en algún grasiento
programa vespertino.
La integridad y la ética dejémosla como tema
de debate para filósofos barbudos como el señor Savater. Por otra
parte, como hemos
comprobado en otras secciones, el número de triunfadores adheridos al consumo de
drogas, alcohol o el gusto por el escándalo público es innumerable. Seamos
serios, ser buena persona no vende periódicos ni atrae fans ni genera más
beneficios para las empresas. Y lo de tener limpia la conciencia no parece un
argumento suficiente contundente para detener a un ejército de ambiciosos,
codiciosos y ególatras porfiando por alcanzar la gloria, la "perfección".
Concluimos, la ética, los principios e incluso la cultura, son más
bien un estorbo para obtener notoriedad multitudinaria. No son por
tanto estos ídolos los idóneos para abanderar ese estandarte.
(1)
Es este un
interesante libro orientado a los adolescentes, quizás por tanto de
nivel intelectual un poco “elevado” para que un ídolo de masas
decida escrutar sus
páginas, más aún para que las asimile. Para tal fin ya disponen del
del
Marca, el As o el Hola, así como otras decenas de
publicaciones de similar calado. Dada esta remota
hipótesis
podría ocurrir que se desintegrara al igual que la materia se
desarticula
al reaccionar con la antimateria. Al ser antitéticas al
contraponerlas explosionan
dejando atrás un chispazo de energía. Creo que pillan la analogía.
Además el librito de marras fue escrito por un “filósofo” (sí,
queridos lectores,
todavía queda algún loco suelto por enjaular) que habla de una cosa llamada “Ética”,
“palabros” ambos desterrados hace años de esta sociedad donde premia
la apariencia (lo falso) sobre la esencia (lo real y verdadero). No
lo compre pues. Ni se le ocurra. Igual usted también acaba
descomponiéndose en una nube de polvo. Las posibilidades de que
ocurra este terrible acontecimiento aumentan exponencialmente si ha estado expuesto largas horas a la
radiación que emanan estos señores que aparecen en las reseñas de
los periódicos sensacionalistas. El contenido que aparece en ese tipo de libros (y
otros ensayos) es muy tóxico y perjudicial, ciertamente podría inducirle a un
proceso de deliberación introspectiva y modificar sus expectativas e
ideales como ser humano ¡¿No le parece terrible?!
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