El anti-ídolo. Ensayo y crítica sobre los ídolos contemporáneos.

Creado: 31/1/2012 | Modificado: 31/1/2021 3543 visitas | Ver todas Añadir comentario



 

Efectos secundarios cultura del número 1. Enfrentamientos virtuales.

Se dice que nuestros héroes producen un efecto naturalmente positivo en las personas que les profesan admiración. Sería por mi parte arriesgado esgrimir lo contrario. Parece absurdo atacar esta prerrogativa, que parece socialmente aceptada. Pero toda “verdad” tiene su contrapartida.

Lista de efectos secundarios achacables a la cultura del ídolo. Resumiré si no esta sección se puede hacer larga y farragosa:

Enfrentamientos virtuales

Es sumamente fácil encontrar conductas de aficionados, no necesariamente radicales, muy salidas de tono, discusiones de alto un nivel de cerrilidad y un larga lista de antideportivas conductas.  Por poner un ejemplo: visiten el portal web del periódico Marca (Marca.es), uno de los más visitados de la red y referencia de periodismo deportivo de habla hispana cuyos periodistas adscritos suelen optar a premios periodísticos como el Pulitzer o similares por su objetividad y hábil pluma(1). En su sección de comentarios a la noticia, poco después de la finalización de algún partido polémico o de enconada rivalidad, podrán ustedes degustar  una variadísima gastronomía de insultos xenófobos, aderezado con salsas de estupidez, subjetividad y fanatismo de potentes y picantes sabores. Si quieren enriquecer su vocabulario coloquial de exabruptos, incrementándolo de manera notoria, no duden en visitar la sección de comentarios de este portal. Su estómago lo agradecerá. O no. Preparen Almax.

(1)
Bueno vale, igual no

Si hubiera que recopilar únicamente las guerras verbales entre partidarios del “equipo merengue” y el “culé” o “blaugrana” esa tarea conllevaría un considerable tiempo de análisis. Yo mismo he sido testigo presencial de los comentarios más vulgares. En algunos casos, atroces, brutales, criminales. Y no hablo de llamar “hijo de puta al árbitro”, no, pues calificar de ese modo a un árbitro no pasa de ser un mero menosprecio (y como mucho te castigan con un partido de sanción). Gracias a dios a que existe la censura en esta sección (borran comentarios muy subidos de tono), que si no... mejor no imaginárselo. Deberían prohibir la entrada a estos foros a menores de dieciocho años. O mejor, a menores de cien años. Creo además que cada contertulio debería presentar un carné que demuestre que es psicológicamente apto para expresar opiniones maduras. Lo de las faltas de ortografía mejor lo dejamos para otra ocasión. En fin, algún día les extraigo y les presento unos cuantos ejemplos claros e ilustrativos para qué vean el nivel cultural de los acólitos debatientes. Excelentes para provocar el vómito. Que sí que ni mucho menos son todos, pero las excepciones son tan numerosas que las anomalías de la regla general ya han sido integradas dentro de su esquema. Expresado de modo alternativo, que son tantas las excepciones que ya no deben considerarse como tales. También es verdad que el anonimato en Internet ampara esta corrosiva verborrea. A cara descubierta un individuo se lo piensa dos veces antes de soltar tantas perrerías, pero eso no quiere decir que no se identifique con ellas, que no provengan de una profunda y arraigada frustración alojada en sus entrañas.

Esa retahíla de insultos y palabras malsonantes se suelen expresar durante el transcurso del partido, lo cual aunque triste resulta medianamente comprensible: se desahoga un sentimiento interior que suele alimentarse de las constantes frustraciones cotidianas. Lo preocupantes y terrible es que ese rabia u odio visceral se mantenga durante horas, días, semanas e incluso años(2) (sí años), que esa sumisión irracional de hedor nauseabundo se hacine en el interior de aficionado durante un tiempo tan prolongado cual tumor cancerígeno.


(2) Miles de aficionados disponen de una desarrolladísima memoria histórica tanto para recordar pasajes gloriosos como para rememorar acontecimientos que les reportaron amargura.

¿Hablamos de deporte, de juegos civilizados o de qué estamos hablando?


Lo peor de todo es que cuando esta especie de caldo pastoso e insalubre te salpica tan de frente te queda una sensación tan asquerosa que no se elimina ni metiéndote dentro de un barreño relleno de Fairy ("el milagro antigrasa"). Tampoco vale rascarte con papel de lija. Te quedas blanco fuera pero por dentro sigues igual de negro. Perdón, ¿he dicho negro?, quería decir “de color”.

El deporte es una forma de religión que afecta tanto positiva como negativamente a sus seguidores o feligreses.

Nota:
En esta sección, aunque me he centrado en el deporte del fútbol, la ejemplificación se puede extender a prácticamente todas las disciplinas deportivas de corte mayoritario o minoritario. De hecho, una de las polémicas más repetidas (y sangrantes) en los foros de marca es, y no va de broma, si se debe considerar a Nadal  un gran jugador y ejemplo de deportividad o un simple "pasabolas" de corte ultradefensivo y que no duda en utilizar sucias tretas para imponerse sobre el adversario. Lo crean o no, hay bastantes que se decantan por la segunda propuesta. Al menos sí los que le califican de "pasabolas". Y no, no son extranjeros, son residentes en España. Esto no me parece tan grave, lo penoso es contemplar el grado de agresividad con la que profesan sus opiniones, parece que su vida dependa de que su juicio sea el que prevalezca. Una cosa es ser crítico con este tipo de triunfadores apuntando argumentos razonados y objetivos y otra cosa muy diferente es denigrarlos sin medida apuntando razones sin fundamento y nacidas de un conflicto personal como la envidia o la predilección por la forma de jugar de alguno de sus adversarios. Poco tengo que ver yo con estos sujetos.






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