Psicología cognitiva
Psicología cognitiva.
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http://es.wikipedia.org/wiki/Psicolog%C3%ADa_conductista
Psicología conductista
La psicología conductista es una corriente de la psicología con tres niveles
de organización científica que se complementan y retroalimentan
recíprocamente: el conductismo, el análisis experimental del comportamiento
y la ingeniería del comportamiento. Esta última comprende a su vez toda una
gama de aplicaciones tecnológicas, tanto en el campo de la terapia como de
la modificación de conducta.
El conductismo Es la filosofía especial de la psicología como ciencia del comportamiento, entendido éste como la interacción históricamente construida entre el individuo y su ambiente físico, biológico y social. Cubre, así, rangos cognitivos, emotivos, sensorios y motores. La filosofía especial es una filosofía de la praxis. Como tal, surge de las labores mismas del quehacer psicológico y se encarga de discutir sobre los supuestos, extensiones y posibilidades de su dominio teórico y aplicado, así como de fijar posición y fomentar una actitud no reduccionista (ni biologicista ni mentalista) para buscar soluciones a los problemas de la disciplina (conductismo radical). |
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El conductismo depende de una filosofía general de la ciencia en psicología,
un asunto que aún no está totalmente dilucidado. Ontológicamente lo
definitorio es el materialismo monista y el determinismo.
Epistemológicamente para los conductistas post-skinnerianos la filosofía es
el "contextualismo", que considera la conducta como "acto en contexto". O
sea que ocurre en el marco de una determinada circunstancia cuyo análisis no
se puede obviar. Desde este punto de vista el contextualismo es una forma de
pragmatismo seleccionista. Para los interconductistas es importante la
filosofía analítica. Principalmente la seminal en los trabajos de Gilbert
Ryle y del segundo Ludwig Wittgenstein. También se puede reconocer aquí algo
de materialismo dialéctico en los trabajos de Emilio Ribes. En cuanto a
concepciones sobre evolución científica, algunos citan a Laudan (evoluciones
graduales) por oposición a Kuhn (revoluciones). De otro lado, Arthur W.
Staats habla de "positivismo unificado" (post-positivismo).
En cualquiera de los casos todas las vertientes filosóficas señaladas tienen
claras diferencias con el positivismo lógico, en tanto reconocen un papel
destacado a la conformación social del ambiente y del individuo. Así mismo
se diferencian del mecanicismo, considerando en el análisis interrelaciones
complejas de variables interactuantes.
El análisis experimental del comportamiento
Es la psicología-conductual, donde se formulan las categorías, las unidades
analíticas, los parámetros, los paradigmas de investigación, y las leyes y
principios implicados en el manejo de los datos. Cabe destacar aquí las
ecuaciones que cubren todo el espectro organísmico y situacional que está
implícito o explícito en un episodio de conducta. La más conocida de dichas
ecuaciones es la comprendida en la fórmula: K = f [E,O,R,C], que significa
que un segmento de conducta en un momento determinado (K) es función (f) de
las interrelaciones establecidas entre los factores estimulares (E),
organísmico-disposicionales (O), de respuesta o clases de respuesta
respondientes y operantes (R), y las consecuencias que fortalecen a estas
últimas (C).
Los paradigmas de investigación centrales desplegados son los del
condicionamiento clásico y condicionamiento operante, así como sus diversas
combinaciones y formas de presentación. Estos paradigmas son equivalentes a
los "ejemplares" de Kuhn, pues desde sus modos básicos de ocurrencia
empírica se desprenden leyes, teorías, aplicaciones e instrumentación
juntas. Gracias a la investigación en estos rubros se han obtenido una gran
cantidad de regularidades que desembocan en la formulación de principios
aplicativos (como por ejemplo el reforzamiento, la extinción, el castigo y
el contracondicionamiento). Algunos enfoques conductistas no radicales son
puramente metodológicos (vertientes E-R), y otros además de ello sólo son
parcialmente conductuales (vertientes E-O-R).
La ingeniería del comportamiento
Involucra lo tecnológico: todas aquellas elaboraciones procedimentales que,
ligadas de alguna manera a los paradigmas de investigación básica y sus
combinaciones, se han desarrollado como aplicaciones efectivas. Puede
definirse como "la aplicación de conocimientos científicos para la
elaboración, perfeccionamiento y manejo de técnicas de establecimiento,
mantenimiento o eliminación de conductas".
Ello supone que el comportamiento humano (sea de tipo cognitivo-lingüístico,
emotivo-motivacional o motor-sensorial) es susceptible de describirse
legalmente, y que sus operaciones de evaluación, diagnóstico y tratamiento
de problemas acuden al manejo tentativo de dichas regularidades.
A menudo se identifica la ingeniería conductual con el rótulo de Análisis de
Conducta Aplicado, conjunto de acciones mediante las cuales el psicólogo
aplica en diferentes contextos, y para solucionar problemas socialmente
relevantes desde los conocimientos aportados por el análisis experimental
del comportamiento.
Historia
Los estudios darwinianos sobre la evolución de las especies y los de la
fisiología experimental de fines del siglo XIX, auspiciaron, junto con la
filosofía materialista, la aparición de formas de pensamiento más avanzado
con respecto a las ciencias humanas.
En 1879, Wundt creo el primer laboratorio de psicología científica. Mediante
la instropección, y un estudio histórico, logró crear una base a partir de
la cual abordar la psicología desde un punto de vista conductual. Hay que
destacar que Wundt no pertenece a la escuela conductista, por ser anterior a
esta.
Comenzando el siglo XX, Watson proclamó la conducta observable como el
objeto de estudio de la psicología, más específicamente las conexiones entre
los estímulos y respuestas que dan lugar al comportamiento. Sus
acercamientos estaban influenciados principalmente por el trabajo del
fisiólogo ruso Iván Pávlov.
Con el tiempo, surgieron dos grandes tipos de variantes conductuales que
complejizaron el enfoque: una radical y una metodológica o mediacional. La
primera de ellas (desarrollada por B. F. Skinner) se centró en las
relaciones funcionales que establecen los organismos con su ambiente en
relación con la ley del efecto, es decir, en la manera como las
consecuencias de lo que hacemos regula la emisión de la conducta futura
(conducta operante). La segunda (desarrollada por Hull y Tolman entre
otros), sobre la base de los reflejos condicionados introdujo un factor (o
variable) interviniente que podía ser neurofisiológica o mental, según el
caso.
A mediados de los años cincuenta, las deserciones y reacomodaciones de
influyentes conductistas como G. A. Miller, J. Bruner y C. Pribram, y, entre
otras cosas, la apertura de Ch. Osgood a la psicolingüística, produjeron una
grave escisión que culminó en el desgaje de la llamada psicología cognitiva,
lo que se agudizó con la crítica del lingüista Noam Chomsky al libro
Conducta verbal de Skinner (una réplica de K. MacCorquodale a Chomsky
desvirtúa dicha crítica).
A partir de allí adversarios y neófitos comenzaron a hablar de una "crisis"
del conductismo y su supuesto reemplazo como "paradigma dominante" dentro de
la psicología. Sin embargo, paradójicamente, es en las décadas de los 60's y
los 70' en que eclosionan gran cantidad de técnicas y trabajos aplicativos
en los rubros de terapia y modificación de conducta, ambos agrupables dentro
de la categoría de "ingeniería conductual" debido al entroncamiento entre
las tecnologías de control por el estímulo (de base respondiente) y de
administración de contingencias (de base operante). Ya en los 80's hay una
eclosión aún más impresionante de técnicas que, bajo el membrete de
conductuales, conductual-cognitivas, cognitivo-conductuales y contextuales,
se hacen indispensables para trabajar problemas diversos.
Paralelamente, han emergido gran cantidad de variantes teóricas conductuales
que hasta el presente siguen en vigencia abordando el comportamiento
complejo, el lenguaje y la personalidad de diversas maneras, ciñéndose a
coordenadas científicas.
Resumiendo, sobre la base de los estudios de Ivan Pavlov (reflejo
condicional) y Thorndike (ley del efecto), John B. Watson es el fundador del
conductismo, continuando en la siguiente generación B.F. Skinner
(conductismo operante), J. R. Kantor (interconductismo), Clark Hull y Edward
C. Tolman (conductismo mediacional), actualmente se destacan E. Ribes y
Josep Roca i Balasch (conductismo de campo), A. W. Staats (conductismo
psicológico), S. C. Hayes (teoría de marcos relacionales), H. Rachlin
(conductismo teleológico) y J. Staddon (conductismo teórico) dentro del
conductismo radical; H. J. Eysenck y J. Wolpe (enfoques E-R) dentro del
conductismo metodológico; así como A. Ellis, Aaron Beck (enfoque cognitivo
conductual), Arnold A. Lazarus (enfoque multimodal) y A. Bandura (enfoque
sociocognitivo) dentro del conductismo E-O-R.
Aplicaciones
Los trabajos de investigación sobre los principios del aprendizaje son el
marco de referencia sobre el cual se han desarrollado múltiples tecnologías
de ingeniería del comportamiento, como la Terapia de Conducta, la
Modificación de conducta, el Análisis Conductual Aplicado, e inclusive
algunas formas heterodoxas que incorporan otras nociones teóricas y
filosóficas (las terapias conductual-cognitivas y las
cognitivo-conductuales).
Gracias a ellas resulta posible el tratamiento de una inmensa variedad de
problemas en los campos clínico, educativo, comunitario y organizacional, la
salud, el deporte, las emergencias, la gerontología y la psicopatología,
entre otros, con unos índices de eficacia razonablemente altos. Cabe
destacar que los sujetos de intervención pueden ser tanto individuos y
parejas, como grupos sociales y familiares.
Entre las numerosas técnicas disponibles se encuentran las de manejo
contingencial y exposición en vivo (p. ej. reforzamiento positivo,
moldeamiento, extinción, castigo positivo y negativo, desbordamiento,
economía de fichas, etc.), las de exposición en fantasía (reforzamiento
encubierto, inoculación del estrés, desensibilización sistemática y otras),
las de entrenamiento en autorregulación de competencias (autocontrol, manejo
de la ansiedad, habilidades sociales, etc.), y de reestructuración racional
(p. ej. solución de conflictos, aceptación y compromiso, entrenamiento
autoinstruccional, etc.). Es de notar que las técnicas más complejas -en las
que suelen intervenir el lenguaje y los llamados repertorios "cognitivos"-
incluyen los procedimientos empleados por las más simples.
Desde hace tiempo la División de Psicología Clínica de la APA (Asociación
Psicológica Americana) ha evaluado la eficacia de los tratamientos
psicológicos. En estos estudios se ve una gran predominancia de las técnicas
conductuales en las guías de tratamientos empíricamente validados.
Crítica
Las críticas de que suele ser objeto la psicología conductista en su
conjunto pueden categorizarse en cinco grupos:
I. Ignora la existencia del inconsciente, los sentimientos y estados de la
mente. No le asigna un papel a la personalidad, al Yo ni al "sí mismo". No
da lugar a la libertad, a la voluntad ni a la intencionalidad.
II. No intenta explicar los procesos cognoscitivos, la intuición, la
información ni el proceso creativo. Ve al sujeto como un receptor pasivo.
III. Es mecanicista: concibe lo psicológico como un conjunto de respuestas
ante estímulos. Descuida la dotación innata y el papel del sistema nervioso,
lo que es un modo reduccionista de mirar al ser humano que no repara en su
complejidad.
IV. Está desfasado del desarrollo actual de la ciencia. Trabaja con
animales, asimilando su comportamiento al humano. Sus aplicaciones son
envilecedoras (premios, castigos) y hasta brutales (descargas eléctricas,
vomitivos, etc).
V. Es operacionalista: identifica los fenómenos con las esencias. Es una
ideología importada, al servicio del poder, que mantiene la psicología como
ciencia natural, no preocupada por los fenómenos sociales.
Respuestas generales
Desde el punto de vista conductista se señala que la mayoría de las críticas
reseñadas posiblemente se basan en:
a) Malentendidos por desconocimiento de las tesis conductistas originales, o
por incomprensión de la terminología científica utilizada para describir al
ser humano.
b) Citas sacadas fuera de contexto, o a través de simplificaciones de lo que
"alguien escuchó o leyó que otro dijo", y etc.
c) Antipatías propias de posturas antagónicas con respecto a la
conceptualización de la psicología como ciencia del comportamiento.
d) Exposiciones poco elaboradas, o bien sesgadas sólo en un sentido
determinado, de algunos de los propios divulgadores conductuales, que se
toman como si fueran descriptivas de un punto de vista doctrinario general.
Y se indica que, aun en el caso de ser válidas algunas críticas, éstas
pueden ser aplicables a ciertos modelos conductistas y no necesariamente a
otros.
Los conductistas contemporáneos responden a esto de las siguientes maneras:
Tanto el primero como el segundo grupo de críticas confunden "estudiar de
otra manera" (que es la manera propia del conductismo) con "no estudiar". En
realidad, la psicología conductista tiene sus propios conceptos y métodos
para abordar los llamados "estados de la mente" y los fenómenos
cognoscitivos. El hecho es que utiliza otro lenguaje y una aproximación
interaccionista, en vez del enfoque internalista típico de la psicología
tradicional. Hay una cantidad inmensa de publicaciones conductuales que
versan sobre esos eventos, y muchas de ellas figuran on line.
El tercer grupo de críticas pasa por alto que los análisis comportamentales
se basan en una compleja estructuración interactuante de variables que
provienen tanto del ambiente como del organismo. Por ejemplo, revisar las
ecuaciones conductuales de Kanfer (E-O-R-K-C) y de Kantor (fe-fr-hi-ed-md)
para darse cuenta. Además, en el conductismo radical de Skinner se hace un
análisis funcionalista de la conducta, no mecanicista. Es decir, no basa el
análisis de la conducta en las consecuencias de la conducta, sino que se
considera que es la interacción entre estímulos y respuestas lo que moldea
la conducta,
El cuarto grupo de críticas obvia algunos datos objetivos. Si la psicología
conductista estuviera desfasada del avance actual no estaríamos en la Década
de la Conducta (2000-2010), Skinner no hubiera sido proclamado en una
encuesta de la APA "El Psicólogo más eminente del siglo XX", y la tecnología
conductual no sería la más recomendada por los organismos oficiales de la
psicología internacional (entre otras la American Psychological Association,
la British Psychological Society, la American Psychiatric Association y la
Sociedad Española de Psicología Clínica y de la Salud), para solucionar una
amplia gama de problemas psicológicos.
El quinto grupo de críticas tiene puntos atendibles y abiertos a discusión,
exceptuando la acepción ingenua de "ideología importada" y pretender que no
hay aplicaciones sociales. Al contrario, estas parecen ser de las más
efectivas que hay en la disciplina (véase, p. ej., la revisión de M.D.
González (1992). Conducta prosocial: Evaluación e intervención. Madrid:
Morata). No se debe olvidar que "el instrumento" (la teoría, investigación y
tecnología) es distinto a la mano que lo maneja.
Principales figuras
Primera generación Ivan Petrovich Pavlov Edward Thorndike John B. Watson |
Segunda generación Burrhus F. Skinner Jacob R. Kantor Clark L. Hull Edward C. Colman Edwin R. Guthrie George H. Mead |
Tercera generación Arthur W. Staats Emilio Ribes Ramon Bayes Steven C. Hayes Rubén Ardila Albert Bandura Alan J. Kazdin Joseph Wolpe |
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