Las cicatrices de los clavos
Las cicatrices de los clavos
Esta es la historia de un muchachito que tenía
muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de
clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia,
debería clavar uno detrás de la puerta.
El primer día, el muchacho clavó 37 clavos.
Durante los días que siguieron, a medida que
aprendía a controlar su temperamento, clavaba
cada vez menos. Descubrió que era más fácil
dominarse que clavar clavos detrás de la puerta.
Llegó el día en que pudo controlar su carácter
durante todo el día. Su padre le sugirió que
retirara un clavo por cada día que lograra
dominarse.
Los días pasaron, y pudo anunciar a su padre
que no quedaban clavos por retirar. El
hombre lo tomó de la mano, lo llevó hasta la
puerta y le dijo: “Has trabajado duro, hijo
mío, pero mira esos hoyos en la madera:
nunca más será la misma. Cada vez que
pierdes la paciencia, dejas cicatrices como las
que aquí ves. Puedes insultar a alguien y
retirar lo dicho, pero la cicatriz perdurará
para siempre”.
Fuente: Extraído del libro "La culpa es de la vaca"
* Contribución de Sonia Garay Garay, Valparaíso, Chile, 22 de
enero de 2002.
Contacto y comentarios
Puedes comentar este texto aquí: Comentarios
También puedes contactar con el administrador en este enlace: Contacto