El anti-ídolo. Ensayo y crítica sobre los ídolos contemporáneos.


 

Ídolos. Héroes por la dificultad de sus logros

Otra de las consideraciones a tener en cuenta se relaciona con la dificultad de llegar a ostentar el cetro del triunfo, de formar parte del exquisito club de los elegidos. Es dificilísimo ser el primero. Ser el "number one" (léase namber uan) requiere una dedicación exclusiva, más todavía si nos referimos a disciplinas con amplio espectro de seguidores.

De todos modos, hay que resaltar que la dificultad de lograr un objetivo no únicamente depende del esfuerzo diario y personal del participante, aparte del talento propio e inherente que lo caracteriza, un entorno consolidado es factor crucial para la emancipación del individuo como figura en ciernes. Es decir, el respaldo de los miembros de la sociedad (aparte de la familia) nos ayuda de manera proporcional hacia nuestro objetivo final: el triunfo.

Podríamos ilustrar el párrafo anterior con un ejemplo simple:

Imagínese a usted como un corredor de fondo aficionado. Un amigo cualquiera se le presenta un día y le propone una meta que en principio se antoja complicada: prepararse para completar una maratón en un tiempo de menos 4h. y disponiendo de un período de menos de un año. Vamos a suponer que usted entrena de forma ocasional, posee una buena resistencia y cree asumible el reto. Si el premio que va a obtener de esa lucha diaria en pos de dicho propósito se resume en una palmadita en la espalda un marco conmemorativo, o un pequeño galardón en forma de trofeo o medalla probablemente descarte la propuesta. Quizás no se vea con la suficiente motivación para afrontar ese desafío a menos que le guste sobremanera superarse a sí mismo. Ahora, si la compensación contiene en una cantidad monetaria elevada, el aplauso y afecto del público y grandes reseñas en publicaciones importantes la motivación se dispara, también en proporción de la magnitud de esos condicionantes. O sea, si la retribución monetaria alcanzara una cotización escandalosa y el aplauso proviniera de millones de personas… ¿hace falta seguir? ¿Nos ponemos el chándal ya mismo?


Necesitamos una motivación intrínseca (personal) que va ligada de manera ineludible a una motivación extrínseca, la que nos proporcionan los demás con su aliento y respaldo.

Todo individuo busca la oblea del reconocimiento y ese estímulo facilita la labor del esfuerzo personal en una medida proporcional a la retribución que otorga el éxito final. Somos animales sociales, alcanzar la aprobación y el estima de los demás viene de serie en nuestros genes. Ese es quizás el más poderoso de los motores que nos impulsa a la acción.

Soporte multitudinario

Cualquier niño con talento para practicar un deporte de élite o alguna disciplina artística reconocida contará con uno o varios mentores y no importa que el infante habite en un pequeño pueblo o gran ciudad en algún lugar recóndito o remoto del planeta. Allá incluso en una aldea perdida del África subsahariana ese talento será pronto o tarde descubierto, ya sea por algún visionario o por la súper megahiperavanzada tecnología de Google Maps. Porque esa cualidad, no lo duden ni por un instante, es oro bendito. Los que la detentan son calificados “diamantes en bruto”, piedras preciosas por pulir. Siempre habrá algún avezado ojeador cuya cualificada experiencia limará sus defectos hasta obtener un metal de alto grado de brillantez y esplendor: un nuevo ídolo en ciernes.

Uno podría llegar a la conclusión sin pecar de subjetivo que ni un yacimiento petrolífero resulta tan apreciado como el hecho de encontrar un filón en forma de pequeño genio  lo suficientemente hábil para meter una pelota en una portería, canasta o agujero abierto en un campo de golf. Esas cualidades son como agua bendita que riega nuestros corazones y nos infunde ánimo, un don peculiar de un cariz divino, extraordinario,  digna de ser tratada con delicadeza. Ni una gota de estos elixires preciados debe derramarse o desperdiciarse. ¡Nunca!


Niños prodigio y crítica:

Siguiendo la argumentación anterior, podemos relatar cómo niños cuando apenas empiezan a despuntar ya son seguidos (y perseguidos) por clubes de postín, no importa si los infantes apenas saben expresarse con coherencia, si se les suponen facultades excepcionales sus padres recibirán visitas de clubes de categorías superiores interesados en pactar o sellar algún contrato de colaboración futuro con ellos.

La última noticia, tan verídica como grotesca, nos relataba cómo club de la primera división holandesa, más concretamente el WWW Venlo, se había dirigido a la familia del talentoso infante ¡de apenas año y medio de edad (¡leen bien!) un documento “amistoso” que ligaba su futuro futbolístico al de este club de élite. La noticia de la existencia de este  querubín, promesa en ciernes, fue advertida por algún avispado dirigente del mencionado club después de visualizar un vídeo en Internet que arrasó en visitas en el conocidísimo portal de vídeos comerciales y caseros Youtube. En dicha grabación pueden observar al adorable angelito darle puntapiés a una pelota con tal tino como para encestar repetidamente la pelotita, que graciosamente él mismo posicionaba delante de su persona, en un baúl abierto y alojado en el suelo. “Impresionante” documento(1).  No se crean que es el único caso, estos se cuentan por miles. Sepan que la gran mayoría de clubes de élite disponen de ojeadores que escrutan todos los recovecos del panorama deportivo nacional e incluso internacional en búsqueda del nuevo Messi, Nadal o Michael Phelps.

Si hoy en día los futbolistas ya son catapultados hacia el infinito y más allá, en unas décadas, cuando la industria del entertainment ya nos haya sorbido completamente el poco líquido raquídeo que nos quede, ese día madres y padres rezarán al cielo y a los dioses peloteros que los habitan para que su hijo nazca con esa rara habilidad genética para adiestrar una pelota. Si por desgracia ocurre que nace con un gran corazón y un potencial innato para Pensar (con mayúsculas), igual una decisión acertada sería entregarlo a la Beneficencia (¿o debería decir a la "Maleficiencia?) para que trate de reconvertir su potencial en algo más aprovechable y productivo, aunque sea a base de palos(2). Un consejo menos drástico, sería comprarle un muñeco parlanchín que le repita continuamente “no-te-calientes-la-cabeza-no-te-calientes-la-cabeza” y así la frasecita de marras se le inserte en el cerebro y provoque una onda expansiva que extirpe toda potencial inclinación a buscar bugs (errores) de codificación en el sistema de reglas y automatismos sociales (3). Otra opción sería ejem tirarlo a la basura... no vaya a ser que un día se convierta en adulto y le dé por "perpetrar" una crítica demoledora a los miembros de esta "maravillosa" sociedad. Tirarlo a la basura pues sería un acto heroico y de bondad. Y no señor, no, darle con un palo en la cabeza no haría falta, el mismo cometido cumple la enseñanza y la cultura del aborregamiento hoy en día. O peor.

Una cosa está clara, el dios que (teóricamente) vela por nosotros es medio analfabeto, ni lee libros ni ensayos y sí adora a los toca-pelotas y se arrodilla como un siervo ante la belleza inferior, o sea la exterior, la cual considera su musa más respetada. Gracias que soy ateo y no me manifiesto en público (hasta hoy) que si no me veo siendo fulminado por el dichoso dios de la concupiscencia mediante algún rayo mortífero similar al kame-kame de Son Goku. En fin, los tipos como yo no nos queda otra que fabricarnos un dios a la medida a partir de retazos de cualidades que distinguen a grandes hombres y mujeres. Es esta una labor tediosa que no tiene fin: el boceto final es siempre susceptible de mejora.

Como colofón a este apartado debo añadir que a aquellos niños prodigio que ocupan su tiempo curioseando fuera de las verjas que imponen las reglas de la sociedad del espectáculo no se les da en modo alguno tanto "bombo" y podría correr el riesgo de apostarme esta bonita calculadora de 3 euros comprada en los chinos que la mayoría de ustedes no conocen ni a uno solo (5). De hecho, apuesto también que si les interrogara acerca de una lista de grandes científicos, políticos de renombre o en general personajes más relevantes del siglo XX (sin implicar aquellos ligados a la industria del espectáculo), su lista de candidatos quizás no superara la decena. La alineación de cualquier equipo de fútbol contendría pues más efectivos. Así somos... o así fuimos educados.
 

Resumen:

En pocas palabras, el argumento de la dificultad es poco sólido y se presta a discusión. La competencia feroz se compensa con los suculentos premios y gigantescos recursos a su disposición. Si a esto añadimos, la multitud de preparadores dispuestos a echarles un capote, las instalaciones monumentales construidas en su honor y en suma, toda la exuberante parafernalia exhibida alrededor de los deportes de élite (o actividad musical/artística), llegamos a la conclusión de que el practicante se ve “torpedeado” hacia la gloria, es decir cualquier aprendiz de héroe antes de empezar ya tiene medio camino recorrido. Todo esto sin mencionar que su éxito no se verá comprometido ante controvertidas decisiones como las de desprenderse de lastres tales como formación complementaria y otras pesadas “lacras”. "Todo recto hijo y no se te ocurra mirar a los lados no sea que te despistes."

Usted podría esgrimir que multitud de ídolos no han tenido un camino fácil hasta llegar a la cima. Da igual. ¿Por qué? El problema subyacente es que, en general, no se les admira en mayor medida por haber sorteado más o menos obstáculos. En realidad, sólo se contempla y valora el resultado final. Resumiendo, que el mérito intrínseco de sus logros no se valora en su justa medida, tampoco, ni mucho menos, la enjundia del ideal defendido. No, no es este un argumento sólido para calificar a un ídolo actual. De hecho, no sería muy difícil encontrar a héroes anónimos que, con una vocación autodidacta, bregando con encomio, sobreponiéndose a la escasez de medios y la incomprensión de la gente, y defendiendo ideales infinitamente más nobles que jugar con pelotas han sido protagonistas de hazañas impresionantes. Por tanto el mérito de sus hazañas debería contemplarse como mucho más elevadas, más dignas de elogio.


Notas:
(1) Fuente niño futbolista:
http://video.excite.es/un-nino-de-un-ano-nueva-estrella-V21087.html
(5)  Ejemplo de información de fuentes de niños prodigio:
http://cayaoh.com/2009/12/11/top10-chicos-prodigios-extraordinarios/

(2) Aplicando de manera drástica la teoría de la evolución: debido a que los genes de los “peloteros” serán dominantes en las culturas postmodernas, en unas cuantas generaciones observaremos con estupor nacimientos de niños con dos “cabezas”. Una, la de arriba, la normal, con sus correspondientes ojos, nariz, orejas, etc, y la otra “cabeza” que vendrá pegada a uno de los dos pies. No será una deformidad, la explicación a este fenómeno radica en que el gen fuerte o “más adaptado” estimulará las mutaciones de este tipo, es decir, el “balón” o “pelota” vendrá acoplado de serie en el pie de algunos "agraciados" individuos. Por este motivo, se les considerará y tratará, como a Buda o las vacas callejeras en la India, es decir como seres divinos, ya desde su nacimiento. Y por supuesto, cuando se dispute un encuentro no habrá ni dios ni Arbeloa que le arranquen la pelota del pie. Ganará él sólo los partidos. Y sí, tiene usted razón, otras mutaciones darán cobijo a pelotas arraigadas en los dedos de la mano, Tiempo al tiempo, Eones más tarde (supongo) que nuevas mutaciones propondrán rostros de una carne formada por un material "aplastilinado" o sea moldeable por el usuario a su gusto. ¡Joer que tener que vivir toda la vida con el mismo careto es un rollo! Sobre todo para los feos. (4)

(3)
Con ello vendría a decir que llevamos un chip implantado en el cerebro que nos obliga inconscientemente a ser conformista y obediente con las corrientes de pensamiento reinantes y, en consecuencia, nuestra destreza para reflexionar por cuenta propia se reduce al mínimo: vivimos de ideas prestadas. Antes preferimos creer en una idea absurdo ensalzada y compartida por miles de personas antes que defender una idea admirable de la que sólo participen unos pocos. Hay que tener una gran dosis de personalidad y carácter para separarse del rebaño y emprender rumbos menos transitados. No hay camino sencillo para la fortaleza del carácter.

(4)  ¿No se creerá usted todo lo que digo verdad?





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