Puntos en el mapa
Puntos en el mapa
Primera parte.
¿Quién no ha anhelado alguna vez disponer de poderes mágicos, de
albergar facultades que transciendan sus propias limitaciones? Aunque
no he encontrado encuesta o estudio que me ofrezca un poco de luz acerca de
por cuál súperfacultad se
decantaría la gente de a pie,
imagino que muchos elegirían la habilidad de volverse invisible, ¿quizás con
la intención de escudriñar los secretos de los demás?; un buen puñado
apuesto que se imagina surcando los cielos,
posiblemente para no
tener que soportar los males de la gran ciudad, o quizás para poder contener
la infinitud entre los brazos, experimentando un sentimiento de total
libertad nunca antes percibida; otros ejem disfrutar
de sexo todos los días de su vida con mujeres muy bellas, otro porcentaje
nada minúsculo no dudo que escogería una vida eterna en plenas facultades
físicas, otros preferirán acumular riquezas ilimitadas para comprar todos los trastos que les
venga en gana; leer la mente de los demás o teletransportarse a otro lugar
de forma instantánea (más todavía en el 2012 teniendo en cuenta el brutal aumento del precio
del combustible) son otras seductoras posibilidades que se me
ocurren.
Dicho esto, albergo la esperanza (¿quimera?)
también que un un conjunto nada despreciable de personas no sólo elegiría deseos para
satisfacer su propio ego si no
también aquellos útiles para reparar desperfectos en la vida de sus semejantes (esto es sólo propio de tipos despojados de egoísmo y
dotados de una desarrollada empatía, ¿es ese su caso?). Deseos entre
los que se incluye una paz mundial duradera, un reparto más equitativo de recursos o el milagro de una una cura
para las enfermedades más terribles.
Si me preguntaran acerca de cuál sería mi elección, probablemente me
costaría dios y ayuda ofrecer una respuesta definitiva, pero después de mucho
reflexionar (mi deporte favorito) quizás me inclinaría por los siguientes
dos deseos: el primero, vivir eternamente, joven y en perfecta forma física
y mental (¡la de cosas que podría aprender!), y el segundo ostentar el poder
de transmutar las cosas negativas en positivas, tener la gracia de
incrementar el potencial de cada individuo en un amplio espectro, pues eso
es lo que veo cuando contemplo un ser humano: un terrible y enorme
potencial. De este modo, el hecho de propiciar una mejora en
la autoestima de cada individuo con el que me encontrara también permitiría a su
vez incrementar la mía un punto más, y también en consecuencia el
sentimiento de autosatisfacción o valoración personal, en suma, de
felicidad. Recuerden que autoestima y felicidad son sensaciones que vienen
cogidas de la mano.
Si lo piensan un poco, para materializar el segundo deseo no
me hace falta la ayuda de poderes mágicos ni brebajes inverosímiles o conjuros abracadabrágicos.
Tampoco me supondrá una ventaja poseer varitas chachis pirulis para
reproducir hechizos Potteriles. Se pueden pedir deseos al cielo y esperar
que se cumplan sin la vana necesidad de despertar el altruismo de un
bondadoso genio que dormite dentro de alguna lámpara grasienta. Sí me haría falta la
colaboración de mis lectores, entusiasmo y una buena carga de poderosos razonamientos.
De lo primero todavía no puedo hablar, de lo segundo y tercero voy más que
sobrado.
Obrando de tal modo consumaría el
objetivo de hacer algo no sólo por mí sino también por los demás.
Podría, en definitiva, influir de forma positiva en la Humanidad y dejar de
este modo una huella de mi presencia en la historia. ¡Que
para eso he estudiado y me he preparado durante todos estos años! Prefiero
abordar ese impresionante objetivo, que ejem surcar los cielos sin
alas.
Y sobre curar enfermedades o disolver trastornos dudo en principio esté
habilitado para tales cometidos, entre otras cosas porque ni ejerzo como profesional
de la medicina ni tampoco puedo mostrar titulación alguna en la rama de psicología (aunque libros
relacionados sobre esta última materia me he empollado unos cuantos). No
obstante, piénsenlo detenidamente, la adopción de una nueva mentalidad que
permita aumentar el caudal positivo de pensamientos, que fomente el
razonamiento crítico constructivo, que otorgue más fuerza y entusiasmo
produciría, sin
duda alguna, una disminución de muchas de los trastornos y enfermedades
psicosomáticas o que se originan a partir de la adopción reiterada de hábitos nocivos y
la opresión de someterse a pensamientos
tóxicos recurrentes. Si además, esta nueva forma de entender el mundo
implica reducir el consumo de los estupefacientes, potenciar el aspecto físico,
alimentarse de forma más
saludable, cuidar en mayor medida las relaciones sociales, ocupar una parte
del tiempo en reflexionar sobre asuntos trascendentes o cooperar con otras
personas en mejorar el estado de la nación, etc,
los efectos
secundarios beneficiosos se me antojan incalculables. Repito: incalculables. Así que
ejem aún no estando facultado como psicólogo o
licenciado en la disciplina hipocrática sí creo que podría prevenir
múltiples enfermedades e incluso sanar cierto tipo de trastornos. Eso también lo propicia,
¡cómo no!, una extraordinaria educación.
Sí, créanme cuando les digo que las consecuencias positivas de una gran
Educación son incalculables. A tal efecto inventé esta sencilla y demoledora frase que pueden
guardar en su memoria: "Llámalo Dios o llámalo Educación".
Estas reflexiones me llevan a un segundo punto.
Segunda parte. Puntos en el mapa.
A veces contemplo el mapa de España (ej:
http://viajespain.es/wp-content/mapa-politico-espana1.jpg ) y observo
miles de puntos de colores que representan capitales de provincia, grandes
ciudades o localidades con con una población más modesta. Me imagino
entonces seleccionando puntos en el mapa siguiendo un
criterio no definido, al azar, aleatorio. Un día quizás me entretenga con Tordesillas, otro con
Azuqueca de Henares, al siguiente Molins del Rei, otros me decante
quizás por Don Benito, Daimiel, Torrelavega
o
Torrevieja.
Una vez puesto en situación, me imagino cómo sería vivir durante un período
más o menos largo en ese entorno, pasear por las calles de las mencionadas
localidades, imagino qué monumentos, qué gente, que clima, qué acento es el
que les habita. Qué pena no poder visitar todos los lugares y así poder registrar en
mi memoria la historia e idiosincrasia de cada monumento,
o respirar el aroma liberado por los campos en flor; paladear los productos típicos cultivados en las tierras autóctonas por
esforzados trabajadores,
degustar con la paciencia de un sibarita los platos más característicos, asistir a las fiestas y tradiciones de cada pueblo,
aprender las frases y expresiones más
utilizadas,
el humor característico o
los motes más graciosos; comprender la historia reciente, los traumas pasados, las
glorias recientes, la situación laboral, etc. La conjetura de viajar y conocer
tantos lugares y personas permite
que mi imaginación se desborde, y así me veo conversando con gente de diferente edad y condición
social
para llegar a comprender qué es lo que
sienten, cuáles son sus aspiraciones, qué significado le dan a la vida, en
qué ideales depositan sus esperanzas o cuáles son sus deseos para el futuro.
Me imagino saludando a la gente
autóctona y les
digo convencido con el acento marcado de mi región "¡Desde hoy todo va a ir mejor!" con el poder de la ciencia
y el entusiasmo, "¡Ya lo creo que podemos hacerlo! ¡Somos
grandes si nos lo proponemos!". Y aunque sólo unos pocos siguieran mis consejos creo que el esfuerzo dedicado a
consumar este blog habría valido la pena. En el peor de los casos, al menos
aumentarán las posibilidades de reunirme con gente motivada, con gente con ganas de aprender cosas
y mejorar su status. Eso sí, lo que no pienso hacer es conversar de
chismorreos y temas faranduleros, pues aparte de que me considero un soberano ignorante en
esas lides, ¡no me interesan nada!
Qué pena no poder vivir mil años para poder retener un millón de
sentimientos, emociones, de encontrarme y conversar con miles de personas de
toda condición.
¡Cuán larga mi lista de
deseos y cuán corta esta vida para satisfacerlos!
Y también fantaseo con la idea de encarnarme en una persona distinta, en un
adolescente rebelde con fuertes deseos de derribar muros y emanciparse sobre sus debilidades, en un físico nuclear buscando la elaboración de una nueva teoría
que explique el origen del universo o combine la acción de las cuatro
fuerzas fundamentales, en un vendedor de zapatos recluido en una tienda
modesta, en una sonriente y amable cajera de supermercado, en una prostituta
ofreciendo sus servicios en una esquina nocturna en un barrio marginal, en un delincuente menor o en un mafioso
sin escrúpulos, en un
deportista protagonizando hazañas olímpicas, en un viajero o nómada o quizás
personificado como un aventurero como
Jesús Calleja, soportando el dolor de una madre dando a luz a su retoño... pues para comprender las motivaciones de cada
persona debes aprender a ponerte en sus zapatos, ya sean nacidos de familia de alta alcurnia,
criados en la más absoluta miseria, investidos con un corazón
bondadoso o desplegada su personalidad en un ambiente hostil. Sólo de este
modo se te concederá el don de adquirir una panorámica individual más rica
de qué somos, de cómo somos y cuáles son los incentivos y motivaciones que
nos impulsan a la acción, a construir ese templo personal que llamamos
personalidad, a resolver con solvencia el puzzle que simboliza la condición humana.
Albergar esa perspectiva te la permite
el hecho de viajar y conocer gente de cualquier estrato social, aunque
información mucho más reveladora nos la ofrecen libros, documentales, etc, porque en
ellos encuentras la explicación detallada de los orígenes y consecuencias de
adoptar cierto tipo de actitudes y creencias, elevados conocimientos que la gente corriente difícilmente
sería
capaz de desvelarte.
Por esas razones, y muchas otras que me dejo en el tintero, leo tantos libros.
El objetivo: escapar mi propia celda personal y aumentar el número de conexiones
neuronales para
asimilar otras realidades, otras maneras de entender el mundo, para teletransportarme por el espacio y llegar a los confines del universo, para
poder abarcar en la medida de lo posible todo el espectro de emociones, para saber que es lo que se siente cuando se ama, cuando lames las
hieles del fracaso o quizás cuando traes un hijo el mundo o lo pierdes en un
trágico accidente,
cómo se siente siendo discriminado y vilipendiando por las masas o al
contrario ensalzado y vitoreado por millones de personas...
De nuevo contemplo el mapa de nuestro país, quizás un día viaje, quizás un día me
inviten, quizás un día se alegren de verme y me digan "Eh, yo te
conozco, tú eres el anti-ídolo,
¿no? ¡Tú eres el crítico optimista!". "¡Sí!, ¿Cómo lo
sabes?" "¡Porque lo pone en tu camiseta!" "Ah, esta que
me han producido para promocionar mi página, claro, claro".
¡E igual tengo la millonésima parte de aceptación que un famoso de estos
del mundo de la farándula! ¿¡No sería maravilloso!? ¡E igual me invitan a una fanta
y todo! ¡Sí! ¡O a unas gominolas! ¡Me emociono! Total a mí por el
valor de mis sentimientos y pensamientos (los plasmados en este blog) no sólo nunca me han dado nada, mas
bien al contrario, así que yo creo que ya va siendo hora. Y es que claro, uno no ha tenido la "inmensa suerte" de nacer con el talento de
un gran futbolista. Aunque sinceramente, a fecha de hoy puedo afirmar con
una rotundidad aplastante: ¡no saben cuanto me alegro! Sí, hoy
día puedo constatar sin titubeos que antes
prefiero la
soledad compartida con pensamientos que millones de vítores por la hazaña de
meter un gol en la portería del equipo contrario. Sí, yo sí siento que he
madurado, he relegado los temas superficiales a un lugar secundario y ahora
me ocupo de asuntos más trascendentes, que por supuesto, me llenan
infinitamente más.
Quizás un día todo esta abundancia de conocimientos, este caudal de sentimientos
repercutan en un bien social, en un bien para el individuo en general. Yo,
al menos me esmeraré en convertir ese sueño en realidad.
Todavía sigo imaginándome que viajo a todos los puntos del mapa de este país, y
les digo a la gente "¡Podemos hacer cualquier cosa que nos propongamos! ¡Con
una gran educación todo es posible!" Y es posible incluso que no me
atropellen si me pongo en medio de su trayectoria para ver a la belén
Esteban de turno. Supongo.
La educación es el único genio de la lámpara del que
disponemos. Un genio sabio y con un ingente compendio de recursos y
conocimientos disponibles de miles de años de de antigüedad al que podemos acudir para
pedirles cientos de deseos y consejos pero que sin embargo permitimos
que siga dormitando en el interior de una lámpara, la cual hemos guardado en
un cajón perdido en una buhardilla polvorienta.
Algún día en un futuro, la gente entenderá el verdadero poder de una
educación a medida y aplicará el conocimiento más avanzado en convertir los niños en
Personas (con mayúsculas), no en simple técnicos especialistas, no en simples,
aunque les suene absurdo, héroes cotidianos con dos virtudes y doscientas taras
de fabricación. Ese día albergaremos mayores aspiraciones que sostener una
rutina diaria con pocos alicientes
exclamando día sí día también "la vida es dura". Ese afortunado
día la sociedad sin duda presentará un aspecto infinitamente más
satisfactorio y
saludable y los seres humanos nos sentiremos orgullosos de pertenecer a la
especie homo sapiens. Al final, habremos aprendido la lección.
FINAL:
El problema no es la vida, no es la suerte, no son los demás, no, el problema somos nosotros.
Nosotros que no queremos enfrentarnos a nuestra propia naturaleza.
Nosotros que nos conformamos con tan poco y que nunca aprendimos a reconocernos
como algo más que tristes individuos con pocas expectativas.
La solución no está ahí fuera, se encuentra en tu interior, ¿cuántas veces te lo
habremos de decir?
El Amor (el Entusiasmo) es la Respuesta
La Razón (el Conocimiento, la Educación) es el Camino.
Sólo el ser humano provisto de estas Armas transformará este mundo.
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