Crítica a los ídolos contemporáneos. Resumen. Parte I

Creado: 3/7/2012 | Modificado: 3/1/2013 3791 visitas | Ver todas Añadir comentario


150 puntos contra los ídolos contemporáneos

Resumen del Anti - ídolo

Después de reflexionar sobre los anteriores secciones podemos concluir de manera resumida con los siguientes puntos:

Esquema:

Filosofía del número 1. Mente especialista


• Filosofía del número 1 o filosofía del individuo especialistas ¿paradigma de una buena formación?

El "efecto especialista" o filosofía del número 1 fomenta en el individuo el perfeccionamiento de un pequeño conjunto de potencialidades orientadas normalmente a obtener provecho económico, obviando rasgos de personalidad más esenciales y menos materialistas (sobre todo en el caso específico de los ídolos del espectáculo). Dicha filosofía de instrucción constriñe la mente, resume la personalidad del portador a pequeños rasgos, muchas veces extraños y arbitrarios (¿meter una pelota en una cesta o un hoyo?), y el vertido resultante es en múltiples casos un producto vulgar con muchas "taras de fabricación". Estos modelos son tipos en general poco cultivados, con una personalidad singularmente sencilla, que presentan vocabularios raquíticos, etc. Son tipos que saben muchísimo de algo y muy poco de lo demás. A muchos de ellos si les apartas de su “radio de acción” no saben hacer ni la O con un canuto.

• Filosofía del número 1 o filosofía del individuo especialistas ¿paradigma de una buena formación? (2)
Al defender un modelo de especialistas, sólo los valores defendidos y las cualidades atribuibles a los ídolos referentes se toman en cuenta, lo demás resulta accesorio y desdeñable. Ej: futbolista: no importa sus otras virtudes, defectos o creencias, todas vienen difuminadas por su éxito como deportista de alto nivel. Es decir, que da igual si presenta estudios universitarios o se maneja en la vida de forma cínica o atolondrada, posee aficiones culturales o se dedica largas horas a jugar a la consola. Las virtudes o defectos disociados de su profesión carecen de relevancia. Y puesto que los principios más valorados vienen relacionados con los juegos y espectáculo, estos se tornan dogmas de fe, es decir, las arbitrariedades tales como la disciplina de meter una pelota en una canasta se torna una rutina altamente apreciada y así se constituye el mundo, de forma caprichosa y arbitraria, reduciendo otros valores humanos esenciales a la nada.

• Filosofía del número 1 o filosofía del individuo especialistas ¿paradigma de una buena formación? (3)
Esta filosofía acepta sin problemas que muchos de los ídolos adolezcan de decenas de defectos de personalidad. En efecto, no es difícil encontrar a ídolos incultos, frívolos y despilfarradores, aficionados a los caprichos caros, al sexo sin control, al consumo de alcohol y drogas, otros carecen de principios, muestran un discurso infantil, etc. Todo esto sin embargo no menoscaba su éxito (a veces, aunque parezca contradictorio, lo magnifica). Es obvio decir pues, que no sólo sus virtudes sino que también todos estos defectos son lanzados al orbe como características a imitar. Se les defiende diciendo que tienen un "fuerte carácter", se les excusa porque se les considera unos “auténticos ganadores”. Y pocos tienen el valor de reprenderles duramente. Los ejemplos de estas idiosincrasias disolutas son innumerables. Este relajamiento de la moral genera unos efectos colaterales auténticamente devastadores. La razón es que se patrocina una forma de ser que permite incluir semejantes desperfectos en la idiosincrasia de los personajes-modelo. En consecuencia este tipo de pseudoverdades se proyectan al mundo no sólo como válidas si no como ejemplo a reproducir para muchas personas, incluidos niños. Ej: “Hijo, puedes ser todo lo ignorante, maleducado y ceporro que quieras que si llegas a ser un gran ‘pelotero’, millones de personas te adorarán y te reirán las gracias. Y lo harán aunque seas un egoísta redomado que sólo quiere ganar dinero y títulos.

• Filosofía del número 1 o filosofía del individuo especialistas ¿paradigma de una buena formación? (4)
Del problema del párrafo se extrae que todos aquellos seguidores que defienden las reglas de este artera mentalidad son cómplices (conscientes o no) de sus efectos colaterales. Por tanto se impulsa (se patrocina) el valor y cualidades inherentes al tipo especialista pero implícitamente también se respalda todo aquello de negativo que conlleva. El talento de manipular un balón es arbitrario (aplíquese a otros oficios), pero ello no es óbice para que millones de personas reproduzcan u ovacionen ese modo de entender la vida. Dada tal contingencia, la consecuencia inmediata es que muchos de los valores esenciales inherentes al ser humano quedan denigrados y otros artificiales como el antedicho toman su lugar. Alterando la pirámide de valores se produce un desequilibro que induce al caos y a la despersonalización del individuo. Recuerden la máxima: no hay desarrollo posible si no se funda sobre sólidos valores morales.

• Filosofía del número 1 o filosofía del individuo especialistas ¿paradigma de una buena formación? (5)
Recordemos lo dicho anteriormente: muchos de los valores que definen a un ídolo son arbitrarios (no esenciales) y relacionados con el espectáculo, ej: meter una pelota en un hoyo, portería o cesta, aporrearla lo más fuerte posible, contar chistes, interpretar personajes en películas, apalizar a un adversario en un ring, cambiarse de ropa miles de veces y posar para fotos, poner una moto a 300 por hora, etc. ¿Acaso alguno de estos ejemplos fomenta de algún modo un modo más justo, solidario, ético, intelectualmente más evolucionado, de forma directa? Ejemplo: ¿se puede solucionar el problema del hambre, el desequilibro de recursos, el declive de la educación… fomentando la enseñanza del manejo de un balón o pelota con las manos o con los pies? ¿Con un nuevo, original e hilarante monólogo? ¿Acelerando una moto hasta bordear la velocidad del sonido? La respuesta es estúpidamente evidente. Si este ejercicio no se complementa con una buena formación, esta tarea no cumple más cometido que el de regocijo y esparcimiento.

• Filosofía del número 1 o filosofía del individuo especialistas ¿paradigma de una buena formación? (6)
Si lo piensan, los medios audiovisuales se encargan de manera machacona de ensalzar las virtudes de un ídolo, que en general son escasas aunque muy destacadas. El problema, es que, por otro lado, niegan, oscurecen o esconden sus defectos (que en algunos casos son muchos y acusados). Al final, como decía la frase, la repetición multitudinaria de una mentira se convierte en una verdad indiscutible. Imaginen la película a la inversa, los medios se encargan de desvelar todo los defectos y carencias de los ídolos, además de minimizar sus virtudes. Y lo hacen día tras día. En tal caso, muchos de ellos no sólo quedarían retratados como gente normal y corriente si no que de la admiración del pueblo pasarían a recibir o críticas y reprobaciones o la más absoluta indiferencia. La pregunta es evidente: ¿cuáles son las principales valores y virtudes que conformen el ser humano más admirable? Reflexionen unos momentos sobre esta cuestión.

• Valores y principios del ídolo. Consecuencias.
Tras la lectura de los puntos anteriores comprobaremos que los juegos y espectáculos gozan de una salud envidiable dado que millones de personas se ocupan de sustentarlos. Sin embargo, ¿acaso existe el mismo número que se esmere lo más mínimo en reflexionar en cómo resolver problemas globales, regionales o locales? Frase del siglo XXI (y del anterior): “no te calientes la cabeza”, “no te compliques la vida el mundo no se puede cambiar”. Si obráramos del mismo esquivo y despreciativo modo con los aspirantes a nuevos ídolos del espectáculo, es decir ignorándolos, no habrías incentivo para que ningún aspirante a ídolo de "esta especie" se dejara la piel por despuntar. Su nivel por tanto sería "de equipo de regional". Lo peor es que la actual propuesta de educación no sólo no permite que la gente piense y actúe de un modo más responsable y coherente unos valores sólidos si no que estos en múltiples ocasiones ni siquiera se ven capaces de llevar su vida a buen puerto. El nivel de la enseñanza ciertamente es infame. No se extrae ni un 10% del potencial del individuo. Parece que la mayor logro de un individuo hoy en día se mide en… ganar Champions Leagues.

• Ídolos y medios de comunicación.
Como la práctica de informar cada vez se vuelve menos rigurosa, informal, sensacionalista o amarillista, este tipo de periodismo cada vez adquiere más adeptos. Su misión: ensalzar cada vez a esta especie de iconos espectaculares y glamorosos. Obvia decir, que la tirada de ejemplares de publicaciones relacionadas es enorme. En efecto, los asuntos frívolos seducen a millones de individuos, son los más atendidos y tenidos en cuenta por la gente de a pie. La industria de lo frívolo junto con la de las falsificaciones, el tráfico de armas, drogas o la prostitución mueve miles de millones de euros. Otras causas y personajes menos "livianos" como los asuntos tratados por los pensadores críticos apenas se les tiene en consideración. Parecen representar el papel de “malos” de la película… precisamente por el motivo contrario, por tratar de resolver problemas. En efecto, forman parte de ese colectivo que intenta comprender por qué los acontecimientos dañosos acontecen y trata de alertar a la población para prevenirlos o al menos para paliar sus efectos destructivos, tarea que, por cierto, no parece incumbir ni a los ídolos del espectáculo ni a la mayoría de sus acólitos salvo como excepción o como rutina pasajera. La conclusión es contundente, no podemos aspirar a un mundo más desarrollado que el que tenemos con estas premisas, con estos ídolos, nuestra mentalidad orientada fundamentalmente a obtener "beneficios económicos", y con toda la prensa y medios audiovisuales alimentando esos valores.

• Ídolos y medios de comunicación (2).
El soporte y el amor incondicional del público a este tipo de ídolos es impresionante. De hecho, algunos de ellos no pueden ni salir a la calle sin verse acosados por decenas de transeúntes que les conocen de "haberlos vistos por la tele". Así viven atrincherados en viviendas de lujo en zonas residenciales. En pocas palabras, se fomenta el florecimiento de nuevos retoños generadores de audiencia antes de cualquier otro tipo de modelo que presente unas credenciales culturales o intelectuales de mayor rango y no sólo orientadas a divertir a las masas ociosas y con falta de estímulos. Desafortunadamente, nos matamos (literalmente) en erigir como dioses terrestres a tipos frívolos e intrascendentes y a los anteriormente propuestos los reducimos a la categoría de meros parias. Por tanto, aquello que defienden unos y otros adquirirá su mismo estatus. Reflexionen sobre ello unos momentos. Propugno pues el ateísmo (en cuanto a idolatría hacia estos bodrio-ídolos) como nueva tendencia.

• Científicos, literatos, profesores, pensadores. ¿Alternativas?
De algún modo científicos y literatos no son capaces de motivar con suficiencia a los niños y adultos para que opten por el camino de la cultura o la reflexión constructiva. No pueden detener esta ola gigantesca ola de frivolidad que cubre y asola el mundo entero con su efecto globalizador. Es más, prácticamente ninguno de ellos, salvo muy rara excepción, hace sombra a los teleñecos favoritos de esta cultura de luces y feria. ¿Por qué? Quizás porque sólo un pequeño porcentaje de población parece estimulado en asimilar contenidos de ámbito intelectual, prefieren dejarse llevar y "pasárselo bien" aún a pesar que los desechos de este hedonismo y relativismo moral causa estragos en la sociedad (y también a largo plazo en las vidas de los propios individuos). En efecto, al final, esta ignorancia suele acarrear un coste desorbitado, que muchas veces resulta muy difícil de compensar, de ahí el vacío espiritual reinante. La cruda realidad aplasta a muchos de estos individuos o les recluye en una vida provista de una minúscula y ridícula felicidad. Es entonces, extrañamente, cuando intentan recapacitar enfrentándose a la verdad y formulándose preguntas existenciales (antes lo hubieran hecho…). Inconcebible.

• Científicos, literatos, profesores, pensadores. ¿Alternativas? (2)
Este tipo de literatura, la que trata sobre los problemas sociales, que versa sobre ciencia, psicología o asuntos de actualidad, tiene mucha menos tirada y aceptación que la literatura recreativa. Sólo es consumida por un número pequeño de lectores frente a la predilección por las novelas, más entretenidas pero que no nos revelan por qué las cosas ocurren o nos resuelven ese puzzle misterioso que constituye la naturaleza humana, el verdadero manual de instrucciones que nos ilustra en cuestiones tales como “quiénes somos" o cómo somos”. En suma, aquellos que se esmeran en aportar soluciones se ven en franca minoría frente a los ídolos cuya ocupación se relaciona con en el sexo, juegos o entretenimiento. Así se erige una sociedad infantil, trivial e incoherente plagado de autómatas que obedecen los mismos dictámenes y siguen a los cuatro mismos pastores. La originalidad brilla por su ausencia. Aproximadamente el 95% de la población vive de ideas prestadas y es incapaz de elaborar pensamientos originales. Conclusión: vende mucho más el show business, el entretenimiento, la seducción o la esperanza que la verdad.

• Ídolos y la formación o cultura.
Siguiendo los hilos anteriores resulta claro que resulta prácticamente imposible educar en valores a los niños en la actualidad por culpa precisamente de la influencia que ejercen toda esta retahíla de campeones, hijos pródigos de la ideología reinante. Prácticamente ninguno de ellos se muestra como ejemplo de excelente formación académica. Es más, un buen porcentaje no dudará en repudiar cualquier tipo de cultura o formación complementara si ello entorpece el crecimiento en la ocupación a la que rinde pleitesía. La cosa es peor de lo que piensan. En efecto, aunque algunos de ellos sí presentara tales credenciales (y más de uno hay) estas no serían apenas tenidas en cuenta dentro de su labor de especialista. En pocas palabras, su esfuerzo intelectual no le aportaría ni un solo euro más a su sueldo y probablemente tampoco atraería a más aficionados a los campos o permitiría subir las audiencias. Resumiendo, ninguno de estos ídolos necesita autoimponerse tales “quebraderos de cabeza”. Ej: ¿qué importa que un gran deportista abandonara sus estudios en párvulos o haya terminado dos carreras? Piénsenlo. Poco menos que nada. “¡Yo lo que quiero es entretenerme (que gane mi equipo), a mí que me importa en que se gaste el dinero o si es listo, tonto o engaña a su mujer!”, gritaría cualquier aficionado. Pues a mí sí me importa. Y mucho, porque de la deontología de comportamiento de los llamados triunfadores nacerán nuevas copias por imitación con los mismos esquemas mentales.

• Ídolos y muerte.
Algunos ídolos son consideran figuras de tal renombre y altura que una vez muertos copan las portadas de todos los medios. Así, se les agasaja continuamente, su imagen y logros se recuerdan periódicamente, se les ofrendan homenajes: su reino en vida y su recuerdo en la muerte parece no tener fin. Otros muchos (no todos obviamente), preocupados por asuntos más relevantes y de trascendencia mundial apenas se les toma en consideración (salvo reputadas excepciones como quizás políticos), al menos en comparación. Para ocupar el mismo tiempo en los medios deberían no menos que curar el sida o unas cuantas enfermedades mortales. Un dios del espectáculo representa una grandilocuente imagen que se propaga de manera fulminante por todo el orbe; por el contrario, un dios intelectual o solidario, salvo afortunada excepción en modo alguno se le presta la debida consideración, ¿será quizás porque hace sentir mal a las personas, recordándoles que los valores del corazón son infinitamente más valiosos que aquellos de los juegos, la farándula y el espectáculo?

• Ídolos y muerte (2)
Siguiendo el punto anterior, es obvio, en un mundo donde priman los intereses egoístas y donde la capacidad de reflexión es ínfimo las comparaciones con este tipo de personas es odiosa y muy dolorosa. De hecho, a veces uno piensa si no estaría mejor vivo o muerto. Quizás muerto, así no molesta con pláticas o rollos moralistas. Apuesto a que recuerdan a Dani Jarque, Antonio Puerta, Simoncelli, Ballesteros, fallecidos prematuramente de forma triste o accidental. Si habláramos de premios nobel pocas personas se acordarían de más de cuatro nombres. De divulgadores científicos o pensadores reputados como mucho 2 o 3. Meter una pelota en un hoyo o en una portería, actuar en una película de dudoso gusto (y un largo etc.) adquiere en esta zoociedad más notabilidad que esgrimir y defender otro tipo de argumentos más altruistas o que redundan en una mejora del sistema. Y no sentimos ninguna vergüenza. Terrorífico. Es más reducir el nivel moral a un nivel mínimo nos permite sentirnos menos exigidos en ese aspecto, de tal modo podemos aspirar sin restricciones a ser tan egoístas, frívolos y materialistas que queramos.... a imagen y semejanza de nuestras queridas referencias.

• Otros efectos secundarios de la especialización o deporte de alto nivel.
Enfrentamientos virtuales en foros de discusión en Internet (ej: marca.es), violentas refriegas entre aficionados, ya sea verbales o físicas, padres con actitudes beligerantes en partidos de infantes que agreden o insultan al árbitro o a otros niños, progenitores que porfían de manera denodada de convertir a sus vástagos en superespecialcitas y les proporciona una educación restrictiva y negligente incluso impidiendo que tenga una vida normal o acuda a la escuela o instituto; desavenencias conyugales por la diferencia de intereses, fanatismo, mente reducida concentrada en causas banales, incultura general... y un kilométrico etcétera. Estos son también algunos efectos secundarios de nuestra maravillosa mentalidad orientada a ganar dinero y observar e imitar el comportamiento de nuestros queridísimos iconos.

• Héroes y orientación al “tener” en vez de al “ser”.
El perjuicio causado por el efecto globalizador y el deseo desmedido por obtener dinero y adquirir todo tipo de artículos de consumo propicia un comportamiento errático o asociado con acciones ilícitas en muchos países. Al no poder acceder a tal nivel de sofisticación y lujo, muchos individuos hipnotizados por las luces de neón y las imágenes fastuosas y grandilocuentes obran de manera ilegal o abogando por un ética discutible para alcanzar sus logros. Ejemplo: en Rusia antes las niñas preferían estudiar para dedicarse a la enseñanza, ahora muchas prefieren convertirse en “acompañantes” (prostitutas). ¿Por qué? Porque de este modo optarán a  obtener un mayor poder adquisitivo cuyo fin será gastarlo en comprarse “cosas bonitas”. Podría citar miles de ejemplos como el anterior (¿recuerdan a adolescentes americanos de barrios marginales apuñalando a otros para robarles sus zapatillas "Nike Air"?) . Del impulso de orientar la vida al “tener” en vez de al “ser” origina múltiples e innumerables desastres. Ya saben en qué lado encontramos a nuestros supuestos arquetipos de perfección.

• Héroes y orientación al “tener” en vez de al “ser” (2)
Es innecesario resaltar que la gran mayoría de "campeones" surgidos de la industria del espectáculo disfrutan de un altísimo nivel adquisitivo: son ricos o millonarios. Por supuesto ninguno va a tirar piedras contra su propio tejado y se va a dedicar a promocionar una existencia más orientada a solucionar problemas humanitarios, a fomentar la empatía o la solidaridad por el más desfavorecido por encima de la devoción por los juegos, la diversión hedonista, el consumo irresponsable o la exaltación de la belleza exterior. Nuestros ídolos son los modelos ideales que nos orientan a consumir, a no reflexionar ni hacernos preguntas trascendentes, a volvernos esclavos de los mensajes que propugnan los medios y asimilar sin titubeos dogmas e ideas preconcebidos. Son los vástagos pródigos eyectados por una cultura donde el dinero y la Economía son regidores absolutos. Y por ese camino nos guían. ¿Deberíamos pues ensalzarlos o amonestarlos severamente? Si se deciden por el primer punto, no esperen cambios significativos en el panorama mundial en el futuro.

 



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