El anti-ídolo. Ensayo y crítica sobre los ídolos contemporáneos.
Falta de objetividad. Deportes de masas.
Si nos atenemos únicamente al periodismo deportivo, calificado
comúnmente de segundo nivel, la objetividad pierde su digno nombre
allá donde empieza la defensa del equipo de turno. Las polémicas
incendiarias y los debates subidos de tono se suceden día tras día.
El propio periódico Marca, referente en
España a nivel deportivo, fue capaz de repetir hasta la extenuación
su titular de “Barça del canguelo” al considerado por
entonces por muchos
entendidos como el mejor equipo de la historia. El equipo culé
arrasó y maravilló con su juego preciosista allá por donde fue. El
“canguelo”, adjetivo en las antípodas de lo que representaba, fue la
denominación de origen que los periodistas “marquistas” acordaron en
elegir.
Por si este “descalificativo” no fuera suficiente a su
equipo directivo, acérrimo defensor del equipo del centro de España,
le encanta repetir hasta la extenuación cualquier acción arbitral
que favorezca al equipo rival (el blaugrana) con el fin de restarle
méritos a su victoria. No importa que este arrolle al contrario,
siempre encuentra un modo de censurarlo. Si es necesario revisan el
vídeo, estudian las imágenes y las más sospechosas saltan a la
portada con de forma grandilocuente y así se repiten días tras día
para crear una polémica desestabilizadora. Penalties discutibles,
fueras de juego, posibles manos, faltas sin tarjeta, que el
entrenador se ha levantado con legañas, etc. A todo esto, el
entrenador merengue coopera reiteradamente en criticar a cualquier
contrario, federación o árbitro que no le caiga bien. Todo vale para
obtener una misérrima ventaja aún a pesar de destruir su “señorío” o
consolidada reputación. Son estos otros tiempos, no los de Santiago
Bernabeu. Señor, permanezca en su féretro, mejor no levante la
cabeza.
Continuando con el Marca, si las acciones por el contrario
perjudican al club rival las minimiza o sólo las comenta escondidas
en letra pequeña, como “por obligación”. Si se sigue este proceso es
probable que si el Barsa (o equipo rival) ganase la liga y la
Champions League, la portada fuera algún cambio de look del tal
Ronaldo, los motes o seudonombres con los que jocosamente se conocen
a los jugadores madridistas dentro del vestuario o si Mourinho
ficharía por el Málaga cuando se le pueble el pelo de canas. Si no
puedes con el rival niégale las virtudes o cambia de tema. Sin
embargo no engañan a nadie, sólo a los más fanáticos: miles de
comentarios acusadores se pueblan por sus foros restregándoles su
grotesca e indigerible parcialidad. (1)
(1)
Afortunadamente en los últimos meses parece que ha habido un ligero
cambio en la línea editorial y aunque la subjetividad para con el
equipo madridista es más que obvia, al menos no produce tanta
“vergüenza ajena”.
Así educa este periódico a sus lectores: minimizando los
logros del equipo rival y falseando sus triunfos. La envidia es tan
traidora que carcome las mentes débiles y devuelve subjetividad a la
pluma del más excelso informador.
Pero esta tendenciosa manera de proceder no debe sólo atribuirse al
Marca, ¡ni muchísimo menos!, la prensa de carácter amarillista, u órdago
al análisis imparcial, es muy utilizada por multitud de
publicaciones. E in crescendo. Qué penoso es encontrar tal
falta de ecuanimidad en tantos periódicos de tirada nacional. A veces da grima
leer algunos reportajes o columnas de opinión: parecen escrito por un aficionado
radical o ultra-sur a sueldo.
La regla consensuada es lapidaria: o estás con nosotros o contra
nosotros, o eres nuestro amigo o estás contra nosotros. No hay
medias tintas, ni objetividad. Tristemente pues, la deportividad
como acto de confraternización o de caballerosidad se diluye ante el
ansia enfermiza por obtener una misérrima ventaja que otorgue la
victoria.
Ganar es lo único, y las malas artes son parte indivisible de este
juego de adultos sin escrúpulos.
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