El águila que nunca fue
El águila que nunca fue.
Un guerrero indio encontró un huevo de
águila en el tope de una montaña, y lo puso
junto con los huevos que iban a ser empollados
por una gallina. Cuando el tiempo llegó, los
pollitos salieron del cascarón, y el aguilucho
también. Después de un tiempo, aprendió a
cacarear al escarbar la tierra, a buscar lombrices
y a subir a las ramas más bajas de los árboles,
exactamente como todas las gallinas. Su vida
transcurrió en la conciencia de que era una
gallina. Un día, ya vieja, el águila estaba
mirando hacia arriba y tuvo una visión
magnífica. Un pájaro majestuoso volaba en el
cielo abierto como si no necesitase hacer el más
mínimo esfuerzo. Impresionada, se volvió hacia
la gallina más próxima y le preguntó:
—¿Qué pájaro es aquel?
La gallina miró hacia arriba y respondió:
—¡Ah! Es el águila dorada, reina de los cielos.
Pero no pienses en ella: tú y yo somos de
aquí abajo.
El águila no miró hacia arriba nunca más y
murió en la conciencia de que era una gallina,
pues así había sido tratada siempre.
¿Qué tal si trata de descubrir su águila interior?
Fuente: Extraído del libro "La culpa es de la vaca"
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