Crítica a los ídolos contemporáneos. Resumen. Parte II
 150 puntos contra los ídolos contemporáneos
150 puntos contra los ídolos contemporáneos
Resumen del Anti - ídolo
Después de reflexionar sobre los anteriores secciones podemos concluir de manera 
resumida con los siguientes puntos:
Esquema:
• Héroes y ganancia global.
Curiosamente, al menos si hablamos de enfrentamiento de equipos en eventos 
deportivos, cuando unos ganan, otros pierden, así que la ganancia nunca es 
global, de hechos son juegos llamados de "suma cero". Ejemplo: después de la victoria de la selección española en el mundial, 
España salía a las calles a mostrar su alborozo. Holanda por el 
contrario 
lloraba amargamente por la decepción de la derrota. Hablamos de un juego de suma cero, 
siempre existen ganadores y derrotados. 
¿No les parece que un auténtico ídolo debería ser partícipe de generar un 
beneficio positivo a gran escala, no otorgar alegría y esperanza a unos a base 
de robársela a otros?
• Héroes y ganancia global (2)
No sólo no se busca una ganancia global en vez de una sinergia y cooperación con 
el vecino, si no más bien al contrario, las victorias que “aplasten” al rival son altamente 
recompensadas y entronan al campeón como poco menos que un semidios. Una 
victoria que humille al contrincante se considera un evento “glorioso”. Ejemplo: 
la retahíla de clamorosos triunfos del Barcelona de Guardiola sobre el Real Madrid. 
Seamos serios, un auténtico ídolo 
de masas (o al menos el que yo propongo) 
sí buscaría una sinergia o conjunción de fuerzas en un conjunto de individuos 
para lograr un progreso y crecimiento conjunto. No 
es el caso si hablamos de deportes de alto nivel. El ejemplo puede extenderse también a la 
competencia empresarial.  
Ejemplo: prosperar como empresa a base de arrasar culturas o ecosistemas para 
inaugurar un centro comercial o una nueva fábrica. Otra magnífica idea consiste 
en 
ejecutar ERES, despidiendo a miles de empleados, ¡así las acciones aumentan su cotización en la bolsa de valores! 
¡Magnífico!
• Héroes y ganancia global (3)
Uno podría esgrimir que la repercusión económica de los deportes es tal que 
hablar de ganancia cero se torna incongruente. ¿Pero es que acaso no se puede 
promocionar una industria donde todos, protagonistas y aficionados salgan 
ganando de una forma más equitativa y se genere además la misma fluctuación económica y 
al mismo tiempo el mundo 
prospere de forma más saludable y sostenible? Sin duda sí. Invirtamos en 
ciencia, en tecnologías renovables, en una educación menos utilitarista, más 
orientada al beneficio conjunto, a la solidaridad y la cooperación entre 
pueblos; enseñemos a los niños a vivir con valores no a competir de manera 
desmedida o a compararse físicamente con el vecino, brindémosles una cultura que 
aglutine aspectos fundamentales del carácter como la concordia, el valor, la 
templanza, el trabajo honesto, el respeto por la naturaleza, la ayuda al 
necesitado, el amor y la defensa de la vida y de los derechos humanos (y etc). 
Hoy en día la educación parece orientada a "tú dedícate a hacer una cosa 
mejor que el resto de personas y ya verás como el éxito, el dinero y todo lo 
demás vendrá por sí solo."  ¡Menudos ejemplos de pacotilla 
son los que desfilan por las pasarelas mediáticas hoy día!
• Héroes y ganancia global (4).
Los ídolos más bien nos permiten evadirnos del tedio de la vida cotidiana a la 
vez que saborear momentáneamente emociones de alta graduación. Pero al final del 
partido o actuación todo vuelve a ser como antes. La alegría en la mayoría de 
ocasiones resulta efímera y desafortunadamente se compensa en muchas ocasiones con la 
tristeza y la afectación que nos producen 
sus derrotas. En resumen, su influencia se asemeja a la ingesta de drogas o alcohol: el 
subidón dura 
unas horas pero una vez se evapora, nuestro organismo nos exige nuevas dosis 
periódicas, ya sea diarias o semanales. Esta dependencia se cronifica con el 
tiempo. Al final nos volvemos completamente adictos y ya 
no atendemos a razones aun cuando nuestro entorno nos advierta de la gravedad de 
defender tales hábitos. Nos hemos vuelto prisioneros, idólatras, esclavos de la 
imagen del ídolo. No es extraño que se defina a muchos entretenimientos 
televisivos como "los nuevos opios del pueblo".
• El deporte de alta competición no es saludable. 
El ejercicio realizado con mesura es un hábito saludable, pero practicado obsesivamente se vuelve nocivo, tal como lo sería ingesta 
inmoderada de cualquier alimento: resulta en una buena parte de casos 
contraproducente para el organismo. Más perjudicial que beneficioso.
• El deporte de alta competición no es saludable (2)
No es sólo que no es saludable si no que muchos de los aspirantes desdeñan todo 
tipo de formación complementaria con tal de conseguir su objetivo: la victoria. ¿Es 
conveniente para la salud mental este forma de proceder? No importa la respuesta, 
al final serán bien recompensados por mucho que sólo sepan hacer una cosa 
bien. No 
importa el camino recorrido sino el triunfo final. Maquiavelo se sentiría muy 
orgulloso.
• El deporte y la salud. Dóping.
El exceso de devoción por el triunfo obliga a un porcentaje no desdeñable de 
aspirantes a campeones recurrir al consumo de estupefacientes, dañando su organismo 
a corto o largo plazo, ofreciendo en consecuencia una imagen lamentable a la 
sociedad que los amamanta. Estas reprobables estrategias  se originan en la enorme presión que 
sufren los competidores, lo suficientemente poderosa como para que muchos 
sucumban ante tal patológica “necesidad” de reconocimiento. Culturistas, levantadores 
de pesas, estrellas de pressing-catch, atletas, ciclistas, jugadores de béisbol 
o fútbol americano, baloncestistas, incluso actores de películas de 
acción (y un largo etc), han tomado drogas en ocasiones o de forma reiterada con 
el fin de mejorar su rendimiento.
• El deporte dejó de ser una disciplina para caballeros.
La profesionalización trae otras consecuencias negativas. Ejemplo: las malas artes se tornan moneda común. 
Bien 
conocido es el caso de Mourinho, para muchos el mejor entrenador del mundo, un 
oscuro sujeto capaz de utilizar cualquier maliciosa treta para obtener una mínima 
ventaja.  En este contexto, ganar parece lo único, "ya sea por lo civil y 
por lo criminal". El deporte profesional ya dejó de ser una disciplina de 
caballeros,  mas bien se ha convertido en un oficio únicamente de 
mercenarios donde sólo el objetivo es obtener más y más beneficio económico. La 
mayoría se arriman al sol que más calienta y no tienen rubor en admitirlo. Son 
mercenarios de la gloria. Podríamos extenderlo a otras disciplinas artísticas y 
empresariales. Da gusto verlos. Algunos juran lealtad a una camiseta y luego los 
ves arrastrándose hacia el bando contrario porque allí le prometen un sueldo 
ligeramente superior. El único lenguaje que entienden a la perfección es el del 
dinero. ¡Sí que son "inteligentes" y "admirables"!
• Patrocinio de discutible valor ético.
Las marcas patrocinadoras de muchos grandes clubs pueden vincularse con valores solidarios, 
léase como Unicef, como pertenecer a otros ámbitos de mucho menos lustre como 
por ejemplo Qatar Foundation (emblema del FC Barcelona) u otros que 
impulsan a jugarse el dinero en casinos y apuestas. Real Madrid, Sevilla, Valencia, Mallorca, etc. 
han prestado "amablemente" su camiseta a empresas relacionadas con los juegos de 
azar. ¿Sabían que la ludopatía es un problema muy serio? Lo dudo. ¿No decían que 
el fútbol constituía un excelente ejemplo a seguir para los niños? ¿Ustedes creen que 
este tipo de patrocinio debería integrarse como un emblema en las escuadras 
defensoras del espíritu deportivo? 
Pero me temo que la cuestión, 
obviamente no es esa, si no disfrutar de una inyección económica sin evaluar el 
linaje de la empresa benefactora. En otras palabras, si el dinero no te 
lo brinda una empresa de ropa deportiva bienvenida sea una casa de apuestas o una 
dictadura disfrazada de falsa democracia. Mañana quizás un prostíbulo, ¿qué les 
parece esta última sugerencia? ¿"¡Da lo mismo, lo importante es que mi equipo 
gane!"? Ok, propongo pues la imagen de una prostituta en bolas 
fumándose un porro.
• Otros de los grandes ídolos: drogas, alcohol, tabaco, prostitución, 
armas, falsificaciones, etc.
Hablando de ídolos o empresas "campeonas" podemos citar en esta sección el 
tráfico de armas, la prostitución, el consumo de alcohol, de tabaco, las drogas 
o el negocio de la piratería y las falsificaciones. Si sumáramos el dinero que 
mueven estas plagas mundiales nos quedaríamos asombrados de la triste cara que 
muestra la condición humana. En España tenemos predilección por la marihuana, somos unos de los 
países con mayor consumo de cocaína del mundo y también uno de los países donde la piratería 
goza de mayor aceptación; el negocio de la droga (con todos sus efectos 
devastadores colaterales) mueve unos 300 mil millones de dólares al año en el 
mundo, la prostitución más de 100 mil millones, otros más de 100 000 millones 
para la industria del porno (con más de mil millones de páginas en Internet), 
1.15 billones de dólares se los lleva el tráfico de armas,  y creciendo de 
manera ostensible; cerca de 250 000 millones de dólares para el alcohol, 
incalculable el dinero generado por apuestas (más de 35 000 millones sólo en 
Estados Unidos), 32 000 millones para el tráfico de personas y aumentando de 
manera alarmante; el negocio de las falsificaciones mueve más de 130 000 
millones. Estas aficiones también constituyen algunos de los "ídolos de nuestro 
tiempo". Como pueden ver no siempre que una empresa o ídolo arrastre millones de 
seguidores o mueva una ingente cantidad de dinero significa que no se la pueda 
censurar, que no sea una rémora para el progreso saludable de la sociedad.
• Héroes y la comida basura, el tabaco, el alcohol, la prostitución, etc.
La comida basura, el tabaco, el alcohol e incluso las drogas no son desdeñados 
por muchos de estos ídolos. También el “uso y abuso” de chicas de alterne.  Ej: 
miles de cantantes de rock son conocidos por su devoción por los estupefacientes 
siendo innumerables los ingresados en centros de desintoxicación o incluso muertes por 
abuso (la más reciente: Amy Whinehouse). En efecto, estas lumbreras pueden ser 
tanto un ejemplo gratificante como formar parte del reverso tenebroso (Marilyn 
Manson o Sid Vicious corroborarían esta afirmación). Es singularmente fácil 
encontrar a cientos de estos ídolos con una vida disoluta e incluso 
fallecimientos por consumo excesivo de estas nocivas sustancias o debido a una 
vida alocada y plagada de excesos. De nuevo me pregunto, ¿ejemplos para quién? 
• Héroes y las armas. Estados Unidos de América.
No es extraño encontrar a personajes reconocidos, ej: Charlton Heston (aunque podríamos incluir 
a muchos 
políticos americanos), blandiendo orgulloso su arma semiautomática y defendiendo su uso como un 
modo justo defender la patria, imponer justicia y combatir  la 
delincuencia y los conflictos. Claro, ¡si es que de perogrullo pensar que la 
violencia se combate con la violencia! Por cierto que Estados Unidos posee los 
niveles más altos de criminalidad de todos los países del primer mundo. 
Curiosamente, en muchos 
estados se profesan partidarios de la pena de muerte y en prácticamente todos se 
defiende la posesión de armas (circulan más armas que personas en este país). 
Por si fuera poco, EEUU se autoproclama el ombligo del mundo, el centro 
neurálgico del capitalismo. Podríamos añadir también que su ejército ha 
participando en más guerras que probablemente todos los de los demás países 
juntos. Lo más extraño de todo: más del 90% se considera 
creyente en un Dios supuestamente bondadoso. ¿De locos ... o todo encaja? 
Ustedes mismos.
• Humildad de los ídolos.
Se habla de que los ídolos son humildes. ¿Realmente se puede ensalzar la 
humildad de una figura de renombre mundial cuya iconografía que le envuelve 
constituye el epicentro de una representación fastuosa y magnificente? Los 
ídolos no sólo no son humildes si no que se les obliga a representar un papel 
antagonista. Criado en una sociedad que preconiza el culto al exceso, la 
desproporción, la exageración y la exuberancia, el verbo “presumir” se erige 
como vocablo ineludible del dialecto más reconocido e interpretado. La humildad 
es más bien, un defecto gravísimo y además resulta intolerable. Argumento indefendible pues.
• Humildad de los ídolos (2)
Piénsenlo si no, el que más vende puede erigirse como la más guapa, el que más goles 
o canastas mete 
y de la forma más espectacular, 
el que más rivales apaliza, la mujer más pechugona o escultural, la 
cantante más exuberante, la que con más famosos se acuesta, la que dice más idioteces por 
pantalla, etc. Para rematar el preparado, hay que añadirle un ingrediente clave, el 
“todo el mundo debe enterarse”. Es decir, es tan importante la acción 
como la repercusión. Resumiendo: desterremos la humildad como como un 
apropiado adjetivo 
calificativo para este tipo de ídolos.
• Ídolos credibilidad y anuncios.
Muchos famosos aparecen como protagonistas en mensajes publicitarios. No les 
importa mentir o decir medias verdades a millones de personas si con ello 
obtienen más pasta gansa. Como sabemos la publicidad no pretende educar 
ni informar de manera objetiva sino seducir a la audiencia para promocionar 
artículos con el fin de maximizar las ventas. No importa que aquellos rara vez 
satisfagan a un consumidor medianamente exigente y únicamente le 
otorguen una felicidad pasajera. A nuestros ídolos no parecen importarles lo más 
mínimo tales "burdas teorías", así forman parte de este juego con 
gusto y sin ápice de vergüenza y aun a pesar de 
que no vayan a usar el artículo en cuestión o desconozcan los efectos 
secundarios de su promoción fomentarán su uso sin dudarlo. 
Páguenles mucho y la mayoría ellos no dudarán en asociar su imagen con 
artículos de consumo como champús, detergentes, coches, relojes o cualquier otro 
trasto. Lo harán con la sonrisa en la boca, presentando un un falso discurso, 
que además redactado por otros.  
¿Por qué a nuestros “queridos” ídolos les gusta tanto “vendernos la moto”? Un 
ídolo de verdad jamás actuaría de tan indecente modo.
• Ídolos y halagos. Desproporción.
¿Pueden imaginar el número de líneas de tinta dedicados a ensalzar un jugador 
o actor o actriz de talla mundial si contamos los contenidos en la retahíla de publicaciones de 
diferentes países? ¿O halagos pronunciados por el número ingente de seguidores? Quizás 
la cifra, ya sean elogios en forma de palabras hablada o escritas,  
alcanzaría una cota de ocho o nueve ceros. Cientos de millones. La desproporción 
del sustento para cierto tipo de habilidades es descomunalmente mayor que el que 
soportan otras 
disciplinas que persiguen una mayor prosperidad de la sociedad. 
En resumen, gozamos entregándoles todos los recursos a unos pocos privilegiados, asfixiando a 
otros que defienden valores más saludables, que se las ven y las desean para poder representar su papel. Nacer 
con empatía, sensibilidad o con ciertas habilidades que no encandilen a los mass-media, 
es decir que no generen espectáculo, más parece 
una maquiavélica jugarreta del destino que una suerte. Hay que arrancarse el corazón para 
felizmente estar en sintonía con la masa de autómatas que siguen los absurdos dictámenes de cuatro mequetrefes 
que mantienen el poder. ¿En qué nos estamos convirtiendo? Yo se lo diré: 
en unos esclavos hipnotizados por los cánticos sugerentes de los medios de 
comunicación dirigidos por... mejor no saber quién.
• Ídolos y velocidad.
Cientos de miles de personas rinden culto a la velocidad: las carreras de motos, 
rallyes, fórmula 1, etc. El problema derivado de cultivar estas aficiones es 
que muchos de estos devotos pretenden emular a sus ídolos fuera de los 
circuitos, así se cumple la expectativa de muertos y accidentes por falta de 
precaución. A la velocidad habría que respetarla si no temerla y no poner como 
grandes referencias a tipos que gozan con la adrenalina que produce acelerar sus 
vehículos hasta romper la barrera del sonido de la sensatez. 
Correr más de la cuenta en un vehículo, ya sea coche, moto o camión jamás 
debería considerarse una actitud loable, más bien reprobable. Y no hay circuitos cerrados 
para satisfacer a todos los aspirantes así que ya saben donde ejercitarán sus 
dotes la mayoría de sus seguidores: en nuestras calles y carreteras.
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