Psicología. Sesgos y prejuicios cognitivos
Psicología. Sesgos y prejuicios cognitivos. Parte 1.
Texto:
http://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Sesgos_cognitivos
Introducción.
El prejuicio cognitivo son muchos efectos estudiados de distorsión en
relación a la interpretación de la información. Son comunes a casi todos los
seres humanos. Es decir el observador percibe la información de forma
selectiva o subjetiva.
En la Psicología cognitiva o en la Psicología social se incluyen entre sus
estudios: las atribuciones sociales, los errores de memoria, la
interpretación estadística etc. Los sesgos desvían drásticamente la
fiabilidad tanto de las pruebas legales como de las anecdóticas. Los sesgos
sociales se denominan generalmente sesgos atribucionales, y afectan a
nuestras interacciones sociales de cada día. También están presentes en la
probabilidad y toma de decisiones que afectan significativamente al método
científico, que ha sido diseñado deliberadamente para disminuir tales sesgos
del observador.
Los sesgos surgen de varios aspectos de nuestras
vidas, la lealtad, el riesgo local, la falta de atención, etc. y son
difíciles de codificar o identificar. Los primeros en identificarlos
fueron Daniel Kahneman, nacido en 1934, y su colaborador Amos Tversky
como investigadores dentro del comportamiento económico. Tversky &
Kahneman intentaban averiguar cuales son los mecanismos cognitivos
empleados en los métodos de resolución de problemas mediante
heurísticas, incluyendo entre ellas, la heurística de disponibilidad y
la heurística de representación.
Algunos investigadores posteriores, tales como David Funder y Joachim
Krueger han sugerido la posibilidad de ver los prejuicios cognitivos no
como errores, sino como atajos empleados por los humanos a la hora de
predecir y tomar decisiones, sobre todo cuando no hay mucha información.
Por ejemplo, el sesgo de efecto de falso consenso describe la tendencia
general de ver las propias actitudes y conductas como comunes,
apropiadas y normales; mientras que observamos las conductas y actitudes
ajenas como inapropiadas, poco comunes y desviadas.
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Sesgos en la toma de decisiones y predisposiciones conductuales.
- Anclaje:
la tendencia común a depender demasiado o "anclarse" en un
rasgo o parte de la información cuando se toman decisiones.
Este efecto ocurre con frecuencia en nuestra vida cotidiana. Para comprobarlo, llevad a cabo el siguiente experimento que propone el psicólogo Gary Marcus:
Sumen 400 a los últimos tres dígitos de su número de móvil. Una vez realizada la operación, contesten a la siguiente pregunta: ¿en qué año terminaron por fin los saqueos de Atila, rey de los hunos, en Europa? La respuesta media de las personas cuyo número de móvil, sumado a 400, da una cifra inferior a 600 fue 629 d.J.C., mientras que las personas que obtuvieron una cifra entre 1.200 y 1.399, su cálculo medio fue 979 d.J.C., 350 años después. (...) Durante el proceso de anclaje y ajuste, la gente parte del punto inicial arbitrario y sigue adelante hasta que encuentra una respuesta de su agrado.
Texto: http://www.xatakaciencia.com/psicologia/el-efecto-anclaje-la-contaminacion-de-juicios-y-convicciones
- Aversión a la desposesión o aversión a la pérdida (endowment effect)
Es la tendencia a preferir evitar las pérdidas por la posibilidad de
adquirir ganancias (teoría de las perspectivas). Así, se demandará más para
renunciar a un objeto de lo que se estaría dispuesto a pagar para
adquirirlo.
Este tipo de conductas puede ser ilustrado con el siguiente ejemplo:
A un individuo se le entrega un ticket de lotería. Antes de realizarse el sorteo, se le ofrece cambiarlo por otro ticket con igual probabilidad de ganar, más una pequeña suma de dinero. Sin embargo, el individuo se rehúsa a cambiar su ticket (Maimaran 2003). El Endowment Effect como el hecho de que los individuos generalmente demandan mucho más dinero por vender un objeto que lo que realmente estarían dispuestos a pagar por adquirirlo.
Texto: http://negociosmba.com/endowment-effect-y-valoracion-de-bienes/
- Descuento hiperbólico:
Dadas dos recompensas similares, las personas
muestran mayor preferencia por aquella que llegue más pronto que por una
posterior. La tendencia se incrementará conforme ambos beneficios estén más
cerca al presente. En este sentido, se descuenta el valor del beneficio
posterior por un factor que aumenta con la duración del tiempo de espera.
Por ejemplo, si alguien puede elegir entre cobrar un importe en un año o cobrar un importe menor ahora, seguramente elige recibir el importe menor ahora mismo.
Estudios científicos han mostrado que para la persona típica un pago de 100€ en un año es igual de atractivo que un pago de 68€ ahora. Así que el valor percibido después de un año es en promedio un 32% menos que su valor actual. Este fenómeno también se aplica a otras áreas, como por ejemplo la gestión y organización de nuestro tiempo. Por ejemplo, si ahora te dedicas una hora a organizar tus archivos, seguramente obtendrás beneficios en el futuro, porque necesitarás menos tiempo para archivar y recuperar documentos. Es muy probable que recuperás la hora invertida dentro de algunos meses. No obstante, organizar el archivador tiene un coste ahora y, debido al descuento en el tiempo, subestimas los beneficios de la limpieza a largo plazo.
Texto: http://canasto.es/2010/05/descuento-hiperbolico-tiempo/
- Efecto Bandwagon o efecto de arrastre:
Es la tendencia a hacer (o
creer) en algo porque muchas personas lo hacen (o creen). Está relacionado
con el pensamiento de grupo o el comportamiento gregario.
El Efecto Bandwagon, también conocido como el efecto de arrastre, es la observación de que a menudo las personas hacen y creen ciertas cosas fundándose en el hecho de que muchas otras personas hacen y creen en esas mismas cosas. El efecto es peyorativamente llamado comportamiento gregario, particularmente cuando es aplicado a los adolescentes. Las personas tienden a seguir a la multitud sin examinar los méritos de una cosa en particular.
En política, el efecto Bandwagon significa que algunas personas votan por aquellos candidatos o partidos que es probable que resulten ganadores (o que son proclamados como tales por los medios de comunicación), esperando estar en el 'lado ganador' al final.
Pero como Eskibel dice: "No es que simplemente piensen que van a votar al candidato A porque A seguramente será el ganador. Es más bien un estado de ánimo colectivo, un impulso ancestral que parece venir desde el fondo más primitivo de nuestro cerebro. Ese impulso a seguir a la manada, a dejarnos arrastrar por ella, a dejarnos llevar. El cerebro humano ha desarrollado magníficas habilidades [...] pero todo ese desarrollo se ha hecho conservando intacto el cerebro animal que le subyace. Incluyendo aquel comportamiento de manada que en oscuros tiempos prehistóricos seguramente fue vital para sobrevivir en un entorno hostil y peligroso. En campañas electorales, el efecto bandwagon opera sobre la parte menos informada del electorado y con menores definiciones partidarias e ideológicas. Pero opera. Lo hace sobre un porcentaje a veces mayor y a veces menor del electorado. Pero opera. Por eso muchas campañas electorales buscan provocar ese efecto bandwagon.".
Por ello es tan importante a veces para los partidos ir bien en las encuestas, para aparecer como potenciales ganadores y envolverse de ese "halo" de positivismo.
Texto: http://thecommunicationslab.blogspot.com.es/2009/10/el-efecto-bandwagon.html
- Efecto espectador:
Es un fenómeno psicológico por el cual es menos
probable que alguien intervenga en una situación de emergencia cuando hay
más personas que cuando se está solo.
El caso paradigmático que dio lugar al interés por el que se denominó como 'efecto espectador' fue el de Kitty Genovese. Cuando estaba a punto de entrar en casa, esta mujer fue asaltada por un agresor, que la apuñaló. Algún vecino increpó al maleante. Esto lo hizo huir, pero simplemente para volver unos 10 minutos más tarde y continuar con la agresión, que duró -se comenta- más de media hora. Varios testigos observaron o escucharon desde sus casas partes de la prolongada agresión. Al llegar la policía, se encontró con numerosos testigos que pudieron describir con precisión el ataque (aunque ninguno lo presenció de forma completa, había gran cantidad de personas que habían oído o visto partes del asalto). Sin embargo, las llamadas a la policía se iniciaron bastante tiempo después de que los vecinos se percataran del incidente, y ninguno de los numerosos testigos hizo nada realmente disuasorio para ayudar a esa mujer, que terminó falleciendo debido a las heridas ocasionadas por su asaltante.
A partir de este caso se inició el interés por los estudios acerca de las situaciones de emergencia y el comportamiento de las personas. Se realizaron distintos experimentos en los que se pudo replicar el efecto.
La explicación principal de la ocurrencia de este efecto es por dos razones: la ambigüedad de la situación de emergencia y la difusión de la responsabilidad entre los testigos.
Esto es que, al haber muchos testigos de una situación de emergencia, se generan dudas a la hora de actuar, vergüenza por pensar que no va a ser capaz de ayudar adecuadamente, pensamiento de que alguien ya habrá ayudado o solicitado auxilio a las autoridades... Se corre el riesgo de que todos los sujetos piensen que alguien más preparado ayudará; que, de tantos sujetos presentes, alguno habrá avisado a la policía o ambulancia... y es posible que ninguno de los testigos actúe, o que lo hagan cuando ya sea tarde. Esto es menos probable que ocurra si hay pocos testigos de la emergencia, puesto que son conscientes de que si ellos no ayudan, nadie está allí para hacerlo.
A partir de estos estudios también se describió que las mujeres son más sensibles al efecto del espectador; es decir, que sufren más dificultades para iniciar la ayuda en situación de emergencia. Por contrapartida, las mujeres suelen ayudar más de forma habitual a las personas que dependen de ellas (hijos, personas mayores, familiares enfermos...).
Texto: http://tufisio.net/efecto-espectador.html
- Efecto denominación:
Es la tendencia a gastar más dinero cuando está
denominado en pequeñas cantidades (por ejemplo, en monedas) más que en
grandes (por ejemplo, billetes).
- Efecto de encuadre:
Es la tendencia a alterar las decisiones según
sea presentada una misma opción. Como resultado, se deducirán conclusiones
diferentes a partir de la misma información dependiendo de la forma como se
presenta la información. En concreto, las personas tienden a seleccionar
opciones, dependiendo si la cuestión está enmarcada para concentrarse en las
pérdidas o en las ganancias.
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Entre los numerosos acontecimientos que ocurren en un día cualquiera, los medios de comunicación seleccionan aquellos que sus editores consideran que vale la pena contar. Por esta selección, en el ordenamiento mismo de su exposición y por el tiempo que le dedican a los eventos que escogieron, de hecho crean una idea de la importancia relativa de unos acontecimientos sobre otros. De igual modo crean una idea de la credibilidad e importancia de sus fuentes al escoger entre las diversas versiones de la realidad que reciben.
También tienen que decidir cómo narrar lo que ocurre y tienen que ilustrarlo con referencias simbólicas, llamados a la emoción, metáforas o imágenes. Tienen, en suma, que contar sus historias dentro de marcos acotados de referencia que son los que, a fin de cuentas, modifican los criterios con los que el público evalúa y juzga lo que ocurre. A esta producción de historias se le conoce como proceso de encuadre de los medios de comunicación, y de éste depende la manera en que los medios inciden en la forma en que las personas ven el mundo y piensan sobre él.
El proceso de encuadre de los mensajes es un “proceso discursivo de actores estratégicos que usan recursos simbólicos para participar en este esfuerzo colectivo para darle sentido a los asuntos públicos”
Texto: http://www.politicaygobierno.cide.edu/num_anteriores/Vol_Tematico-1_2009/08_Beltran_publicidad_(236-271).pdf
- Ilusión del control:
Es la tendencia a sobreestimar el grado de
influencia sobre otros eventos externos. De esta forma, los seres humanos
tienden a creer que pueden controlar o al menos influir en las consecuencias
o resultados que claramente no pueden controlar ni influir.
Vale la pena recordar las secuencias de la película “El náufrago”, que interpreta Tom Hank, para darnos cuenta de que es real que lo más importante no depende de nosotros; que es muy poco lo que podemos controlar y que la idea que tenemos de que la realidad de nuestra existencia la hacemos solamente nosotros es apenas una ilusión. En esta película el protagonista es un alto ejecutivo de una gran empresa de transporte de carga que se siente orgulloso de haber logrado con su trabajo la más alta eficiencia en las entregas de su compañía. La fatalidad hace que el avión en el que viaja tenga un desperfecto y se precipite en el océano. Milagrosamente salva su vida pero cuando recupera la conciencia, advierte que se encuentra en una isla desierta alejada de las rutas de navegación y con ninguna posibilidad de ser rescatado.
Aún en esa circunstancia y fiel a sus principios, piensa que puede controlar cómo, dónde y cuándo suicidarse; por lo tanto, fabrica una soga y busca un árbol lo suficientemente alto como para colgarse. El único árbol disponible se encuentra en lo alto de un peñasco; no obstante, con gran esfuerzo logra alcanzarlo y decide cumplir con su objetivo. Pero la rama no es todo lo firme que necesita para soportar el peso de su cuerpo y se rompe, impidiendo que cumpla su propósito. Se da cuenta que tampoco ese deseo parecía depender de él y por un momento siente que lo envuelve una extraña calidez.
Piensa entonces que lo único que le queda por hacer es seguir respirando y tratar de subsistir. Inesperadamente la marea deposita en la playa una de las alas del avión hundido, ideal para utilizar como vela de una posible balsa que ahora sí puede construir.
Con la esperanza de vencer las olas de la costa y poder internarse en el mar en busca de alguna embarcación que lo auxilie, después de cuatro largos años de soledad en esa isla, decide hacer el intento y cuando ya está a punto de sucumbir de hambre y sed, después de muchos días de navegar a la deriva, es rescatado por un barco y puede retornar a la civilización. Sin embargo, la vuelta a casa no es lo que imagina, porque ya no le ve sentido a su antigua existencia y su antigua novia, que lo creía muerto, está casada con otro.
Esta circunstancia le produce una gran desilusión, ya que fue el recuerdo de ella lo que lo había ayudado a sobrevivir. De nuevo se encuentra en una situación en la que no puede hacer nada y se da cuenta que solamente le queda aceptarla y seguir respirando, con la esperanza de ver qué es lo que esta vez le puede traer la marea.
Ya no es más el hombre decidido a esforzarse para hacer que las cosas funcionen; porque pudo aprender que en la vida sólo hay algunas pocas cosas que se pueden controlar, las que dependen de uno, las otras, que son la mayoría, suelen aparecer solas.
Texto: http://psicologia-malenalede.blogspot.com.es/2011/09/la-ilusion-del-control.html
Segundo ejemplo:
Las situaciones a las que nos enfrentamos (o que simplemente presenciamos) en nuestra vida pueden clasificarse en función de si permiten o no la posibilidad de ser influenciadas o controladas por los individuos. Hay situaciones dominadas por el azar, y otras en las que la habilidad de los actores tiene algún papel. Valgan un par de ejemplos sencillos: La capacidad atlética de un corredor es fundamental en el resultado de una prueba de 100 metros lisos (situación de habilidad), y por lo tanto dicho corredor tiene algún control sobre el resultado. Por otro lado, las habilidades de un jugador de póker no pueden afectar en absoluto a las cartas que le hayan tocado al repartir la baraja (situación de azar), y concluiremos que el jugador no tiene control alguno sobre este resultado: si le han tocado malas cartas, no dependerá de sus habilidades, empeño, voluntad, etc.
Evidentemente, nuestra vida está plagada de situaciones en las que no existe el control del resultado por parte del individuo: los juegos de azar como la lotería, los accidentes, algunas enfermedades, los encuentros casuales... No obstante, los seres humanos nos resistimos a aceptar que el azar pueda dominar una parte importante de nuestras vidas.
Esta realidad representaría un ataque en toda regla a nuestra autoestima, pues nos obligaría a vernos como lo que somos a menudo: muñecos moviéndose de un lado a otro a merced de un mar de olas aleatorias que golpean desde mil direcciones. Nos gusta más la imagen de un universo ordenado donde todo tiene una explicación lógica y sencilla, pensar lo contrario nos hace sufrir.
En consecuencia, y para evitar ese sufrimiento, interviene el autoengaño, y tendemos a tratar las situaciones de azar como si fueran situaciones de habilidad (es decir, tratamos las situaciones incontrolables como si pudiéramos controlarlas). Un jugador de lotería se siente más confiado en que va a obtener el premio si le permiten escoger el número con el que va a jugar (Langer, 1975); un jugador en un casino pondrá mucho cuidado y concentración al arrojar los dados sobre la mesa para conseguir el número que desea (Henslin, 1967), o bien acarreará amuletos para "atraer la buena suerte"; los familiares de un fallecido en un accidente buscarán una explicación más allá de la pura casualidad o el azar (Kushner, 1981)... En este proceso de autoengaño intervienen múltiples factores que pueden estudiarse desde muchos puntos de vista.
Texto: http://es.wikipedia.org/wiki/Ilusi%C3%B3n_del_control
- Sesgo de atención:
La tendencia implícita a que los estímulos
emocionalmente relevantes en el propio entorno mantengan o limiten la
atención de forma preferencial.
En el año 1999, Christopher Chabris y Daniel Simons, dos psicólogos cognitivos de EEUU realizaron un simple pero llamativo experimento: convocaron a seis estudiantes, los dividieron en dos equipos (remera blanca y remera negra) y les pidieron que se pasaran la pelota entre ellos mientras se mezclaban. Y ellos filmaban. Luego les pidieron a alumnos voluntarios de la Universidad de Harvard que miraran el video (de menos de un minuto) y que contaran la cantidad de pases que hacían los jugadores de remera blanca.
La mayoría contestó correctamente, pero cuando Chabris o Simons les preguntaron si habían visto un gorila, todos sin excepción dijeron “¿un qué??” Promediando el video, una estudiante disfrazada de gorila entra en escena, se para entre los jugadores, mira a la cámara, levanta el pulgar y se retira luego de 9 segundos. Curiosamente, ninguno de los voluntarios lo había visto.
Se había producido un sesgo atencional: “cuando en nuestra vida cotidiana le prestamos mucha atención a un área o aspecto de nuestro campo visual, tendemos a no advertir objetos inesperados, aún cuando sean prominentes. Es un error de percepción, lo que se denomina “ceguera por falta de atención”, una de las tantas ilusiones con las que convivimos y nos manejamos todos los días en el mundo. O, como dicen estos investigadores, una de las tantas trampas que nos juega nuestra cabeza y dominan nuestros pensamientos, decisiones y acciones, aunque no nos demos cuenta”
Texto: http://soberanamente.com/percibimos-lo-que-esperamos-ver/
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