De lo relativo de la felicidad. La felicidad del ignorante (2)
De lo relativo de la felicidad. La felicidad del ignorante.
Se desprende de la segunda frase de esta sección que aquel que vive sumido en un mayor
estado de ignorancia, el que menos responsabilidades adquiere para
con la sociedad y consigo mismo con más tranquilidad y menos
preocupaciones transcurre su vida. También viene generalmente
referida a la etapa de la infancia donde todo es color de rosa,
donde supuestamente albergamos nuestros mejores recuerdos de salud
emocional. Casi todo nos lo dan hecho, sólo debemos preocuparnos de
jugar con los amiguitos, estudiar un poco y aprobar las asignaturas
del colegio. Lo demás no forma parte de nuestra rutina de
exigencias. Estos supuestos me resultan decepcionantes y
desgraciados.
Aquel que no se preocupa por nadie tampoco puede sentir y compartir
la dicha del vecino, pues la niega. Esa felicidad es tan triste,
degradante e insignificante que resulta ofensiva. El nivel de
satisfacción del hombre de mundo no es comparable en modo alguno con
la de una persona cuya rutina diaria acontece en el espacio
sostenido por cuatro paredes, un entorno definido por unas pocas
calles
y unas relaciones sociales compuestas únicamente por la pandilla de
amigos de siempre.
El egoísta levanta un muro separador a su alrededor con el fin de
alimentarse de su propio individualismo, rechazando la posibilidad
de entregarse a los demás. La felicidad del tonto o ignorante es la
vergüenza y la derrota de esta filosofía que propongo, una torpeza,
una amputación deliberada de nuestras funciones más apreciadas:
solidaridad, generosidad, amistad, etc. Abandonemos esa idea. Es
preferible asumir el riesgo de convertirse en un gran personaje
antes que obtener una victoria participando en un partido donde el
compañerismo no existe y el oponente sólo se encuentra en nuestra
imaginación. Así lógicamente se gana siempre. A esas pírricas
victorias no debe atribuírsele mérito alguno.
Nuestro pensamiento debiera pues tender, tanto en la educación como
en las relaciones sociales, a evitar las pasiones egocéntricas y a la
adquisición de afectos o intereses que impidan a nuestro pensamiento encerrarse
perpetuamente en una celda donde sólo existe el yo. Tales ejemplos de
individualismo enfermizo sólo pueden reconocer una felicidad exigua. El regocijo
del que comparte sentimientos, aficiones e intereses se extiende más allá de su
propio yo, se propaga con luz propia en cada persona en la que se identifica, a
la que comprende, o por la que siente compasión.
La
definición de grandeza y felicidad se relaciona con la expansión de
nuestros sentimientos para con el mundo, varía en función de la
riqueza de nuestras pasiones y decrece en proporción a nuestro grado
de egoísmo o ignorancia.
El ignorante o el individuo de la caverna quizás se desenvuelva con
holgura en su habitáculo desprovisto de lujos y se sienta dichoso
con la aportación diaria de un trozo de pan duro pero no duden que
si se le presentara la opción de habitar en una cómoda habitación y
se le presentara en una bandeja de plata un pastel de frutas y
otras deliciosas viandas se echaría las manos a la cabeza con signo
de frustración exclamando "¡Dios, lo que me he estado
perdiendo!". Quizás me equivoque, pero lógicamente para saber con
certeza por qué opción se decantaría debería necesariamente
experimentar ambas. Única manera de que pueda valorar pros y
contras.
Podemos empecinarnos en mantener una actitud distante recluyéndonos
en nuestra pequeña caverna escuchando de forma persistente las voces
de nuestro interior resonando, acompañados de un sucedáneo de
percepciones tendentes al desgaste y a la no renovación. Al final,
sólo permanecen en pie la rutina y el tedio, y las ilusiones decaen
lentamente hasta agonizar y extinguirse definitivamente.
La dicha se encuentra en nuestro interior.
El viaje más
largo es el que se hace hacia el interior de uno mismo.
Hammarskjöld
Otro de las objetivos para alcanzar una vida plena, es construir un camino
de recuerdos bellos, sinceros, esforzados, manteniendo una
conciencia libre de pesadas cargas, evitando las deudas morales o
emocionales con nadie. De este modo, al volver la vista atrás nos
complaceremos con la retahíla de agradables imágenes, la
tranquilizadora sensación de placidez y la ausencia de
remordimientos, Así, el sosiego se instalará como sentimiento
predominante en nuestras vidas. Podremos retirarnos a nuestro lecho
noche tras noche y proyectar el armazón de nuevos sueños y
ambiciones sin interferencias desagradables. Esta pieza del
rompecabezas alegórico de la felicidad es una de las claves a tener
en cuenta.
Además, siempre podemos rememorar todos aquellas instantáneas
hermosas que nos servirán como estímulo a proseguir en esta carrera
de obstáculos que es la vida. Por el contrario todo mal generado
llamará a las puertas de nuestra conciencia tarde o temprano. Mal al
que podremos obviar (¿durante cuánto tiempo?) o enfrentarnos a él,
para adquirir el estado anterior.
El primer lugar donde debemos buscar la felicidad es en nosotros mismos, en
nuestro interior, en el entusiasmo de vivir, en la
colaboración con los demás, en la amistad. Recuerde que la felicidad
no es sólo un estado, mas bien un largo proceso de aprendizaje.
Aceptarse a uno mismo, aspirando a mejorar, compartir las alegrías y
las penas con los demás, librarse del estrés, no dejarse abatir por
los pensamientos negativos, enfocar los acontecimientos con carácter
y confianza, son algunos de los consejos que merece la pena tener en
cuenta.
Actitud positiva ante la vida. Apuesto a que pase lo que le pase,
siempre encontrará miles de casos peores que el suyo, de personas
que pese a los estragos o tragedias padecidos han logrado hacer de
tripas corazón, ahuyentar a los fantasmas de un pasado perturbador y
sobrevivir con dignidad. En ellos hallaría la inspiración y
motivación necesarias para no venirse abajo. Todos ellos nos enseñan
que nuestros males no son más que insignificantes y relativos. Deje
que sus vivencias fluyan y se integren como parte indivisible de sus
recuerdo, que sus innegables rasgos de heroísmo le sirvan como
acicate. Compare su sufrimiento con el suyo, y comprenda que la
magnitud del dolor depende del sufrido individuo que lo padece. Esa
es la arbitrariedad del padecimiento, a nosotros nos abaten las
heridas causadas al pisar chinchetas, otros atraviesan
continuamente alambres de espino, soportan y continúan con los
miembros erguidos.
Pero como todo proyecto de importancia en la vida, la felicidad se
planifica, y el problema de muchos individuos es anteponer la
satisfacción del ahora, la pasajera, deteriorando la posibilidad de
un éxito a más largo plazo. Causas: mala educación, pobre
inteligencia o uso indebida de ella, malas compañías, etc. Si
desconoces las consecuencias de tus actos, estas acabarán por
presentarse como acreedores y y no podrás escapar de sus inexorables
garras. Lo peor, es que a veces hemos reculado tanto que resulta
demasiado difícil hacerle frente y tu felicidad con mayúsculas se ve
seriamente comprometida. En casos extremos, lo hace para siempre.
La clave estriba no en construir con precipitación un pequeño
edificio sin cimientos, con ladrillos mal engarzados, al que por
culpa de un ocasional y fuerte viento se viene completamente abajo,
sino que es preferible una construcción con estructuras sólidas bien
dispuestas que se mantenga armado e incólume ante el advenimiento de
huracanas o tempestades. Así, aunque parte de la fachada se desgaje,
lo esencial de su estructura conservará su núcleo intacto, es decir
podrá repararse en poco tiempo.
No se debe vivir únicamente
el presente al igual que tampoco se debe vivir despreciando la
satisfacción del momento apostando únicamente por el futuro. Se debe
disfrutar del presente al tiempo que ordenamos nuestros pensamientos
enfocándolos hacia el futuro. En ese equilibrio se encuentra la
respuesta.
Si quieres
comprender la palabra felicidad, tienes que entenderla como
recompensa y no como fin.
Antoine de Saint-Exupéry
Resumen.
La felicidad se impone como un reto a perseguir cada día.
La felicidad representa más un camino a recorrer que un objetivo final.
Tu felicidad debe contribuir a aumentar la felicidad de los demás, no a menoscabarla.
Tu felicidad es dependiente de tu pasado y debe implicar al futuro, no ser únicamente pasajera.
La búsqueda de la paz interior formará parte de tu salud y bienestar.
La felicidad depende de no tener remordimientos, de poder descansar en paz. La felicidad es ligereza, no carga pesada.
La felicidad se planifica con antelación. El conocimiento, la cultura y la reflexión ayudan sobremanera
La felicidad es un estado del ánimo.
Para una mayor felicidad, debemos vivir en armonía con el entorno que nos rodea.
Para la estabilidad de nuestra felicidad, es necesario controlar nuestras pulsiones o impulsos primarios. El descontrol puede arruinarnos la vida.
La felicidad depende de nuestras aficiones, en la variedad de ellas depende que no seamos totalmente dependientes del infortunio.
No busque una felicidad perfecta o nunca disfrutará de las pequeñas alegrías.
Las pequeñas alegrías deberían ser causa de felicidad. Aprender a valorar lo que se tiene es una regla primordial.
Aprenda a extraer belleza de donde crea que no la hay. La comprensión genera amor y respeto.
La apertura al mundo produce una mayor variedad de satisfacciones.
Alcanzar una gran estado de bienestar también supone un riesgo y una responsabilidad.
La felicidad también se valora en función de la felicidad del vecino, ciertamente es un estado de conciencia subjetivo.
La felicidad debería estar más relacionada con el aspecto afectivo (sentimientos) que con el material (dinero). Busque el equilibrio entre ambos.
Sentir la felicidad.
Las personas felices:
Viven en un estado de equilibrio donde no se percibe la envidia, ni se desea el dolor ajeno.
Sienten alegría, vitalidad y viven regularmente en un estado de optimismo moderado.
Se levantan con ilusión, con ganas de emprender proyectos.
Durante la mayor parte del día no perciben ni tedio ni aburrimiento. Suelen estar ocupadas en tareas de su interés.
Perciben su vida como exitosa y albergan una gran autoestima.
Se irritan con dificultad. Los enfados son breves, salvo casos excepcionales.
Suelen sonreír con facilidad.
Son optimistas y suelen ver el lado positivo y bello de las cosas.
Apenas si sufren depresiones, apenas se les estropea el humor por pequeños contratiempos.
Surgen de los baches o circunstancias desagradables con mayor prontitud.
Se recuperan antes de las enfermedades y en general viven más años y con mejor salud.
Tienen amigos, gente que les quiere, gente con quien compartir sus sentimientos.
Muestran un elevado estado de conciencia.
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