El anti-ídolo. Ensayo y crítica sobre los ídolos contemporáneos.

Creado: 31/1/2012 | Modificado: 31/1/2021 3174 visitas | Ver todas Añadir comentario



 

Ídolos. Héroes por la cultura, por la inteligencia.

Son incontables el número de famosos que dejan apartados los estudios para centrarse con exclusividad a su profesión. Sacrifican la lectura, la escritura y otras diligencias intelectuales al considerarlas “piedras en el camino”. La argumentación se centra en el hecho de que estas tareas distraen a sus protagonistas: les quitan tiempo útil. Además de que consideran que no les aporta ningún conocimiento estimable. Otros, sin embargo, prefieren no tomar esa drástica decisión y continúan estudiando y acumulando conocimientos día tras día.

La inteligencia o energías invertidas no asociadas a su currículo no se suelen hacer mención salvo de manera transitoria. En pocas palabras, un ídolo como estudiante puede (o pudo) ser tanto un empollón como bromear de su largo historial de pellas o de su cartilla del colegio plagada de suspensos  La calidad de la educación adquirida resulta un componente inútil e irrelevante que no distingue de ningún modo a su poseedor. Y esto no lo duden, representa un mazazo mortal para la esperanza de una instrucción más completa, integral, más orientado a lo humano no a lo material, etc.

¿Se imaginan a un club de postín al fichar a un jugador obrar de la siguiente manera?
- Aparte de su nivel deportivo, ¿presenta usted algún título académico oficial?
- Si, el graduado escolar.
- Ah muy bien, le añadiremos 10 000 euros a tu ficha. ¿Y usted, qué currículum aporta?
- Yo tengo dos carreras universitarias.
- Impresionante, en vez de 500 mil euros, le pagaremos 2 millones.
- Gracias, le estoy muy agradecido. Estudiar ha valido la pena.


Seamos serios, ningún presidente o directivo le ofrecería ni un rotulador de punta gorda de regalo. Una personalidad polifacética tampoco repercutirá en un sueldo más elevado. La pregunta que se me ocurre en este instante es, ¿se adherirá a la lista de admiradores un solo fan más por el hecho de que su ídolo se postule como poseedor de un acervo de conocimientos superior al de la media? ¿Acaso recibirá un aplauso más ardoroso? Seguramente no. ¿Y si no destacara en ese aspecto ni en ningún otro salvo en jugar divinamente y además presentara un look más atractivo? Rotundamente sí. Rico y guapo: tipo perfecto. Asunto resuelto. Si además cuenta chistes como Joaquín (ahora jugador del Málaga), perfecto y medio.

Por si esto fuera poco, es escandaloso la cantidad de "hijos predilectos" que se muestran reacios a abrir las páginas de un libro y hojear su contenido o que incluso presumen orgullosos de su desastroso pasado académico. La frase anterior no necesita demostración, piénselo: ¿si su jugador o cantante preferido fuera un auténtico ignorante acaso este "insignificante detalle" le robaría parte de su popularidad, le censuraría usted acaso? Lo dudo mucho.

La cosa queda clara: a la mierda los libros, los valores humanos, las éticas aburridas, los divulgadores con cerebro y todos los “estúpidos” y “estupideces” que se relacionen con ellos. Nos gusta jugar, cantar, hacer tonterías, emborracharnos y animar a toda esta panda de tíos enrollados. Ah, y también queremos que todos los conflictos sociales se resuelvan por sí solos, eso por descontado (1).

(1)
-¿Qué se dice? - Sí, ¡bieeeen!

En esta sección podremos encontrar excepciones en forma de (algunos) actores y políticos, pero en general, los héroes cotidianos no son el paradigma ideal de inteligencia avanzada, de sabiduría o erudición sobre temas con peso específico.

Nota intelectual:
Hilarante resulta advertir que a algunos ídolos a veces se les interroga sobre asuntos conflictivos por el mero hecho de ser tipos populares. Más divertido resulta contemplar cómo los interesados esperan pacientemente las respuestas como si estas provinieran de un especialista en la materia. Parece que la condición de famoso otorga poderes mágicos o sobrenaturales y la facultad de adquirir conocimientos mediante la ciencia infusa. Alguno con añadir a su rostro unos anteojos ya se cree un intelectual. Me parto.

Nota personal:
Desafortunadamente, yo no he sido agraciado con la "suerte del campeón", deberé pues sufrir el "desgraciado" sino del empollón (ahora me río en voz alta). Mi mayor pesar, y no miento en absoluto, es no haber empezado a "Pensar" y "Actuar" 10 años antes. En tal caso, habría desarrollado mis habilidades (las que creía tener y otras "ocultas") en más de un 100%. Las circunstancias, un entorno opresivo y la compañía de tanto ídolo patatero me robaron un tiempo que jamás recuperaré. Por aquella época apenas era consciente de poseer múltiples talentos ocultos como para emanciparme como mucho más que un simple informático. Curiosamente, nadie nunca pareció darse cuenta de ello.

Recuerden estas palabras: nadie y nunca. Nadie nos dirá jamás lo grandes que podemos llegar a ser. Nunca lo sabremos. Y aunque nos lo dijeran, aunque incluso nos lo hicieran creer, no importa, porque con semejante sistema educativo, semejantes referencias y padres tan poco preparados resulta tremendamente difícil alcanzar la mejor versión de nosotros mismos... salvo que sea para algún fin relacionado con obtener dinero o generar espectáculo. Las demás puertas están cerradas para el ciudadano capitalista. Bondad, Verdad, Pensamiento Crítico, Inteligencia Emocional y Social, Altruismo (y un largo etc) no son asignaturas que vaya a usted a encontrar en los planes de estudios de los colegios convencionales. ¿Será, quizás, porque son irrelevantes, porque no sirven para nada?

Ahora necesito un buen abogado. Quiero presentar una demanda contra el sistema capitalista y su sistema educativo de pacotilla. Vergüenza ajena es lo que siento. ¡Qué desastre! ¡Y todavía vamos a peor!

En fin, lo bueno de que la situación es que creo que al final voy a convertirme en un gran tipo gracias a la "omisión de funciones" (llámese ignorancia o incompetencia) de tanta gente influyente. Al final tendré que darles las gracias. ¿Por qué? Es obvio, ellos atraen hacia su regazo o recluyen bajo influencia a millones de personas, lo cual me despeja mucho el camino en coronar otro tipo de cimas menos visitadas. Me han hecho el gran favor de eliminar a toda la competencia. Sí, el individuo medio es cada vez más inculto e inconsciente de la repercusión de sus acciones. En otras palabras, la mayoría de ídolos del espectáculo favorece el hecho que millones de personas se entretengan miles de horas en temas estúpidos o banales, en comentar sus "hazañas de ficción", por tanto a la hora de esgrimir argumentos más consistentes se van a ver totalmente incapacitados.

La contemplación de tales ídolos no les va a galardonar con tales obleas. Y a mí, sinceramente, eso me viene de cine. ¡Ojalá me hubiera dado cuenta antes, demonios!





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