El anti-ídolo. Ensayo y crítica sobre los ídolos contemporáneos.
Los ídolos son humildes. Crítica.
Ensalzar la humildad de una figura de renombre mundial cuya
iconografía que le envuelve constituye el epicentro de un
representación fastuosa y magnificente, constituiría una acción
similar a alabar la imagen de
aquel profeta que presume de pobreza ataviado con harapos cuando resulta, fíjate,
que habita confortablemente en un templo construido con ladrillos de
oro y aderezado con esculturas de oro y mausoleos faraónicos. Suena casi
casi pero casi tan desatinado como las espontáneas respuestas de las
modelos finalistas de los concursos de belleza (1). Por
cierto, hablando de oros y ladrillos, se me acaba de presentar un
pensamiento con la imagen del Vaticano. No sé a qué será debido.
Esta mente mía me juega malas pasadas a veces.
(1)
Siempre afirman con una inusitada convicción que quieren cambiar el mundo
y parecen ignorar un precepto tan ridículamente básico como que el
mundo sólo se puede cambiar a partir del desarrollo de la belleza
interior o de una aceptación de ciertos valores éticos que no
surgen espontáneamente por la contemplación de un cuerpo hermoso
sino que brotan de una feroz batalla interna y una adecuada
instrucción reglamentada
Los ídolos no sólo no son humildes si no que se les obliga a
representar un papel antagonista. Amamantados por una sociedad que
preconiza el culto al exceso, la desproporción, la exageración y la
exuberancia, el verbo “presumir” se erige como vocablo ineludible
del dialecto más reconocido e interpretado. Su valedor en efecto debe hacer acto
de presencia de la manera más ostentosa, como asestando un golpe
atronador sobre la mesa, “aquí estoy yo”, debe por tanto presumir
y cuanto más mejor.
Ejemplos: cuanto más puntos anote, cuántos más goles marque, y de la
manera más elaborada, cuanto más espectáculo ofrezca, cuanto más
malhablado, tatuado, chistoso, arrogante, putero, cuánto más guapa,
mejor actriz, pechugona, polémica, espectacular, buscona, cuánto más lo
quesea mejor valoración obtendrá del público (2). Para rematar el preparado, hay que
añadirle un ingrediente clave, el “todo el mundo debe enterarse”.
Es decir, es tan importante la acción como la repercusión.
Lady Gaga no necesita lecciones de este estilo, ya se las sabe
todas. ¿Comprarán su original y arrebatador elixir a base de
ingredientes “naturales”: semen y sangre?
(2)
No se horroricen si les cuento que ha habido asesinos cuyo
objetivo no era matar sino únicamente obtener fama y salir en la
televisión. "Lo hice para dejar mi huella en el mundo". "¿A
cuántos he de asesinar para que salga mi rostro en las noticias?".
"He matado a mi familia a sangre fría, quiero que hagan una
película sobre mí" Estos ejemplos, aunque parezca mentira, no son inventados,
pueden encontrar algunos en el libro "El factor fama". No se horroricen
más todavía si les digo que si estos en vez de pobres y remilgados
asesinos de cuarta división lo fueran de división de honor
los utensilios utilizados en sus crímenes se cotizarían por millones en
maquiavélicas subastas. Y por cierto que muchos de estos malos malísimos una vez
en la cárcel también reciben cartas de admiradoras dotadas de esa maravillosas
cualidades de sentirse atraídas por el “chico malo” y además creer que lo pueden
reformar (sí, desafortunadamente todavía hay muchas de esas). Más aún, en Estados Unidos, cuna de todo lo bueno y lo
malo del capitalismo
ultraliberal,
existen agencias de publicidad cuyos lista de clientes son tipos de horrenda
ética. La criba que deben pasar estos sujetos (no, no puede formar
parte su círculo cualquier delincuente roba-en-mercadonas): haber aparecido alguna vez en los medios
por alguna inicua acción.
Maldad + repercusión = dinero. Estos americanos les sacarían partido crematístico hasta al mismo
demonio. Apuesto a que lo publicitarían de maravilla. Total, si da
dinero... Pueden revisar como ejemplo, las repercusiones del "Juicio del Siglo", que implicaba a O.J.
Simpson y a su ex-mujer.
El ídolo de hoy en día no importa si es bueno o malo o peor, sí debe
ser gracioso, divertido, espectacular, sensual o romper moldes. Su
personalidad debe atraer a las masas.
Sigamos.
Tampoco es que nuestros queridos amuletos de la suerte se dediquen a presumir únicamente sobre los tablaos, platós, parqués o céspedes, también fuera
de su entorno profesional se recrean mostrando sus
portentosas cualidades físicas como anuncios publicitarios, ya sea exponiendo su
paquete (¿con
fotos photoshopeadas?), sus hercúleos bíceps o pectorales
como modelos de ropa interior (Ronaldo, Nadal, Beckham…), mostrando
su reloj superlujoso, o vacilando de carrocería de última
generación. Otros se relamían ante un plato de natillas, alguno luce
su pelo cuidándolo con un champú anticaspa y otro con nombre bíblico
y apellido que rima con maravilla he visto que anuncia detergentes.
¡Bah! Eso es mucho menos glamoroso. Presentarse con la enseña de la
humildad por bandera para luego exhibirse ante millones de personas
como los tíos más guapos y más chulos no me cuadra. ¿Diagnóstico
fraudulento o error de introducción de datos?
Cambiando de tercio y hablando del género femenino, miles, millones
de bellas mujeres entrarán en una competición febril (y también
alimenticia) para alzarse como modelos corporales (léase sexuales)
en los medios, donde por cierto cada día tienen más cabida(3).
Literalmente se matarán por ese pedazo de pastel dulcísimo de
efímero sabor, ya sea para presentar programas televisivos, iluminar
portadas de revistas para machos cachondos o para contonearse como
maniquís de pasarela. Algunas se autodestruirán en el proceso
víctimas de un autoanálisis físico constante o desgarradas por una de los
trastornos más terribles de este siglo (y el anterior): la anorexia(4).
Otros efectos colaterales del culto a la belleza implican
sobrellevar
estoicamente episodios de estrés, ansiedad, depresión; muchas de las
esforzadas candidatas sufrirán
trastorno de personalidad o infelicidad y decepción constante al no
poder alcanzar el grado de perfección física deseado. El objetivo es
descubrirse ante el público y arreglarse con diferentes atavíos para
erigirse como el hada más linda y seductora.
El canon perfecto de belleza habita en las mentes de cada aspirante a
su trono como un sueño o genuina aspiración.
Así se
corromperían el alma si con ello lograran
saborear ese momento álgido, alcanzar esa medida de perfección, y con ello
la posibilidad de darse
a conocer al mundo entero, evitando la reclusión desgraciada del anonimato.
Otras aspirantes desean plantarse con donaire y apostura, convencidas de sí
mismas, y mostrar sus encantos ante las multitudes enfervorizadas,
acto por cierto que simboliza una violación evidente del verbo
actuar con humildad.
Más allá de los límites del decoro, su estatus crecerá de
manera desorbitada si destapa partes eróticas de su cuerpo para que
el público las contemple: cuantas más personas reconozca las curvas
de su piel, ya sea desnudo o ligeramente cubierto, más se
incrementará su caché. Luego escucharemos ciertos comentarios y
comparaciones frutales que incluyen peras, melones o melocotones,
los cuales aún no acierto a comprender a qué obedecen. Pero prometo
enterarme. Por cierto, algunas de estas supermujeres no les
han dolido prendas en enriquecerse cobrando una pasta gansa como
prostitutas de alto standing. Ver para creer.
“Dadme millones y os prometo que seré humilde, simpático y creeré
en vosotros. Si hace falta crearé alguna organización humanitaria
con lo que me sobre de comprar mi supermansión”
Así ya también soy yo humilde. ¿Usted no?
Yo debo ser tonto o es que no me entero de nada. ¿Pero la humildad
no se trataba de consumar actos bondadosos o de un mérito fuera de
lo común y no divulgarlos a los cuatro vientos: “¡He sido yo, he
sido yo!”?(5) ¿De ser honrado, solidario, y guardarlo
para sí? ¿De qué estamos hablando? ¿Han remozado el significado de
humildad en estos últimos años? ¿Estaré flipando? ¿El zumo de piña
sin azúcares añadidos me estará emponzoñando las neuronas?
¿o será quizás la Fanta Cero?
(5) En realidad, los triunfadores de nuestro tiempo no necesitan proferir aullidos autoproclamándose merecedores de una instantánea fotográfica multitudinaria cuando rubriquen una hazaña deportiva o de otra índole. Los medios de comunicación, con todo su arsenal de cámaras siempre bien posicionadas esperando el acontecimiento del siglo, se encargarán de apuntar su nombre, ya sea por medio del comentarista de turno o con epígrafes grandilocuentes en pancartas o emisiones en directo o en diferido. Así proyectarán ese mensaje una y otra vez, de manera cansina, a todos los receptores de ondas audiovisuales del mundo hasta que sus imágenes se nos instalen en la mente y no olvidemos jamás quién es el puto amo: “¡Ha sido él! ¡Fijaros! ¡Es impresionante! ¡El mejor! ¡Un crack!”. Recuerden que si incluso una mentira repetida miles de veces se convierte en una verdad absoluta, una pseudoverdad (una verdad susceptible de ser rebatida con nuevos argumentos) o verdad coyuntural (que sólo toma forma en una época determinada) puede erigirse como un axioma indestructible si se insiste en ella, se corea el número adecuado de veces y además es asimilada por un número suficiente de individuos. Puesto que vivimos en una "caverna mediática", donde las parábolas emitidas por los medios resuenan en las paredes de todo hogar conectado a una fuente de misiones audiovisuales, este objetivo resulta sumamente fácil de conseguir. Hoy en día la libertad con mayúsculas más parece ligada a una desconexión tecnológica que a una credulidad ante los mensajes emitidos por el tam-tam mediático.
Si en la anterior sección veíamos como famosos y famosas se adherían
a causas humanitarias para luego salir en portadas de revistas y
televisiones, ahora analizamos la definición de humildad para ver si
es consistente con uno de los calificativos aplicables a famosetes.
Veamos que nos dice el diccionario(6) de la Real Academia
de la lengua sobre el vocablo "humildad":
“Vivir modestamente”.
Ok, los Ferraris, Porsches, Lamborghinis, Audis (¡pringao!), etc que
podemos contemplar en los entrenamientos de los equipos se derivan
perfectamente de esta definición. La casa de Lebron James también
entra dentro de esta categoría. Seguro. Les conmino a que realicen
su propia lista. Máximo diez mil nombres.
“Bajo y de poca altura”.
Esta frase creo se acuñó después de la llegada de Messi al Barça.
“Sumisión y rendimiento”.
¿Sumisión al lujo, a la play-station? ¿Rendimiento sexual?
Concluyamos, ídolo materialista y humildad son dos términos que se
repelen, opuestos y antagonistas. Son como dos amigas ataviadas con
similar atuendo en la misma boda: no pueden presentarse juntas. Y
además se odian a muerte.
Notas:
(3)
Y las páginas porno siguen creciendo. Miles de millones.. y siguen
creciendo en número.
Fuentes:
http://www.schultzeetime.com/2011/01/stats-on-internet-pornography.html
(datos globales sobre pornografía en Internet)
http://www.oem.com.mx/elsoldetijuana/notas/n1199060.htm
En abril de 2014 la búsqueda en Google de la palabra "porn" arrojaba un total de
resultados de 412 millones.
Según las anteriores fuentes, el 35% de descargas
son porno, el número de portales oscila entre 25 y 25 millones con
un número de páginas web totales de unos 1000 millones en 2011, unos
200 millones más que en el 2008. En 2003 se contabilizaban
aproximadamente 260 millones de páginas web. Resumiendo, si nos esforzamos todos en unos
pocos años las páginas porno en Internet habrán superado el número
de individuos sobre la faz de la Tierra. Saldremos a 1 página por cada uno.
¿Ya ha elegido la suya? Apuesto a que sí. ¡Eh oiga, no se apropie de
todas, deje para los demás!
(4)
En
el tercer mundo, millones de personas se mueren de hambre, y en el
primer mundo, en el cual gozamos de superabundancia de alimentos,
millones de mujeres (y unos cuantos de varones) se matan de hambre. A propósito y a conciencia.
Es esta otra de las sangrantes contradicciones que nos ofrece la
cara más oscura del capitalismo, la presión por conseguir una imagen
de película incluye como “regalo” unos efectos devastadores sobre la
salud del género femenino. A los varones, bien es verdad que este
torbellino opresivo nos pasa rozando. Ya de adultos podemos mostrar
un gran barrigón similar al de Obélix sin rubor alguno. No es
mi caso afortunadamente. Resumiendo, unos se mueren debido a la
imposibilidad de poder alimentarse adecuadamente, otros más
agraciados, los que sí pueden acceder a una variada gastronomía, se
torturan a sí mismos para acariciar el mito imposible de la belleza
corporal. En el canto de la moneda (no hay tercera cara), otro buen
porcentaje del primer mundo disfruta ingiriendo comida basura, pues como luego explicaré este tipo de alimentación
provoca cientos de miles de muertes prematuras en las sociedades
desarrolladas. Lo triste es que todos estos problemas se podrían
atajar, pero siempre parecemos ocupados en otras cuestiones
“prioritarias” tales como ir a la peluquería, hablar de potitos,
depilarnos las axilas o aporrear el mando a distancia hasta
desgastar los botones. No todo es tan fácil, la resolución de estos
males humanos causaría que una avalancha de millones de seres
humanos ávidos de sensaciones masoquistas buscara a toda prisa y sin
descanso someterse a cualquier otro tipo de sujeción o manipulación, ya sea física,
psicológica, sexual. Así somos. En realidad no somos así, sino que
“así fuimos educados”.
(6)
Diccionario: libro que no usamos nunca porque ya conocemos todas
las palabras que nos hacen falta. Me comenta un pajarito que el
diccionario de términos de un futbolista medio tiene 2 páginas de
grosor. Y la primera es el índice.
Contacto y comentarios
Puedes comentar este texto aquí: Comentarios
También puedes contactar con el administrador en este enlace: Contacto