El efecto placebo. Parte II
El efecto placebo.
Placebo. Definiciones.
El efecto placebo es la capacidad curativa de un agente terapéutico
que no produce ningún efecto farmacológico.
El efecto placebo es el fenómeno por el cual los síntomas de un paciente
pueden mejorar mediante un tratamiento con una sustancia inocua, es decir,
una sustancia sin efectos directamente relacionados con el tratamiento de
los síntomas o la enfermedad. La explicación fisiológica postulada para este
fenómeno sería la estimulación de una zona específica del cerebro que daría
como resultado la mejoría del cuadro sintomático del paciente. Es decir: el
propio paciente puede autoinfluenciarse por la sensación de ser tratado o la
esperanza de curación, y como resultado puede encontrarse mejor o incluso
facilitar la recuperación. Este fenómeno no funciona con la misma eficacia
ni en todos los pacientes ni con todas las enfermedades.
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“Efecto placebo” (del latín placere, que significa complacer) se
denomina al fenómeno según el cual los síntomas de una dolencia pueden
mejorar con una “falsa” terapia. El paciente espera o cree que el método
curativo que aparentemente le está aplicando el médico funciona. Se ha
constatado que ninguna píldora, inyección o intervención quirúrgica está
exenta completamente del llamado efecto placebo.
El placebo es la sustancia que carece de acción terapéutica conocida
pero que tiene el poder de producir un efecto curativo en la persona que
padece una dolencia física; si ésta cree que esta sustancia posee esa
propiedad.
Desarrollo.
La ciencia estima que el poder del placebo oscila entre un 30% -40%. Valores
muy altos si se tiene en cuenta que no se está suministrando nada de
eficacia terapéutica científicamente contrastada. Así se hace evidente el
papel que juega el cerebro y la asimilación psicológica de que se esta
tomando un algún medicamento y se produce una reacción de alivio. No
obstante, está claro que el efecto placebo no puede curar cualquier
enfermedad. Un cáncer, por ejemplo, no es tratable con sólo influencia
psicológica. Los efectos sólo se limitan a aliviar síntomas relativamente
superficiales, y no a curar realmente la enfermedad de fondo. A menos que
desde el comienzo la enfermedad en cuestión no existiera, y sólo se tratara
de un desequilibrio psicológico (alguien que se enferma solo con pensarlo).
En ciertas esferas del tratamiento médico, el efecto placebo parece ganar
cada vez más importancia. En estudios con antidepresivos, la tasa de
respuesta a los placebos se ha ido incrementando un 7% cada 10 años. En
1980, el 30% de los pacientes de depresión a los que se le suministraba un
placebo mejoraban sin otro tratamiento ulterior; en 2000 la cifra había
aumentado un 44%. Esto puede deberse a la omnipresencia de la publicidad y
las elevadas expectativas que provocan los medicamentos. En general, la
gente tiene más fe en la medicación psiquiátrica ahora que hace varios años,
lo que aumenta el poder de los placebos.
Se trata, por tanto, de un fenómeno psico-fisiológico en el que los síntomas
de un paciente pueden mejorar mediante un tratamiento con una sustancia
placebo, es decir, una sustancia sin efectos directamente relacionados con
el tratamiento de aquello que estaría causando (etiología, conocida o no)
los síntomas de dicho paciente.
La explicación fisiológica postulada para este fenómeno sería la
estimulación (no por parte de la sustancia placebo, de lo contrario no
entraría en la definición) del núcleo accumbens situado en el cerebro que
daría como resultado la mejoría del cuadro sintomático del paciente que
afirma estar aquejado por un mal a su salud.
Hay gran variabilidad en la presentación de este efecto y la aparición del
mismo está determinada por factores del individuo, de la sustancia (incluida
su forma de administración) y del medio en el que se realiza el tratamiento.
Sin embargo, la cuantificación de este fenómeno es muy útil en determinar la
utilidad y seguridad de fármacos y otras sustancias en la terapéutica.
Estudios médicos y placebo.
Los estudios médicos para validar los medicamentos y tratamientos para
cualquier enfermedad o dolencia utilizan placebos. De esta forma, se puede
controlar cuando los síntomas mejoran mediante este fenómeno y analizar
adecuadamente la eficacia del tratamiento. Cuando un tratamiento no funciona
significativamente mejor que el placebo, se considera ineficaz e inadecuado
para dicha enfermedad y no puede recetarse. En España, los tratamientos
homeopáticos son la excepción y, según la legislación vigente, modificada en
1994, no han de demostrar ninguna eficacia. Es decir: pueden funcionar sólo
como placebos.
Además del uso de placebos, los estudios científicos utilizan estrategias
denominadas de doble y triple ciego que impiden que el investigador pueda
saber si el tratamiento que receta es placebo o no. De esta forma, se impide
que los investigadores evalúen la mejoría de forma subjetiva y condicionada
por sus prejuicios.
Controversia de los placebos.
- Si el médico le dice a un paciente que lo que le prescribe es una pastilla
de talco, la respuesta placebo, que depende en gran medida de las
expectativas del paciente, se perderá.
- Si el médico le dice al paciente que el placebo que le prescribe es un
fármaco farmacológicamente activo entra en una situación no ética por
falsedad de la información y a la larga será poco eficaz.
- El 30% de los norteamericanos usan terapias alternativas. Se cree que una
gran parte de la medicina alternativa está basada en el efecto placebo.
- Si la enfermedad mejora con placebo significa que el problema o la
enfermedad se origina por la mente o que el organismo se recupera
espontáneamente.
- Si un placebo tiene mucha efectividad, impugna el valor de los
medicamentos que más se utilizan en la práctica médica diaria.
El efecto contrario es el "efecto nocebo", que ocurre cuando un paciente
niega los efectos esperados de un fármaco.
Un ejemplo de la investigación sobre los placebos
En 2001, un grupo de científicos daneses de la Cochrane Collaboration
(asociación médica mundial) analizaron 130 trabajos de investigación en los
que se habían utilizado placebos. Su conclusión fue que no es posible
verificar que causen efecto alguno, salvo como paliativo para aliviar el
dolor. Su sentencia demoledora fue: “La utilización de placebos no está
recomendada más que en la investigación clínica”. La controversia estaba
servida, pero el escepticismo no sembró el desconcierto entre los pacientes.
Anne Harrington, de la Universidad de Harvard (EEUU), explica que algunos
enfermos de cáncer y sus familiares le piden en desesperados e-mails el
efecto placebo como último recurso para paliar su sufrimiento. Es
sorprendente porque para que el método funcione, el paciente ha de
desconocer la naturaleza del fármaco.
Parte de la medicina actual siente animadversión a realizar acciones en las
que, en cierto modo, se juegue a engañar o confundir al paciente. Según esta
postura, una ciencia racional de la salud y las enfermedades sólo debería
admitir remedios de los que se sepa con certeza contra qué tipo de dolencia
están indicados, así como su forma específica de actuar sobre determinas
patologías. Pero la medicina que se atiene a criterios estrictamente
científicos pasa por alto dos cuestiones. Por un lado, los facultativos
conocen poco el mecanismo psíquico o fisiológico que el efecto placebo
desencadena para mejorar la salud. Por otro, los médicos tradicionales
logran mejores resultados para aliviar algunas dolencias aplicando terapias
con escasa base científica. La investigación científica no puede obviar el
efecto prodigioso de la mente sobre el cuerpo. La neurobiología moderna
viene demostrando desde hace unos años que el influjo de la esperanza y la
imaginación sobre el organismo es mensurable.
Descubren cómo funciona el efecto placebo
Creer que tomamos una medicina activa la región del cerebro asociada a la
recompensa
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Una investigación desarrollada por neurólogos de la Universidad de Michigan
ha descubierto los mecanismos cerebrales que explican el efecto placebo, esa
capacidad que tienen algunas personas para curarse o aliviar un dolor
tomando una falsa medicina, inocua y sin eficacia alguna, y que es prescrita
por muchos médicos. Cuando una persona cree que va a tomar una medicina, su
cerebro activa una región vinculada a la habilidad de experimentar un
beneficio o una recompensa, el núcleo accumbens, y segrega dopamina,
provocando el alivio al dolor. Los neurólogos descubrieron así que el grado
en que una persona responde a un tratamiento de placebo está vinculado
íntimamente a la actividad que registre el área del cerebro destinada a
obtener un beneficio o una recompensa. Por Eduardo Martínez.
Nuevas terapias
La investigación se basa en un estudio realizado por el mismo equipo de la
UM y publicado en 2005. Aquel estudio fue el primero en demostrar que sólo
pensar en un "fármaco" placebo alivia el dolor y es suficiente para que el
cerebro despida sus analgésicos naturales, llamados endorfinas.
"Los receptores para endorfinas y dopaminas están agrupados mayoritariamente
en el área del núcleo accumbens. Por lo tanto, tomados conjuntamente,
nuestros estudios profundizan directamente en los mecanismos que determinan
el efecto placebo" explica en el mencionado comunicado el neurólogo español
Jon-Kar Zubieta, artífice de la investigación publicada ahora.
“Este es un fenómeno que tiene gran importancia para conocer la eficacia de
nuevas terapias, porque numerosos pacientes responden tan bien a placebos
como a tratamientos activos. Nuestros resultados también sugieren que la
respuesta placebo puede ser parte de un mecanismo de resistencia mayor del
cerebro".
"Los resultados de estos estudios ópticos moleculares indican que la
actividad de dopamina es activada como respuesta a un placebo de una forma
que va en proporción a la cantidad de beneficio que anticipa el individuo",
añade Jon-Kar Zubieta.
Doctores y enfermos
Cuando un paciente confía en su médico, la autoridad que el segundo
ejerce sobre el primero actúa como una droga poderosa.
También pueden
influir positivamente en la curación otros atributos relacionados con la
figura del facultativo e incluso con los medios auxiliares (bata blanca,
estetoscopio, talonario de recetas, aparato de rayos X ...), porque
están “cargados“ de fondo alegórico. De forma similar el efecto placebo,
estos símbolos contribuyen en determinados casos al restablecimiento de
la salud. Pero sólo si se presentan de forma correcta. Un ejemplo de
ello podría ser durante una minuciosa consulta médica en la que se
informara al paciente de las causas de su enfermedad y de cuánto tiempo
requiere la mejoría.
Si es tan evidente que el efecto placebo actúa como paliativo en tantas
enfermedades, ¿no se estará prescindiendo de un valioso remedio
terapéutico? Además, ¿no se podría usar este efecto placebo para
aumentar la eficacia de las medicinas convencionales? Cada vez más,
investigadores, médicos y funcionarios de la sanidad reflexionan sobre
las ventajas curativas de los placebos.
“El placebo es un medio curativo extraordinario”, afirma Robert Buckman,
especialista en terapias para el tratamiento del cáncer en el hospital
Princess Margret de Toronto. “Influyen sobre casi todos los síntomas y
benefician al menos a un tercio de los pacientes que los reciben. No
tienen efectos secundarios de importancia y pueden suministrarse en muy
pequeñas dosis. Son los medicamentos más eficaces, seguros, baratos y
fáciles de administrar.” Pero no todos comparten el entusiasmo por las
pastillas de azúcar, las cremas refrescantes, las inyecciones de suero
fisiológico, los equipos de ultrasonido desconectados y los simulacros
de operaciones quirúrgicas.
Controversia moral.
El efecto placebo ha desatado una controversia moral : por un lado,
aplicar placebos a los pacientes disminuye considerablemente los efectos
secundarios de los medicamentos (es obvio); por otro lado, solo son
efectivos cuando los pacientes desconocen que están tomando placebo
(agua destilada, azúcar, etc), lo que obliga a los médicos a engañar a
sus pacientes y va contra el juramento hipocrático.
Otra visión del efecto placebo.
Para medir la fiabilidad de cualquier nuevo tratamiento médico o de un
fármaco en estudio los investigadores parten de una base muestral: una
serie de pacientes que acceden a intentar ese nuevo método. En algunos
casos, como los cánceres más complejos, los pacientes no tienen nada que
perder.
Si queremos medir cómo funciona nuestro experimento no administramos el
medicamento a los pacientes y medimos sus resultados comparados con los
que presentaban antes del experimento. El simple hecho de tratar a un
paciente ya forma parte de la curación. Es el llamado efecto placebo. El
efecto placebo tiende a ridiculizarse: las desgraciadas amas de casa que
usan las pinzas antidolor Lasvi son víctimas de ese efecto.
El efecto placebo sin embargo es tan eficaz que los investigadores se
ven forzados a contrastar sus métodos no contra la ausencia de
tratamiento sino contra lo que se obtendría usando un placebo.
Imaginemos que tener dolor de espalda son diez puntos. Un medicamento
que no haga nada aporta cero puntos. Por ejemplo una caja de pastillas
que se quede en la farmacia aporta una curación de cero puntos. Los
placebos tal vez puntuarían entre uno y tres, dependiendo de la
capacidad de sugestión de la persona. Un investigador sabe que tiene que
sacar al mercado un producto que, como poco, suponga una mejora de
cuatro puntos.
Ahí nos encontramos con un punto curioso. Para conseguir una mejora de
cuatro o cinco puntos necesitamos en muchos casos millones de euros en
investigación. Pero para conseguir una mejora parcial pero mensurable
sólo hace falta un curandero, un sacerdote, un farmacéutico, un masaje,
unas pastillas inocuas, una crema natural.
La sociedad en general tiende a ridiculizar al paciente que afirma que
nota una mejoría con los placebos. Como las pulseras de cuarzo, muy de
moda en los años ochenta, los filtros de agua, los suplementos de
vitaminas. Los que se creen que mejoran con eso son unos idiotas.
Por un lado bienaventurados los crédulos porque gastarán poco en
medicinas. Aunque las pulseras de cuarzo no valían para nada no eran tan
caras y durante algún tiempo la gente que las usaba afirmaba sentirse
mejor.
Por otro el efecto placebo funciona hasta el punto de que el método
científico lo incorpora en sus procedimientos rutinarios de test de
experimentos psicológicos o médicos.
En resumen, el método placebo funciona y cuanto más bien te haga, mejor
para ti. En gran medida dependerá de tu capacidad de sugestión. Aunque
hay casos extremos como los de personas que caen en manos de desalmados
santeros o magos, los que se dejan guiar por inocentes pamplinas acaban
obteniendo una barata forma de curación parcial que tiene la ventaja
añadida de que puede cambiarse con regularidad. Por ejemplo el que
después de un año entierre la pulsera de cuarzo puede probar con enorme
satisfacción las grandes ventajas del agua filtrada o desionizada.
El efecto placebo está tan desprestigiado que nadie se atreve a emplear
ni un segundo de su tiempo en él. Podría investigarse qué hace que un
método placebo sea más efectivo que otro. Las mejores formas para
potenciar estas formas alternativas de curación parcial. Usando el
ejemplo anterior, habría que saber al menos qué sistemas nos permitirían
una puntuación de tres sobre diez, descartando los sistemas de un solo
punto.
La gente se rasga las vestiduras cuando en África no hay para pagar
tratamientos del Sida. Pero podría hacerse mucho bien en dolencias
menores más cotidianas con ayuda de placebos de laboratorio. Cierto es
que los chamanes y médicos de tribu ya hacen eso pero algunas veces
podrían mejorarse sus resultados. Y sería muy barato. Parece como si las
únicas enfermedades importantes fueran las mortales. Hay que erradicar
la malaria porque es mortal, pero los que tengan úlcera o
gastroenteritis crónica en África que se den con un canto en los dientes
por su buena suerte.
Volvamos al comienzo. Seamos drásticos. Pensemos en un cáncer complejo,
como el de páncreas. Casi nada funciona y los médicos te convocan para
probar un nuevo medicamento que ha funcionado bastante bien en las
pruebas clínicas pero que aún no está aprobado. Sabes que es eso o morir
en un par de meses. Así que dices que sí sin pestañear. Y entonces los
médicos tiran una moneda. Si sale cruz, irás al grupo de control y
tomarás uno de los placebos durante varias semanas. Y por mucho que los
haya defendido no nos engañemos: los placebos palían pero raramente
curan. Por el bien de la medicina morirás y creerás que tu última opción
no funcionó. En los casos más macabros, gracias a tu muerte se habrá
demostrado que ciertos medicamentos funcionan. Y después, se habrá
generalizado su uso y salvado muchas vidas. Puedes pensar que fuiste un
héroe pero en este caso fuiste un conejillo de Indias por el que ni los
ecologistas se preocuparon.
Un poco de historia y unos cuantos ejemplos ilustrativos.
El experimento contra placebo consiste en comparar la acción de un
medicamento con la de una sustancia neutra, administrándoselas a los
enfermos sin que sepan que un grupo tomará el medicamento y que otro
tomará placebos.
Luego se comparan los resultados, y si el medicamento produce
significativos mejores resultados que el placebo se considerará que es
eficaz, mientras que si los efectos son parecidos a los del placebo, se
juzgará ineficaz.
La inteligencia interna del cuerpo tiene poder organizador para
coordinar cada aspecto del sistema físico.
El estrés altera el funcionamiento de los órganos y disminuye las
defensas del cuerpo.
Si somos capaces de crear un cuerpo enfermo con nuestro comportamiento y
nuestra forma de pensar, también deberíamos ser capaces de crear un
cuerpo sano, aún en el peor de los casos.
Si esto es realmente posible, estaríamos en condiciones de afirmar que
la realidad es sólo conciencia.
En el siglo XVIII, Franz Antón Mesmer (1734-1815), médico vienés, fue
expulsado por pretender curar mediante el método del magnetismo animal y
la imposición de manos.
Radicado en París, las autoridades científicas procedieron a estudiar
con rigor científico estos procedimientos curativos.
La comisión encargada de la investigación, entre los que se encontraban
Lavoisier, Franklin y Guillotin, realizaron las pruebas; y
posteriormente publicaron sus resultados, dando explicaciones
psicológicas y sociológicas a estos fenómenos.
Según estas experiencias, quedaba demostrado que las reacciones de las
personas sometidas a las pruebas eran producto de la imaginación y no de
la acción magnética del supuesto curador.
Esto provocó que la Academia de Medicina prohibiera la práctica del
mesmerismo.
Otros experimentos sobre las virtudes curativas de distintas prácticas
terapéuticas, evidenciaron lo mucho que influye la imaginación en el
cuerpo y en la salud.
Las mismas pruebas se realizaron contra la homeopatía, sistema fundado
por Samuel Hahnemann (1755-1843), no obstante de partir de estrictos
principios para el ensayo de esos remedios y de contar con numerosas
tablas con los resultados de las experiencias.
Los médicos alópatas realizaron en el siglo XIX, pruebas en hospitales
sobre los efectos de la medicación homeopática, sosteniendo la hipótesis
de que estos efectos se debían a la imaginación del enfermo.
El Dr. Armand Trousseau (1801-1867), después de realizar varios ensayos
llegó a la conclusión que los remedios homeopáticos producían los mismos
resultados que un placebo debido a la imaginación.
El ensayo con placebos evitaba el fraude con los medicamentos, de modo
que continuó siendo usado también en las innovaciones de la medicina
alopática tradicional.
Esta práctica comparada se fue generalizando y pronto se volvió en
contra de quienes la empleaban, ya que afectaba también los tratamientos
más reconocidos de la medicina oficial.
Esta circunstancia abre un interrogante sobre el poder de la imaginación
o efecto placebo que hasta ahora no ha sido suficientemente investigado.
¿En qué medida se puede utilizar este poder del mismo enfermo para
curarse a si mismo?
El efecto placebo es un fenómeno que no se ha sido científicamente
estudiado porque no se puede explicar aún con el nivel de conocimientos
alcanzados, sin embargo podría tener gran valor terapéutico.
Ha sido utilizado y sigue siendo utilizado como evidencia de la
ineficacia de nuevos medicamentos, y por algunos médicos con enfermos
psicosomáticos para evitar atiborrarlos con tantos medicamentos, pero no
como la posibilidad concreta del eventual aprovechamiento de los
recursos naturales de la mente humana; como el valor de la meditación,
del pensamiento positivo y de las afirmaciones conscientes que tienen el
poder de hacer desaparecer los síntomas.
Comentarios importantes acerca del efecto placebo.
Si el médico le dice a un paciente que lo que le prescribió era placebo,
(por ejemplo que tomó glucosa en vez de un antidepresivo) las
expectativas del paciente bajarán de nivel o se anularán y, por lo
tanto, el efecto placebo y el bienestar adquirido desaparecerá. Esto se
puede observar claramente en el caso anteriormente descrito del Sr.
Wright.
La situación anterior puede llevar al médico tratante a comunicarle al
paciente que lo que le prescribió es una droga farmacológicamente
activa, entraría en una situación de falta de ética profesional porque
la información sería falsa.
Otra situación que se puede dar a partir de la anterior es que quizás
por administrarle el placebo la persona no muestre una mejoría y todo
ese tiempo que le aplicaron placebo fue tiempo perdido por no haberle
aplicado un fármaco que sí le podría haber disminuido el dolor.
Los dos casos anteriormente expuestos presentan finales totalmente
distintos; esto por dos aspectos que se pueden reconocer sin mucho
análisis del tema, y es que ambos protagonistas son personas muy
distintas: el primero, era una persona apegada a las creencias y cultura
de su zona; el segundo, era una persona de ciudad con una actitud
positiva y esperanza hacia la cura de su enfermedad. Además el tipo de
placebo que en ellos se uso también es diferente. Por esto, a
continuación, ahondaremos en los tipos de placebos que se conocen, los
efectos de éstos y además todos los aspectos que influyen en el
desarrollo de una respuesta Placebo.
Factores que influyen en el efecto placebo.
Para que el placebo sea exitoso como terapia para reducir el dolor es
necesario que existan una serie de características. Aunque las
características de mayor relevancia son las de la persona que recibe el
placebo, no dejan de ser importantes los factores tanto ambientales como
los del médico tratante.
Características propias del placebo:
Se refiere a cómo influye el
tamaño, el precio, la forma, el color, el sabor, la presentación, etc.
en cuanto al tipo de placebo como objeto (pulsera, píldora, etc). Se ha
demostrado que en relación con la presentación del medicamento (Lasagna
L. Moateller F, Von Felsinger JM, Beecher HK. A Study of the Placebo
Response), se encuentran pacientes que demuestran cierta tendencia hacia
un color específico, sobretodo si es que un medicamento del mismo color
le hizo efecto en una ocasión anterior. Las personas además suelen
recordar más características de las pastillas (forma, color, tamaño,
etc.) que del nombre del fármaco mismo. También se ha comprobado que los
placebos que tienen un costo monetario mayor o que tienen una mejor
presentación tienden a crear mayores expectativas de efecto curativo en
las personas que los consumen. Cuando un paciente ha leído libros y
artículos en los que se elogia el producto, se observa un aumento en la
intensidad del efecto placebo. Acá también se debe considerar la vía de
administración del placebo, es habitual que las personas tiendan a
privilegiar la efectividad de las inyecciones por sobre las píldoras.
Características de los síntomas o de la enfermedad:
Es más probable que
el efecto placebo aparezca ante situaciones o enfermedades reversibles y
las que presenten un gran componente psicológico, como, por ejemplo, el
insomnio, la depresión, la ansiedad. En relación al tratamiento de la
depresión, un destacado psiquiatra, Walter Brown, de la Universidad de
Brown, EEUU, que trabaja en el departamento Bio Med Psychiatry & Human
Behavior (http://www.brown.edu), ha propuesto que se utilicen placebos
como tratamiento inicial para pacientes con depresiones leves o
moderadas. En realidad, los médicos podrían decirle a los pacientes lo
siguiente antes de administrar el fármaco: “Estos comprimidos no tienen
ingredientes activos, pero algunos estudios han descubierto que surten
efecto en muchos casos”. Brown sostiene que existen pruebas de que los
pacientes suelen responder bien al placebo, aún cuando escuchan esta
explicación antes de tomarlos. Con relación a lo anteriormente descrito,
es también importante agregar que las personas que padecen depresión
responden de manera muy efectiva al placebo ya que ésta es una
enfermedad que es definida por sus manifestaciones clínicas - en
ausencia de marcadores biológicos- como una enfermedad de la “mente”
(SILVA, Hernán. Placebo: un tratamiento difícil de superar. Rev. chil.
neuro-psiquiatr., abr. 2002, vol.40, no.2, p.6-8. ISSN 0717-9227).
La relación médico-paciente:
Influye el grado de confianza que se haya
logrado con el medico, el tipo de información que le da al paciente, si
es alentadora o no. A lo largo de todo el mundo hay muchas culturas y no
necesariamente es imprescindible un médico profesional para que sea
efectivo el efecto placebo, también éste puede ocurrir con equivalentes
como curanderos, brujos o chamanes, solo basta con que la persona confíe
en su terapeuta y así el efecto placebo ocurrirá con mayor probabilidad.
Lo que determinantemente parece influir es el prejuicio que tiene el
paciente respecto al terapeuta al que le confió su dolor, junto con la
institución que lo respalda. Este prejuicio incluso puede abastecerse de
comentarios de otros pacientes sin que haya tenido experiencias previas
con el terapeuta. O incluso si es que el médico tiene o no buena
presencia, prestigio o buen trato. Dentro de este punto podemos destacar
la visión que se tiene en general frente a los psicólogos,
reconociéndolos o describiéndolos como sujetos con cierto poder mágico,
lo cual en la realidad no es más que una especulación o prejuicio.
El tipo de paciente:
En Psicología se sabe que los pacientes que tienen
mayor probabilidad de tener el efecto placebo suelen ser ansiosos, con
mayor labilidad o inestabilidad emocional, autoobservadores y
dependientes.
En relación con lo planteado es necesario controlar la ansiedad de los
pacientes, esto significa que si se logra disminuir la ansiedad de una
persona muy ansiosa se facilita la sugestión, esto se puede dar también
en forma inversa, es decir, el proceso de sugestión disminuye la
ansiedad.
Otro aspecto muy relevante que se asocia al paciente es si es creyente
de alguna religión que le permita depositar su dolor en la fe y
expectativa de que algo o alguien divino lo ayudará a solucionar sus
dolencias.
En un reciente estudio de la Universidad de Duke (http://www.duke.edu/)
se ha destacado un fármaco probado desde hace mucho más tiempo. Un
equipo de investigadores examinó a 87 pacientes de edad avanzada que
sufrían depresión, de los cuales, aproximadamente, la mitad estaba
sometido a tratamientos de psicoterapia, de antidepresivos o de una
combinación de ambos. El factor más directamente relacionado con la
mejora del estado del paciente no era ninguno de estos costosos
tratamientos, sino su grado de religiosidad.
Ambiente físico de la situación curativa:
Dependiendo del paciente y sus
preferencias que pueden ir desde, por ejemplo, los que depositan su
confianza en el tipo de sala de espera, o cuán organizado y limpio es el
lugar donde se lleva a cabo la experiencia curativa, incluso la
puntualidad de la entrevista. Hay pacientes que son estrictos y que
ponen su atención en el tipo de acceso a la consulta, comodidad de la
camilla, mucha o poca instrumentación, color de las paredes,
luminosidad. En conclusión, el aspecto general de la consulta.
El nivel cultural del paciente:
Éste puede ser muy decisivo y
determinante en el efecto del placebo. Se plantea que personas con un
bajo nivel escolar o no escolarizadas se dejarán influir por la
autoridad del médico más que personas con nivel alto o medio de
educación.
Al igual que en medicina, existe controversia y desacuerdo en el uso de
tratamientos placebo en la investigación psicoterapéutica, por los
problemas metodológicos y éticos que implican.
El Efecto Placebo explica el 15% de los cambios producidos en la
psicoterapia. Los otros factores son: factores extraterapéuticos (40%);
factores comunes (30%) y técnicas aplicadas en la terapia (15%).
Para entender estos factores es necesaria una breve descripción de
ellos:
Cambio extraterapéutico:
Variables del paciente y de su contexto,
independientes de la terapia, por ejemplo la severidad de trastorno, la
motivación, la capacidad de relacionarse, la fuerza del ego, la
disposición psicológicas, la habilidad para identificar un problema
concreto, red de apoyo social, entre otras.
Factores comunes:
Se entienden como variables compartidas por todas las
terapias, como son una relación terapéutica segura, la experiencia
correctiva o la atmósfera de apoyo que se crea en cualquier tipo de
terapia eficaz.
Técnicas:
Procedimientos específicos de cada terapia, entendiéndose como
la interrelación entre el paciente y las determinadas técnicas o
estrategias utilizadas por el terapeuta y no a las técnicas en sí.
Efecto placebo:
Expectativas del paciente de recibir ayuda, credibilidad
de las técnicas percibida por el paciente.
Si se analizan estos porcentajes se puede concluir que el paciente es
quien más contribuye al éxito de la terapia ya que el cambio
extraterapéutico y el efecto placebo explican un 55% del cambio total y
los factores comunes y las técnicas explican un 45% del cambio.
Es importante señalar que tanto en medicina como en psicoterapia el
placebo no sólo puede producir mejoría en aspectos psíquicos o
fisiológicos de la persona, también es posible que produzca efectos
negativos o contrarios a lo que se quiere lograr. Las actitudes
negativas del terapeuta hacia el paciente, como falta de respeto, baja
empatía, desagrado, o la falta de credibilidad del paciente en el
terapeuta demuestran tener efectos de deterioro en el paciente durante
la terapia.
Para seguir con el estudio de Placebo y poder dar a conocer una visión
más amplia de lo que esto significa, se incluirá un concepto que
demuestra lo que ocurre cuando se da en forma inversa o contraria el
Efecto Placebo, este fenómeno se conoce con el nombre de Efecto Nocebo.
Su significado y descripción se desarrollarán a continuación.
Efecto Nocebo.
Este concepto se conoce como aquél que se produce en aquellos sujetos
que tienen mayor capacidad de sugestión, lo cual los lleva a pensar o
creer que los medicamentos que ingieren pueden producirles efectos
adversos, este fenómeno podría explicar por qué las personas que toman
fármacos, los cuales no necesariamente tienen una función especifica,
experimentan efectos colaterales que no tiene ninguna relación con el
objetivo del medicamento. Es decir, lo que el sujeto experimenta es una
sugestión en torno a las consecuencias negativas de la medicación.
Así se puede entender que cuando se desarrolla este fenómeno, el fármaco
o sustancia provoca reacciones negativas, entonces decimos que se dio un
Efecto Nocebo, lo cual en latín significa “te perjudicaré”, lo contrario
a la traducción de Placebo en latín, “yo complaceré”, en la cual ya se
ahondó al comienzo del estudio.
Para demostrar el amplio poder que tiene la sugestión, no sólo en la
mejoría de la salud y bienestar de la persona, sino también en su
deterioro, se expone el siguiente caso concerniente a este efecto:
“En un hospital de Estados Unidos, una paciente oyó a su médico hablar
de un TC (caso terminal) y creyó que era ella. Pese a todos los intentos
por convencerla de lo contrario, murió ese mismo día”. (Disponible en:
http://www.el-mundo.es/magazine/m75/textos/placebo1.html)
Dentro del ámbito de la investigación del Efecto Nocebo, hay un
investigador que destaca en todos los documentos debido a sus
explicaciones y postulados con respecto a las respuestas o reacciones de
tipo Nocebo. Este investigador es el Dr. Arthur Barsky, profesor de
psiquiatría de la Escuela de Medicina de Harvard. Él postula que "Un
grupo de control con placebo es importante en pruebas clínicas, porque
permite a los investigadores determinar cuánto de la mejoría total de un
grupo de pacientes se debe a la acción biológica de la droga, comparada
con los efectos del placebo". (El Mercurio 3 de Marzo del 2004, Medicina
“Los Efectos Indeseados del Placebo) Esto se ve facilitado por que las
investigaciones que se realizan se hacen “a doble ciego”.
Recopilación de varias fuentes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Efecto_placebo
http://www.buenastareas.com/ensayos/El-Placebo-y-La-Quimica-Del/2290432.html
http://html.rincondelvago.com/efecto-placebo.html
http://www.tendencias21.net/Descubren-como-funciona-el-efecto-placebo_a1702.html
http://queeslahomeopatia.com/el-efecto-placebo/
http://www.trebol-a.com/2006/04/13/el-efecto-placebo-el-esquema/
http://www.asinorum.com/efecto-placebo/807/
http://psicologia.laguia2000.com/psicologia-cuerpo-mente/el-efecto-placebo
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