Un libro a la semana
Un
libro a la semana. Leer un libro a la semana
puede cambiar tu vida.
Ophra Winfrey(1), conocídisima, archimillonaria
y filántropa presentadora estadounidense afirmaba que una de las
tareas más útiles, que mejor recuerda y que le permitió escapar de su precaria situación fue "leerse dos libros a la semana".
Vamos a analizar someramente las consecuencias de tomar una decisión
similar e imaginando que los libros escogidos son de temática
similar a los contenidos en mi bibliografía.
Primera parte
La lectura de un libro de 300 páginas a la semana durante un año
(asumamos 2 de descanso), constituye un total asimilado de 15.000
páginas al año. 300 páginas a la semana son aproximadamente 43
páginas al día. Para un lector habitual eso significa dedicar entre
30 - 60 minutos de trabajo diario dependiendo de la velocidad de lectura. Dedicar un tiempo de,
digamos 30 minutos al día, puede constituir un cambio radical en su
manera de percibir su entorno. Y también un aumento notable en
su
autoestima y autopercepción. Sé muy bien lo que digo, hablo por
experiencia.
5 años empleados a leer a semejante ritmo libros como los existentes
en la bibliografía de este blog constituyen un total de 75.000 páginas de
excelentes aportaciones de grandes autores, que incluyen cientos de valiosísimos
y estimulantes consejos.
Si hubiésemos sido instruidos en el hábito de
leer un libro a la semana desde una edad temprana, digamos desde los 14 años, a los 20
ya habríamos devorado
90.000 páginas de información relevante sobre la vida, sobre psicología
y técnicas de automotivación, relaciones sociales, ciencia en
general y otros muchísimos temas que,
bien escogidos, nos
aportarían una extraordinaria ventaja sobre cualquier otro individuo, sea
cual sea su condición
¡A eso lo llamo yo una fabulosa inversión! La ventaja
comparativa sería mucho más notable si nos atenemos al pobre nivel educativo de
la población española debido sobre todo a la coyuntura social
reinante (laxitud moral, hedonismo, crisis económica y decadencia de los valores, frivolidad, ídolos que generan controvertidas influencias, etc).
Incluso un reto tan sencillo como leer 10 páginas al día implica
finalizar un libro al mes. Finiquitar una docena nos da un resultado anual de 3.600 páginas. Si
ni siquiera se siente capacitado para acometer ese pequeño esfuerzo... Recuerde que la vida
de especialista representa la vida de un individuo de miras estrechas y constreñido a
un pequeño rincón, con modestas expectativas de futuro, con
limitada capacidad de decisión, y ni
siquiera poseer el currículum de gran empresario conlleva gozar de
un status
vital ampliamente satisfactorio (puede experimentar mucho estrés, no
necesariamente los ricos aprecian más lo que tienen, su vida
emocional puede ser un caldo de conflictos y un largo etcétera). ¡Me río
yo de la mayoría de ricos pertenecientes a la sociedad capitalista!
¡Algunos, y lo digo muy en serio, son tan pobres que no poseen más
que dinero!
(2) (3)
Veamos la tabla de abajo:
TABLA DE ANÁLISIS LECTIVO | |||||||
Libros* x mes (libro=300 pág.) |
Total Pág x año* *consideramos un año de 50 semanas |
2 años | 3 años | 4 años | 5 años | 10 años | Tiempo aprox. x día *contando con leer 1 pag. cada 2 minuto / 1 pág. por minuto |
1 | 3.600 | 7.200 | 10.800 | 14.400 | 18.000 | 36.000 | 20 min / 10 min |
2 | 7.200 | 14.400 | 21.600 | 28.800 | 36.000 | 72.000 | 40 min / 20 min |
3 | 10.800 | 21.600 | 32.400 | 43.200 | 54.000 | 108.000 | 60 min / 30 min |
4 | 14.400 | 28.800 | 43.200 | 57.600 | 72.000 | 144.000 | 80 min / 40 min |
5 | 18.000 | 36.000 | 54.000 | 72.000 | 90.000 | 180.000 | 100 min / 50 min |
6 | 21.600 | 43.200 | 64.800 | 86.400 | 108.000 | 216.000 | 120 min / 60 min |
7 | 25.200 | 50.400 | 75.600 | 100.800 | 126.000 | 252.000 | 140 min / 70 min |
8 | 28.800 | 57.600 | 86.400 | 115.200 | 144.000 | 288.000 | 160 min / 80 min |
9 | 32.400 | 64.800 | 97.200 | 129.600 | 162.000 | 324.000 | 180 min / 90 min |
10 | 36.000 | 72.000 | 108.000 | 144.000 | 180.000 | 360.000 | 200 min / 100 min |
Imagínese leyendo un solo libro mensualmente durante un período de 3 años.
Haciendo un cálculo rápido nos sale un total de 10.800 páginas de poderosa
información para cuyo abordaje sólo le haría falta disponer de unos 20 minutos
libres al día leyendo a
un ritmo de una página cada dos minutos. 10 si es capaz de leer a un ritmo rápido (una página
por minuto). Eso sin contar que podemos permitirnos un descanso de dos semanas
de vacaciones al año. Si empezara con 15 años, sólo 5 años después y
aplicándose en la lectura de un solo un libro a la semana, o sea 20
minutos al día, llegaría a las 18.000 páginas de información
sustancial. Si fueran dos, el total ascendería a unas 36.000 páginas
de reveladoras confidencias de escritores altamente instruidos.
Obviamente, no
hablamos de memorizar algunos datos y hechos relevantes (al igual que se hace en
las escuelas o institutos), sino de un proceso de síntesis y
extracción de ideas útiles para la vida "ahí fuera".
El conocimiento debe ser sabiamente aplicado para poder obtener la
merecida recompensa.
Eso sin contar que si usted se decidiera por asimilar periódicamente
conocimientos sobre un tema concreto, ej: el funcionamiento del cerebro, causas de la
infelicidad en las sociedades capitalistas, los efectos de la
globalización, etc., en poco tiempo se empaparía de suficiente
información como para merecer el grado de experto. E
incluso, por qué no, podría desgranar sus conocimientos en las páginas de un texto
rubricado con su firma.
Este proceso de autoeducación sólo implica dedicar 20 minutos al día
para desarrollar sus facultades intelectuales y también emocionales
(10 minutos a doble velocidad). Las consecuencias de tal pequeño
sacrifico diario podrían ser, a la larga, notables e incluso
asombrosas. Los principios quizás le resultarían un tanto
complicados y farragosos debido a la falta de costumbre, a la necesidad
de encontrar un guía que le orientara en saber
como empezar, qué leer,
cómo aprender a automotivarse, realizar síntesis de contenido, aplicar la
información adquirida en su vida diaria, etc. Porque no sólo se trata de leer pasivamente,
uno tiene que poner de su parte. Debería inmiscuirse en los
contenidos de cada libro y tratar de asimilarlos como si su vida dependiera
de ello. ¿Le resulta chocante esta contundente afirmación? ¿Acaso los niños cuando empiezan a
practicar algún deporte no
se visualizan como campeones jugando en equipos de élite y llegando a
lo más alto? ¿Por qué no puede uno emprender la lectura de un libro
como si este fuera a transformar su vida?
Defendiendo semejante
planteamiento, si elige usted bien los autores y referencias,
obtendrá un visible crecimiento de su personalidad a corto o
medio plazo. Recuerde, cada vez que piensa acerca de una meta, ese
pensamiento le acerca un poco hacia su consecución. Recuerde también
que fue el atrevimiento de perseguir grandes ideales, que nacen del
pensamiento sin restricciones, lo que concretó los logros
de los más destacados protagonista de la historia. Uno acaba siendo como máximo
aquello que espera de sí mismo, lo que piensa que puede llegar a
ser. ¿Qué espera usted de sí mismo? Pretenda lo inalcanzable, lo
que ahora considera imposible y quizás algún día se sorprenda a sí
mismo culminando grandes gestas. Con fe, carácter, motivación y conocimiento hasta el deseo de
cambiar el mundo se vuelve accesible.
Y no es tan difícil. Puedo asegurar que una de mis mayores
frustraciones estriba
en no haber comenzado obrar del modo descrito muchos años antes y
que las circunstancias de la vida (y esa fuerte corriente de
superficialidad actuando en mi contra) no hayan permitido desarrollar mis
múltiples facultades
(muchas de las cuales desconocía) con anterioridad. Sí, créanme
cuando les digo que la educación en esta sociedad es una auténtica
tomadura de pelo. No ayuda a extraer ni un 20% de todo nuestras
capacidades y talentos, brutos o innatos.
Segunda parte.
La otra opción, magnífica si la idea es suicidarse intelectualmente, pasa por
apalancarse delante de la caja boba durante 90.000 minutos
abstraídos y embelesados (por no decir abducidos)
contemplando
a los ídolos deportivos o a los
galanes de
película, o personajes de la farándula. Usted sabrá. Quizás crea que se
divertirá mucho eligiendo la segunda opción. Se equivoca de pe a pa.
Esa es la primera impresión que la mayoría suele tener. Mi
contrastada y experimentada impresión es que el hecho de adoptar la
segunda alternativa me ha dado una fuerza y una vitalidad tan
impresionante y descomunal que todo el tiempo anterior al estudio y
análisis de tales textos inspiradores la defino como un estado de
"letargo" o "inconsciencia". En palabras coloquiales, yo antes de
decidir detenerme, reflexionar y asimilar las ideas de estos
grandes pensadores no tenía ni puñetera idea de nada. Y por
aquella época (pre-lectura de libros) ya me encontraba en la
universidad, practicaba regularmente varios deportes, dominaba 3
idiomas, no fumaba ni tomaba drogas y bebía de forma muy moderada por tanto no se me podía considerar un tipo
dejado, con poca
cabeza o baja instrucción. Dicho esto, y adaptado mi cerebro y
organismo a labores creativas, ¿creen ustedes que ahora se me pasa
por la mente dedicar mi precioso tiempo en contemplar programas de
baja estopa o entablar conversaciones que no llevan a nada? Pueden ustedes
figurarse que no.
La aplicación de las enseñanzas de estos extraordinarios
eruditos ha provocado, aparte de un crecimiento a nivel interior
notable, que
las sensaciones perduren cuando no crezcan día tras día,
y no hablamos de simples estados de excitación pasajera. Albergar
tal vigor, tal fuerza vital es mucho ¡pero mucho!, más divertido que encajarse
en un sofá contemplando de forma pasiva las actuaciones de otros sin
obtener ningún rédito a cambio. Tal
actividad es
sinónima de arrojar a la basura nuestro potencial físico e
intelectual. Un auténtico despilfarro. Y no, me temo que no disponemos de una
vida de prueba como para actuar de manera irracional o merodear por
callejones oscuros ya que las consecuencias de nuestras desatinadas
actitudes puede terminar siendo irreversibles. No, no deberíamos
desperdiciar demasiado tiempo en pasatiempos que no nos
ofrecen respuestas a los dilemas de la vida, porque de eso se
trata de obtener
suficiente
amalgama de recursos para incrementar las opciones
de llegar nuestra vida a buen puerto.
En otro caso, nos conduciremos como tipos ciegos, carentes de manual de
bitácora, navegando a la deriva exponiéndonos a los caprichos de la
fortuna y a las inclemencias del tiempo. Gregarios de las reglas y
los poderes reinantes, peones en un tablero de ajedrez esperando
órdenes, sirvientes con una jurisdicción aplicable a un reino de
pocos metros cuadrados. Y nos lo habremos merecido. No quisimos
ilustrarnos, no quisimos pensar, sólo divertirnos y acabaremos como
la cigarra del cuento: helada del frío y reclamando auxilio.
Sumergido en las profundidades de tales reveladores textos, apartado
de los barullos exteriores que nunca cesan, de ese tam-tam mediático
ensordecedor y narcotizante, uno tiene la impresión de verse
transportado hacia cálidas latitudes donde el tiempo es
cómplice y no ejecutor, salpicado por las heridas de sangre de los
desafortunados, ajusticiado por los reveses de la caprichosa
fortuna, embelesado por la belleza de ideales que proclaman los
héroes de cada época, excitado y anonadado por las palabras grandilocuentes de
literatos y ensayistas, propulsado por sus sabios consejos, pero
también horrorizado ante la contemplación de esa ente manipulador
que es la televisión. Asombrado por la singularidad de cada
individuo, contemplando con ahínco cómo se constituye el
rompecabezas que constituye nuestra naturaleza.
Uno tiene la sensación de de vivir y compartir las vidas y
experiencias de miles otros seres humanos, pequeños y grandes hombres con grandes
o pequeñas virtudes, y qué mejor que aprender sobre uno mismo, sobre
cómo funciona el mundo que
bebiendo de la influencia de textos inspiradores que contienen
tantos párrafos y palabras que te empujan hacia cimas nunca antes
siquiera imaginadas. La mente se expande más allá de las
fronteras físicas, el corazón se dilata, la vida toma un especial
cariz, adquieres una especial consciencia de lo que te rodea. Ya nada vuelve a
ser lo mismo.
Tercera parte.
Las aportaciones de un buen libro de autoayuda, divulgación
científica o de psicología quizás no
afecte a su rutina diaria y su forma de actuar o pensar más que de
manera superficial, es posible incluso que muchos de ellos no le
resulten de gran utilidad, pero por cada uno que no le aporte encontrará
otro que sí le ofrecerá un par de buenos consejos, unas cuantas ideas
útiles o un par de historias de éxito que actúen como un
resorte que le permita despertar de su estado letárgico.
Quizás un solo libro no tenga tanto poder coercitivo como para
representar un punto inflexión en su vida, pero una serie de obras
inteligentemente escogidas sí puede catapultarle hacia un nuevo
status mucho más favorable.
Al final, al cabo de los años, un grano de arena tras otro grano de
arena al final forman una gran montaña. Y cuanto más alta su
montaña, con mayor perspectiva podrá observar lo que acontece a su
alrededor (cosmovisión) y por ende tomar decisiones con un criterio
mucho más coherente.
Cultive el espíritu adquiriendo la rutina de leer un buen libro como
por ejemplo aquellos incluidos en mi bibliografía. Recluirse en una
estancia silenciosa y abstraerse en la lectura de semejantes textos constituye una actividad tan
provechosa como a asistir a
la ponencia de insignes profesores y eruditos de universidades prestigiosas. Como yo digo
a veces, si
tu nivel económico no alcanza para matricularte en alguna
universidad prestigiosa como la de Harvard, Oxford
o la Complutense de Madrid, permite que sus profesores vengan
a ti. Adquiere sus manuscritos. Ahí los tendrá siempre a su lado para
resolver sus dudas existenciales, para plantearle otras, en suma
para formarle como persona o para asimilar su exitosa didáctica.
Subidos a los hombros de grandes hombres y mujeres, el panorama de
nuestro futuro toma un nuevo cariz, ampliándose de forma
significativa. Con la cobertura y apoyo de grandes referencias
humanas, uno puede sentir
cómo se desplaza llevado en volandas por por un fuerte viento
favorable, dando pasos de gigante
cuando antes se movía en círculos.
Todos estos autores le encauzarán por el camino más apropiado, le
demostrarán sin lugar a dudas que
usted puede concretar la fórmula de sus sueños, le indicarán los
pasos a seguir, le presentarán ejemplos vivificantes, le repetirán
hasta la extenuación que usted es la respuesta al dilema de su vida,
que posee usted un enorme poder interior para derribar cualquier barrera
que se interponga en su camino,
que su cerebro es una máquina con un potencial infinito para
elaborar ideas y pensamientos tan potentes como para transformar
su idiosincrasia en poco tiempo,
que engarzando adecuadamente mente y cuerpo usted adquirirá tal poder
como para
cumplimentar las hazañas más extraordinarias, que aun mermadas sus facultades físicas
sus posibilidades de despuntar sobre millones de otras personas
físicamente privilegiadas es mayor de lo que supone, o que es una falacia ampliamente extendida que
se requiere mucha suerte o una gran inteligencia para erigirse como
un individuo de éxito. Paso a paso le conducirán en el camino hacia
el éxito personal. Y quizás algún día, como yo intento en este blog,
¡usted mismo se ponga a escribir artículos de desarrollo personal!
¡Al final, uno después
de digerir tanta frase motivadora acaba creyéndose incluso que puede cambiar el mundo! ¡Sí señor!
Pueden hacerme caso o...
¡dejarme las ideas grandes a mí y ustedes amargarse por la pérdida
de un partido de su equipo de turno! ¡Quédense con todos sus ídolos,
no se los cambio por uno solo de mis libros!
Invertir en educación es lo mismo que invertir en uno mismo, en su propia
formación, en construir una personalidad más flexible, culta y
rocosa, encender una mecha que procure la efervescencia de sus
facultades más ocultas. Cuanto más desperdicie su tiempo en
conversaciones baladíes y en entronar a campeones sin sustancia
menos tiempo le quedará para construir una vida de aventura, una
vida intensa, ejemplar, admirable, original, única. Una vida de la
cual sentirse orgulloso. Hágame caso, no permita que la sociedad le
reduzca a la de simple pasajero de tercera clase, espectador de las
andanzas ajenos. Debe animarse a sí mismo más de lo que lo hace con
los demás. Demasiadas horas regaladas al ídolo de turno puede
representar media vida entregada a cambio de poco o nada... comparado
con lo que podría obtener si sus referentes fueran realmente dignas
de ese honorable apelativo. Apuesto que ninguno de ellos se
presentará en su casa para darle las gracias por los "servicios
prestados".
Por otra parte, el pensamiento colectivo reinante, tan restringido y
especializado, causa verdaderos estragos
impidiendo a las mentes individuales abrirse a otras actividades más
estimulantes ya sea por falta de tiempo, por temor a separarse del
rebaño, etc. De hecho,
los casos de estrés,
depresión, problemas de pareja, de consumo abusivo de alcohol o
dependencia de drogas y de sensación
de vacío interior se cuentan por millones. Trastornos que podrían haberlos
anticipado con una adecuada preparación cultural. De hecho estas
historias se repiten día tras día, año tras año, pero el individuo
acogido a la doctrina consumista prefiere afrontar el trabajo de diseñar una obra, la de
su propia existencia, siguiendo los consejos de tipos ignorantes
(ídolos incluidos),
utilizando herramientas oxidadas y pincelando el lienzo al tun-tun, sin
aprendizaje previo, esperando que la casualidad o algún extraño dios
les devuelva un talento que ellos no han sabido desarrollar. Al
final, el resultado final refleja una marcada mediocridad y también
una apabullante falta de
originalidad. Sí, siento decirlo, pero damos pena.
Luego, los afectados, decaídos y escocidos, acuden a psicólogos o lecturas de
autoayuda esperando ilusionados que unos y otros les resuelvan sus
problemas en el acto. Esto, en la mayoría de casos no es posible. No
es viable labrar una actitud incoherente e irreflexiva durante años
para luego un día determinado detenerse a reflexionar, dedicar varias horas
en tratar de enfocarse en el sentido opuesto y esperar restañar las
heridas en un breve lapso de tiempo. No es concebible tratar de desandar miles
de pasos y luego emprender la ruta que creemos correcta a partir de un mínimo esfuerzo y
siguiendo unas simples indicaciones. Revertir el daño
sufrido, a veces entraña
desligarse de hábitos y creencias nocivas. Tal tarea entraña una
completa (o parcial) restructuración del carácter y una reformulación de
nuestros ideales, de nuestras aficiones e incluso de nuestros
referentes más queridos. La tarea de reformar un edificio en
ruinas no es labor que se finiquite en dos días.
¿Acaso no cuesta un largo y farragoso proceso pasar de una dieta
de grasas y calorías a otra más saludable después de años de
mantener esos malos hábitos? ¿Acaso no cuesta un denodado esfuerzo
abandonar el hábito de fumar?
En otros casos, algunas de estas lecturas necesitan un tiempo de
maduración e incubación, otras no "entran" a la primera y hay que
tener un poco de paciencia para que se asienten en nuestra entramado
mental,
para que forman parte de la construcción de nuestra nueva idiosincrasia. Pero con el paso de los meses y después
de una actividad continuada de lecturas y ejercicios, al final los resultados no
se harán esperar. Más aún si se reúne con otras personas con los
mismos intereses con la que pueda establecer sinergias,
multiplicando la efectividad de los conocimientos adquiridos, al igual
que cuando uno forma parte de un equipo cuyos componentes se animan mutuamente,
todos y cada uno de ellos desarrollan sus habilidades y corrigen sus
defectos con mayor
rapidez. Recuerden, el factor
entorno es fundamental para lograr el desarrollo saludable del
individuo.
Una idea o
un consejo es una semilla que germina con el tiempo si se la riega
con frecuencia.
Es más, me alegro que este tipo de libros cueste un poco al
principio de digerir. ¿Por qué? Porque no todo el mundo
merece obtener el privilegio de poseer semejantes conocimientos.
Debe uno tener fe, paciencia y pelear por ello. Y sólo quienes desdeñan tales
informaciones por irrelevantes no se beneficiarán de su enorme
poder. Bien está, que al principio cueste empezar a pensar en
propiedad después de años gestando y acumulando negativas inercias.
Los primeros pasos suelen ser los más difíciles, pero
todo largo camino comienza con un solo paso. ¡Decida dar ese paso!
Los mejores guías y los conocimientos de más alta generación te
permitirían aprender a sortear los posibles baches en el camino
mucho antes de que estos se presentaran.
Enrique Rojas en su libro "Quién eres" afirmaba:
"La cultura es un elemento muy valioso en la configuración de la
autoestima. Significa conocimiento teórico y práctico para no
perecer en la espesa selva de informaciones que hoy nos llegan, ni
en el infierno de hecho, comentarios, sucesos y cosas. La cultura es
un salvavidas para no hundirse en el mar de la confusión que nos
rodea. La cultura es la apologética de los grandes valores eternos,
que nos ayuda saber a qué atenernos. La cultura es la memoria
subliminal de todo lo vivido, el subsuelo de lo que sabemos."
Cuarta parte.
La pregunta clave, y si todo parece tan obvio ¿cómo es
posible que tan poca gente adquiera los libros de los cuales nos
hablan y que brindan esa información
teóricamente "tan relevante"?
Las respuestas son múltiples:
- No existe un entorno que fomente una preparación cultural más allá
de la emancipación como
técnico especialista. Es decir la sociedad favorece a aquél que
presuma de un
rendimiento mayor en una única disciplina independiente del resto de su bagaje
cultural o su deontología moral (aspectos considerados "poco
relevantes"). Por tanto los individuos polifacéticos
incentivados para incluir en su
personalidad este tipo de cultura son muy pocos.
- La vida marcha demasiado rápido, apenas tenemos tiempo para
detenernos a reflexionar, menos todavía a emprender lecturas que no se
relacionen con nuestra actividad laboral salvo que nos permitan
evadirnos de la realidad y pasar un rato entretenido. En general, después del trabajo no nos
apetece "calentarnos la cabeza".
-A las empresas y poderes fácticos no les conviene que proliferen los
individuos rebeldes, tipos que se hagan preguntas existenciales,
prefieren que teman alejarse del rebaño
consumista. Inocular ese miedo constituye uno de sus métodos más eficaces. En realidad, los instrumentos de poder ejercen presión
para difundir ideas sin sustancia, generando individuos
conformistas y con miras estrechas. Así resultan más
fáciles de manejar. Y también por extensión, de manipular y engañar.
- No disponemos de guías para explicarnos qué leer, cómo leer y cómo
realizar labores de síntesis de la información aprehendida.
Es decir ni sabemos qué leer, ni tampoco aprovechar de manera eficaz los conocimientos
adquiridos.
- Ni siquiera en los institutos o universidades he recibido tal
información (de hecho a mí nunca nadie me lo ha sabido explicar de
manera convincente(4)). Suena ridículo pero así
es: muy poca gente es capaz de explicarnos de manera eficiente cuáles son las
razones por las cuales
deberíamos leer libros y además de qué tipo (puede revisar mi sección: "La gente no debería leer", ahí tiene unas buenas razones para
ojear este tipo de textos).
- La sociedad nos inculca desde pequeños el hábito de comprar, de poseer cosas, nos
orienta hacia
"tener", en vez de a formarnos como Personas, no se nos
orienta hacia el "ser". Leer libros, más todavía los que
yo defiendo, forma parte más bien
de la segunda opción. Denostada queda pues.
- En la mayoría de casos es más que posible que ni amigos, ni
familiares nos ayuden al respecto. ¡Tantas veces los consejos de tus
allegados pueden llegar a ser contraproducentes!
- La gran mayoría de ídolos y referencias en modo alguno nos
proponen la lectura y el razonamiento crítico como una didáctica de éxito.
- Por tanto, tenemos a la sociedad en contra y por ende debemos remar
contracorriente: hay que
especializarse, consumir de manera irracional, vivir deprisa, actuar como un
autómata, fijar nuestras miradas más en el aspecto físico que
el espiritual. Y sobre todo no hacerse demasiadas preguntas... no
vaya a resultar que hallemos respuestas solventes, o que es lo mismo
divergentes con las tendencias reinantes.
- Es bien sabido que la cultura que no se oriente a la obtención de un
beneficio económico o al puro entretenimiento es considerada superflua
o meramente "recreativa". De hecho,
la mayoría de gente opta por las novelas, no
aquellas que nos instruyen en los porqués del mundo y nos desvelan los
misterios de la la naturaleza
humana. Piénsenlo, ¿cuántos como yo se les ocurre la "loca
idea" de leerse un libro con el objetivo
de transformar su vida, como si fueran a cambiar el mundo con
la aplicación de
tales competencias?
- Y si alguien opina que la razón por la cual no se lean libros de
este tipo (ensayos, psicología, autoayuda, ciencia) se basa en su
dificultad o a la necesidad de poseer una
inteligencia superior a la media, destierren ese razonamiento.
Muchas materias que se imparten en el instituto son bastante más
complicadas de entender (aparte de aburridas) que la mayoría de
libros incluidos en la bibliografía de este blog.
Además:
- Quien lee sobre ciencia en general no suele explotar debidamente
tales conocimientos. Muchos no saben cómo incorporarlos a sus
rutinas diarias. No saben, en suma,
sacarle verdadero provecho. No saben hacerse las preguntas
pertinentes para hallar las respuestas adecuadas. Conocimiento sin
objetivos concretos, es un conocimiento al que no se le extrae el
rendimiento debido.
- En general, no sabemos sintetizar la enorme información que recibimos de todas
partes. Ni tampoco, una vez asimilada, orientarla para consumar un objetivo
concreto, así es que es
posible que los que mucho saben no sepan como rentabilizar
adecuadamente ese caudal de conocimientos. Recuerden la frase que
acuñó el periodista argentino
Ezequiel Fernández Moores: "Vivimos
en una sociedad donde estamos informados de todo y no nos enteramos
de nada".
Final:
Invierta en sí mismo y, créame, llegará un día en que los demás invertirán en
usted.
¡Optar por leer un libro a la semana (o al menos uno al mes) es una
excelente y acertadísima decisión!
¿Que cuántos leo yo?
Esa es una buena pregunta...
Notas al margen:
(1)
Su abuela la cuidó hasta que cumplió los 6 años, cuando fue a vivir
con su madre. En ese momento se inició una de las peores épocas de
su vida. Sufrió abusos físicos y psicológicos que convirtieron su
vida en un caos.
Vida: Ophra Winfrey. Fue varias veces ganadora del Premio Emmy por
su show The Oprah Winfrey Show, el talk show más visto en la
historia de la televisión. Según la revista Forbes, fue la persona
afroamericana más rica del siglo XX y la única de origen negro en
poseer, en el mundo, más de mil millones de dólares durante tres
años consecutivos. También se dice que fue la mujer más poderosa del
año 2005 según Forbes. La revista Life la ha clasificado como la
mujer más influyente de su generación y la revista Time la ha
nombrado una de las cuatro personas que han dado forma al siglo XX y
al inicio del siglo XXI. En el 2005, la revista Business Week la
clasificó como la más grande filántropa de origen negro en la
historia de los Estados Unidos. En el 2010 la revista Forbes la
estimó como la famosa más influyente del mundo. (fuente: wikipedia)
(2)
Esta frase era de
esperar, total si ya me río de la mayoría de ídolos del
espectáculo...
(3)
La gente
se mueve en un reducto tan pequeño y con unas expectativas de
vida tan modestas
que la única manera que se le ocurre de saltar hacia una estado más
reconfortante
es... ganar más dinero. Parece que el dinero es la única y mejor respuesta para
millones de individuos que desean incrementar su autoestima y felicidad. ¡Qué falta de
imaginación y qué poca originalidad! Quien esa postura defiende, créame, no ha
dedicado mucho tiempo en aprender el arte de vivir la vida. ¿Por
qué entonces debería merecer tamaña recompensa? La respuesta es
obvia y abrumadora, muchos no la consiguen, o sólo una parte
insignificante.
Lógicamente no hablamos de gente en condiciones tan precarias
cuyo única vía de escape pasa por obtener unos mínimos recursos económicos
que le otorguen la llave para liberarse del yugo de la pobreza. Pero como
revelan decenas de
estudios contrastados, una vez satisfechas las necesidades más básicas, obtener
más dinero no necesariamente produce un incremento de la felicidad,
esta depende de muchos otros factores tan o igual de relevantes. Es
más, el dinero y la acumulación no sólo no otorga una felicidad permanente (más bien
pasajera) si no que
también incide de manera demoledora en que el individuo medio a
largo plazo no se
sienta más satisfecho consigo mismo (lo que gana por su obtención lo
pierde de otras maneras). Es decir, en otras palabras, el dinero
tomado como un ideal es
un extraordinario portador de infelicidad. Y un enorme porcentaje de
individuos de esta sociedad compran su adquisición a un precio
exorbitante. Lo peor es que la mayoría de veces, sólo se dan cuenta
cuando es demasiado tarde.
(4)
Uno podría
pasarse la vida entera en una sociedad como esta y no obtener jamás respuestas
clarificadoras a preguntas tales como "¿por qué leerse un libro?", "¿por
qué es útil el pensamiento crítico?". Ahora, "cuestiones
trascendentales" relativas al deporte o a la moda o al
chismorreo más burdo circulan por
millones día tras día por todos los medios de comunicación. Así es imposible alcanzar una mínima congruencia intelectual y una mínima estabilidad
emocional. Los medios, en otras palabras, nos lanzan tanta
información irrelevante que nos es imposible separar lo útil de la
basura. "Nos vuelven locos".
Acabamos teniendo un "cacao mental" de no te menees.
La cultura, en efecto, puede proporcionarle la ventaja de ver más
allá, de atisbar cosas y situaciones que los demás son incapaces de
percibir, de preveer acontecimientos futuros, de abrirle los ojos y
hacerle más consciente de sus posibilidades. Le proporcionará
clarividencia, recursos, en pocas palabras, poder para construir una
cotidianeidad a la carta. A su antojo.
Entienda la asimilación de conocimientos como aquel escalador que,
asentado en la parte alta de una montaña, disfruta de unas vistas
excepcionales sobre lo que ocurre "abajo" en la sociedad, e incluso
con la ayuda de unos potentes prismáticos atisbar y comprender las
situaciones que llevan al éxito o al fracaso a los individuos. Un
tipo con una educación integral es un individuo con dominio de sí mismo, un visionario, una
persona que puede anticiparse a los acontecimientos o transformar
estos en su propio beneficio.
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