Comprender los medios de comunicación. Las extensiones del ser humano. Marshall McLuhan (3)

Creado: 18/12/2012 | Modificado: 30/1/2013 5940 visitas | Ver todas Añadir comentario



Comprender los medios de comunicación. Las extensiones del ser humano. Marshall McLuhan (3)

Texto: http://unimtic.wordpress.com/comprender-los-medios-de-comunicacion-las-extensiones-del-ser-humano-marshal-mcluhan/

19. La rueda, la bicicleta y el avión

La evolución de la rueda durante el medievo propició los desarrollos del collar y de los arneses. Hasta el descubrimiento del collar, no pudo aprovecharse la gran velocidad y resistencia del caballo para el tiro. Hasta el descubrimiento del collar, no pudo aprovecharse la gran velocidad y resistencia del caballo. Para el siglo XIII ya era común el carro de cuatro ruedas para las cargas pesadas teniendo efectos extraordinarios en la vida cotidiana. Con la fabricación de transporte publico modifico el estilo de vivir de estar pegado a la fabrica y con ello procesos sociales distintos. Lewis Mumford afirma que el coche convirtió a la esposa de los suburbios en chófer de tiempo completo.
 


Antes de la aparición del vehículo de rueda, sólo existía el principio de la tracción abrasiva: patines, rodillos y esquís precedieron a la rueda en los vehículos, del mismo modo que la moción abrasiva y semicircular del mandril y de la broca giratoria. No hay duda alguna de que la noción de la rueda se originó en la observación de que hacer rodar un tronco es más fácil que arrastrarlo.

En 1889 Edward Muybridge y Leland Standford hicieron un experimento fotográfico enfocado en buscar la biomecánica del caballo, instalando una fila de máquinas fotográficas de modo que cada una de ellas captara una foto instantánea de los cascos del caballo en acción, a partir de ahí se pensó en reproducir mecánicamente el movimiento de unos pies. La rueda que empezó como pie mecánico, dio, con el cine, un gran paso evolutivo.

La rueda alcanzó un nuevo grado de intensidad al ser acelerada con su vinculación al principio visual de linealidad móvil. La bicicleta elevó la rueda al plano del equilibrio aerodinámico. No es casualidad que los Hnos. Wright fueran mecánicos de bicicletas. Al carecer de una visión unificada del todo, no puedes hacer nada.

Con la aceleración de los pies, surgió la necesidad de carreteras, del mismo modo que con la extensión de nuestra espalda en el respaldo de la silla vino la necesidad de una mesa. Toda extensión o aceleración genera en el acto nuevas configuraciones en la situación general.

Cuando los hombres son dominados por la fuerza, no se someten en su fuero interno, sino sólo porque su fuerza es insuficiente. Cuando los hombres son dominados por el poder de una personalidad, se alegran sus corazones y sólo entonces se someten de verdad.


20.- La Fotografía.


El burdel sin Muros

Una de las características peculiares de la fotografía es que separa momentos aislados en el Tiempo. La conciencia del poder transformador de la fotografía se encarna a menudo en historias populares. En el siglo Pasado la locura británica del monóculo confería a su portador el poder de maquina fotográfica de mirar fijamente a los demás desde una posición superior, como si fuesen Objetos.

Las estrellas de cine y los ídolos populares pasan al dominio público a través de la fotografía. se convierten en sueños que el dinero puede comprar. En una palabra la fotografía inspiro a Genet el tema del mundo desde la fotografía como un burdel sin muros. nadie puede hacer una fotografía solo al menos es posible tener la ilusión de leer o de escribir en soledad pero la fotografía no fomenta semejantes actitudes.

Sin embargo por no ser por la imprenta los bloques tallados y los grabados en madera no habría aparecido la fotografía. Durante siglos los bloques de madera y los grados representaron el mundo con una disposición de líneas y puntos que tenían una sintaxis propia y no compleja. finalmente en el puntillismo de Seurat el mundo apareció de repente a través del cuadro, al mismo tiempo que, con el telégrafo la forma latearía quedo reducida a menos titulares.

La fotografía era una especie de automatización que eliminaba los procedimientos sintácticos del lápiz o de la pluma. El paso de la edad del Hombre tipográfico a la edad del Hombre Gráfico se dio con la invención de la fotografía. tanto la daguerrotipia como la fotografía introducen luz y química en sus procesos de elaboración.

William Henry Fox Talbobot, comenzó a reflexionar sobre la cámara obscura y el platica que se le ocurrió la idea de hacer la las imágenes que el contemplaba quedaran impresas de forma duradera y quedar fijas en un papel.

El método de Talbot fue el de imprimir químicamente unos positivos a partir de unos negativos, para obtener una imagen que pudiera repetirse con toda exactitud. hoy en día ni la física podría desarrollarse sin la fotografía. la tecnología de la fotografía es una extensión de nuestro propio ser y, como cualquier otra tecnología puede ser retirada de la circulación si decidimos que es virulenta.

Freud y Jung basaron sus observaciones en la interpretación de los lenguajes de las posturas y de los gestos, tanto colectivos como individuales, en función de los sueños y de los actos de la vida cotidiana. Un punto muy interesante de la fotografía fue que esta revelo el secreto del vuelo de las aves y le permitió al hombre por medio de la fotografía, conocer que el movimiento de las alas servia a la propulsión pero no al vuelo.

La mayor revolución de la fotografía fue que los pintores ya no podían seguir retratando un mundo ya muy fotografiado y opta por revelar el proceso interior de la creatividad mediante el impresionismo y el arte abstracto. También los novelistas se vieron afectados por que ya no podían describir objetos o acontecimientos a lectores que ya sabían lo que estaba pasando gracias a la fotografía, la prensa, el cine y la radio.

El hombre alfabetizado no solo esta entumecido y perdido en presencia del cine o de la fotografía si no que intensifica su ineptitud con una arrogancia defensiva y aires de superioridad hacia lo (vulgar) y los entretenimientos de masas.

El escritor de texto publicitario a de ser como la artista de strip-tease que siente una empatía total de con el momentáneo estado mental del publico. en la edad de la fotografía, el lenguaje asume un carácter gráfico o Iconico, cuyo (significado ) muy poco tiene que ver con el universo semántico y nada en absoluto con la república de letras.

El Profesor Bororistin parece descontento de que tantos norteamericanos viajen tanto y cambien tan poco el opinaba que la experiencia de viajar se ha vuelto algo (atenuado, artificial y prefabricado). también se comenta que la fotografía comienza a incomodar a la gente rica de aquellos tiempos, puesto que el fotógrafo de prensa comienza a invadir los lugares de esparcimiento y la imagen de ricos tomando copas montados a caballos en los vares de ciertos clubes provoco un rechazo publico que empujo a los ricos a asumir modales de timidez y ocultamiento que aun no han abandonado. la fotografía hizo que salir a divertirse resultara arriesgado porque revelaba dimensiones de poder tan obvias como para ser contraproducentes.

Es imposible comprender el medio de la fotografía sin entender todas las relaciones con los otros medios nuevos y antiguos.


21.- La prensa

Gobernar mediante filtraciones a la prensa

La necesidad de un deliberado objetivo artístico en la colocación y administración de las noticias se debe a las consecuencias instantáneas de los movimientos eléctricos de información. En la diplomacia, la misma velocidad eléctrica hace que las decisiones se anuncien antes de tomarse para evaluar a los distintos tipos de respuestas susceptibles de producirse cuando dichas decisiones lleguen a tomarse de verdad.

A medida que aumenta la velocidad de la información, los políticos tienen tendencia a dejar de lado la representación y delegación de los electores a favor de de la implicación inmediata de toda la comunidad en los actos centrales en la toma de decisiones.

El libro es una forma confesional e individual que proporciona un punto de vista. La prensa es una forma confesional colectiva que proporciona una participación comunal, puede poner los acontecimientos utilizándolos o dejándolos de usar. Pero es la exposición comunal diaria de múltiples artículos en yuxtaposición la que confiere a la prensa su compleja dimensión de interés humano.

Mientras que el lector de revistas ilustradas es pasivo, el de revistas de noticias esta mucho mas involucrado en la elaboración de un significado para dichas imágenes corporativas.

Tanto el libro como el periódico tienen un carácter confesional y por su misma forma crean el efecto de interioridades de un asunto independientemente de los contenidos, así como las paginas del libro revela las interioridades de las aventuras mentales de su autor, las paginas de prensa revelan las interioridades de la comunidad en acción e interacción. Las noticias e verdad son malas noticias, malas noticias a cerca de alguien.

En el periódico del siglo XIX se gastaron mucha inversión en perfeccionar las máquinas, hasta que James Clephane, buscando una manera de transcribir mas rápido y duplicar las notas taquigráficas, encontró el modo de acoplar maquinas de escribir en la composición. Hoy en día la publicación tanto de libros como de periódicos dependen de la maquina de escribir. L aceleración de la obtención y publicación de información creó nuevas formas de ordenar el material para los lectores.

A principios del siglo XVIII los famosos periódicos Tatler y Spectator, descubrieron una nueva técnica de prosa que concordaba con la forma de la palabra impresa. Dicha técnica la, monotonía, consistía en mantener un mismo tono y actitud hacia el lector en lo largo de todo el escrito.

El telégrafo volvió a apartar el lenguaje de la palabra impresa y empezó a emitir esos extraños y desiguales sonidos que de denominarían Titulares, lenguaje periodístico y estilo telegráfico, fenómeno que hoy en día asombra a la comunidad literaria con su manierismo de altanera monotonía que remeda la uniformidad tipográfica.

Al final de la edad mecánica, la gente seguía pensando que la prensa, la radio e incluso la televisión eran meramente formas de información pagadas por los constructores y usuarios de bienes o productos. A medida que se va arraigando la automatización, resulta obvio que la información es el bien crucial y que los bienes tangibles no hacen sino acompañar sus movimientos.

Los anunciantes pagan por espacios en los periódicos y revistas y por espacio en el radio y televisión, es decir compran un pedazo del lector, oyente o espectador, tan claramente como si alquilasen una parte de nuestras vidas. Y si no han incluido cortes publicitarios en la películas, es porque estas son de por sí, la mejor publicidad de bienes de consumo.

Los anuncios clasificados (y las cotizaciones de la bolsa) son los cimientos de la prensa. Si se descubriera otra forma de fácil acceso a tan diversa información diaria, los periódicos cerrarían. La radio y la televisión pueden hacerse cargo de los deportes, noticias, tebeos e imágenes. El editorial, única característica libresca del periódico ha sido pasado por alto durante muchos años, a menos que revistiera la forma de noticias o de publicidad pagada.

Si todo se pronunciara siempre en un tono de mandarín uniformemente sentenciosos y elegante, ¿estaría mejor por ello los usuarios de la lengua? Ello recuerda la observación de Artemus Ward de que [Shakespear escribió obras de teatro muy buenas, pero no habría tenido éxito como corresponsal en Washington de un diario neoyorquino. No tenía ni la fantasía ni la imaginación necesarias].

El hombre orientado al libro tiene la ilusión de que la prensa estaría mejor sin la publicidad y la presión de los anunciantes. Unos estudios sobre los lectores han asombrado hasta a editores con la revelación de que el errabundo ojo del lector del periódico se deleita por igual con los artículos que con los anuncios.

Naturalmente, los anuncios son, y de lejos, lo mejor de cualquier revista o periódico. Se invierten más esfuerzos e ingenio en un anuncio que en cualquier escrito para diarios o revistas. Los anuncios son noticias. Lo que pasa es que siempre son buenas noticias. Para contrarrestar el efecto y vender las buenas noticias, hacen falta muchas malas noticias. Además, el periódico es un medio caliente. Tiene que tener malas noticias para la participación del lector y su propia intensidad. Por tanto, desde los inicios de la imprenta, las noticias de verdad son malas noticias.

Las inundaciones, incendios y otras catástrofes comunales, en tierra, mar o cielo, superan, como noticias, cualquier horror o vileza individual. Los anuncios, en cambio, tienen que chillar, alto y claro, sus felices mensajes para compensar el penetrante poder de las malas noticias.

El periódico, desde sus mismos inicios, ha tenido siempre, no a la forma libresca, sino a la forma participativa o de mosaico. Con la aceleración de la imprenta y de la obtención de noticias, la forma en mosaico ha pasado a ser el aspecto dominante en la asociación humana; dicha forma implica no un punto de vista aislado individual, sino una participación en el proceso.
Por este motivo, la prensa es inseparable del proceso democrático, aunque del todo prescindible desde un punto de vista literario o libresco.

Los artículos que todo el mundo lee primero son los que tratan de temas ya conocidos. Si hemos presenciado algún acontecimiento, ya sea un partido de futbol, un colapso de la bolsa o una tormenta de nieve, nos dirigimos primero a la relación de dicho acontecimiento. ¿Por qué? La respuesta es fundamental para cualquier comprensión de los medios. ¿Por qué gustan los niños de comentar, por muy torpemente que sea, los sucesos del día? ¿Por qué preferimos las novelas y películas que tratan de lugares y personajes conocidos? Porque, para los seres racionales, ver o reconocer una experiencia propia en otra forma material distinta forma parte de los placeres espontáneos de la vida. La experiencia traducida a otro medio ofrece, literalmente, una deliciosa repetición de una vivencia anterior.

De esta manera, la prensa reproduce la emoción que nos procura el empleo de nuestro ingenio, y empleando nuestro ingenio podemos traducir el mundo externo en el tejido de nuestro propio ser. Esta emoción de la traducción explica por qué la gente desea, de forma natural, hacer uso de sus sentidos en todo momento. Esas extensiones externas de los sentidos y facultades que llamamos medios, las utilizamos con la misma frecuencia que nos valemos de la vista y del oído y por los mismos motivos. Por otra parte, para el hombre orientado al libro, este uso continuo de los medios supone un rebajamiento; le resulta desconocido en el mundo del libro.

La prensa empezó a sentir muy pronto que las noticias, no sólo había que darlas, sino que también había que ir en su búsqueda e incluso fabricarlas. Lo que entrara en la imprenta era noticia. Todo lo demás, no. Ha hecho noticia, es una frase extrañamente ambigua, puesto que salir en el diario supone ser y hacer noticia a la vez. Así, hacer noticia, como hacer fortuna implica un mundo de acciones y ficciones. Pero la prensa es todo lo que sucede en la comunidad. Mediante el mosaico, se convierte en una imagen comunal o muestra representativa.

Cabe destacar que la fecha es el único principio organizador del retrato periodístico de la comunidad. Leer un periódico de la semana pasada sin darse cuenta de que no es del día es una experiencia desconcertante. En cuanto la prensa se dio cuenta de que la presentación de las noticias no era meramente una repetición de acontecimientos e informes, sino una causa directa de sucesos, empezaron a ocurrir muchas cosas. La publicidad y la promoción, hasta entonces limitadas, irrumpieron en la primera plana, con la ayuda de Barnum, como historias sensacionalistas.

El agente de prensa de hoy día considera el periódico como un ventrículo su muñeco. Puede hacerle decir lo que quiera. Lo mira como el pintor, es decir, observa la paleta y los tubos de pintura; con los infinitos recursos de los acontecimientos disponibles, puede conseguirse un sinfín de ordenados efectos mosaicos.

Los rasgos de la prensa que más en desacuerdo nos pueden parecer con los austeros criterios individuales de la cultura literaria son precisamente los que la recomiendan al Partido Comunista. Lenin declaró en una ocasión: Un periódico no es solamente protagonista y un agitador colectivo; también es un organizador colectivo. Stalin la llamó el arma más poderosa de nuestro Partido. Kruschov se refirió a ella como nuestra principal arma ideológica. Eran más conscientes de la forma colectiva del mosaico de la prensa, y de su poder mágico para imponer sus propios supuestos, que de la palabra impresa como expresión de un punto de vista individual.

Si el telégrafo acortó las frases, la radio ha acortado el artículo de noticias y la televisión ha inyectado un talante interrogativo en el periodismo. De hecho, ahora la prensa no es solamente un mosaico radiofotográfico de la comunidad humana, hora por hora, sino también un mosaico de todas las tecnologías de la comunidad. Incluso en su elección de temas para las noticias, la prensa prefiere a las personas a las que ya se les ha concebido cierta notoriedad en el cine, la radio, la televisión o el teatro. Este hecho permite comprobar la naturaleza del medio de la prensa, ya que cualquiera que sólo aparezca en los periódicos es, por eso mismo, un ciudadano de a pie.

Tanto si la prensa se usa para tener intimidad en los transportes públicos, o para participar en la vida comunal desde la intimidad, el mosaico de la prensa logra desempeñar una compleja y polifacética función de toma de conciencia de la colectividad y de participación, que el libro no pudo conseguir nunca.

Los propietarios de medios siempre se las arreglan para dar al público lo que éste quiere, porque sienten que su poder está en el medio y no en el mensaje ni en el programa.


22. El Coche

La novia mecánica
Si bien es cierto decir que el norteamericano es una criatura con cuatro ruedas, y que los jóvenes atribuyen mucha más importancia a llegar a la edad del permiso de conducir que a la de votas, también es cierto que el coche se ha convertido en una prenda de vestir sin la cual nos sentimos inseguros, desnudos e incompletos en el conjunto urbano. Algunos observadores insisten en que, últimamente, la vivienda ha ido desplazando al coche como símbolo de prestigio social.

Hay un creciente sentimiento de malestar respecto al hecho de que los coches se han convertido en los verdaderos moradores de nuestras ciudades, con la consiguiente pérdida de escala humana, tanto en poder como en distancia. Los urbanistas están intentando volver a comprar, para el peatón, nuestras ciudades a los grandes intereses de los medios de transporte.

En las películas mudas de los años veinte, una gran cantidad de secuencias giraban alrededor del coche y del policía de tráfico. Como el cine se aceptaba entonces como ilusión óptica, el policía era el principal recordatorio de la existencia de reglas básicas en el juego de la fantasía. Y, como tal, recibía paliza tras paliza. Los coches de los años veinte nos parecen ahora ingeniosos artefactos precipitadamente ensamblados en algún taller. Su vínculo con la calesa todavía era fuerte y podía apreciarse claramente. Luego llegaron los neumáticos de baja presión, el interior imponente y los parachoques y guardabarros protuberantes.

Algunos ven el coche grande como una especie de envanecida mediana edad que siguió al atontado período de la primera aventura amorosa entre América del Norte y el automóvil. No sólo tiene gracia que los psiquiatras de Viena siguieran adelante con el coche como objeto sexual, sino que, al hacerlo, por fin han llamado la atención sobre el hecho de que el hombre siempre ha sido, como las abejas en el reino vegetal, el órgano sexual del mundo tecnológico. El coche no es más objeto sexual que la rueda o el martillo.

En la edad eléctrica, la rueda en sí es obsoleta. La meta obsolescencia de la rueda no supone su desaparición. Significa que, como la caligrafía o la tipografía, la rueda será desplazada hasta un papel secundario en la cultura.

A mediados del Siglo XIX, los coches de vapor obtuvieron un gran éxito en la carretera. Pero éstos fueron enfriados por los elevados peajes que exigían las autoridades locales. El primer neumático fue montado en un coche de vapor en Francia en 1887. La American Stanley Steamer empezó a prosperar en 1899. En 1896, Ford ya había construido su primer coche y, en 1903, fue fundada la Ford Motor Company. Fue la chispa eléctrica la que permitió que el motor de gasolina se impusiera al de vapor. El cruce de la electricidad, forma biológica, con la forma mecánica nunca liberó fuerza más poderosa.

La televisión fue la que asentó el mayor golpe al coche norteamericano. El coche y la cadena de montaje se habían convertido en la última expresión de la tecnología de Gutemberg; es decir, procesos uniformes y repetibles aplicados a todos los aspectos del trabajo y del vivir. La televisión hizo que se cuestionaran todos los supuestos mecánicos respecto a la uniformidad y la estandarización, y todos los valores del consumismo.

Durante cuarenta años el coche fue el gran nivelador del espacio físico y de las distancias sociales. La discusión del coche como símbolo de la posición social en América del Norte siempre ha pasado por alto el hecho básico de que es la potencia del coche la que nivela todas las diferencias sociales y convierte al peatón en ciudadano de segunda.

El hecho básico y obvio del hombre que convierte a su conductor en un superhombre. Es un medio caliente, explosivo, de comunicación social. Y la televisión, al enfriar los gustos norteamericanos y al crear nuevas necesidades de un espacio único y envolvente, que el coche europeo en seguida ofreció, casi desarzona al motorizado jinete norteamericano. Los pequeños coches europeos vuelven a reducirlo a la condición de casi peatón. Incluso los hay que conducen en la acera.

Como dice John Keats, en su ataque al coche y a la industria en The Insolent Chariots: allá donde pueda ir un coche, van todos los demás, y adonde va el automóvil, le sigue la versión automovilística de la civilización. Por tanto, el coche dio al norteamericano no la oportunidad de viajar y experimentar sino de hacerse cada vez más común.

Confundir el automóvil con un símbolo de prestigio sólo porque pida que se le tome por cualquier cosa menos por un coche, es confundir el significado mismo de este muy tardío producto de la edad mecánica que ahora ésta cediendo su forma a la tecnología eléctrica. El coche es una espléndida muestra de mecanismo uniforme y estandarizado unido a la tecnología de Gutenberg y a la cultura literaria que creó la primera sociedad sin clases del mundo. El coche dio al jinete democrático su caballo, su armadura y su altanería en un mismo paquete y metamorfoseo el caballero en mísil desviado.

La predisposición para acertar el coche como símbolo de categoría social, restringiendo su forma más expansiva al uso de altos ejecutivos, no se debe al coche ni a la edad mecánica, sino a las fuerzas eléctricas que ahora están acabando con esta edad mecánica de uniformidad y estandarización, además recreando las normas de categoría y función social.

Cuando el automóvil era una novedad, ejerció la típica presión mecánica de explosión y separación de funciones. Desgarró la vida familiar, o al menos, eso pareció en los años veinte. Separó como nunca la vivienda del trabajo. Hizo que las ciudades explotaran en docenas de suburbios y luego extendió muchas de las formas de vida urbana a lo largo de las carreteras hasta que éstas acabaron pareciéndose a una única ciudad sin fin. Creó las junglas de asfalto y provocó la desaparición bajo el cemento de cien mil kilómetros cuadrados de verdes y agradables terrenos.

Tras la llegada de los viajes por avión, el coche y el camión se unieron para hundir el ferrocarril. Hoy en día, los niños pequeños piden hacer un viaje en tren como si éste fuera una diligencia o un trineo de caballos. Antes de que desaparezcan, por favor, papá.

El automóvil acabó con el campo, al que sustituyó por un nuevo paisaje en el que el coche es una especie de corredor de obstáculos. A medida que la ciudad se fue llenando de desconocidos móviles, el vecino de al lado se convirtió en un desconocido. Ésta es la historia del automóvil y poco camino le queda por recorrer.

El poder todavía vigente del medio automóvil para transformar los patrones de distribución de la población se manifiesta plenamente en la manera en que la nueva cocina urbana ha asumido el mismo carácter social y central que la antigua cocina de la granja. La cocina estaba ubicada en la entrada principal de la granja y acabó por convertirse en su centro social. La nueva casa de suburbios ha vuelto a poner la cocina en el centro, y lo ideal es poder acceder a ella desde el coche.

El coche se ha convertido en el caparazón, protectora y agresiva cáscara, del hombre urbano y suburbano. El coche, pues, ha reconfigurado todos los espacios que unen y separan a los hombres y seguirá haciéndolo al menos durante una década, y para entonces, habrá aparecido el sucesor electrónico del coche.


23. La Publicidad


Seguir al nivel del vecino

La presión continua está en crear anuncios cada vez más fieles a la imagen de los motivos y deseos del público. A medida que aumenta la participación del público, importa menos el producto en sí. Es necesario que el anuncio incluya la experiencia del público. El producto y la respuesta del público se convierten en un único patrón complejo. El arte de la publicidad ha cumplido maravillosamente una de las primeras definiciones de la antropología como ciencia del hombre que abraza a la mujer.


Así pues, los anuncios, la tendencia se aleja de la imagen de producto para consumidor y se acerca a la imagen de proceso del productor. La imagen corporativa del proceso incluye también la función de productor.

Esta poderosa nueva tendencia de los anuncios hacia la imagen icónica ha debilitado mucho la posición de la industria de las revistas en general, y de las ilustradas en particular. Hace tiempo que las revistas vienen empleando el tratamiento pictórico de temas y noticias. Al lado de estos contenidos de las revistas que presentan instantáneas y puntos de vista fragmentarios, están los nuevos y masivos anuncios icónicos, con sus imágenes comprimidas que incluyen en una misma imagen al productor y al consumidor, y al vendedor y a la sociedad. Al lado de los anuncios, los artículos parecen pálidos, débiles y anémicos. Los artículos pertenecen al antiguo mundo pictórico anterior a la imaginería mosaica de la televisión.

Cuando toda la producción y consumo hayan alcanzado una predeterminada armonía con todos los deseos y esfuerzos, entonces la publicidad se habrá liquidado a sí misma con su propio éxito.

La explotación del inconsciente por el publicista se ha topado con un hueso. La experiencia televisiva favorece mucho más la preocupación consciente por el inconsciente que las agresivas formas de presentación publicitaria en los diarios, las revistas, el cine o la radio. Ha cambiado la tolerancia sensorial del público como también lo han hecho los métodos de seducción de los publicistas. En el nuevo y frío mundo caliente de los vendedores agresivos y facundos tiene el encanto de las canciones y trajes de los años veinte.

Hace años, Will Rogers descubrió que cualquier periódico leído en voz alta en un escenario resulta divertidísimo. Hoy en día, lo mismo es válido para los anuncios. Cualquier anuncio colocado en un contexto nuevo resulta divertido. Es una manera de decir que cualquier anuncio seguido de forma consciente es cómico. Los anuncios no están hechos para ser consumidos conscientemente. Son concebidos como píldoras subliminales para el inconsciente con el fin de producir un trance hipnótico, sobre todo en los sociólogos. Se pone mucho más cuidado y atención en la creación de cualquier anuncio importante para un periódico o una revista, que en la redacción de sus artículos y editoriales.

Cualquier comunidad que desee favorecer y maximizar el intercambio de bienes y servicios primero tiene que homogeneizar su vida social. La imagen de televisión hace que el mundo de las marcas y artículos de consumo estándar resulte divertido sin más. La razón básica es que la malla mosaica de la imagen de televisión compele a tanta participación por parte del espectador que éste desarrolla una nostalgia de los tiempos y modos de antes de la sociedad de consumo.

Así, la publicidad sólo aceleró su marcha a finales del último siglo con el invento del fotograbado. Fotos y anuncios se hicieron intercambiables y asía han seguidos desde entonces. Y, más importante todavía, las imágenes posibilitaron fuertes aumentos de la tirada de los periódicos y revistas, que a su vez se tradujeron en una mayor cantidad y rentabilidad de los anuncios. Hoy en día, no puede concebirse que una publicación cualquiera, diaria o periódica, pueda retener, sin ilustraciones a más de unos cuantos miles de lectores. Porque tanto el anuncio como el artículo ilustrados proporcionan las grandes cantidades de información instantánea, y de humanos instantáneos, necesarios para seguir al día en una cultura como la nuestra. En este mundo gráfico y fotográfico, se necesita más formación en artes gráficas porque el arte del reparto de actores en la publicidad es a la vez complejo y forzosamente insidioso.

Ello equivale a decir, en realidad que la fotografía y la televisión nos atrae desde el punto de vista alfabetizado e individual hasta el complejo e inclusivo mundo del icono colectivo. Desde luego es lo que hace la publicidad.

En lugar de presentar un argumento o una opinión individual, ofrece una forma de vida para todos o para nadie. Presenta una perspectiva con argumentos referidos únicamente a asuntos triviales e irrelevantes.

Cuando se probaron los anuncios subliminales en las primeras emisiones de televisión, sintieron un gran pánico hasta que se abandonó dicha práctica. El hecho de que la tipografía en sí sea sobre todo subliminal en sus efectos y que las imágenes también lo sean es un secreto a salvo de la comunidad libresca.

Con el cine, el complejo patrón de la vida norteamericana se proyectó en la pantalla como un anuncio permanente. Cada vez que un actor o una actriz utilizaba, vestía o comía algo, eso ya era un anuncio de ese algo, como nunca se habría soñado. En la radio, la publicidad pasó abiertamente al encantamiento de la canción anuncio. Como técnica para alcanzar la categoría de inolvidable, el ruido y el mareo se hicieron universales. La radio y el cine son medios calientes, cuya aparición animó muchísimo a todo el mundo y nos dio los Locos Años Veinte.

Con la televisión, los publicistas más despabilados han podido aprovechar lo que les pareció. En una palabra, han buceado. Porque es lo que es el telespectador, un buceador, y ha dejado de gustar de la chillona luz natural en superficies duras parecidas a la piel, aunque todavía tiene que aguantar una ruidosa banda sonora de radio que le resulta dolorosa.


24- Los Juegos


Las extensiones del hombre

El alcohol y las apuestas tienen significados muy diferentes en distintas culturas. En el mundo occidental, intensamente individualista y fragmentado, el copeo es un vínculo social y un instrumento de festiva implicación. En cambio, en la sociedad tribal, estrechamente unida, el alcohol destruye todos los patrones sociales, e incluso se emplea para obtener una experiencia mística.

Por otra parte, en las sociedades tribales, el juego es una forma aceptada de esfuerzo empresarial y de iniciativa individual. Trasladados a una sociedad individualistas, el juego y las apuestas parecen suponer un peligro para todo el orden social. El juego lleva la iniciativa individual hasta parodiar la estructura social individualista. La virtud tribal es el vicio capitalista.

Fue el reconocimiento social y político de que la guerra nos había devuelto a la condición fraternal y tribal hasta al punto que el alcohol suponía una amenaza para la sociedad individualista.

Los juegos son arte popular, reacciones sociales a la principal motivación, o acción, de una cultura dada. Los juegos y las instituciones son extensiones del hombre social y de la sociedad como ente político, como las tecnologías son extensiones del organismo biológico. Como extensiones de la respuesta popular al estrés cotidiano, los juegos constituyen fieles modelos de una cultura dada. Incorporan tanto la acción como la reacción de poblaciones enteras en una única imagen dinámica.

El trabajo en equipo y la lealtad tribal exigidos por la intercomunicación eléctrica vuelve a colocar a los japoneses en relación positiva con sus tradiciones antiguas. Nuestros modos tribales son demasiado lejanos como para sernos de cualquier utilidad social.

Los juegos son modelos dramáticos de nuestra vida psicológica durante el alivio de ciertas tensiones. Son formas de arte popular y colectivo con una convenciones muy estrictas.
Viendo los juegos actuales –los deportes populares como el béisbol, el futbol americano y el hochey sobre hielo-, como modelos externos de nuestra vida psicológica interior, se comprende por qué resultan tan atractivos. Como modelos, son representaciones más colectivas que individuales de la vida interior. Como los idiomas vernáculos, los juegos son medios de comunicación interpersonal, y bien podrían carecer de existencia o significado salvo como extensiones de inmediata vida interior.

El arte y los juegos nos permiten distanciarnos, observándolas y cuestionándolas, de las presiones materiales de la rutina y las convenciones. Los juegos como forma de arte popular son una manera inmediata de participar plenamente en la vida de una sociedad que ningún trabajo o función puede proporcionar. De ahí la contradicción del deporte profesional. Cuando los juegos, puerta abierta a una vida libre, desembocan en un mero trabajo especializado, todo el mundo nota una incongruencia.

El arte no es sólo juego, sino una extensión de la conciencia humana según patrones ideados y convencionales. El deporte como arte popular es una profunda reacción a la típica acción de la sociedad. Por otro lado, el arte culto no es una reacción, sino una nueva y profunda apreciación de un complejo estado cultural.

Todo juego, como todo medio de información, es una extensión del individuo o del grupo. Sus efectos en él y en individualismo son una reconfiguración de las partes de dicho grupo o individuo que no se han extendido de ese modo.

Una obra de arte no tiene existencia ni función aparte de sus efectos sobre los observadores humanos. Y el arte, como los juegos o las artes populares, y como los medios de comunicación, tienen el poder de imponer sus propias premisas disponiendo a la comunidad humana en nuevas relaciones y posturas.
Los juegos, pues, son situaciones inventadas y controladas, extensiones de la conciencia colectiva, que suponen un descanso de los patrones acostumbrados. Son una especie de diálogo interior de toda la sociedad. Y el diálogo interior es una reconocida forma de juego indispensable para desarrollar seguridad en sí mismo.
Por lo anterior, los juegos son extensiones de nuestro ser, no individual sino social, y debería haber quedado bien claro que son medios de comunicación. Si finalmente preguntamos ¿Son medios de comunicación de masas?, la respuesta tiene que ser: Sí. Los juegos son situaciones inventadas que permiten la participación de mucha gente en algún patrón significativo de su propia vida corporativa.


25. El Telégrafo


La hormona social

El fracaso en comprender el carácter orgánico de la tecnología eléctrica se evidencia en nuestra preocupación constante por los peligros que supone mecanizar el mundo. En vez de ello, corremos el riesgo de echar a perder todas nuestras inversiones en las tecnologías preeléctricas de tipo mecánico y alfabético por culpa del empleo indiscriminado de la energía eléctrica. Lo que constituye un mecanismo es la separación y extensión de distintas partes del cuerpo como la mano, el brazo o los pies, en el lápiz, el martillo y la rueda. Además, la mecanización de una tarea se hace por segmentación de cada paso de una acción en una serie de partes uniformes, repetibles y móviles.

El opuesto exacto caracteriza la transformación cibernética (automatización), que se ha descrito como una manera tanto de pensar como de actuar. En lugar de centrarse en las distintas máquinas, la cibernética considera el problema de la producción como un sistema integrado de manejo de información.

Hoy en día vivimos en la Edad de la Información y Comunicación porque los medios eléctricos crean, instantánea y constantemente, un campo total de acontecimientos en interacción, en los que participan todos los hombres. El mundo de la interacción pública tiene el mismo ámbito inclusivo de interacción integral que hasta la fecha sólo caracterizaba a nuestro sistema nervioso individual. Se debe a que la electricidad es de carácter orgánico y confirma el vínculo social orgánico como su empleo tecnológico en el telégrafo y el teléfono, la radio y otras formas.

En la edad eléctrica, nuestra inmediata y ubicua copresencia es, en significativo grado, una experiencia más pasiva que activa. Activamente, tenemos más probabilidades de experimentar dicha conciencia leyendo un periódico o viendo un programa de televisión.

En sus primeras frases de crecimiento, el telégrafo estuvo subordinado al periódico y al ferrocarril, esas extensiones inmediatas de la producción y comercialización industriales. De hecho, una vez que el ferrocarril hubo abarcado el continente, paso a depender cada vez más del telégrafo para su coordinación, por lo cual, se sobrepusieron fácilmente las figuras del jefe de estación y del telegrafista.

Cuando quedo demostrada su rentabilidad impresionó la furia de la promoción y de la iniciativa privada. Ninguna tecnología nueva, ni siquiera el ferrocarril experimentó tan rápido crecimiento como el telégrafo. Toda innovación, además de ser comercialmente perturbadora, también resulta corrosiva social y psicológicamente. Cualquier innovación amenaza el equilibrio de las organizaciones existentes. En las grandes industrias se deja que las nuevas ideas asomen la cabeza para poder aplastarlas en el acto. Con el telégrafo el hombre había iniciado aquella extensión o exteriorización del sistema nervioso central que ahora se acerca a la extensión de la conciencia mediante la retrasmisión por satélite. Colocar los nervios fuera del sistema nervioso y los órganos físicos dentro de éste es una situación de angustia.

Cada vez que surge un nuevo medio o extensión humana, crea para sí un mito, normalmente asociado a una figura principal: aretino, azote de príncipes y títere de la imprenta; Napoleón y el cambio del trauma industrial; Chaplin, la conciencia pública del cine; Hitler, el tótem trivial de la radio; Florence Nigtingale, primera cantante por hilo telegráfico de las penas humanas.

Los horrores que William Howard Russell transmitía por telégrafo al Times eran normales en la vida militar británica. Fue el primer corresponsal de guerra porque el telégrafo confería aquella dimensión inclusiva de interés humano a noticias que no pertenecían a un punto de vista.

Con el telégrafo, lo eléctrico confiere potentes voces a los débiles y a los que sufren, además de que aparta a un lado las especializaciones burocráticas y las descripciones de tareas de la mente pegada a un manual de instrucciones. La gente también se vuelve instantánea, en su respuesta de compasión o de ira cuando deben de compartir con toda la humanidad la extensión común del sistema nervioso central.

Ya en 1948 el telégrafo, con cuatro años de existencia, hizo que varios de los periódicos norteamericanos formaran una organización colectiva para la obtención de noticias. Este esfuerzo se convirtió en los fundamentos de la Associated Press, que a su vez, vendía servicios de noticias a abonados. De algún modo, el verdadero significado de esta forma de cobertura eléctrica e instantánea quedo disimulado bajo la presentación mecánica de los patrones visuales e industriales de la imprenta y de la impresión.

En los primeros días del telégrafo la lluvia causaba problemas a la hora de enterrar los hilos. Dichos problemas llamaron la atención hacia la dinámica del tiempo. Esta claro que el telégrafo, al proporcionar un amplio abanico de información instantáneo, podía revelar patrones meteorológicos de fuerza que el hombre preeléctrico difícilmente podía haber observado.







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