Inteligencia social
Inteligencia social
Texto:
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La inteligencia social es la capacidad para relacionarse con los otros en
tanto que otros, en forma armoniosa y pacífica.
Es una habilidad innata de todos los seres humanos pero que es necesario
desarrollar para lograr una mejor convivencia y una buena calidad de vida.
Cuando nacemos, nuestra supervivencia depende
principalmente del trato y el cuidado que nos brinda nuestra madre; no
solamente necesitamos alimentos y atención, también tenemos una gran
necesidad de afecto y proximidad y esa primera forma de relación será la
que condicionará en gran parte nuestras relaciones futuras.
La inteligencia social es la que nos permite tener en cuenta al otro y
no guiarnos solamente por nuestro interés personal; es la que disminuye
nuestro afán de poder, la que nos hace más solidarios y la que nos hace
más fácil la integración a un grupo.
Tener inteligencia social eleva la autoestima porque hace sentir a la
persona más querida y segura y le permite darse cuenta de cómo se
sienten los demás y comprenderlos.
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Aunque ser sociable sea parte de nuestra naturaleza, no todos logran la
habilidad para convivir pacíficamente, para sentirse bien en un grupo o para
tener relaciones personales armoniosas.
Las personas con inteligencia social tienen capacidad de empatía, pueden
ponerse en el lugar del otro y ver las cosas desde su perspectiva; son
capaces de aceptar otros puntos de vista y de involucrarse emocionalmente.
La inteligencia social lleva a participar activamente en todos los sectores
de la sociedad, laboral, recreativo, cultural, deportivo, político o
educacional; permite interesarse no sólo por el propio trabajo sino también
por el progreso de la empresa donde se prestan servicios; sentirse bien en
el lugar donde se habita; tener curiosidad por el pasado personal y por la
historia del país donde se vive; trabajar en equipo; colaborar para mejorar
el mundo; ser solidario; ver a los otros como hermanos y no como enemigos;
destacarse en lo que se sabe hacer para contribuir al proyecto común
valorando la participación de los demás y no creerse imprescindible.
La inteligencia social desarrolla el sentido de comunidad y de pertenencia y
hace posible identificarse con el entorno.
Para poder desarrollar la inteligencia emocional hay que sentirse parte del
todo y no un individuo separado; preocuparse por los que están alrededor
tanto como por sí mismo, sentirse responsables y estar disponibles cuando es
necesario.
La inteligencia emocional es poder darse cuenta de lo que le está haciendo
falta al otro, percibir su estado de ánimo más allá de las palabras y tener
el tacto suficiente como para no introducir en la comunicación con él
cuestiones que puedan crearle molestias.
La inteligencia social es poder compartir momentos gratos e intentar hacer
felices a los demás; lograr ser bien recibido en todas partes, tener buen
trato y llevarse bien con todos.
Se actúa con inteligencia social cuando se aprende a escuchar, cuando se
deja de criticar y se aceptan a los demás como son porque se puede entender
lo que piensan y sienten.
La inteligencia emocional reduce la brecha generacional porque une a la
gente y no permite discriminar; hace que la persona se pueda poner a la
altura de cualquier interlocutor, sea quien sea, con respeto y sin prejuicio
alguno y pueda aprender de él.
La inteligencia emocional armoniza los vínculos familiares y hace posible
mantener relaciones de pareja estables.
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