El anti-ídolo. Ensayo y crítica sobre los ídolos contemporáneos.
Ejemplo de ídolos y apuntes de riqueza.
Ahora imaginen, por ejemplo, a un individuo atizando a una bola con
un palo. Sí, un palo. Olvidemos la tecnología exquisita con la que
se ha fabricado porque en el fondo sigue siendo eso: un palo con
denominación de origen. El venerable objetivo del golfista
profesional consiste en meter la susodicha bola o pelota gruyère en
un hoyo perfectamente excavado en el césped. Este individuo repite la acción de
golpear la pelotita de marras miles (¿millones?) de veces para perfeccionar su
estilo y alcanzar un grado de refinamiento que le permita conseguir
“rellenar” todos los hoyos en el menor número de toques posible.
Es por todos sabido que nuestro querido golfista, independientemente
que realice cualquier otro ejercicio ya sea de talante intelectual,
deportivo o extradeportivo, es decir aunque invierta parte de su
tiempo libre en instruirse o formarse más allá de su pericia
golfística, si logra alcanzar un nivel de exigencia determinado
entrará a formar parte de la élite de un reducido colectivo de
individuos. Un gremio de afortunados que se
beneficiará del elogio de millones de personas a la vez que
engrosarán su chequera de forma ostensible.
Su método: repetir acciones, limar defectos, desafiarse a sí mismo
con el firme propósito de alcanzar la utopía de la perfección.
En este caso una de las obras cumbre de la realización humana apunta a un individuo seducido hasta la catarsis por un conjunto de palos de metal y pelotas con agujeritos que porfía con místico denuedo por meter aquellas en los dieciocho hoyos del campo en el menor número de golpes. Califiquen ustedes por sí mismos ese grado de excelsitud de cero a diez. (1)
(1)
Yo en este momento no me siento muy
dispuesto para tal tarea después de leerme “Economía Canalla” de Loretta Napoleoni que trata
sobre la nueva realidad del capitalismo y sus múltiples efectos
colaterales.
Me vería
influenciado negativamente para juzgar y calificar objetivamente el ejercicio de
precisión descrito anteriormente: lo puntuaría por debajo del cero.
Puntuación todavía más baja le otorgaría si lo hubiera hecho después de finiquitar por segunda vez "Las
semillas de la violencia" de Rojas Marcos. Y un, quizás, menos
cincuenta mil tras la lectura "La Escuela del mundo al revés" de
Eduardo Galeano. Y mejor no sigo... no vaya a ser que levante el
cartel adornado con un signo menos acompañado de un ocho tumbado. Hay tipos que se
dejarían la vida para ayudar a construir un mundo más saludable y no los
conocen ni les ayudan más que cuatro gatos, y a un tío enamorado de
un palo u otro que sueña con hacer malabarismos con un balón se les
reverencia como auténticos dioses. Luego decimos que el mundo no funciona bien.
Claro, tiene su lógica, aplastante: vivimos nosotros en él.
Así somos, queremos más a nuestro perro, a un amaestrador de pelotas
que al género humano. Y entre querer a un perro y a una pelota,
mejor a esta última. ¿Por qué? Porque querer a su perro
tampoco le convertirá en un icono de masas, querido y aclamado por
millones de autómatas personas. Y adquirir una
sensibilidad por el ser humano y sus circunstancias podría causarle una depresión severa
(contemplando lo zoquete y masoquista que es). No es mi caso
afortunadamente. Más bien al contrario: cuanto más cosas aprendo más
cosas quiero saber y no permitiré que nadie jamás me arrebate mi
curiosidad innata por profundizar en los misterios que la vida me
ofrece.
Puesto que en ningún tratado de psicología escrito hasta ahora se ha
documentado empíricamente, o lo que es lo mismo, con resultados fiables, que el
hecho de golpear una pelota permite la concepción o desarrollo de
alguna cualidad humana destacable (aplicable fuera del ámbito del
golf) salvo por azar o casualidad, dadas las circunstancias
adscritas, en la cima de la excelencia golfista podemos encontrar a
individuos de toda índole, desde el más zafio(2) hasta el más
caballeroso y magnánimo. El problema (grave, por cierto) radica en
que esas características individuales, buenas, malas o peores, se
ven relegadas a un segundo plano, pues muy por encima se valora el
talento de ejecutar su repertorio de golpes. Lo demás es nota al
margen, si lo hace bien si no pues también… mientras la meta antes
en el hoyo. Meterla en el hoyo constituye su método de vida. Queda
claro: meterla en el hoyo representa la mayor ilusión del citado
protagonista de este relato, toda su vida debe orientarse en ese
aspecto. Meterla en el hoyo. Cuanto más lo escribo más alienado me
siento. Así que mejor concluyo aquí el párrafo antes de que se me
desajuste algún tornillo.
(2)
Revisen si no la biografía del golfista profesional John Daly. Un
dato, en su autobiografía, aparte de revelar su longeva adicción al
alcohol y sus líos de faldas, afirma haber derrochado entre 50 y 60
millones de dólares en casinos y casas de apuestas (leen bien).
Dentro de este calamitoso despilfarro se incluye la pérdida de 1.5
millones de dólares en un casino de Las Vegas en Octubre de 2005
justo después de ganar un prestigioso torneo americano (el WGC-American
Express tournament). El premio obtenido por dicha victoria fue
aproximadamente la mitad de lo desembolsado en el casino. Todo un
campeón al que millones de personas y marcas prestigiosas no dudaron
en patrocinar. Y lo seguirán haciendo sin pestañear. ¿Por
qué? Es obvio: es muy bueno metiendo pelotas en un hoyo.
(7) (8) Pueden encontrar las notas relacionadas en el artículo que sigue a este:
El comentario sobre el golf no es aleatorio,
el primer jugador de la clasificación anual de golfistas
profesionales ingresa de cientos de miles a varios millones de
euros anuales. Para muestra un dato, el laureado y conocídisimo Tiger Woods alcanzaba en el
año 2010, después de unos 15 años en la élite, los mil millones de
dólares en premios. Repitamos la cifra. Mil millones de dólares. Y
ahora repetimos el motivo principal de ser merecedor de tales
estratosféricas ganancias: meter la pelota en el hoyo con un palo
con más gracia y salero que los demás golfistas. Sí, señor. Es de
justicia, meter la pelota en el hoyo es un acto propio de un ser humano
todopoderoso.
Reflexión:
Recapitulemos y extendamos el ejemplo, un colectivo enorme de
individuos, llamémosle humanidad, ha decidido por mayoría (o por
enormes minorías)
que meter una bola o pelota en cualquier tipo de agujero (más o
menos grande como portería, cesto, etc) o aporrearla con cariño o a
mala ostia (golf, béisbol, hockey), es más relevante, digno,
admirable, difícil, meritorio, envidiable (continúen la frase
añadiendo 10 o 20 adjetivos calificativos más) moralmente aceptable
y pecuniariamente recompensable que la gran mayoría de otras
prácticas, deseos y actividades humanas. Llegamos a la conclusión de
que meter una pelota en un hoyo
constituye un acto heroico y cuasidivino, aclamado por millones
de individuos pertenecientes a una sociedad que se supone
próspera, justa, ética, equitativa e igualitaria. Meter una
pelota en un hoyo es una de las obras cumbres de la excelencia humana. (¡?!).
Perdónenme, me retiro unos momentos al "cuarto de la risa" a
descojonarme un rato.
Un ser humano capitalista puede
en su ilimitada ambición profesar un gran amor por una cantidad
infinita de objetos. Por el contrario, durante su vida sólo mostrará
amor y verdadero respeto por un número muy limitado de personas. En
casos extremos ese número se reduce a 1: él mismo. La ventaja de
detentar ese
egoísmo sin escrúpulos es que permite reducir la dependencia de las
opiniones de otros seres humanos, lo cual abre enormes posibilidades para
seguir adquiriendo objetos o ejerciendo actitudes discriminatorias hacia otros
individuos de su misma condición sin restricción alguna.
A este bendito sujeto le resulta mucho más sencillo y
gratificante soñar con acumular más objetos que nadie antes que
alcanzar un sentimiento divino construyendo una original historia de
amor por un congénere (para tareas semejantes se muestra como un
inútil pusilánime).
Además, algunos de sus más queridas referencias son aquellos que
precisamente muestran adoración por actividades relacionadas con manejar o manipular objetos (ej:
deportistas, empresarios) o se exhiben ante los auditorios como objetos de
consumo (mujeres/hombres objeto). Si esto no fuera suficiente, podemos añadir
que los individuos que muestran excesiva predilección en resolver problemas
humanos (léase amor por las personas) ni son bien vistos ni son excesivamente
populares salvo en contadas excepciones en las que reciben una pequeña ovación y
un premio mal pagado.
Corolario: el
objeto en esta sociedad es el auténtico Dios, todo gira en torno a
él.
Porque en este mundo, lo quieran o no, el dinero (y la imagen de
su beneficiario) es la medida de todas las cosas, y toda comparación
entre individuos parece establecerse en función de la cantidad de
riqueza que atesoran. No por supuesto, el modo de invertirla, para
eso habría que investigarles, conocer otros rasgos de su
personalidad y eso ya requiere de un tiempo y esfuerzo adicional del
que
carecemos. Y aunque dispusiéramos de él, en
realidad, ningún defecto o palabra pronunciada le quitaría una sola
de las estrellas, como éxitos, que lucen en su gabardina de los
domingos.
Y así los aficionados viven, sueñan, disfrutan o se enojan
contemplando a deportistas y pelotas entrelazados en una simpática
coreografía donde se mezclan por igual la fortuna, el talento y el
predominio físico. El dominador de pelotas (podríamos denominarlo
toca-pelotas, pelotero, tapa-agujeros), el que mayor destreza logre en
amaestrarlas y ordenar sus movimientos se torna el “ídolo de masas”.
Tiene pelotas la cosa. Y yo aquí hablando solo, escribiendo y
leyéndome libros raros (3).
(3)
A veces pienso que soy adoptado. Otras, que me han abducido
criaturas de otra galaxia. Quizás de la "Galaxia Gutenberg".
¿Definiciones para que los predican una filosofía de vida
opuesta o simplemente complementaria?: Mentecatos, filósofos
absurdos, perdedores, inmaduros, rebeldes, desafinados e incluso
pobres iluminados.
Aplicando los dictámenes de la Biblia Materialista: más vale rico
estúpido que un pobre iluminado. Un rico siempre es un rico, y un pobre… es
un tipo sin importancia, un perdedor.
Para completar esta sección sólo nos
faltaría la columna firmada por un afamado periodista deportivo, de
estos que les encanta magnificar los éxitos de algún laureado
deportista cayendo en exageradas adulaciones y prosa magnificente.
Me imagino un ejemplo de boceto como el siguiente:
“Fulanito de España obtiene el reconocimiento mundial con su
toque divino porque el golf no es un juego, simboliza, la vida, la
libertad, el triunfo, la gloria, la amistad, blablabla, la
confraternización, la concordia, la paz infinita entre países blababla,
los golfistas son como conquistadores, embajadores de buena
voluntad, pequeños dioses que pasean la
bandera de nuestro país por los veinticuatro continentes blalabla
les rendiremos honores en la vida, en la muerte y más allá
blabalabla, cantaremos himnos en su memoria, jamás le olvidaremos
blablaba etc etc bajemos la cabeza, quitémonos el sombrero y honremos
su presencia blablabla debemos estarle agradecido, España debe
honrar sus memoria blablabla un ejemplo singular para niños, adolescentes, adultos, ancianos,
teletubbies blablabla se merece todos los premios y caudal de halagos recibidos
blablabla su gloria no tendrá fin blablabla amén blablaba”.
Ya será menos. Sin embargo, el tipo que suele escribir semejantes
memeces, realmente se cree
lo que dice.
Pensarán que me he excedido un poco en este párrafo, en realidad
exagero “un pelín”, pero mucho menos de lo que se creen. En
cuanto a evaluaciones a deportistas, he llegado a escuchar (leer) lisonjas y
adulaciones tan pomposas como para empequeñecer al ser humano más valiente o
cultivado del mundo, y en tal cantidad que de recogerlos en un solo
documento este, aparte de contener todos los adjetivos calificativos
positivos existentes (y otros más inventados) en nuestra lengua,
tendría tal longitud que daría la vuelta al mundo unos cuantos cientos de
veces. Así que recapitulando, creo que no sólo no he exagerado sino que me
he mostrado comedido. Piénsenlo detenidamente, ¿cuántos halagos se pueden adjudicar
a cualquiera de estos prohombres y supermujeres
durante toda su trayectoria profesional
si sumamos aquellos apuntados por medios periodísticos,
audiovisuales o pronunciados por individuos corrientes de cualquier
país? Reflexionen
durante unos momentos, ¿aún de verdad creen que he “hinchado las
estadísticas”?
Yo, que por cierto he sido amante de la práctica deportiva desde los
la infancia (y lo
sigo siendo), lo siento mucho, a mí no me torea nadie, el juego del
golf consiste básicamente en meter una pelota en un hoyo. No hay
más.
Una pelota en un hoyo con un palo. Que el tío que las meta
antes adquiera cierto reconocimiento puedo entenderlo porque yo
también como he dicho pertenezco al gremio de deportistas
habituales, pero todo el tinglao montado para endiosar a un golfista y
enriquecerle hasta niveles que rozan la paranoia resulta absolutamente
aberrante.
Aplíquese con esmero a otras prácticas deportivas.
Véase otro "curioso" ejemplo abajo (podría citar cientos):
Una de las anécdotas más comentadas dentro del ámbito de los deportes de pelota
es aquella protagonizada por el "pelusa" Diego Maradona, otro icono de masas,
afortunadamente ya jubilado. Tal era el control con los pies para dominar todo tipo de redondos objetos que se decía de él que
lo que otros jugadores realizaban con una pelota, él era capaz de hacerlo con
una naranja. (4)
Impresionante documento.
Las veces que este "señor" ha hecho demostraciones públicas delante de un
público asistente personalizando y corroborando susodicha frase célebre ha desatado
oleadas de aclamación y cientos de expresiones monosilábicas tales como "¡OOh!".
La más famosa, co-protagonizada con una naranja o mandarina (también lo hacía con
pelotas de tenis, no se lo pierdan), parece ser recordadas por el público asistente
como si hubieran presenciado un acto divino, como cuando el Dios bíblico
partió en dos el Mar Rojo... o similar. Lo que no he podido averiguar es si las naranjas procedían de mi pueblo, de la arruinada California, estaban más trucadas
que las cucharas de Uri Geller o
vete tú a saber.
En cualquier caso, la anécdota ha perdurado en el tiempo gracias al boca a boca, a
Internet y a la admiración incalculable profesada a este "señor". No quiero
siquiera imaginar qué hubiera ocurrido si el pelusa llega a profesar la misma
simpatía y devoción por otra fruta menos oronda y lironda como una pera o un plátano. ¡Las puertas del
cielo se le abrirían por tamaña inmortal hazaña! ¡El dominio de una pera con los
pies es imposible, constituiría un hito inaccesible para los vulgares mortales! ¡Postrémonos ante sus
portentosas extremidades inferiores! ¡Besémosle los deditos de los pies!
Por cierto, en otro universo paralelo o perpendicular al
nuestro, a este supertalentoso hijo pródigo imagino que se le espetaría algo así
como: "¿Eres tonto o qué?, ¿qué coño haces?, anda ya, deja de jugar y vete a
hacer cosas de provecho. Madre mía, para 30 años el chico y todavía perdiendo el tiempo con
idioteces. ¡Jugando con una naranja, habrase visto!. Qué tristeza, ¡nos ha salido retrasado!
No sé qué vamos a hacer con él. Esperemos que alguien le dé trabajo y recapacite. ¡Madura ya demonios!
¡Dos meses recogiendo naranjas en la huerta trabajando de sol a sol te harían
falta! ¡Ahí tendrás todo el tiempo para hacer malabarismos con ellas!
¡Pringao!"
Sin embargo, el párrafo anterior supone una contra-tendencia en la actualidad.
En un futuro cercano los progenitores más avezados mostrarán una actitud como la
siguiente:
- Pepito hijo, tu madre y yo hemos tomado una determinación. A partir de
hoy, en vez de asistir diariamente a la escuela te dedicarás 8 horas al día en hacer malabarismos
con un balón utilizando ambos pies. A fin de cuentas, si estudias mucho y te sacas
una carrera igual acabas frustrado, sin expectativas y en la cola en el paro, como le pasa a muchos, y seguramente ni
aunque fueras el más listo de la clase tampoco te iba a querer la gente ni te iban
a pagar tanto dinero comparado con un buen futbolista.
- Es verdad, los futbolistas y deportistas en general son los más admirados,
ganan una pasta y todo el mundo los quiere.
- Claro, es así como dices. Además, leer libros ya pasó de
moda hace mucho tiempo, la gente ya no quiere leer ni mucho menos pensar. Por
tanto, vamos a sacar ventaja a todos los pedantes estudiosos y cortaremos por lo
sano. A partir de hoy, compraremos un montón de balones y tú te dedicarás a
patearlos día y noche. Esa será tu misión en la vida. La misión que se le
confiere a un futuro "Icono de masas" y "Gran persona".
- Ok, papá, mamá, os haré el caso. Todo sea por el bien de la humanidad.
- Me alegra que seas comprensivo. Es esta una tarea digna y propia de dioses.
Que sepas que nosotros sólo queremos lo mejor para ti, y aunque has mostrado
grandes aptitudes para la lectura, la reflexión y el estudio de la ciencia, pensamos que esas
tareas y
disciplinas de estudio sólo te puede acarrear problemas, discusiones y dolores de
cabeza en el mundo en que vivimos. Fíjate cuanto científico ha tenido que huir
de España debido a la caótica situación que atraviesa el estudio de ciencias e
ingenierías. Hijo, ya sabes, es preferible entretener a la gante
que hacerles discurrir. Así que creemos que esta propuesta didáctica es una
excelente opción de futuro.
- Sí, claro, estoy seguro de que os preocupáis por mí. Considero que vuestra
decisión es muy sabia.
- Con que aprendas a leer y a escribir y un poco de matemáticas sobre todo para
contar el dinero que ganarás en el futuro es más que suficiente. Ni siquiera
hace falta que te expreses con más de 1000 palabras, de hecho muchos campeones
siempre dicen las mismas cuatro frases, la mar de tontas por cierto, y sin
embargo la gente
sigue escuchándoles totalmente embobados. En realidad, ellos sí son han
demostrado ser más listos que nadie, dejaron atrás las tareas superfluas y se
dedicaron toda la vida a cumplimentar un sueño.
- Sí, es verdad. Son la mar de "inteligentes".
-
Ni latín, ni biologías o geologías, ni trabajos manuales ni
pollas en vinagre. Eso no sirve para nada. Tu padre y ya invetir cientos de
horas en asimilar muchas de
esas idioteces, leímos muchas revistas y novelas y aquí nos tienes yo en el paro
y él ganando mil euros. No volveremos a caer en ese error. Nosotros te
enseñaremos lo justo y necesario para ser una "gran persona" y tengas millones
de seguidores pidiéndote autógrafos.
- Magnífico.
- Tienes que aprender a amaestrar ese balón como sea, hijo. El futuro de la
sociedad, el país, el sistema solar y la galaxia depende de ello.
- Claro, claro. Por cierto, una preguntita de nada.
- Sí, hijo...
- ¿Es posible emanciparse a los 9 años de edad?
- Pues me temo que no, ¿por qué lo preguntas?
- No, por nada por nada.
Comentarios:
En fin queridos lectores, yo creo que es hora de proponer a los evolucionistas,
antropólogos y demás sesudos investigadores de que sean coherentes, adopten una postura crítica y realista y decidan de una puta
vez por todas modificar el erróneo nombre que nos define como especie. No tiene
ningún sentido, más allá de la pura vanidad, autocalificarnos como sapiens.
Es de sabios rectificar. Es obvio pues que no rectificaremos.
A veces no entiendo para qué demonios hemos desarrollado un cerebro con 10 ó
20 mil millones de neuronas. Algunos no aprovechan más que cuatro y se les
admira. Qué despilfarro.
PD: si usted vive en Alfa Centauro o en una galaxia cercana es posible que le
llegue los ecos de mi risotada. Tendrían que ver mi cara cuando escribo párrafos
como los de arriba, a veces mis frecuentes carcajadas me producen dolor de
estómago. Por favor, ¡"seres humanos" materialista, paren ya de hacer tantas
idioteces y de
formar y alentar a tipos como el de los anteriores ejemplos se lo suplico! ¡Que se me desencaja la mandíbula! ¡Y me
los ponen como ejemplos a imitar! ¡¡Y la gente se lo cree!! ¡¡Por
favor!! Yo, sinceramente, a veces pienso que, una de dos, o soy el más loco de
los habitantes de este aguado planeta o un genio incomprendido. El tiempo dirá.
Sólo espero que cada día que transcurra diste un poco más de parecerme a todos estos ejemplos para
la (in?)humanidad.
De momento, voy por buen camino. Yo mismo me doy palmaditas en la
cabeza :).
"Bien hecho, chaval, bien, tú puedes". Eso sí, a cada uno lo suyo, graciosos lo son un rato, aprender
aprendo poco o nada con ellos,
ahora, divertidos y graciosos sí. Los podría considerar como aquellos bufones de castillo de la Edad Media,
salen hacen cuatro paridas, divierten al personal, y al final todos para casa.
Se me ocurre que se podría proponer a la NASA que incluya el vídeo este del
"pelusa" y la
naranja en una compilación hecha sobre algunas de las costumbres más admiradas
que adopta el ser humano en la
tierra y lo envíen en una sonda espacial con el fin de que otras civilizaciones más
avanzadas sepan de nosotros. ¿Ustedes qué opinan? ¿Lo consideran una propuesta
útil o sienten vergüenza ajena? ¿Quiere estampar usted aquí una firmita?
Ya le dejo yo mi boli bic. ¿Prefiere el que escribe fino o el que escribe
normal?
Creo que voy a intentar a hacer "toquecitos" yo también. Veré qué tengo de redondo
en la nevera. Creo que había manzanas, plátanos...¿un melón? MM, por probar que no quede...
Nota: Espero que la concepción de esta sección no me haya generado la enemistad
de media población argentina... y un cuarto de la población mundial. De hecho,
como siga criticando a todos estos señores, admirados por todos, me temo que no
encontraré lugar o rincón donde guarecerme de la crítica salvo quizás entre las dunas del desierto del
Gobi. O quizás debería pensar en construirme un búnker en el sótano.
Nota (se me van ocurriendo sobre la marcha):
Claro que se puede aspirar a lo dicho anteriormente o a "hacer toquecitos con
una naranja". O con un balón. Difícil elección a tomar, sí señor.
Pues nada, ahí tienes a
millones de individuos orgullosos de mantener en un pedestal a
sujetos como el
descrito y yo aquí discutiendo a veces
con mi madre que me ofrenda el sempiterno: "¡no te calientes tanto
la cabeza!". No se preocupen, con ella (y con la mayoría de
gente) hablo normalmente de cosas triviales. No vaya a ser que
me "descubran". A veces me siento como "Batman" o algún superhéroe
similar, un tipo que guarda muchos secretos que no se pueden
desvelar. Superhéroe o superfriki, como quieran ustedes calificarlo.
En fin, mejor ir de incógnito y pasar
desapercibido... hasta que me canse. ¿Y este blog a qué obedece?
¡Pues que me he cansado ya de contemplar, leer y escuchar
imbecilidades y
barbaridades! ¡No me gusta
este patético mundo! Por eso, me presto para intentar cambiarlo ¡Si no lo consigo da
igual! ¡Con lo que me estoy riendo! ¡Quiero más ídolos de esos de
dos pesetas para patearles el culo! ¡Sí, sí, más! ¡Quiero más!
¡Esmérense más demonios! ¡Más Mouriños y Belenes Esteban por favor! ¡Sí,
esmeraos! ¡Yo sé qué podéis! ¡Vended vuestras casas y
entregádsela
a estos maravillosos personajes! ¡Hasta que llegue un día que algunos de ellos ya se le
retribuya con cientos de millones de euros y usted trabajando más
horas su sueldo no le dé ni para alimentar a sus hijos!
Nuestra
capacidad para amar es ilimitada, tanto como nuestra ignorancia para
desplegarla. El ser humano materialista, aquel cuyo corazón tiene
dimensiones de una lenteja, se conforma con albergar una sola gota
de ese caudal. El día que bebe esa milagrosa gota se olvida todas
sus frustraciones y cae fulminado como poseído por una fuerza
inconmensurable. Una vez asimilado el golpe certero, despierta para
calificar esa sensación como un placer digno de los dioses. Y
hablamos de una sola gota...
El ser humano
no nace imbécil, no. Se vuelve imbécil imitando a los demás... en
especial a sus dioses de referencia.
¿El poder más
grande del universo? Querer algo con todas tus fuerzas.
Reflexiones y crítica:
Reflexionen ustedes señores humanos y humanas un momento,
échenle un ojo al mundo que tienen ahí fuera y díganme ustedes con
su parco o elevado intelecto, con su reducida o gran sensibilidad,
si meter una pelota en un hoyo (portería, cesta, etc.) constituye solución ALGUNA a nuestros
males y un el prototipo o modelo a seguir para las generaciones
venideras. ¿Un ejemplo de qué y para quién? ¿Esa
propensión de inculcarnos idioteces a los individuos dotados de cerebro y
sentimientos va a continuar hasta el fin de los tiempos o es
simplemente un arrebato de locura transitoria? ¿Y no dura este
extraño derroche de ostentoso exhibicionismo “un poco demasiado”?
¿Algún día trataremos, señores y señoras, los temas serios de frente
y promocionaremos a quienes presenten soluciones antes que honrar
este tipo de pasatiempos? ¿Cuántas crisis, guerras con sus miles de
muertos o "efectos colaterales", cuantos individuos
malviviendo o frustrados cogiendo turno en la cola del paro, cuántas glaciaciones o millones de años
de evolución necesitaremos para por fin madurar,
para comprender qué es relevante y qué accesorio, para aprender a
conocernos a nosotros mismos? En pocas palabras, ¿cuándo dejaremos
aparcadas nuestras actitudes obscenas e infantiles y aprenderemos a
ser dignos de pertenecer a la especie más inteligente del planeta?
¿cuántos palos hemos de recibir para que despertemos, para
que seamos conscientes de esta verdad poco menos que irrefutable?
Tristeza me produce a mí, que soy un simple informático y no nací
precisamente con vocación de escritor, tener que concebir una ensayo
crítico de estas características. Ahora, no tengo dudas, de que para
poner un poco de orden entre tanto desbarajuste y argumentos de
pacotilla has de enfrentarte a un millón de intereses creados.
Vamos a ver, ¿es
que no hay una sola persona “ahí fuera” que se le caiga la cara de
vergüenza?, ¿acaso no se le podía pagar a los jugadores,
artistas y demás un sueldo
“razonable” y utilizar esas millonadas en causas más nobles? No, qué
va, teníamos que darles un trailer repleto de dinero para que los
señoritos se sientan “honrados”, no vaya a ser que un día,
insatisfechos y enfadados, les dé por abandonar sus labores y
el planeta conmocionado y deprimido entre en un violento estado de
shock y acabe desplomándose por semejante pérdida. Claro, ¡no me
imagino cómo podría sobrevivir nuestra especie sin el fútbol! ¡Puede
sobrevivir con tres mil millones de pobres pero no sin los peloteros!
¡Es de cajón!
Otros con un “adelante” nos conformábamos, ¿saben? ¡Pues ni eso! En fin, a unos se
les trata como a dioses, a otros se les somete a una dieta de palos
hasta que “aprendan la lección” y se sometan a los
mandatos capitalistas. Dios quiera (el materialista no,
cualquier otro) que al menos unos pocos mantengan un espíritu
crítico y no transijan ante los tejemanejes de esta sabiduría de
ficción. Por que esa es otra, luego más de uno se pasea por las
calles creyéndose una buena persona, presumiendo de un carácter
religioso y bondadoso y ¡afirma creer en algún Dios!, ¡¡¡no me jodas!!!
¡¡¿¿para quéee??!! Mi opinión:
mejor léanse un libro de los de la bibliografía de este blog. Seguro
que aprenden más con uno de esos libros que con toda esta retahíla
de actuaciones de sus ídolos circenses. Si deciden no hacerlo, jamás se darán el cuenta del
daño que provocan algunas creencias y actitudes. Pero entiendo, no disponen de
cojones tiempo suficiente para semejante lucrativa tarea. No
importa, no se preocupen, ya leeré y reflexionaré yo por todos
aquellos que se nieguen a hacerlo.
Sacaré el tiempo de donde haga falta. Y si tengo que pasarme
media vida peleándome con estos ídolos humanos o sobrehumanos con
tal de ponerlos en el sitio que les corresponde, no me dolerán
prendas. Argumentos y carácter me sobran. Aunque... hasta el momento
nadie me ha dado las gracias. Ni siquiera una palmadita en la
espalda. Ni un paquete de pipas. Algunos eso, sí me miraban "raro".
Seguramente fueron los mismos que reverenciaban al "tío de la
naranja".
Apliquen este argumento a todas las prácticas deportivas y otras
profesiones “espectaculares” y extraigan sus propias conclusiones.
En mi caso, he tomado una resolución (sarcástica), aunque no definitiva. Tiraré a
la basura los sietes ensayos y libros de ciencia comprados
recientemente que hablan sobre soberanas estupideces (5),
saldré a buscar la fregona, cogeré un huevo duro de la nevera y lo colocaré
(solemnemente) en el suelo de la cocina, taladraré una de las
baldosas con el fin de abrir un hueco de forma esférica e inauguraré una disciplina férrea diaria de entrenamiento
golpeando el huevo dichoso. Así, con el tiempo pasaré a tener
grandes posibilidades de “convertirme en mejor persona y
aspirante a vestir la ‘chaqueta verde’ (6)”. No hay que
ser muy avispado para entender la ironía.
Notas:
(4) En realidad la frase original reza: "Nadie duda que Zidane es un jugador
tremendo, pero lo que Zidane hace con una pelota, Maradona lo hace con un
naranja”. Fue pronunciada por Michel Platini, ex-futbolista
francés que en la actualidad preside la UEFA.
(5)
Revisen la bibliografía para saber qué
considera esta sociedad libros “poco interesantes”. Bueno, siendo más
exactos, la sociedad española en general considera la lectura de
cualquier libro una actividad poco interesante y dentro de la lista
de libros más vendidos sólo en raras ocasiones se cuelan libros como
los que componen mi lista bibliográfica. Me alegro, así todo esa
información reveladora que contienen será absorbido por el menda.
Ustedes lean mejor el "Marca" o el "Hola". Y por supuesto no hagan
caso a nadie que les inste a leer sobre ciencia. Ustedes son
mayorcitos y por supuesto saben muy bien lo que hacen.
(6)
Los ganadores del Masters de Augusta de Golf reciben como parte del
premio la prestigiosa “Chaqueta verde”. La denominan así porque es
ejem una chaqueta de color verde. ¿Y no podría ser azul o fúcsia?,
preguntarán. Pues no, porque cuando uno piensa en golf, piensa en
“verde”, digo yo. ¿O será por el color del dinero quizás?.
Tendré que indagar más en esta cuestión.
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