Introducción al proyecto Anti-ídolo. La cultura del enfrentamiento
La cultura del enfrentamiento. En pos de una
nueva educación(1).
Sobre drogas y estupefacientes.
Henri-Frédérick Amiel sostuvo:
Esta cultura desecha los hábitos nocivos tales como el
consumo del tabaco o los estupefacientes por atentar contra el buen
funcionamiento de nuestro organismo. Esgrimir la mera excusa de que proporcionan satisfacciones
gratificantes, alivian el estrés o fomentan los encuentros
socializadores no deberían servir como razones de
peso a los estudiantes de la C.E. La razón es que estas sibilinas tácticas,
por una parte favorecen una tramposa confrontación con la
realidad, por otra, no exigen de nuestra parte un compromiso sincero con la
vida sí no que
nos evaden de la responsabilidad de alcanzar momentos placenteros que
procedan de un bien cuidado interior repercutiendo además en una
adulteración progresiva de nuestra identidad. Por si estos
argumentos no fueran suficiente, los vendedores o empresas que los
suministran nos
exigen el pago continuado de un diezmo que erosiona nuestra precaria economía ya que
éste hábito no suele ser satisfecho entregando mera calderilla. ¡No
me diga usted que no es capaz de encontrar mil maneras de invertir
mejor su dinero!
Comprenda que es absurdo recompensar al vendedor que
nos facilita un producto que corrompe nuestro organismo (para luego
seguramente criticar a aquel que sabiamente nos aconseja suprimir
ese vicio de nuestra rutina diaria). Hábitos
como los descrito,
a la larga, nos recluyen en un estado de
flojedad y desamparo
nada recomendables. La verdad escuece: millones de personas rinden tributo y
pleitesía a quienes les ofrecen placeres rápidos deglutiéndolos, por
cierto, con la misma impunidad y velocidad con la que son
adquiridos. Son tipos cuyas
expectativas de futuro no consisten en buscar el camino hacia una Gran
Felicidad sino mas bien el desmigajar cuanto antes la sensación de tedio con
las armas más mano. Así, día tras día.
Debemos contemplar el mundo de cara, con los ojos
abiertos, sin conservantes, ni colorantes, ni
estupefacientes, ni ayudas externas. Toda sensación placentera
debe ser desplegada desde un interior bien trabajado.
Podemos acudir al rescate de supuestos remedios milagrosos de belleza,
ingerir de forma desmedida cientos de litros de alcohol, abandonarnos al consumo de
drogas duras o liarnos unos cuantos porros (etc.), pero al final, en los momentos de soledad siempre habrá
un espejo en el que mirarnos, un cristal reflector de nuestras
íntimas miserias y una voz familiar, que con un vocabulario crudo e
insensible, retumbará en nuestro interior para cercenar la paz de la
conciencia tratándonos con la misma deferencia con la que nosotros
nos tratamos. Esa voz que
nos habla es la voz de nuestra conciencia, la que aglutina todas
nuestras creencias y actuaciones a lo largo de nuestra vida, la que nos
devuelve sus saludos en forma de ánimos y consejos o con el repiqueteo
demoledor de
un martillo neumático. Recuerde, una
mente rumiante, mal dirigida, semejará nuestra enemiga,
rindiéndonos pensamientos tóxicos y boicoteando nuestro éxito
futuro.
No podemos delegar la responsabilidad de
cargar con el peso de nuestra propia individualidad. Debemos
aligerar el peso de nuestras ansiedades utilizando las
herramientas adecuadas: apertura social, cultura formativa, práctica
de deportes, educación sentimental, meditación, etc. No podemos huir de quiénes somos,
pero sí podemos alterar nuestras deficiencias y transmutarlas en
potencias.
Y cuanto
más pronto comencemos a digerir las premisas que constituye el Auténtico
Ganador,
el Ser Humano Realizado, más tiempo dispondremos para
configurar una personalidad granítica que sin duda se diferenciará
de la mediocridad reinante. Esta se confecciona con disciplina y
paciencia a base de ganar batallas y más batallas. Y para poder
florecer en terrenos baldíos primero se necesita un tiempo de
sembrado, un posterior riego periódico (dedicación)para más
tarde recoger la fruta madura.
Para completar tal ardua empresa es fundamental no complacerse utilizando tácticas
evasivas o de autoengaño. “Esto
es lo que soy ahora, si no me acepto, debo promover una imagen
futura razonable y tratar de convertirla en realidad, y no por ello
debo dejar de disfrutar del presente."
Una mente
ocupada en un labrar un futuro utópico, mal planificado, sólo nos procurará una
vida desperdiciada y una futura depresión.
Nutrición y ejercicio.
Siguiendo el punto anterior, otro consejo que le doy, aprenda
usted sobre ciencia nutricional, adquiera unos cuantos libros sobre
este esencial tema, visualice documentales que le alerten sobre los
peligros de la toma excesiva de azúcares refinados, grasas saturadas
o calorías
vacías. Complemente la ingesta de alimentos saludables con la
periódica realización de ejercicio. Deseche la
comida basura o ingiérala únicamente de forma ocasional. El seguimiento de
esos fundamentales hábitos le proporcionarán más energía y
vitalidad, mantendrán altos niveles de salud y le alargará la vida.
Me lo agradecerá.
Mens sana in corpore sano.
Características individuos C.E. Ética.
Los individuos adheridos a la filosofía del enfrentamiento tienen la
particularidad de comportarse como tipos ambiciosos y hacen gala de
un "egoísmo constructivo", es decir porfían
denodadamente por alcanzar el éxito personal, tanto en las
relaciones afectivas, sociales como en lo profesional, no obstante,
en su periplo de aprendizaje desdeñan la mezquina idea de avasallar o
pisotear al prójimo. Mas bien al contrario,
su fidelidad a una Ética (con mayúsculas) les impondrá la norma de colaborar en el desarrollo de su
entorno. Deben ejercer una influencia positiva sobre quienes le
rodean. En
resumen, estos individuos buscan mejorarse a sí mismos para mejorar a los demás como
efecto subsidiario, no quieren aniquilar al adversario u obtener
beneficios "a cualquier precio". Y lo hacen en silencio, con esfuerzos vitales
continuos y períodos frecuentes de reflexión.
Y repito que para abordar esa tarea no se
necesita en absoluto una inteligencia superior a la media. Sí que
es verdad que aquel individuo con ciertas cualidades físicas o
intelectuales gozará de ventaja comparativa, pero no se requiere de
ningún tipo de don o una genética privilegiada para alcanzar la meta
ansiada de la Autorrealización.
Las facultades siguientes, inherentes al individuo o no se pueden
ejercitar: desarrollo de la facultad para absorber conocimientos teóricos con
rapidez, capacidad
de análisis y síntesis, flexibilidad mental o habilidad para
adaptarse o aprovecharse del entorno, actitud receptiva ante la vida, entusiasmo
y ganas de aprender cosas, valor para enfrentarse a nuevas
circunstancias, empatía y habilidades sociales, espíritu de superación, etc.
Sin embargo, aunque encontráramos una persona tan obtusa como para
declararse incompetente siquiera para leer una sola página de un libro, aún así este
se vería beneficiado positivamente sólo escuchando charlas, visualizando documentales
o juntándose con gente de éxito.
Así ocurre
de hecho en cualquier sociedad, cientos de ideas “flotan en el
aire" impregnando el
ambiente y los ciudadanos las aprehenden como por “ósmosis” o
transmisión directa sin necesidad de afanarse en estudiarlas, ya que en definitiva, vivir y relacionarse es
transmitirse creencias y opiniones unos a otros, y puesto que todos
somos miembros de alguna sociedad, muchas de sus reglas y enseñanzas
se nos adhieren a la mente de manera automática.
Por el contrario, aquel de mente rígida, obcecado, pasivo, que cree
saberlo todo es el último que se beneficiará de esta filosofía de
vida, aunque de forma paradójica, también sea el que más posibilidades de
superarse debido a su estatus tan menguado.
Los individuos pertenecientes a la cultura del enfrentamiento
llevan consigo la semilla de una nueva sociedad: más avanzada,
ética, progresista, culta, sana y con unos objetivos mucho más
exigentes.
Características individuos C.E (segunda parte)
Características
individuos C.E. Revisar este enlace
Recuerde: en una mente cerrada no caben nuevas ideas.
Relaciones saludables y relaciones tóxicas.
Mantener unas buenas relaciones sociales, con amigos, familiares, o
compañeros de trabajo es
un
componente clave para hollar la altísima cumbre llamada Felicidad. Sin embargo, la presencia de compañías tóxicas puede a larga empañar nuestra visión de la vida debido al
talante negativo que desprenden.
Procure por tanto relacionarse con gente
optimista, constructiva, exitosa,
experta, sabia, divertida, rica y sobre todo sana; establezca lazos
de amistad con personas de las que pueda
recibir útiles consejos o nutrirse de sus enriquecedoras vivencias.
Vaya más allá: ¡conviértase
usted en ese tipo de persona!
Recuerden un entorno estimulante facilita el crecimiento interior y
también el logro de nuestros propósitos particulares. Malas
influencias, consejos equivocados, padres o educadores ineptos,
ingesta de drogas o estimulantes que nos provean de simulacros del
éxito, apatía, falta de cultura o búsqueda de éxitos inmediatos sin
planes a largo plazo son impedimentos que a la larga erosionarán
nuestra capacidad de progresar y desenvolvernos con solvencia como
actores protagonistas en el gran escenario del mundo.
Encontraremos cientos de personas que demolerán nuestras ilusiones
con frases descorazonadoras. Que nos contagiarán de su impotencia,
martilleándonos con expresiones propias del talante perdedor: "no se
puede", "las cosas son así", "el mundo no se puede cambiar", "la
vida es dura", "nunca tengo suerte", "la culpa es del
gobierno y de los políticos", etc. Huya de ese círculo de
negatividad, deseche las frases y proposiciones que no aporten nada positivo,
rechace los no-se-puede; no permita que envidiosos, apocados
y pesimistas
redomados quiebren sus esperanzas o
impregnen su cerebro con sus perniciosas zarandajas.
El hombre que dice, no puede hacerse, será sorprendido por alguien que lo haga.
Consejo: rodéese de gente excepcional y esa
excelencia se le entregará como por ósmosis. Si no la encuentra a
su alrededor,
ya sabe: acuda a su librería más cercana.
No imponga su criterio. Evite discusiones banales. Vive y deja vivir
Puesto que seguramente nuestra forma de pensar diferirá en algún grado o medida
de la de los demás, es conveniente evitar las discusiones que no
lleven a nada. Es preferible no entrar en absurdas batallas
dialécticas (ej: sobre encuentros deportivos) pues la larga las
debates subidos de tono o altercados graves o leves pueden deteriorar
nuestras relaciones con amigos o conocidos. Muy poca ganancia para tan gran
pérdida.
Aquel que se siente convencido de sus argumentos no necesita
imponérselos a los demás.
No imponga su criterio a los demás, deje que la gente lleve su vida
a su manera y no intervenga y ofrezca consejos a menos que le
pregunten. No insulte o critique de manera desmedida, recuerde que
nadie es perfecto y todos, sin excepción, adolecemos de lagunas
de personalidad.
Si el resto de personas no comparte nuestros planteamientos, no
importa, debemos respetar su libertad de elección aunque sepamos sin
lugar a dudas que sus decisiones pueden llevarles a la larga, a un
callejón sin salida, a sufrir de un vacío existencial o incluso a la
pérdida del gusto por la vida. Nosotros, por nuestra parte, vamos a tratar
de crecer y crecer, pugnaremos en pos de una prosperidad en todos
los ámbitos (económico, social, emocional), pero no
por ello vamos a imponer nuestras costumbres ni vamos a dejarnos la piel por
ayudar a
individuos pasivos o aquellos que tienen las cosas tan claras que
no necesitan escuchar consejos de nadie. Vive y deja vivir.
No trate de emprender ofensivas contra molinos de viento o lance
puyas o graves acusaciones contras grandes empresas, ídolos o
personajes populares salvo que posea argumentos irrefutables. A
pesar del ambiente de libertad del que afortunadamente gozamos hoy
en día, corre el riesgo de salir escaldado. Céntrese en crecer, en
comprender los entresijos de la maquinaria social,
adhiérase a todas las cosas buenas que le ofrece su entorno. Al
final, no necesitará de más argumentos que su sola y vitalista
presencia: su éxito será innegable y reconocido. La gente
comprobará que su forma de actuar, pensar y proceder transmite,
contagia, rezuma optimismo y pujanza. Acabarán preguntándole
cómo lo hace, cuál es su método, su secreto. Le seguirán. Ahora bien, si se acoge a la
estrategia del caracol encerrándose en su caparazón, si
pretende cambiar el mundo a base de criticar sin mesura u obligar a
los demás a obedecer su voluntad fracasará de manera estrepitosa.
Construya una personalidad de éxito, optimista y vital y, le aseguro,
tarde o temprano, le
seguirán.
Bien es verdad que a veces se sentirá como si remara contracorriente
o en solitario, ya que las líneas de vida de un individuo
excepcional, más inteligente que la media o dotado de un alto nivel
de creatividad siempre discurren por lugares poco
transitados, incluso los inicios pueden resultar punzantes o
desconcertante pero si aprende a adaptarse, lo
cual implica un fuerte carácter y una voluntad férrea, dejará a los demás atrás
logrando grandes avances en todos los aspectos de
su vida: en salud, competencia profesional, amor, dinero, amistades,
etc. Porque ese es el objetivo: aprender y crecer, aprender y
crecer. Crecer sin límites.
Como barruntaba O.S. Marden en un arranque de autoridad:
Encontraré
el camino o me lo abriré yo mismo.
Personalidad y optimismo. Mentalidad abierta.
Este tipo de cultura y formación fomenta el florecimiento de una
mentalidad abierta a nuevas experiencias, se enfoca en el
pensamiento positivo y creativo en grado superlativo. El neófito seguidor de esta disciplina
descubre cómo progresivamente su visión del
mundo se
expande, su capacidad de ver más allá del horizonte se acrecienta
con el paso de los días. Por tanto, ya no se conformará con defender o seguir los paradigmas
convencionales o repetir los mismos actitudes que el típico
individuo-masa. Se
transformará en un ser humano más original, más creativo, más dinámico, con
mayor confianza, un tipo auténtico y se levantará cada día con una sonrisa
y la agradable empresa de dedicar su existencia a múltiples tareas, a cada
cual más satisfactoria. Y no
temerá al fracaso, más bien temerá a la inacción, a la pasividad, a
la sumisión. Entenderá que la vida es un campo inmenso, un terreno
lleno de posibilidades, lleno de regalos-sorpresa para el avezado
y curioso explorador.
Se sentirá tan grande como la propia vida, como el propio mundo,
y ese deseo de seguir enganchando al aprendizaje le durará hasta el
fin de sus días.
Es magnífico disfrutar de un gran optimismo y una indestructible
autoestima, sentirse en paz y armonía con uno mismo sin
importar el lugar o la época del año, ya sea en el calor del hogar, de excursión o de visita
en
un país extranjero, solo o acompañado, el verse arropado con unos fuertes principios
proporciona una fortaleza interior y una confianza suficiente para
enfrentar con seguridad las desagradables acometidas del caprichoso
azar.
Si además añadimos a una vida plena el hecho de poder influir
en nuestro entorno de tal modo que
aumente la prosperidad de nuestros vecinos, ¿qué más se
puede pedir?
La vida es como un espejo, sonríale y le devolverá una sonrisa,
póngale una triste faz y le retribuirá con una imagen de cariz
similar.
¿Sabía que uno de las motivos más importantes causante de la victoria de muchos de los presidentes de los Estados Unidos sobre su opositor fue la alegría y el optimismo que transmitían a los ciudadanos? Nadie quiere a un agorero en su presencia, da mala espina. El pesimista parece atraer los malos augurios.
Recuerde: no importa donde vayamos, de lo que nunca podremos escapar
es del peso de nuestra individualidad, de esa imagen interior
labrada minuciosamente a lo largo de los años. Por eso, debe entender,
aquella
morada que primero debe amueblar con gusto y sumo cuidado es la
que se asienta en su interior.
Confrontación diaria. Desarrollo de habilidades.
Otro de los aspectos positivos de la confrontación diaria es que nos
permite despertar habilidades y facultades que permanecían inertes.
Imagine que, aplicándose en la instrucción de nuevos conocimientos descubre que
tiene un don especial para las finanzas, imagínese
como un instructor motivacional, un bailarín de nivel avanzado o quizás un
político concienciado en resolver problemas locales.
¿Qué le hace pensar que no dispone de múltiples talentos escondidos
esperando poder salir a la luz?
Revelarse como un ser talentoso levanta el ánimo y encauza el
espíritu hacia tareas constructivas y propicia una vida plagada de
satisfacciones. Hágame un favor, no pierda esa oportunidad, porfíe
por elevarse sobre la mediocridad rebuscando en su interior. Sí,
créame cuando le digo que usted posee habilidades extraordinarias
que todavía no ha explotado, que todavía ni siquiera ha advertido.
Nadie sabe en realidad lo máximo de lo que podría ser capaz... si
no se pone a prueba.
Mark Twain contó una
vez una historia acerca de un hombre que murió y conoció a San Pedro
a las puertas del cielo. Sabiendo que San Pedro era una persona
sabia
y bien informada, le dijo:
-San Pedro, yo he estado interesado en la historia militar por muchos años. Dígame, ¿quién
fue el más grande general de todos los tiempos?
San Pedro respondió
rápidamente:
-¡Oh!, esa es una
pregunta sencilla. Es precisamente aquel hombre que está por allí
-le dijo mientras señalaba a un lugar cercano. El hombre dijo:
-Usted tiene que estar
equivocado, San Pedro, yo conocí a ese hombre en la tierra. El
era sólo un obrero común.
-Es cierto, mi amigo
-respondió San Pedro. Pero habría sido el más grande general
de todos los tiempos... si él hubiera sido general.
Valorar lo que tenemos.
Una de las premisas esenciales dentro de la cultura del
enfrentamiento consiste en aprender a valorar lo que tenemos,
Debemos aspirar a una felicidad que se nutra de elementos sencillos
(ej: admirar la belleza de un nuevo amanecer) expresando gratitud por
todo aquello que nos has sido concedido.
Así, una vez adquiridas habilidades superiores o mayores ingresos económicos, esa pequeña euforia del alma
crecerá como la
espuma en un baño caliente.
Esto confronta con el éxito de orden materialista que parece buscar
una bonanza asociada a la posesión de tecnología o artículos de
consumo, que promueve las cualidades del tener por encima del ser.
Este ideal de felicidad propuesta constituye una falacia que
desemboca en un fracaso de proporciones gigantescas puesto que
propugna la satisfacción hedonista y de adquisición de objetos, la
cual nunca puede ser completamente satisfecha. Nuestra vida no debe girar
en torno al “rey objeto”. Debemos orientar nuestra vida al "ser" no
al tener, es decir una existencia orientada hacia "el interior" (el
ser), no hacia "el exterior", la apariencia.
Frente a las disonancias. Ideología de carácter abierto, opuesta
a las dogmáticas
Dentro de la cultura del enfrentamiento es necesario hacer frente a
las disonancias, que son aquellas ideas o argumentos que se
oponen o ponen en compromiso nuestras creencias y juicios de valor. En realidad, a las opiniones
divergentes no se las
debe temer sino confrontar y en último caso asimilar si
creemos que a largo plazo nos pueden otorgar alguna beneficio. Si adoptarlas supone derribar
algunos de los pilares que conforman nuestro armazón mental,
procederemos de tal agresivo modo sin titubeos ni miramientos. Recuerde, los individuos que abogan por esta
creencia, buscan afrontar restos tanto físicos como intelectuales y
muestran un arrojo suficiente como para
lidiar con cualquier opinión
divergente sin tener por ello que mostrar un mínimo de
hostilidad hacia el "adversario". Comportamiento, por
cierto, típico de muchos individuos que defienden ideologías de
índole dogmático.
Como pueden advertir, la naturaleza de esta ideología se
revela como totalmente opuesta a la anterior, constituye mas bien la antítesis de la mentalidad
retrógrada, cerrada y plegada sobre sí misma.
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