El efecto placebo. Estudios y experimentos
El efecto placebo. Estudios y experimentos.
¿Qué es el efecto placebo?
Según la Wikipedia:
El efecto placebo es la capacidad curativa de un agente terapéutico que no
produce ningún efecto farmacológico.
Se trata, por tanto, de un fenómeno psico-fisiológico en el que los síntomas
de un paciente pueden mejorar mediante un tratamiento con una sustancia
placebo, es decir, una sustancia sin efectos directamente relacionados con
el tratamiento de aquello que estaría causando (etiología, conocida o no)
los síntomas de dicho paciente.
La explicación fisiológica postulada para este fenómeno sería la
estimulación (no por parte de la sustancia placebo, de lo contrario no
entraría en la definición) del núcleo accumbens situado en el cerebro que
daría como resultado la mejoría del cuadro sintomático del paciente que
afirma estar aquejado por un mal a su salud.
Hay gran variabilidad en la presentación de este efecto y la aparición del
mismo está determinada por factores del individuo, de la sustancia (incluida
su forma de administración) y del medio en el que se realiza el tratamiento.
Sin embargo, la cuantificación de este fenómeno es muy útil en determinar la
utilidad y seguridad de fármacos y otras sustancias en la terapéutica.
Estudios sobre el efecto placebo
Caso 1. Vida y Muerte.
En una misión en el Pacífico Occidental, un médico de la Fundación
Rockefeller tuvo que convivir con nativos.
|
El hecho involucraba al
sacerdote de la misión, a su asistente, a un nativo llamado Rob y un
hechicero llamado Nebo. Lo que ocurrió es que el sacerdote pidió al
doctor que examinara a Rob, ya que él mismo había constatado que éste se
encontraba enfermo, pero el médico no encontró ningún índice de esto ni
tampoco alguna referencia de que el sujeto experimentara algún tipo de
dolor, pero sí quedó impresionado al constatar que el nativo estaba
enfermo y muy débil. Luego, el médico se enteró de que el hechicero
había apuntado a Rob con un hueso, y esto había convencido al nativo de
que moriría muy pronto.
Así, el médico y sacerdote buscaron a Nebo para
que se presentara ante el nativo para explicarle que nada malo podía
ocurrirle. Si no lo hacía su provisión de alimentos que era dada por la
Fundación, se terminaría.
El hechicero fue hasta donde Rob acompañado
por el sacerdote y el medico, Nebo se acercó a Rob y le dijo que todo
había sido un engaño, una broma. El médico quedó impresionado ante el
cambio del nativo, quien pasó de un estado casi comatoso o moribundo a
una fase saludable, con tal fuerza física irreconocible.
Caso 2. El señor Wright.
El Sr. Wright era un sujeto que sufría de un mal generalizado y avanzado
que afectaba sus nódulos linfáticos, un linfosarcoma.
Él desarrolló
resistencia a todos los tratamientos paliativos y anemia lo cual le
impedía usar la quimioterapia. Para este momento el sujeto ya presentaba
tumores del porte de una naranja en axilas, cuello, ingle, pecho,
abdomen. Estaba en estado terminal, no tratable, sólo se le
administraban sedantes para aliviar la etapa final.
|
A pesar de esto él se sentía muy esperanzado y le pidió a su doctor que
lo incluyera en un grupo de investigación en el cual se pretendía poner
a prueba cierta droga, argumentando que no tenía nada que perder. La
droga se llamaba Kreboizen, y al Sr. Wright sólo le habían pronosticado
dos semanas más de vida. Entonces el médico lo incluyó en la
investigación. La primera dosis de la droga fue un día viernes, y el
médico llegó el lunes al hospital pensando que Sr. Wright ya había
dejado de existir, pero no fue así. Milagrosamente el sujeto se
encontraba mejor que nunca, no presentaba fiebre y no se le observaba
para nada abatido, como era su estado normal.
Los tumores habían
desaparecido, mostrando una regresión tan rápida que ni el mismo médico
podría explicar. El paciente fue dado de alta, y durante su estadía en
el hogar se enteró por medio del diario que el Krebiozen era una
sustancia inocua. Esto le provocó una recaída y volvió al hospital. Esta
vez, fue su propio médico quien le propuso volver a retomar las
inyecciones de Krebiozen, argumentando que la droga sí surtía efecto y
que el artículo del diario era falso por que hacían referencia a otras
drogas. El doctor hizo esto por que sabía que daría resultado, ya que su
paciente había demostrado tener gran esperanza con respecto al efecto de
la droga y sus efectos positivos ya se habían confirmado y, además, no
había otra opción.
Así, otra vez la enfermedad presentó una regresión al
administrarle las droga, el sujeto se recuperó y volvió a su casa, los
tumores esta vez se disolvieron, y el paciente volvió a caminar. Pero el
final de este caso no fue positivo, por que Sr. Wright falleció semanas
después cuando nuevamente se volvió a publicar un artículo que
enfatizaba que el Krebiozen no tenía ninguna función.
Este último caso se calificó como un clásico para el dilema de la
respuesta placebo, incluso en enfermedades terminales como el cáncer.
Los médicos que se encontraban a cargo de la salud del Sr.Wright
concluían que había sido el optimismo del paciente lo que había influido
en varias fases de su enfermedad, mientras que el paciente le atribuyó
al placebo la función salvadora, lo que lo llevó a una prolongación de
su vida y al mismo tiempo se presentaron muchos índices de cura.
Caso 3. La ilusión también cura. Moseley.
Moseley invitó a sus pacientes a participar en un experimento
excepcional e inofensivo. Quien accedía a tomar parte era conducido a la
sala de operaciones para la intervención quirúrgica. Sin que el enfermo
lo viera, allí Moseley abría un sobre lacrado con las indicaciones
acerca de si la operación debía ser real o simulada. En el primer caso
(la mitad de los participantes) se procedía del modo habitual. |
Los pacientes no seleccionados para la cirugía recibían una fuerte dosis
de tranquilizantes y unos pequeños cortes superficiales en sus rodillas
para simular incisiones de una operación con bisturí. Moseley enviaba
después a todos los pacientes a sus casas con una prescripción de
calmantes contra los dolores de la herida. Ninguno sabía lo que habían
hecho en su rodilla. Al cabo de dos años, casi todos los pacientes
estaban muy satisfechos con el resultado de la operación, real o
ficticia. Hasta la fecha, más de 180 enfermos con dolencias en la
rodilla se han sometido a este experimento.
Cado 4. Otros casos.
En la era de la manipulación genética y de intervenciones
quirúrgicas por ordenador, la confianza en el tratamiento clínico que se
aplica influye de forma positiva en la curación del enfermo.
Así se ha demostrado con
innumerables estudios y pruebas con analgésicos, antidepresivos o
fármacos hipotensores frente a remedios que contienen sustancias
inertes, como harina o azúcar. |
Caso 5. Placebo y enfermedades.
Comparación entre el porcentaje de mejoría entre los grupos tratado y
control (placebo) según diferentes condiciones. Destaca el elevado
porcentaje de sujetos que mejora sin uso de un fármaco activo. Es notable
también el amplio espectro de enfermedades que responden al efecto del
placebo. Adaptado de WALACH H, MAIDHOF C. Is the placebo effect dependent on
time? A meta-analysis. In: Kirsch I (ed). How expectancies shape experience.
Washington, DC: American Psychological Association Books, 1999:321-32.
Enfermedad | Grupo tratado Mejoría (%) |
Grupo placebo Mejoría (%) |
Desórdenes afectivos Trastorno de pánico Trastorno de personalidad Demencia Artritis Reumatoide Dolor Cáncer |
65 49 65 32 45 68 37 |
46 23 35 10 23 21 33 |
Caso 6. Masaje "placébico".
El efecto placebo consiste en que una parte de nuestro cerebro se activa
ante el mero hecho de esperar un alivio del dolor. Algunos experimentos
curiosos muestran como a personas que se les daba un masaje de
ultrasonidos con el aparato desenchufado en la mandíbula, tras una
operación de muelas, la hinchazón disminuía notablemente en un 35 % de
los casos. En otros experimentos una supuesta crema antivoltaje (simple
crema hidratante) disminuía los efectos de las descargas en los
pacientes… |
Es necesario señalar que en ambos casos estamos hablando de procesos
involuntarios: en el primer caso, los sujetos de los experimentos no
saben que se les está suministrando placebo (o solo placebo). En el
segundo caso, desconocen el tipo de experimento al que están siendo
sometidas (las mujeres en este caso).
Caso 7. Alcohol y placebos.
A veces basta con pensar que uno está tomando alcohol o cualquier
otra droga para sentirse invadido por los efectos de esa sustancia. Una
broma que se ha propagado en muchas universidades, por ejemplo, consiste
en dar a fumar una planta semejante a la marihuana que en realidad no es
marihuana. |
El investigador Richard Wiseman realizó un experimento más exhaustivo
con el alcohol, también con estudiantes universitarios. Los
participantes debían pasar una noche en un bar, con sus amigos. El
alcohol era totalmente gratis (hecho que propició que muchos estudiantes
aceptaran someterse al estudio).
Antes de que empezara la fiesta, sin embargo, los participantes tuvieron
que superar una serie de pruebas:
Cada estudiante recibió una lista de números y tenía que recordar todos
los posibles, caminar por una línea marcada en el suelo, y pasar por una
prueba de tiempo de reacción que consistía en sostener una regla entre
el pulgar y el índice, para después soltarla y cogerla en cuanto la
viera moverse.
A continuación, dividieron el grupo en dos: los rojos y los azules
(todos recibieron una chapita correspondiente a su color. La fiesta
empezó y, a medida que la gente iba a la barra a pedir más bebidas,
hablaban más alto, estaban más alegres y coqueteaban más entre ellos. Al
intentar superar las pruebas del principio de la noche, la mayoría lo
hizo muchísimo peor.
Tanto el grupo rojo como el grupo azul tuvieron unos resultados muy
similares: sufrían problemas de memoria, experimentaban dificultades
para mantener el equilibrio sobre la línea y se les caía la regla.
Lo que no sabían los estudiantes es que todos los integrantes del grupo
azul bebieron, sí, pero ni una gota de alcohol. Todas las bebidas sabían
y olían como si tuvieran alcohol, pero algunas no tenían ni un gramo.
El personal de la barra tenía instrucciones estrictas de mirar el color
de la chapa de cada persona antes de servirla, ya que debían
proporcionar alcohol de verdad a los del grupo rojo e imitaciones sin
alcohol a los del grupo azul.
Al creer que estaban borrachos, los que no habían tomado alcohol se
comportaban como si hubiesen bebido. El mismo tipo de efecto aparece en
los ensayos clínicos: las personas expuestas a falsa hiedra venenosa
desarrollan sarpullidos reales, los que beben cafés descafeinado están
más despiertos y los pacientes que pasan por una falsa operaciones de
rodilla afirman sentir menos dolor en los tendones “curados”.
Caso 8. Placebo y pseudociencia.
Richard Monvoisin, enseña zetética: explicación racional de fenómenos
paranormales
"La homeopatía y las flores de Bach son eficaces... placebos"
Enseña Didáctica de la Ciencia en la Universidad de Grenoble. Puede
verificar un milagro, pero no la fe. ""Soy escéptico en ciencia como
Pirrón y en política como Chomsky. Verifique sus creencias: no hace
falta ser un científico, sólo un ser racional"" |
Por ejemplo.
Hemos probado que la homeopatía no tiene efectos terapéuticos
clínicamente demostrables, ni tampoco las flores de Bach ni otras muchas
terapias alternativas...
¿Cómo lo han probado?
Con estudios clínicos, por supuesto.
¿O sea, que no sirven para nada?
Sirven, pero no más allá del efecto placebo.
¿Qué quiere decir?
Pues que a muchos de quienes las toman, les hacen bien, pero no por su
efecto clínico, sino sólo por el psicológico.
No es eso lo que dicen los homeópatas.
Nosotros no afirmamos nada sin probarlo. Hacemos experimentos o
divulgamos otros ya conocidos, pero sin juzgar a nadie, y en eso me
diferencio de un pionero de la zetética, el Nobel de Física Georges
Charpak...
Fue huésped de La Contra.
Y gran científico, pero trataba con paternalismo a quienes creían en
esas terapias.
Supongo que algunos pacientes seguirán usándolas, pese a la zetética.
Sí, y están encantados con su efecto placebo, pero la zetética les
muestra que es el único que tiene. Después, ya sabiéndolo, podrán elegir
entre los hechos y sus creencias.
Parece justo y necesario.
Es imprescindible, pero incómodo. En Francia, la homeopatía es un lobby
protegido por varios ministros que tienen intereses en una gran
multinacional de productos homeopáticos y ningún interés en difundir los
resultados de los ensayos clínicos.
¿Por qué la gente cree en su eficacia?
Porque es más cómodo creer que verificar, ergo tomamos más decisiones
irracionales que racionales. Muchos creen que si creen se curan y en
parte es cierto por el efecto placebo. Lo mismo nos pasa con otras
creencias, no sólo terapéuticas, sino políticas y económicas. Yo les
animo a que las pongan a prueba con sus propios experimentos.
Díganos cómo.
Para verificar cualquier creencia, empiece por deconstruirla: remóntese
a sus orígenes para localizar sus fuentes y aclare después su cui
prodest (a quién beneficia).
Si un estudio dice que el tabaco rejuvenece, comprobar si lo paga la
tabaquera.
Eso no invalidaría necesariamente sus conclusiones, pero si al final
resultara falso, explicaría a quién beneficia su falsedad. Si verifica,
por ejemplo, la eficacia clínica de la terapia de las flores de Bach,
verá que en sus orígenes sólo está la pura intuición de un señor inglés,
Edward Bach, que clasificó a los humanos en siete categorías...
Eso ya lo hacía Hipócrates.
... Y asoció sus bacilos intestinales con ciertas propiedades de 36
categorías de flores. Y hoy aún no tienen más que esa intuición para
fundar esa creencia terapéutica.
Pues no son terapias baratas.
Cuanto más pagas por un placebo, más efectivo es. El dinero, el tiempo y
el esfuerzo que cuesta una terapia dudosa la refuerza.
Miel sobre hojuelas para el terapeuta. Insisto en que la zetética debe
verificar, experimentar, mostrar y difundir resultados, pero no juzgar
ni condenar a nadie: las falsas creencias son como muletas irracionales
para muchos humanos, por eso no hay que quitárselas de golpe, sino
demostrarles que pueden andar sin ellas... Si quieren.
En algo hemos de creer.
A menudo el propio terapeuta cree sinceramente en sí mismo. En mi
universidad hicimos un experimento para demostrar la eficacia de un
terapeuta por magnetismo.
¿Curaba con las manos?
Él y sus pacientes juraban que sí. Y es muy difícil verificarlo con un
test clínico serio, porque necesitas voluntarios enfermos de la misma
dolencia en el mismo grado; un test doble ciego y... En fin, es muy
complejo.
¿Entonces...?
Cuando alberguemos dudas sobre creencias, podemos recurrir a
experimentos no tan sofisticados: "Si usted cura con el magnetismo de
sus manos - le dijimos al magnetista-,podrá detectar también si una
persona está o no en la misma habitación con usted aun sin verla:
sentirá su energía, aunque no vea a la persona".
¿Aceptó?
Le propusimos experimentarlo con cien personas y aseguró que acertaría
el ciento por ciento de las ocasiones.
Y...
El tipo era fantástico: sudaba, temblaba, se retorcía... Si hubiera
elegido meramente al azar, habría acertado el 50 por ciento de las
pruebas: esto es 48, 49 o 51, 52... Si hubiera acertado 63 veces,
hubiera sido paranormalmente bueno; y si sólo hubiera adivinado 37
ensayos, sería paranormalmente malo.
Y...
Acertó 52.
Paranormalmente normal.
Y lo publicamos. Fue pedagógico: si desafiáramos con experimentos
sencillos nuestras creencias económicas, políticas y personales,
cambiaríamos nuestras vidas.
Debe usted de tener muchos ejemplos.
¿Por qué compra determinadas marcas? ¿A quién vota? Teste sus creencias:
apunte, mida, compare y verá que muchas de sus creencias carecen de
razones.
Caso 9. Placebo y analgésicos.
“Solamente el necio confunde valor con precio”, Antonio Machado.
Nadie en su sano juicio cometería el error que denuncia la frase: todos sabemos que una cosa es el valor y otra muy diferente el precio. Y, sin embargo, inconscientemente tendemos a dejarnos llevar por el equívoco, lo que, de hecho, nos convierte en necios. Un ejemplo a colación: ¿cura más un medicamento de marca que un genérico? Parece que sí. Más aún: ¿cura más un medicamento a su precio habitual que el mismo en oferta? Parece que también. |
Esa fue la sorprendente conclusión de un experimento llevado a cabo por
un equipo del MIT encabezado por Dan Ariely. Un grupo de estudiantes de
posgrado de la famosa universidad (las cobayas habituales de este tipo
de estudios) probaron en sus carnes un nuevo analgésico, llamado
Veladona. Para comprobar su eficacia los participantes recibieron una
andanada de descargas eléctricas bajo los efectos del medicamento. Una
parte de los voluntarios fue informado de que el precio del comprimido
de Veladona era de 2,5 euros mientras que el segundo grupo pensaba que
su precio era sólo de 10 céntimos.
Unos y otros declararon haber recibido un fuerte alivio del dolor tras
tomar la Veladona pero aquéllos que pensaban que la medicina era más
cara se sentían mucho más aliviados (el doble) que los que pensaban que
era una bicoca. Pero mucho mejor les fue a los que, además de asumir el
precio más caro, leyeron sobre los estudios científicos que refrendaban
la eficacia del Veladona. Lo más increíble del asunto es que el supuesto
analgésico no era más que una pastilla de vitamina C, así que todo el
alivio sobrevino por el efecto placebo y, lo que es más importante, de
las expectativas despertadas en el paciente en función del precio y la
fama previa del producto.
Un estudio posterior realizado por el mismo equipo con medicamentos
reales contra el resfriado, llegó a conclusiones parecidas: los enfermos
que habían adquirido medicamentos rebajados aseguraron haber tardado más
en curarse que aquellos que los compraron a su precio habitual.
El efecto placebo suele resultar un tema incómodo para los médicos, que
quieren ser considerados como hombres de ciencia y no como una especie
de brujos que dispensan remedios “psicológicos” (¡yuyu!), pero lo cierto
es que el acto de extender una receta tiene una connotación psicomágica
-en la cosmogonía de Jodorowsky- que puede ayudar a curar a ciertos
pacientes de sus dolencias. La explicación de este fenómeno es que ante
la perspectiva de la llegada del alivio al dolor el propio cuerpo genera
los opiáceos que a la postre nos reconfortan.
En el caso del precio de los medicamentos los mecanismos del efecto
placebo provocan un conflicto en el estamento sanitario. Desde la
Seguridad Social se nos anima a utilizar medicamentos genéricos porque
su composición química es prácticamente igual a la de los productos de
marca. Sin embargo, de ser ciertas las investigaciones de Ariely, por el
mero hecho de ser más baratos los genéricos resultan menos eficientes
que sus equivalentes de postín. Como reflexiona el propio investigador,
“¿Hay que consentir la irracionalidad de la gente, permitiendo que con
ello aumenten los costes de la atención sanitaria?”. Tal vez la
respuesta sea la contraria y el camino a seguir para reducir la factura
farmacéutica sea dotar a los pacientes de las herramientas para que sean
sus propios cuerpos los que segreguen las medicinas que necesitan y
dejar para los casos más graves la figura del mago envuelto en su bata
blanca.
Caso 10. Precio de productos.
Un estudio realizado en el 2005 por académicos de Stanford, INSEAD y MIT
investigó la influencia del precio en la eficacia de los productos.
Para empezar los académicos fueron a un gimnasio donde reclutaron dos
grupos de voluntarios bajo la excusa de participar en una degustación de Twinlab Ultra Fuel (una bebida energética) que se publicita como un
“suplemento energético que aumenta la resistencia”.
|
Estos resultados son importantes porque la percepción que estas personas
se hayan formado de la eficacia de la bebida será la que decidirá si en
el futuro la volverán a comprar, aunque solo demuestran que un precio
menor afecta a la percepción, sin decir nada sobre el desempeño real del
producto.
Caso 11. Trabajo mental.
Para testear el efecto en el desempeño real los académicos decidieron
realizar otro estudio. Esta vez reclutaron voluntarios para realizar un
trabajo mental.
Con la excusa de evaluar el nivel de dificultad, los académicos le
pidieron a un primer grupo de voluntarios que tratara de resolver 15
puzzles, resolviendo tantos como pudieran en 30 minutos |
Finalmente, los académicos le pidieron a un tercer grupo de voluntarios
exactamente lo mismo que al anterior, pero esta vez le vendieron la
bebida a un precio descontado (0,89 dólares) diciendo que habían
conseguido un descuento por haber hecho una compra institucional.
El primer grupo que no bebió ninguna bebida (el grupo de control)
resolvió -en promedio- 9,1 de los 15 puzzles, el segundo grupo que pagó
el precio habitual por la bebida resolvió en promedio casi la misma
cantidad que el grupo de control pero el tercer grupo que pagó por la
bebida un precio reducido resolvió solo 6,5 puzles.
¡El solo hecho de pagar un precio reducido provocó un efecto placebo
negativo e hizo que se volvieran “menos inteligentes” resolviendo un 28%
menos puzles que si no hubieran bebido nada!
Caso 12. Efectos fisiológicos.
Un estudio realizado por el Sistema de Salud de la Universidad de Michigan
explica los fuertes efectos fisiológicos que presentan algunos pacientes al
uso de placebos. |
Los resultados se combinaron.
Al grupo de personas al completo, se les iba administrando una inyección
dolorosa, se registraba la actividad del dolor y luego se les administraba
el placebo.
A los grupos de 14 y 16 personas se les advirtió que si conseguían
describir los efectos de dicho 'analgésico', recibirían una recompensa
de 5 dólares. Al grupo de 18 personas se les informó la verdad de lo que
se les iba a administrar.
La investigación reveló que en los pacientes más receptivos al uso de
placebos se activaba la producción de dopamina, un tipo de endorfina
responsable de los sentimientos placenteros.
Por el contrario, en los pacientes que se les advirtió de la verdad, no
había reacción e incluso alguno podía llegar a experimentar el efecto nocebo.
Caso 13. Alergias.
En Japón, a unas personas alérgicas a una hiedra venenosa se les
frotó un brazo con la planta diciendo que era inocua y el otro brazo con
una hiedra inofensiva asegurando que era venenosa.
Los 13 pacientes tuvieron
sarpullidos en el brazo frotado con la planta inofensiva y sólo dos
presentaron reacciones a la hiedra venenosa. |
La alergia y el asma son dos de las enfermedades cuya evolución estás
más vinculada a los factores psicológicos que afloran con el placebo. Un
experimento con niños asmáticos comprobó que si se les hacía oler
vainilla al mismo tiempo que se les administraba un bronco dilatador, al
retirarles el fármaco la vainilla conseguía los mismos resultados que el
fármaco en uno de cada tres casos.
Las alergias son un ejemplo claro de enfermedad debido a factores
etiológicos de distinto tipo. En la alergia, un antígeno produce una
reacción del sistema inmune, que también se ve alterado por las
emociones. Los dos factores influyen aunque no sabemos en qué medida lo
hace uno u otro. Lo mismo ocurre, cuando nos sale una pupa. Los virus
que la provocan están ahí, los tenemos todos, pero las emociones
negativas debilitan las defensas y posibilitan el desarrollo del virus.
Emociones como el estrés y la ansiedad deprimen nuestro sistema
inmunitario, al igual que la depresión.
Un reciente estudio de la
Universidad de Ohio ha revelado que las personas deprimidas están
expuestas a un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y,
en el caso de los hombres, incrementa el riesgo de muerte por cualquier
enfermedad. Por el contrario, la confianza en el tratamiento aumenta las
perspectivas de curación. Un trabajo de la Universidad de Texas realizó
un curioso experimento con pacientes con rodillas inflamadas y
dolorosas.
Los médicos anestesiaban a los pacientes, les realizaban tres
pequeños cortes y fingían que operaban. Dos años después, aquellos que
habían sido sometidos a una cirugía falsa sentían el mismo alivio del
dolor y la hinchazón que los que realmente habían sido operados.
Caso 14. Amuletos y supersticiones.
Las supersticiones y los amuletos, contrariamente a lo que se pensaba,
sí funcionan. Al menos, en las personas que creen en ellos. Así lo
demuestra un estudio elaborado por la Universidad de Colonia, en
Alemania, según el cual pueden hacer que las personas rindan más y sean
más positivas.
La investigación ha sido realizada por el psicólogo social de dicha Universidad Lyssan Damish, con la colaboración de Barbara Stoberock y Thomas Musseweiler. Al parecer, Damish sentía interés por la actitud supersticiosa de los deportistas en partidos y encuentros deportivos. En declaraciones a la revista 'Psychological Science, recogidas por 'Tendencias 21', Damish explica que en muchos deportes se observa cómo a menudo "los deportistas, incluso los más famosos, mantienen sus propias supersticiones y amuletos de la buena suerte". Y pone un pone un ejemplo: el jugador de baloncesto de la NBA, Michael Jordan, llevaba siempre los pantalones cortos de su equipo universitario debajo del uniforme de los Chicago Bulls cada vez que jugaba un partido con este equipo. Así que pensó realizar el estudio del que hablamos. |
El 'Modus Operandi'
Para sacar sus conclusiones finales, los idearon cuatro experimentos. A
saber:
Uno, en el que los voluntarios tenían que jugar al golf. Una parte de
ellos recibieron 'una pelota de golf de la suerte' y otros una pelota
corriente.
En el segundo experimento, los participantes tuvieron que inclinar un
cubo con una red de 36 agujeros hasta conseguir introducir en ellos 36
bolas. Como en el anterior, una parte procedió a la tarea sin amuletos
ni supersticiones, mientras que a la otra mitad se les dijo una frase
del tipo 'cruzaré los dedos por ti'.
En el tercer y cuarto experimento, los voluntarios llevaron talismanes
de la buena suerte propios, de los que fueron despojados bajo la excusa
de que los iban a fotografiar. Sólo a la mitad de los voluntarios les
fueron devueltos sus talismanes, mientras que al resto se les dijo que
había habido problemas con la cámara, y los talismanes debían permanecer
en otra sala.
Antes de realizar la tarea del tercer experimento, a los participantes
se les realizó un cuestionario para evaluar su grado de confianza y
optimismo con respecto a ella. Esta tarea consistió en un ejercicio de
memoria en el que los voluntarios tenían que emparejar cartas colocadas
boca abajo.
En el cuarto experimento, de nuevo una mitad de los participantes pudo
tener sus talismanes, mientras que la otra mitad no. También completaron
un cuestionario, antes de realizar un anagrama que consistió en formar
todas las palabras que pudieron a partir de un grupo de ocho letras.
Los resultados.
Realizados los experimentos y vistos los resultados, los investigadores
pudieron confirmar que las supersticiones sí funcionan: quienes jugaron
al golf con la 'pelota de la suerte' lo hicieron mejor que que quienes
jugaron con la pelota normal; como los que recibieron la frase de la
buena suerte, que demostraron una agilidad motora mejor que la de los
demás.
Y lo mismo con el tercer y cuarto experimento: quienes tenían los
talismanes autoconfiaron más y obtuvieron mejores resultados.
Con esto, se constata que las supersticiones positivas afectan de manera
beneficiosa al rendimiento futuro de forma positiva. Así las cosas,
¡viva el efecto placebo!
Casos 15, 16 y 17. Ámbito deportivo.
Seis estudios empíricos publicados han tratado el efecto placebo
en el deporte. |
La evidencia, no obstante anecdótica, sugiere que los efectos placebo
tienen de hecho influencia en el rendimiento durante la competición. Una
muestra bien documentada es la versión de Vogt (1999), de cómo él engañó
al ciclista francés Richard Virenque al hacerle creer que había tomado
un estimulante. “Se suponía que debía inyectar en la espalda de Richard
este disparate una hora antes del comienzo… Al momento indicado le di a
Virenque su inyección. Aquel día él llevó a cabo el tiempo de prueba de
su vida, finalizando en segundo lugar después de Ullrich. El alemán
comenzó 3 minutos después que Richard y lo alcanzó, luego de la cual los
pares tuvieron una memorable batalla por la punta hasta el final. “Dios
me sentí bien! Esa cosa es asombrosa” balbuceó. “Debemos conseguirlo
todo”. Sus resultados tuvieron algo que ver con la cápsula mágica – pero
hay una cosa que él no sabe, a menos que lea esto. Tuve que deshacerme
de la poción mágica y cambiarla por una que contiene una pequeña
cantidad de glucosa. No existe un sustituto para la propia creencia…”
De manera similar, al hablar del oeste alemán que sin precedentes ganó
en 1954 la final de la copa mundial de fútbol, luego el doctor de la
Federación de Fútbol Alemán, Profesor Franz Loogen indicó: “Yo inyecté a
los hombres con vitamina C porque yo debía aumentar sus niveles de
energía…no se puede medir el efecto que tiene, pero los jugadores creen
en el “(Campeones mundiales ó jugadores tramposos?
Un ejemplo reciente es el uso de “parches de energía” por parte de
jugadores de fútbol de la NFL, quienes por ejemplo han afirmado que:“he
notado un incremento en mi resistencia y corrí el mejor partido que haya
corrido. También noté un incremento global cardio…, los parches me
permitieron correr más y a una mayor distancia”
Fuentes:
Casos 1 y 2:
http://html.rincondelvago.com/efecto-placebo.html
Caso 3 y 4:
http://www.mundo-geo.es/gente-y-cultura/efecto-placebo-como-funciona
Caso 5:
http://escuela.med.puc.cl/recursos/recepidem/estexper05.htm
Caso 6:
http://www.trebol-a.com/2006/04/13/el-efecto-placebo-el-esquema/
Caso 7:
http://www.xatakaciencia.com/psicologia/si-no-bebes-alcohol-tambien-te?-puedes-emborrachar-basta-con-que-te-imagines-que-lo-bebes
Caso 8:
http://www.lavanguardia.es/lacontra/lacontra.html
Caso 9:
www.yorokobu.es/medicamento-caro/
Casos 10 y 11:
http://marketisimo.blogspot.com.es/2011/10/el-efecto-placebo-cuidado-con-las.html
Caso 12:
http://es.wikipedia.org/wiki/Efecto_placebo
Caso 13:
http://www.blogsalud.net/efecto-placebo-en-alergia-y-asma/
Caso 14:
http://www.elreferente.es/actualidad/viva-el-efecto-placebo-8801
Caso 15, 16 y 17:
https://www.g-se.com/a/1072/efecto-placebo-en-el-deporte-competitivo-datos-cualitativos/
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