Crítica a los ídolos contemporáneos. Resumen. Parte VII

Creado: 3/7/2012 | Modificado: 30/10/2012 3893 visitas | Ver todas Añadir comentario


150 puntos contra los ídolos contemporáneos


Resumen del Anti-ídolo

Después de reflexionar sobre los anteriores secciones podemos concluir de manera resumida con los siguientes puntos:

Esquema:

• Héroes atraen a todo tipo de personas.

Nuestros héroes atraen a personas de toda condición moral, ya sean buenas, malas o peores. En realidad, la mayoría de casos, la contemplación de sus andanzas y peripecias no produce ningún tipo de transformación espiritual en el seguidor. En realidad ni exige ni tampoco propugna un desarrollo a nivel interior. Yo diría más, ni siquiera exige un mínimo nivel intelectual ni ético. Me quedo corto, yo afirmaría sin temor a equivocarme que no exigen nada de nada salvo disponer del suficiente dinero para pagar la entrada, o simplemente la presencia de una tele y un cómodo sofá. Obviamente si nuestros ídolos defendieran sólidos principios sólo seducirían a aquellas personas que simpatizaran con ellos. Como en general, ni juegos, ni el humor ni la música o el arte requieren de este tipo de condicionantes... pues magnífico, así no hay nadie que encuentre obstáculos para formar parte del rebaño. Estamos todos invitados. Conclusión: defender grandes causas, proponer una reflexión crítica o tener principios es un impedimento para alcanzar gran fama y popularidad: ni es divertido (eso dicen aunque yo no comparto esta opinión), ni tampoco atrae o seduce a las masas. Por tanto, mejor sonreír y no decir nada que moleste a nadie. Si eres un aspirante a ídolo ya sabes, ponte a cantar, a actuar o a jugar con un balón, sonríe mucho y no critiques a nadie. Luego, fuera del radio de acción de las cámaras, puedes hacer lo que te venga en gana.

• Héroes atraen a todo tipo de personas (2)
Siguiendo con el punto anterior: ¿y cómo es posible que el seguimiento de estos fenómenos de masas no propugnen un desarrollo interior efectivo en sus seguidores y aún así se les pueda aplicar el apelativo de “grandes ejemplos para la humanidad”? Si así lo fueran crearían escuela. Pero es obvio que el término “gran persona” hoy en día se encuentra muy devaluado debido al relativismo moral reinante. A idiosincrasias de mérito discutible se les atribuye un enorme valor por mucho que el trasfondo de las acciones de sus portadores exhiban un carácter arbitrario o se orienten únicamente a generar espectáculo y fluctuaciones económicas. Las auténticas “grandes personas” deberían por lógica ayudar a generar individuos de la misma condición. No es el caso en la sociedad capitalista. Esa etiqueta, sobrevalorada y sobreutilizada, poco tiene que ver con una ética con mayúsculas, sólo indica que alguien "es bueno en su profesión", reconocido por la sociedad y medianamente honrado. O ni eso (conozco decenas de casos que echarían por tierra esta definición). Resumamos: lo importante es ser popular, "vender" no ser buena persona. Ser buena persona hoy día ni tiene "utilidad" ni se recompensa adecuadamente, salvo quizás con un "entierro multitudinario". O ni eso.

•   Ídolos y la utilización del dinero.
El argumento economista les permite utilizar el dinero de la forma de que les apetezca. Se lo han ganado. Es decir, hemos otorgado un tremendo poder (dinero) a muchos tipos con una de discutible condición humana, a individuos arrogantes, con un egoísmo narcisista y a múltiples personajillos de baja estopa u otros simplemente normales y corrientes poseedores de una única gran virtud que casi nunca tiene que ver con el altruismo, el florecimiento de la ciencia o la mejora de la educación. La razón radica en que al ser humano materialista le encanta convertir en millonario a quien se despreocupa de todo y sólo quiere jugar, pasearse en bragas o contar mentiras (películas o anuncios). Es más, cuanto más se ocupa y preocupa un individuo de la verdad, la ciencia, la bondad o la maldad, más parece alejarse de las convenciones reinantes y de los gustos y aficiones del llamado individuo-masa. En efecto, la concepción básica del individuo-masa presenta una idiosincrasia pusilánime no apta siquiera es capaz de enfrentarse a sus propios problemas, ¿que no hará para escaquearse y evitar reflexionar sobre aquellos que no le atañen directamente? Cualquier cosa.  Claro, luego vienen los lloros… ¡y las manifestaciones!. Y espera que alguien le ayude. ¡Pídele ayuda a todos aquellos a quien has engrandecido machote! ¿Te crees que alguno de ellos va a acudir en tu ayuda? ¡Lo que hará es poner a salvo su dinero!


•   Ídolos y el despilfarro de recursos.
En el caso del fútbol los observamos clubes en quiebra, leyes concursales, jugadores en huelga, descensos administrativos a categorías inferiores de clubs por impagos a Hacienda, a la Seguridad Social, a los componentes del equipo, etc. Se traspasan jugadores por miles de millones de las antiguas pesetas. Con la mitad de lo que se paga a muchos de estos evangelistas se podría educar a cien mil niños de forma más efectiva. Pero eso jamás lo permitiremos. Hay que subvencionar a nuestros héroes aunque sea a costa de todos los demás individuos, incluidos nosotros mismos. ¿Se puede ser más tonto? Sí, de hecho, nos entrenamos duramente todos los días para rubricar esa imagen masoquista (nos encanta regalar nuestro dinero y atención a los más pudientes).
Y si no lo hacemos más a menudo se debe a que ejem no disponemos de más tiempo libre. Como decía una frase célebre: reviste a las multitudes de una gran libertad y acabarán imitándose unos a otros... y enriqueciendo a los mismos cuatro individuos. La originalidad brilla por su ausencia.

•   Ídolos y el despilfarro de recursos (2)
Por cierto, y viene a colación, últimamente podemos observar ha realizado recortes en todas las áreas, especialmente en sanidad, educación o ciencia. Vemos a niños y adolescentes sufriendo carencias en escuelas cuyo presupuesto no da ni para encender cuatro estufas. Luego, si salen a manifestar sus quejas por tal precaria condición les aporrean de mala manera (y salen en los noticieros). Mientras, nuestros dioses de pacotilla, siguen paseándose con sus cochazos ajenos a lo que acontece a su alrededor. Por otra parte, los políticos despilfarran el dinero de los contribuyentes con obras faraónicas que sólo sirven para satisfacer su inmenso ego. Después de este punto, ya no me quedan calificativos para describir al ser humano materialista: tonto, ignorante, esclavo, gregario, sin luces me parecen adjetivos muy benevolentes. ¿No es maldita hora ya de erigir nuevos modelos de referencia y no entregar nuestra alma a tanto espectacular mindundi y sí a otros que podrían colaborar en cambiar nuestra suerte y remodelar el aspecto que ofrece esta sociedad depauperada? ¿Tan sorbidos tenemos los sesos?

•   Héroes y la educación emocional

En cuanto a cultura emocional nuestro nivel se encuentra bajo mínimos. Es lo que tiene amar el dinero o a nuestra profesión por encima de todas las cosas: se destruyen otros afectos más sanos y saludables (ej: amor por la naturaleza o la curiosidad por aprender cosas nuevas). Es una pena poseer un corazón dilatable hasta el infinito (la capacidad de amar no tiene límites) y conformarse con albergar una parte insignificante. ¿Quién nos instruyó en estas lides? Alguien que sabía muy poco o nada sobre sentimientos humanos, algún idiota que no tenía idea alguna sobre nuestro enorme potencial. Y los ídolos, por cierto, son igualmente responsables en trasladar esa ridícula mentalidad a sus millones de seguidores. 0% orientada a triunfos relacionados con la educación emocional, 100% orientada a triunfos menores y de un valor más que discutible (¿meter una pelota en una portería constituye símbolo de grandeza?)

•   Héroes, ejemplos para los niños.
Se dice de ellos que son los mejores ejemplos para los niños. Seamos serios,  ¿quién en su sano juicio y un mínimo de sentido común podría siquiera imaginar que amaestrar el balón o una pelota, asesinar animales a sangre fría o cambiarse de ropa, dar vueltas a un circuito a toda velocidad (y etc.) son conductas que deben atribuirse al tipo de ser humano más apto e idóneo para ser imitado? ¿Para eso hemos necesitado miles de años de evolución, un corazón inmenso y 100 mil millones de neuronas en nuestro cerebro? Como mucho (y siendo muy generoso) esos hábitos podrían formar parte de un modelo de individuo ideal. Segundo punto: ¿acaso dirigir una empresa puntera en la venta trastos tecnológicos cuando ya deberíamos saber que los trastos no otorgan más que una felicidad pasajera se puede considerar el mayor logro de un ser humano? Podemos soñar con la posibilidad de adquirir un millón de trastos, pero la cruda realidad demuestra que hoy en día la abrumadora presencia de tecnología no ha elevado el nivel de felicidad y satisfacción del ciudadano medio. Es más, el porcentaje de individuos con síntomas de ansiedad o depresión ha aumentado de forma notable. De hecho, algunos expertos aseguran que el porcentaje es diez veces superior en comparación con décadas anteriores. Pero ¡qué importa!, nosotros seguimos en las mismas,  incluso después de respirar los hedores de crisis mundiales nos mostramos incapaces de cambiar de paradigma, seguimos con la cabeza agachada, siguiendo las modas y obedeciendo a los mismos ídolos de pacotilla.  No olviden tomar su dosis de tranquilizante o antidepresivo.

•   Héroes. Influencia sobre los niños (2)
Los niños se ven influenciados por los ídolos de manera definitiva. Así muchos quieren ser  famosos (sin especificar profesión) de esos que salen en la tele, deportistas de alto nivel, tías buenas o actores musculosos, cantantes de OT, etc. Desean ser populares o ricos en general… lo más rápido y con el menor esfuerzo posible. No les interesa la lectura, apenas si escriben o se expresan con corrección, su nivel cultural se degrada lentamente, muchos desdeñan las conversaciones o programas televisivos de índole cultural, etc. Probablemente ni uno solo de ellos sea lo suficientemente avispado como para explicarnos en qué se basa una buena educación. En verdad, no parece haber casi ninguna referencia que se relacione con la ciencia o con la lectura de libros. Los hemos masacrado a todos con la fantástica y maravillosa colaboración de toda esta panda de mal llamados ídolos a los cuales desgraciadamente patrocinamos con cientos de millones de euros, y a los que extrañamente nos mataríamos por parecernos. Nuevo efecto cataclísmico en contra de la sola idea de una gran educación. Por sus efectos destructivos podríamos bautizarlos como ídolos "efecto-scud".

•   Ídolos de la telebasura.
Probablemente pertenezcan al estrato más bajo de iconos representativos de esta zoociedad (gracias Mafalda). Son los denominados ídolos-basura. Son tipos que berrean sus verdades de pandereta en los medios satisfaciendo la curiosidad morbosa del respetable. Curiosamente, los más conocidos “disfrutan” de una fama inusitada y apenas pueden salir a la calle sin ser asaltados por decenas de seguidores. Inconcebible. Los efectos a gran escala de ensalzar este tipo de personajes sería comparables con el cierre de miles de bibliotecas y centros del saber, una auténtica masacre para todos los partidarios del desarrollo intelectual (y también emocional), cada vez más relegados al ostracismo. En esta sociedad la proliferación de tipos de intenciones sospechosas es tan abundante como la represión hacia personajes con grandes ideales y un cerebro privilegiado. Estos, no se preocupen, serán “abortados” antes apenas de ser concebidos. Morirán de inanición. Podemos respirar aliviados. Resumiendo, pónganme como menú existencial cuarenta "peloteros", aderécenlos con la salsa (¿rosa?) de los personajillos protagonistas de esta sección, añádanle para darle gusto a la carta gastronómica un grupo de buenos humoristas, unas cuantas tías buenas y una pléyade de actores taquilleros y yo les aseguro que el nivel de reflexión crítica y cultura general se reducirá al mínimo. ¡Oh, vaya, pero si es justo lo que está ocurriendo en estos momentos!

•   Ídolos-basura.
Podríamos catalogar como  referencias-basura a otros tales como el alcohol, las drogas, la comida-basura, el arte-bazofia, la música repetitiva, comercial o bum-bum, etc. Absolutamente necesarias para ultrajar todavía más si cabe la salud, el organismo, y en general el nivel de autonomía del ser humano. Con estos queridos acompañantes y nuestros amadísimos héroes acabamos ya con todo. Propugno a Ibiza como capital mundial del planeta. Y al McDonalds como el restaurante ideal de acogida a jóvenes y familias. Ahora les dejo que elijan ustedes el personaje de la farándula que más le guste para ilustrar y finiquitar esta sección. Luego lo aderezan con algún pelotero de estos que se expresa "tan bien" ya tenemos configurado nuestro menú low-cost. Consecuencias: millones de muertes por trastornos cardiopáticos, pulmonares, respiratorios, eso aparte de un menoscabo brutal de la personalidad del individuo medio que, por cierto, no se entera de nada porque según dice "sólo quiere pasárselo bien". No importa, ahí tenemos a nuestros grandes ídolos, para hacernos olvidar nuestras penas diarias. ¡Os queremos! ¡Os necesitamos! ¡Juas!

•   Héroes, grandes personas y solución a nuestros problemas.

Se les califica en multitud de ocasiones como grandes personas, sin embargo, su presencia pocas veces provoca una transformación espiritual en la personalidad de los individuos. Sus seguidores, fieles a sus “enseñanzas” apenas crecen a nivel interior, rara vez desarrollan nuevas perspectivas de observar el mundo, no abren su mente ni su corazón a causas más loables si no que se pierden en discusiones de baja estopa, etc. Si así fuera, obviamente y teniendo en cuenta la influencia sobre tal cúmulo de seguidores, los conflictos y trastornos mundiales serían poco menos que accidentales. Ríanse. De cada conversación medianamente seria que acontece en estos mismos momentos deben proliferar un trillón sobre temas de lo más fútiles, ej: el "partido del siglo", la relación de Juanita con Pepito o la última película súpertaquillera.

•   Héroes, grandes personas y solución a nuestros problemas (2)
Es obvio, ateniéndonos a los anteriores puntos, ni es de recibo denominarles como "grandes personas" pues no generar  réplicas con una ética sobresaliente. Es justo al contrario. Si sólo hubiera una gran persona entre ellos, ella sola hubiera transformado la sociedad de arriba abajo. Una sola persona dispuesta de un gran corazón (Amor) y cargada de sólidos argumentos (Razón) debería poder encauzar los pensamientos de millones de personas por otros cauces. No me cabe duda. En mi opinión, no haría falta más que una. Por el contrario, la preponderancia de un millón de estos ídolos es más fácil que nos lleven al abismo de la superficialidad más absoluta. Pruebe usted a resolver un solo problema local, regional o mundial dándole a un balón cuatro horas al día. Luego si quiere, pruebe a cambiarse de ropa durante 8 horas. ¿Prefiere usted cantar? ¿"Monologuear” un rato? ¿Pisando el acelerador a fondo de un coche de 400 CV y emulando a Ayrton Senna? Ya me cuenta usted luego sus sensaciones.

•   Héroes, grandes personas y solución a nuestros problemas (3)
Tomemos como ejemplo la selección española de fútbol. Este combinado de jugadores ha sido considerado uno de los más brillantes de la historia del fútbol mundial (que no es poco). Una escuadra que consiguió el hito de coronarse campeón del mundo y del continente europeo y cuyos componentes además forman parte de una disciplina deportiva que atrae a cientos de millones de seguidores. Si los aclamadísimos triunfos de esos supuestos héroes y generalmente calificados como “grandes ejemplos”, que además se suponen que ejerce un poderoso influjo motivacional para niños y adultos, no han logrado transformar la sociedad española de manera perceptible, ¿qué se puede pues esperar de ellos? En realidad, el período transcurrido desde el 2008 al 2012 en España (y quizás en Europa) ha sido uno de los peores de las últimas décadas a todos los niveles. Resumiendo, sucede más bien al contrario, en lo que definitivamente sí colaboran es en invertir de manera concluyente la pirámide de valores. Más para los valores-espectáculo menos para… todos los demás. Y menos mal que ganamos estos campeonatos, ¡si llegamos a perder! Tranquilos, nada destacable hubiera ocurrido tampoco. Ya deben saberlo por experiencias pasadas (¡80 años nos ha costado ganar un mundial!). Corolario: miles de millones de euros invertidos en construir superhéroes y superpersonas para obtener un beneficio misérrimo. 10 euros en mi poder creo que hubieran resultado más provechosos. Dudo que lo pueda hacer peor. Y no es coña. El nivel de conocimiento de ciertos temas (los más relevantes) en esta sociedad es de "imbecilidad absoluta". Curiosamente seguimos "entrenándonos"... quizás porque consideramos que todavía no hemos caído lo suficientemente bajo. Quizás una crisis todavía más funesta nos abra por fin los ojos, porque según veo, la magnitud de las consecuencia de la presente no parece suficiente para que la gente cambie su forma de pensar. Seguimos adorando a los mismos "vellocinos de oro". Somos incorregibles.

•   Héroes, solución a nuestros problemas (4)

Siguiendo el anterior punto, podríamos redactar una lista bien larga relatando resumiendo algunos de los problemas que asolan este mundo (hambrunas, calentamiento global, crisis económica, aumento del paro, desequilibro de recursos, machismo, racismo, etc).  Si no saben ustedes por qué ocurren, no se preocupen, recurran a sus maravillosos e incomparables "caballeros andantes": véanse dos mil partidos de cualquier deporte, trescientas actuaciones de cantantes, luego si quieren visualicen unos cuantas competiciones de motor, sazonen este suculento menú con dos mil programas "faranduleros", añadan trescientas series varias y doscientas películas taquilleras, luego regresen y, con todo el acervo de "conocimientos" adquiridos, respóndanme con argumentos convincentes cómo se puede mejorar el mundo. La mayoría ya habrá seguido esa rutina de observar a este tipo de ídolos durante años y sigue sin tener la menor idea siquiera de resolver ni siquiera sus propios asuntos personales.  En fin, si estos ídolos aportaran algún tipo de respuesta existencial a sus seguidores, estos, cargados de valor y de poderosos recursos se enfrentarían a todos sus demonios y propiciarían una sociedad que presentara una mejor cara. Desternillante y patético argumento. Me da un síncope de la risa. Es justo y proporcionalmente al contrario, cuanto más ricos y poderosos se vuelven nuestros ídolos más inculta, irreflexiva y atolondrada se vuelve la sociedad. Y, por supuesto, más pobre económicamente también. La frivolidad, la vanidad, el hedonismo, el culto a la imagen y el todo-da-lo-mismo, hijos pródigos del dios dinero, son los reyes del universo visible. La materia oscura de este extraño universo (aquella que sabemos que existe pero que resulta indetectable) se correspondería con la existencia de pensadores de talante crítico, pero… nadie parece verlos. O es que quizás todos giramos la cabeza (¿o huimos?) para evitar su presencia.

•   Héroes, solución a nuestros problemas (5)
Otra idea que se me ocurre es: preséntenles la lista de problemas mundiales a estos señores, pídanles que abandonen lo que estén haciendo y que vayan y los resuelvan. Al menos que nos propongan soluciones factibles. Si son tan buenos ejemplos, tan buenas personas y tan ricos… ¡no dudarán en hacerlo! Denles un mes. En caso de (previsible) fracaso, exíjanles responsabilidades o quítenles la etiqueta de adalides o paradigmas de ciudadanos a imitar. El 90% de los problemas mundiales se podrían abordar con notables posibilidades de éxito si existiera una colaboración conjunta y se dedicaran suficientes recursos y tiempo para ello, ej: el hambre en el mundo. ¿Cuál es el impedimento? Ninguno. Que no nos da la real gana ocuparnos en temas tan "banales" y estúpidos, mas bien preferimos centrarnos en asuntos más "serios". Ejemplo: con el dinero que genera cualquier deporte de élite o la industria del cine, y con el tiempo que dedicamos a "debatir" sobre el fútbol, a cotillear o a mirarle el culo a la Britney Spears de turno, resolvíamos unos cuantos conflictos locales o mundiales. No nos interesa. No damos para más. A veces me pregunto, qué significa ser "humano". Ya sé, escurrir el bulto y esperar que venga un dios salvador a solucionarnos nos problemas. Pero nada, parece que la cosa no funciona.

•   Héroes, solución a nuestros problemas (6)
Personalmente, me ha sido más útil l
a lectura de algunos alguno de mis libros que la contemplación todas las peripecias de estos héroes chachis-pirulis. He aprendido más sobre los secretos de la naturaleza humana con la retahíla de ensayos y libros de ciencia de mi bibliografía que con la gran colección de victorias de Nadal, Gasol, Fernando Alonso, Messis y Cristianos, Phelps, Tiger Woods o con las actuaciones de grandes actores y actrices, cantantes o humoristas cachondos. Rectifico he aprendido no un poco si no infinitamente más sobre las capacidades y el potencial del ser humano. De hecho, cuando aparté de mi camino los ídolos mundanos y los relegué a la condición de meros entretenimientos fue cuando mi personalidad y carácter empezó a despegar de manera fulgurante.  Pura lógica de dos pesetas, ¿de quién iba a obtener un conocimiento más valioso sobre los secretos que encierra nuestra naturaleza o sobre el funcionamiento de la sociedad de un premio nobel, de un gran científico, de un ilustre pensador o de un tipo cuyo mayor logro es meter una pelota en un hoyo (etc.)? Mi mayor frustración: haberles otorgado más importancia de la debida y más horas de mi tiempo de la que merecían durante más de 10 años Qué tonto fui. Nunca más. Corolario: ídolo que no me ayude a progresar ídolo que se va a tomar…

•   Héroes, solución a nuestros problemas (7)
Recuerden, los auténticos ídolos, o al menos los que yo propongo en este blog y en la cultura que yo denomino "La cultura del enfrentamiento" deberían representar ese tipo de modelos de un cariz superlativo que transmiten sólidos valores, que inspiran confianza, que no se venden al mejor postor ni trajinan con verdades de segundo nivel. Personajes cuya presencia nos permite extraer lo mejor de nosotros mismos, que no sólo infunden esperanza sino que nos indican con instrucciones sencillas los pasos a seguir para alcanzar al éxito; no un éxito-todo-para-sí, si no un éxito que redundará en beneficio de otros ciudadanos. Son tipos que promueven sinergias positivas, que proponen soluciones a los grandes cuestiones de nuestro tiempo, que transmiten optimismo, que valoran y defienden la dignidad de la vida y la igualdad de derechos entre las personas. Personajes dotados de una gran empatía o capacidad para ponerse en lugar del prójimo y comprender sus problemas, que nos respaldan cuando sentimos el fracaso, que nos permiten crecer a todos los niveles y que en pocas palabras nos convierten en mejores personas. Hombres y mujeres, en definitiva, cuyas lecciones constituyen un catálogo esencial para construir un modelo de persona para una sociedad del futuro. Una sociedad que crecerá con el cimiento de sólidos valores y cuyos ciudadanos colaborarán gustosamente en mantener la firmeza de esos valores y se entretendrán y competirán entre sí para realizar labores creativas en los distintos campos del arte y la ciencia. Elijan entre este tipo de paradigmas que les propongo o aquellos actuales que pretenden venderles un champú para el pelo. Ustedes sabrán. Yo lo tengo muy claro.




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