La maldad y la bondad de las cosas insignificante. El anti-ídolo.

Creado: 22/3/2012 | Modificado: 15/5/2012 4587 visitas | Ver todas Añadir comentario


 

La Maldad y la Bondad de las cosas insignificantes.

La mitad del trabajo útil del mundo se hace para combatir el trabajo perjudicial.

No hay progreso que se pueda considerar tal sino yace sobre un trasfondo moral.
No es justo que los desaguisado de unos muchos deban ser resueltos por unos pocos. Debemos adquirir mayores responsabilidades.

Como he comentado en apartados anteriores, una buena acción repetida mil veces es una bondad sobredimensionada en ese porcentaje. Una mala acción repetida por doquier genera una dosis de mal difícilmente calculable. Ejemplo: miles de personas fumadoras generarán en España una media de entre 50 000 y 60 000 muertes sin mencionar un innumerable número dolencias de carácter superficial o grave, aumento de la mugre en las calles, desavenencias entre fumadores y no fumadores, daños subsidiarios al fumador pasivo, etc. En la otra parte de la balanza podemos aludir como ejemplo solidario la conciencia de donación de órganos en nuestro país, que es una de las más sobresalientes del mundo. Eso permite salvar o alargar la vida de muchos necesitados. La extensión de la esperanza de vida acumulada gracias a la generosidad de las donaciones se calcula no en cientos sino miles de años.

Es necesario incrementar las posibilidades de generación de pequeñas buenas acciones repetidas para generar un gran bien. Recuerde que la maldad no sólo se mide por aquellos actos, que atenten contra la libertad o la integridad de las personas, sino también por la suma de todos esas carencias o pequeños males procedentes de falta de carácter y criterio o autocontrol, ignorancia o debilidad, sujeción a vicios, etc. En otras palabras, necesitamos urgentemente un cambio de mentalidad.

¿Qué tipo de persona es usted? ¿La que aporta soluciones o las que causa problemas y conflictos? Eres parte de la solución o parte del problema.

¿Por qué las buenas personas deben restaurar el daño que tantos insensibles e insensatos causan? Pero lo peor no es sólo causar daño sino el hecho de no permitir, por apatía o ignorancia, que otros se dispongan a arreglar los desaguisados.  Hay quien no sólo no suma, sino que impide que otro sí lo haga. Esta actitud obstaculizadora es francamente intolerable.

En esta aritmética que comprende el bien y el mal, quien suma es valioso, quien resta se convierte en una rémora. En consecuencia, si muchos restan, debe haber una gran tropa restaurando ese saldo negativo. El problema viene dado porque no siempre es fácil adivinar con exactitud cuál ese saldo. Porque se necesita una educación más amplia y preparada en esa dirección para diferenciar la consecuencia de nuestras acciones,  para valorar con mayor exactitud qué representa el bien y el mal en esta sociedad, actitud que va más allá de cumplir o seguir unas reglas sociales. Los grandes hombres, por ejemplo, suponen un gran paso adelante en la humanidad por lo que suman, por lo que aportan a la sociedad, al colectivo de individuos. Otra cuestión sería llegar a un consenso sobre la definición de gran hombre o gran persona.

La mayoría de gente únicamente es capaz de discernir maldad únicamente en un porcentaje reducido de las acciones, las flagrantes: muertes, robos, violencia, violaciones, pero hay un rastro no tan evidente de (quizás) más de un 80% de comportamiento más sutiles que sumados día tras día y tras un cuidado análisis representan una terrible dolencia. En el peor de los casos, estas afecciones suelen acabar en cáncer. La cura incurre en la extirpación o la renovación. La renovación más profunda tiene tintes tenebrosos: guerras, conflictos armados. En muchas otras se necesita una readaptación del individuo, por ejemplo en el caso de las negativa incidencia del tabaquismo o el exceso de velocidad, una ley más restrictiva puede ajustar este desarreglo.

Cumplir la ley no siempre es sinónimo de bondad. Ni mucho menos.

El ejercicio de bondad también es un ejercicio de cultura y comprensión. La bondad y la maldad tiene infinitos matices, al igual que sus desencadenantes, y la mayoría de individuos sólo repara en los más evidentes.

Usted puede empezar hoy mismo a crear el "efecto dominó" e inclinar la balanza del bien o del mal hacia el lado que crea propicio.

Todo los desastres generados por unos deberán ser subsanados por otros. ¿Eres parte de la solución o parte del problema?


Ejemplos de actos y actitudes de buena voluntad.
Colaborar en pro o defensa de algún derecho fundamental o buena causa.
Rechazar los estupefacientes, léase drogas duras, alcohol, tabaco.
Practicar deporte con regularidad y mantener un estado físico saludable.
Mantener relaciones de amistad sinceras
Capacidad de reflexión sobre espinosos asuntos de actualidad.
Compartir las tareas domésticas con su cónyuge.
Elegir con buen criterio sus modelos, aquellos a quienes imitar.
Adquirir una buena cultura general para entender mejor cómo funciona el mundo.
Apelar al debate pacífico antes que al insulto o a la violencia.
Tener paciencia con el menos apto.
Desdeñar el amor por la velocidad o al sexo sin control.
Gastarse el dinero en cosas constructivas, no despilfarrarlo en tonterías.
Tratar a cada persona con el respeto debido.
Anteponer los valores espirituales o morales a los objetuales.
Interesarse por el necesitado antes que ofrecer tu atención al más potentado (ej: iconos televisivos).

En fin, se podrían escribir un millón de ejemplos. Los anteriores representan un pequeña muestra. Apuesto a que cuando vuelva a revisar la lista añado unas cuantas líneas más.


Actos de mala voluntad (evidentemente no listamos aquellos tan obvios que no necesitan mencionarse)
 
Dedicarle demasiado tiempo a personajes intrascendentes que no ofrecen más que un rato de esparcimiento.
Encumbrar a ídolos de los cuales apenas si conocemos en qué creen, qué tipo de personas son (¿en qué gastarán su dinero? ¿en qué ocuparán su tiempo libre?)
Incapacidad de ver más allá del aspecto físico.
Incultura que desee imponerse sin criterio ni coherencia.
Defender ideales sin un elaborado proceso de reflexión previo.
Defender cualquier ideal de manera fanática.
Aparentar más que ser.
Falta de sinceridad en las relaciones.
Contemplar la vida desde un punto de vista egoísta o egocéntrico.


Usted mismo puede extender esta lista.

Resumen.

Sepa que colaborar con una buena causa significa algo más que estar apuntado a una organización benéfica, donar sangre periódicamente o apadrinar un niño. Es preferible creer y actuar diariamente sobre válidos principios morales. De nada sirve apechugar un día de cierto mes si el tiempo restante nos dedicamos a actuar sin orden de concierto, sin un mínimo de coherencia en nuestros. Resultado final: negativo.

Esta es una importantísima reflexión que deberíamos hacer todos. Una pequeña acción mil veces repetida es una gran acción. Un mal comportamiento mil veces repetido resulta como una marabunta de niños lanzando en tropel piedrecillas sobre un monumento histórico. Este acabaría por derruirse, viniéndose abajo estrepitosamente. Es decir, la costumbre de realizar una mala acción diariamente, por insignificante que sea, conlleva un gran mal.

Ejemplo: si millones de personas comparten y ejecutan comportamientos materialistas, el amor por aquello que tiene vida decrecerá hasta alcanzar cotas ridículas e insignificantes.

Otra reflexión que viene a colación es que se antoja necesario una buena dosis de cultura para llegar a asimilar ese porcentaje residual de acciones comentado anteriormente. A este tipo de cultura requerida la denomino cultura  "del enfrentamiento", la que nos permite llegar hasta el fondo de nuestro ser, también hasta la raíz de los problemas humanos, y por ende constituye una herramienta valiosísima para analizar cuáles son las actitudes que producen beneficios sociales y cuáles actúan en detrimento de un ganancia global.

A partir de ese recurso formativos, nos prepararemos en mayor medida para diferenciar el bien y el mal. En otro caso nos veremos ciertamente limitados para apreciar con detalle las verdaderas consecuencias de nuestros actos. Sin ese tipo de cultura, créame, es imposible valorar en su justa medida el alcance de nuestras buenas obras o desaguisados y meteduras de pata.

¿Cuál es la ideología que defiende ¿A quiénes representa? ¿A quién anima, admira? ¿Qué escucha, lee, transmite? ¿Dónde se desarrolla su mundo? Toda esa amalgama de creencias, fe, esperanzas y sobre todo actuaciones, conforma la proyección de su identidad sobre la sociedad. Ahora debería imaginar cómo sería el mundo si hubiera miles que se comportaran del un modo similar. Así podría valorar quién realmente es, y qué es lo que nos espera si todos actuamos y creemos lo mismo.

Nadie debe comprometerse con ninguna buena causa o ejercicio de una rutina diaria por obligación o porque siente pena si la implicación consiguiente no le causa satisfacción. Jamás. Debe tomarse su tiempo y encontrar una actividad con la que se sienta realizado o desentenderse de otras y emprender nuevos quehaceres más productivos.  Debe creer firmemente en lo que hace, no actuar inducido por un sentimiento de culpa. En caso contrario, es cuestión de tiempo que abandone.  Y todo habrá sido en vano.






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