En defensa de la intolerancia
En defensa de la intolerancia
Texto:
http://animalilustrado.wordpress.com/2011/12/26/en-defensa-de-la-intolerancia/
Como activista por la liberación animal, atea militante y demás peculiaridades
ideológicas molestas para el personal, muchas veces en mi vida he sido
calificada de “intolerante”. Estoy segura de no haber sido la única, a menudo se
acusa a los activistas de pedir derechos para alguien -homosexuales, personas de
color, mujeres, animales- pero no respetar otras posturas.
Esto es visto como
una incoherencia del movimiento en cuestión. La razón para ello es que se
entiende que el respeto es siempre algo positivo y la intolerancia siempre algo
negativo. Esta es una idea que merece ser examinada con algo más de atención.
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Todo el mundo estará de acuerdo en que el respeto es un valor fundamental que
debemos defender y potenciar. Para mí, al menos, lo es; pero ¿por qué entonces a
veces soy “intolerante”? Personalmente creo que existe una confusión básica
entre distintos ámbitos que hay que diferenciar cuando hablamos de respeto. Es
necesaria entonces cierta clarificación de conceptos, si hablamos de respeto
podemos referirnos a respeto hacia:
-un individuo
-sus ideas
-sus acciones
El problema, tal y como lo veo yo, proviene de la confusión entre estas
distintas esferas.
Es el individuo el que merece un respeto sin condiciones. El individuo, como ser
consciente y al que le importa lo que le pasa, debe ser protegido de las
agresiones externas. De ahí, que exista algo llamado derechos, porque es a
través de ellos que se protege al individuo. Es a causa de este respeto que la
mayoría de nosotros estamos en contra de la pena de muerte, la tortura o la
esclavitud. Esta excepcionalidad del individuo está recogida en casi todos los
sistemas éticos occidentales, si bien es verdad que no en todos. Yo estoy
absolutamente de acuerdo con este ámbito de respeto. Tanto, que promulgo que
debe ser extendido no sólo a los humanos, sino a todos los animales.
Después vienen las ideas. Aquí es dónde comienza la confusión. ¿Merecen todas
las ideas respeto? Para mí está claro que no. Podemos dividir las ideas en
fácticas -nos dicen cosas acerca del mundo- y morales -nos dicen cosas acerca de
cómo creemos que debe ser el mundo-. Hablemos de las fácticas. Si viene alguien
y me dice que la Tierra es plana, lo siento, pero me está diciendo una tontería.
Seguiré teniendo que respetar a esa persona como individuo, es decir, no le
mandaré a la hoguera por creer una tontería; pero su idea no me merece ningún
respeto, porque ya los griegos sabían que la Tierra tiene forma esférica. Y mira
que ha llovido desde entonces…
Es verdad que la ciencia se confunde y va cambiando sus posturas a lo largo de
la historia; no seré yo quien afirme que nos da la verdad absoluta, pero sí nos
da razones intersubjetivas para aceptar las teorías que nos presenta. Por eso,
creo que la ciencia es la mejor clase de conocimiento y la acepto como criterio
para valorar las afirmaciones sobre el mundo. A lo mejor la teoría de la
evolución no es correcta, pero me da muchos más argumentos racionales y pruebas
empíricas para defenderla que el creacionismo, que se basa en la fe. Por ello,
si viene alguien y me defiende el creacionismo, posiblemente le diga que es una
estupidez, porque no tiene ninguna base racional que lo sostenga. A lo mejor se
ofende, pero no es culpa mía que crea tonterías.
Tenemos además las ideas morales, que nos dicen cómo creemos que debe ser el
mundo, y que suelen ser aquello que nos conduce a la hora de actuar. ¿Son las
ideas morales y los actos que de ellas se desprenden siempre merecedoras de
respeto? Si un nazi mata de una paliza a un negro porque le considera inferior
¿es eso respetable? Los talibanes que lapidan a mujeres inocentes ¿lo respetas?
Personalmente opino que hay unos valores universales, en tanto que son
racionales, y que toda acción o creencia que vaya en contra de ellos, no es
respetable. Todo aquello que vaya contra la igualdad, el respeto al individuo,
la libertad, el avance de la cultura; yo no lo respeto.
Sí, es verdad, soy una intolerante. Porque hay cosas que no se deben tolerar, es
nuestro deber moral enfrentarnos a aquello que le hace mal a los demás. De esta
forma, respeto a los individuos, nunca voy a pedir, la muerte o tortura de
alguien con quien no estoy de acuerdo. Incluso defenderé su derecho a la
libertad de expresión. Pero sus ideas, sus actos, cuando vayan en contra de los
ideales en los que creo, no los voy a respetar. Porque hay que ser intolerante
con el odio, con el asesinato, con la explotación, con la esclavitud.
La idea de que todo merece respeto, porque -en el fondo- todo vale lo mismo, no
es más que una idea posmoderna al servicio del capital, que te quiere sumisa,
conformista y pasiva. No todo vale lo mismo, no todas las ideas merecen el mismo
respeto. Las personas que han cambiado el mundo siempre han sido intolerantes:
no han aceptado el racismo, ni el machismo, ni el clasismo. Porque además todas
estas ideas cargadas de ignorancia y desigualdad no son inocentes, son
constructos ideológicos que intentan perpetuar cierto status quo. El
creacionismo intenta mantener el poder del estamento religioso en un mundo cada
vez más laico. El machismo intenta mantener la dominación tradicional del hombre
sobre la mujer. El especismo, justificar la explotación del resto de especies
animales por parte del ser humano.
Así que la próxima vez que me digan “Respeto tu veganismo, respeta tú mi
opción”, mi respuesta será la misma de siempre: “tu opción no es respetable”.
Porque el especismo no tiene ninguna base científica, porque va en contra de los
ideales de igualdad y libertad, porque condena a una vida de miseria, esclavitud
y muerte a millones de animales cada día. Así que no, no me vas a convencer de
que respete el especismo. A pesar de lo que diga el “pensamiento posmoderno”,
hay cosas que están bien y cosas que están mal. La explotación, sufrimiento y
asesinato de seres inocentes, siempre estarán mal. El veganismo no es una simple
opción, es la respuesta ética a una situación de desigualdad y dominación
instaurada a lo largo de los siglos. A partir de aquí es decisión de cada una: o
estás del lado de los oprimidos, o del lado de los opresores. Tan simple como
eso.