El anti-ídolo. Ensayo y crítica sobre los ídolos contemporáneos.
Efectos secundarios de la cultura del número
1. El deporte dejó de ser una disciplina para caballeros.
El deporte ya hace mucho que dejó de ser un juego para caballeros.
El barón de Coubertin en el siglo XIX acuño una frase que quedó para
la historia del deporte y que lo califica a la vez que lo dignifica.
“Lo importante es participar”.
Pierre comienza a soñar con unir en una extraordinaria competición a los deportistas de todo el mundo, bajo el signo de la unión y la hermandad, sin ánimo de lucro y sólo por el deseo de conseguir la gloria, competir por competir y como él decía:
"Lo importante es participar"
La idea de Coubertin parecía insensata y chocó con mucha incomprensión. Intentando convencer a todos, viajó por todo el mundo hablando de paz, comprensión entre los hombres y de unión, mezclándolo todo con la palabra Deporte. Al fin, en la última sesión del Congreso Internacional de Educación Física que se celebró en la Sorbona de París, el 26 de junio de 1894, se decide instituir los Juegos Olímpicos.
Fuente: Wikipedia.
Beneficios del ejercicio físico.
El deporte es una forma conveniente de liberar tensiones, una
herramienta útil para dejar de lado las preocupaciones de la
cotidianeidad, para fomentar la autodisciplina, para superar
dificultades al competir contra el contrario, que es, a la vez
competir contra uno mismo, contra nuestras propias carencias;
constituye a
su vez una interesante forma de socialización, de distracción y de
apertura mental. Resulta apropiado para introducirse y
conocer nuevos ámbitos y esferas de la vida, y subsiguientemente
alternar con nuevas y enriquecedoras experiencias. Su práctica
permite la reducción del estrés, el crecimiento de la
personalidad y el desarrollo de una mentalidad competitiva debido al
duro proceso que implica sobrellevar el dolor de las derrotas
o superar las lesiones y recobrar la normalidad. Practicar
ejercicio físico permite canalizar la agresividad por cauces
que de otro modo podrían resultar perjudiciales y autodestructivos.
El deporte ayuda a controlar las emociones, socializar con otras
personas con las mismas aficiones, mantener o incrementar nuestro
niveles de salud,
fortalecer los músculos y estructura ósea, eliminar grasa sobrante.
Y en resumen, sentirse más joven, con más agilidad y energía.
El Dr. K. H. Cooper define el ejercicio físico como "el método para
poner más años en su vida y más vida en sus años".
Además el mismo Doctor Cooper añade que el ejercicio físico
disminuye el riesgo de mortalidad por enfermedades vasculares,
retrasa la hipertensión, mejora la digestión, disminuye el riesgo de
padecer ciertos tipos de cáncer, ayuda a mejorar y mantener la
fuerza muscular, a mantener la estructura y función de las
articulaciones, a combatir los síntomas de la ansiedad, mejora la
imagen personal, ayuda a controlar y mejorar la sintomatología de
múltiples enfermedades y en general disminuye la mortalidad tanto en
adultos jóvenes como en aquellos de mayor edad.
Lo importante es formar parte del colectivo
de de los que practican deporte, ya sea minoritario o
multitudinario. La pena es que en la actualidad esa hermosa e histórica
frase pronunciada por el señor de Coubertin se guillotina y ridiculiza día tras día.
Hoy por hoy, y más
que nunca, en las competiciones profesionales se compite con
el único objetivo de ganar,
no valen medias tintas. Algunos lectores esgrimirán con cierto rigor, “Dejémonos
de tonterías, ¡siempre ha sido así!” Sí, no lo dudo, pero
lo queramos o no, este
grado brutal de competitividad desvirtúa muchos de los beneficios que el
deporte acarrea.
Ganar es lo único. Frases "célebres".
Rescatemos nuevas frases populares que se comentan por estos
competitivos lares:
El segundo es el primero de los perdedores
Ayrton Senna,
célebre piloto brasileño de fórmula 1
Ganar es la
cosa más importante en mi vida, luego de respirar. Respirar primero,
ganar después.
George Michael Steinbrenner III, propietario del equipo de
béisbol "The Yankees"
La derrota es peor que la muerte
porque uno debe vivir con la derrota.
Bill Musselman
Vamos a ganar
por lo civil o por lo criminal.
Sentencia acuñada por Luis Aragonés, célebre entrenador
español.
Ser segundo
es peor que ser último.
Ganar no es
todo. Es lo único.
Cada vez que
usted gana vuelve a nacer; cuando pierde usted muere un poco.
Lo único que
me importa es ganar, no contemplo otra idea en mi cabeza.
Las finales no se juegan, se ganan.
Di Stéfano, jugador de origen argentino y que jugó con
gran éxito en el Real Madrid y la selección española.
U otra más simple y “original” cuya autoría procede del afamado
entrenador Carlos Bilardo “Pisalo, pisalo” vociferando a uno
de sus jugadores para que agrediera a un compañero caído… ¿en
“combate”? Y por cierto, la i sin tilde no es un error puesto que
Carlos Bilardo es argentino y lo pronunciaba así.
Más detalles.
Ganar parece lo único trascendente y dentro de los márgenes de este
inflexible régimen totalitario el ganador se lleva la mayor parte
del pastel, la gloria, el respaldo de las empresas patrocinadoras y
sobre todo, el cariño y el respaldo del público. También el respeto
y la admiración.
Esta insidiosa mentalidad provoca que los practicantes de un deporte
se centren tanto en su especialidad que se vuelven
obsesivos e incluso despiadados (como el antecitado Lance Armstrong) de tal modo
que acaban por apartar de su camino cualquier obstáculo que entorpezca la
consumación de su objetivo. Como ejemplo ilustrativo,
investiguen un poco en la vida de patinadora Tonya Harding. ¿Dónde?
Wikipedia es un buen lugar.
Hay quienes sólo practican ese deporte, y luego su intelectualidad
solo le da para pasarse 12 horas durmiendo o jugando con la consola
de última generación. Ciertamente muchos de los “elegidos” no dan
para mucho más.
En el mismo fútbol, el engaño al contrario o al árbitro es
moneda común. Jugadores que se tiran en el área fingiendo ser objeto
de penalty, que simulan lesiones cuando apenas se les toca o que
teatralizan las faltas exagerándolas de la manera más burda con el
objetivo de ganar segundos al reloj y poner nervioso al contrario;
público que lanza objetos al campo o balones en ademán de frustrar
el avance del equipo rival, etc.
El deporte que nació como práctica amateur, se profesionaliza a
pagos agigantados, y a más dinero en circulación, más presión y por
tanto más posibilidad de existencia de malas artes. Otras
consecuencias que me vienen a la mente son la compra de partidos o
las apuestas ilegales, temas lo suficientemente importantes como
para que se les dedique una sección entera.
La corrupción y la extorsión son
toxinas que fluyen por los mismos cauces que el dinero.
En el mundial de fútbol de México 1986 se produjo una jugada excepcional, denominada la mano de dios. Esta gesta alude a un gol marcado ilegalmente (con la mano) por uno de los jugadores más reverenciados de la historia (“dios” en la frase). Fíjense, la más clamorosa y demostrada ilegalidad es bienvenida si ello redunda en un triunfo del equipo defendido. El reproche a estas actitudes cae en saco roto: eliminar a un contrario en la carrera por la corona mundial es galardón demasiado apetitoso como para concentrase en atacar estas “nimiedades”. En resumen, ¿que quien narices somos nosotros para criticar a “dios”? Me respondo yo mismo: ejem, ¿ateos? ¿seres pensantes?
Y es que…
El fútbol es
así.
Fútbol es
fútbol.
(1)
Las frases anteriores rezuman una carga intelectual y dimensión
lógica imposibles de desentrañar para un intelecto corriente.
Háganme un favor, no intenten descifrarlas. Otros asumieron ese
reto y acabaron ahogados en las ciénagas de su espesísimo
significado. La solución es un enigma que sobrevivirá a las
generaciones.
Notas:
(1)
Frases
frecuentemente repetidas en el mundo del fútbol y que lo definen
ejem perfectamente.
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