De lo relativo de la felicidad. La felicidad del ignorante

Creado: 22/3/2012 | Modificado: 25/9/2012 3935 visitas | Ver todas Añadir comentario



De lo relativo de la felicidad. La felicidad del ignorante.

En el libro VII de “República” (514a-516d), Platón presenta el mito de la caverna. Es, sin duda, uno de los pasajes más importantes y reconocido de este autor. Platón dice expresamente que el mito quiere ser una metáfora “de nuestra naturaleza respecto de su educación y de su falta de educación”, es decir, sirve para ilustrar cuestiones relativas a la teoría del conocimiento.

Como introducción a esta sección utilizaré esta analogía del mito de la alegoría de la caverna de Platón. Imagínese a una persona que habita en una caverna conviviendo entre sombras, sin conocer más luz natural que pequeños destellos que se cuelan por diminutos orificios, circundado por frías paredes, alimentándose de brotes vegetales y restos de comida que halla a su alrededor. Imagínese su el transcurso de un día cualquiera sufriendo de la humedad, las incomodidades, la incertidumbre...

Su dieta se compone de fragmentos alimenticios deteriorados, sin embargo, a pocos metros, en la superficie, se podría nutrir de decenas de alimentos que conformarían una dieta mucho más rica y equilibrada, además de la posibilidad de  degustar un menú de manjares exquisitos. Manjares de los cuales desconoce su existencia.

Este rudimentario individuo dispone de un cierto bienestar, si se le puede llamar así, seguro pero insignificante. Injustificable para alguien considerado como un ser racional, con inteligencia y aptitudes de nivel superior en la escala evolutiva. Su "estado de felicidad", supuestamente elegido viene absolutamente limitado por las debilidades de su conocimiento, es decir, por su ignorancia.

El desconocimiento de que existen otras realidades, otras formas de vida impiden a este individuo escapar de su celda (metáfora de la  ignorancia o desconocimiento) para descubrir con acritud que el estado vital en el que vegeta es infrahumano, una falacia sombría.

La idea de este alegoría o mito de la educación es que la cultura y el conocimiento liberan de las cadenas de la ignorancia: amplían horizontes, las perspectivas, la visión y la percepción del mundo. Aquellos cuya cultura es más amplia, cuyo rango de experiencias es más rico, en definitiva aquellos con una personalidad más rica en experiencias ("con más mundo") disponen de abanico más rico de posibilidades de procurarse un más próspero destino, pues lógicamente aquello que se desconoce no se pretende, no se sueña, no se elige.

La ignorancia debe entenderse como una minusvalía, ceguera o debilidad. La felicidad de una persona se establece en función de sus deseos y sus aspiraciones. A medida que madura su personalidad, su modo de entender la realidad se transforma, también por tanto sus sensaciones, sus sueños, sus preferencias, también, en resumen, su felicidad o su "tipo de felicidad".

No estoy afirmando en absoluto que las personas con estrechez de miras no puedan ser felices. De hecho, cualquier persona puede revelarnos su propia y exclusiva definición de felicidad y yo no me atrevería a cuestionarla. Pero debe saber que cuanto más conocimiento y experiencias pueda albergar mayor definición podrá darle a su salud emocional, mayor grado de comparación podrá establecer con otros estados del ánimo. Ahora bien, inherente a esta idea es el mayor riesgo de dolor y fracaso que conlleva, pues las grandes alegrías también se ven estrechamente ligadas a los grandes fracasos, al igual que del amor incondicional al odio sólo media un pequeño paso. Aquellos con mayor aspiraciones verán su camino obstruido por diferentes obstáculos. La escalada hacia un estado de bienestar más elevado se torna más escarpada a medida que vamos ganando altura.

Más aún, las personas con pasiones y aficiones diversas son menos propensas a sufrir tristeza, depresión o vacío interior, pues ante la pérdida de alguna de ellas su felicidad sólo será parcialmente menoscabada. En otros casos, si nuestra felicidad únicamente depende de la presencia del cónyuge, de una afición o actividad en concreto, esa pérdida se revela como catastrófica y puede sumirnos en un oscuro estado de desesperación y relegarnos a la nada espiritual. 

Quien cree intensamente, vive intensamente. Llenar los días con ilusión y alejar el tedio, llenar las horas, los minutos, tener aspiraciones y estar ocupado en tareas enriquecedoras debería ser un objetivo prioritario.


Algunas frases inspiradoras.

Uno de los defectos de la educación superior moderna es conceder demasiada importancia al entrenamiento para la adquisición de determinadas aptitudes y poca al perfeccionamiento sentimental y cerebral, merced a una amplia visión del mundo. 
Bertrand Russell
La felicidad consiste en llenar las horas; en llenar las horas y no dejar un resquicio para que penetre el arrepentimiento o el consentimiento.
Ralph Waldo Emerson
El secreto de la felicidad es éste: que tus intereses sean los más amplios posibles y que tus reacciones hacia personas y cosas interesantes sean amistosas en vez de hostiles. 
Bertrand Russell






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