El anti-ídolo. Ensayo y crítica sobre los ídolos contemporáneos.
Llamamiento internacional
Desde este humilde y soleado lugar del planeta, me pongo de
pie como Teresa Rabal, levanto mi dedo índice, apunto mi nariz al
frente
de forma solemne y me permito el
lujo de hacer un llamamiento a todas las lumbreras del mundo, seres
pensantes con orejas, normales o spockianas, educadores con o sin estrés postraumático (la
vida es dura en la selva de las aulas), librepensadores aspirantes
al trono de Noam Chomsky(1), futuros Asimovs o Carl Sagans,
investigadores de la mente humana, científicos en busca de
respuestas al enigma de la vida, periodistas
intrépidos tipo Clark Kent (aunque menos alelados por favor),
cosmopolitas de diferentes sabores, frikies informáticos
que vean Big Bang Theory, hippies con camisetas raras, con los pies
en la tierra y la mente vagando por universos psicodélicos,
universitarios multitarea, rebeldes preferentemente con causas
nobles, adolescentes con ideales más profundos que presumir de ropa
de marca y pensar en el sexo (¿haylos?), heterosexuales, homosensuales, bisexuales o
trisexuales, y también a todas las personas de a pie que se
espanten ante la degradación de la civilización y el devenir de los
acontecimientos. ¡Uníos hermanos y levantad todos los pies y las manos
(pero no a la vez)!
A todos vosotros queridos compañeros, humanos con corazón, críticos con la
situación que estamos viviendo, niños, señoras, caballeros de todas
las razas y religiones, estratos sociales, teleñecos, teletubbies
y Bob Esponjas presentes hoy en un acto sin precedentes que no
discrimina razas, sexos o dibujos animados, os invito a reflexionar desde esta
humilde habitación plagada de libros y trastos y con vistas a tres montañas: ¿Cómo es posible que
todos estos hombres-espectáculo nos estén desplazando de esta
manera, que en el transcurso de este partido de competición nos
estén apalizando? ¿Es que acaso no disponemos de de argumentos
consistentes para enfrentarnos a esta grupo de Bob Esponjas
supervitaminados? ¿Somos un equipo tan negado
no le metemos un gol “ni al arco iris”? ¿Por qué no nos organizamos
de una maldita vez que estamos más desperdigados que las ovejas de
un invidente sin bastón? ¿Qué hacemos enclaustrados en nuestros
despachos, remilgados, callados como putas, mientras el mundo se
desmorona?
Quizás debamos, a partir de ya, abandonar nuestra vena
humilde y condescendiente, aglutinarnos, armarnos con nuestros
martillos de goma, nuestras pistolas de agua y sobre todo con
nuestra ingente cultura y locuacidad mucho más poderosa que un arma
nuclear, con nuestras palabras y proyectos de futura “construcción
masiva” y hacernos oír. Si son ellos tan grandes les damos dos meses
para arreglar todos los problemas del mundo y si no saben, deben
bajarse ya de su pedestal y pedir perdón a la concurrencia. ¡Oh
vaya, pero si ya llevan años ahí “arriba”! Mejor tomamos nosotros la
alternativa. ¡No hay excusa, somos inteligentes, cultivados y con
arrojo: juntos no podemos hacerlo peor! ¡No es posible hacerlo peor!
¡No podemos ser tan inútiles! Saldremos con un gran estandarte a la calle que cambiará el devenir
de los acontecimientos: “¡Yo leo libros!” o “’¡Quiero cambiar el
mundo, que este huele mal!”, “¡La tele es una puta mierda!”
"¡Que le den al fútbol!"
(2)
A
veces tengo sueños revolucionarios, de liberación… y me veo
arrojando la tele y a todos sus protagonistas por un barranco.
Nota:
No me gustan demasiado concurrir en manifestaciones multitudinarias, ni por supuesto
representar o liderar ningún acto donde se medie con algún tipo de
violencia, física o verbal. En cualquier caso, y al fin y al cabo
¿contra quién vamos a manifestarnos?, ¿contra los políticos, a quien
nosotros hemos elegido con nuestros votos?, ¿contra el divo tal, al
que hemos promocionado y empujado con gusto hacia la cúspide? ¿contra la
presumida cantante ante cuya belleza y talento caemos fulminados? ¿contra a la
empresa multinacional que funciona en base a un sistema que nosotros
diariamente sostenemos? ¿Y acaso no significa estos actos manifestarnos contra
nosotros mismos, contra nuestra propia falta de personalidad, ignorancia e incompetencia? No me
cabe la menor duda que única cruzada obligatoria es aquella
que confronta a uno con su yo-interior.
Si quieres cambiar el mundo, empieza por cambiarte a ti mismo.
Se puede cambiar la sociedad (al menos si hablamos la del "primer mundo") sin gritos histéricos, palabras
soeces o iracundas aglomeraciones. Sin romper nada, ni vidrieras ni
postes de teléfono ni contenedores (folios sí se puede). Sólo
cambiando un poco nuestra mentalidad, actuando de una manera más
racional y de manera privada. La mejor manera es utilizar la que yo
proclamo la cultura del enfrentamiento, que iré explicando paso por
paso en este ensayo.
Se puede cambiar el mundo en silencio, sin ejecutar un solo acto de
violencia.
Notas:
Cuanto
más iletrada es una población más fácil resulta de engañar, de
someter. Bien adiestrada, se arrodillará y comerá de las manos de sus amos
y no dudará en morder con saña la de sus libertadores.
Al
pueblo le causa verdadero pánico la gran libertad, pues no soporta
las grandes responsabilidades o tomar decisiones de relevancia.
¡Al
pueblo, pan y circo!
Una vida
sencilla, un pequeño amor, y unas cuantas alegrías. No
aspiramos a más.
Escrito por un ser humano convencional.
Me
daban de comer sémola, me atiborraban de comida basura, proyectaban
en mi mente imágenes y sueños insignificantes. Me sentí mejor cuando
vomité esas porquerías de mis entrañas, cuando me arranqué esa
iconografía de mi mente, todos aquellos himnos e ídolos sectarios. Ahora me siento más libre y con grandes
proyectos de futuro.
Escrito por un tipo adiestrado con los cánones de la Cultura
del Enfrentamiento.
(1)
Este señor, según Pere Estupinyà (colega de Punset) en su libro "Ladrones de cerebros" , es el octavo
personaje más citado en la
historia de la humanidad detrás de otras personalidades como Marx, Lenin,
Aristóteles,
Shakespeare, Platón, Freud o Milikito. Así que cuidadito con él.
Mm... creo que uno de la lista sobra.
(2)
No, no me he
fumado nada señor, estos párrafos surgieron ellos solos,
espontáneamente, y proceden de una mente completamente lúcida.
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