Optimismo vs pesimismo 2
Optimismo vs pesimismo 2
Texto:
http://juanmago.com/2008/02/19/el-optimista-y-el-pesimista/
OPTIMISMO Y PESIMISMO, OPTIMISTA Y PESIMISTA
El optimismo y el pesimismo parecen a simple vista dos cualidades
equivalentes, con ventajas de signo opuesto. El optimista es más rápido para
la acción, es más activo. Pero subestima las dificultades y corre el riesgo
de aventurarse en forma desprevenida en sendas peligrosas. El pesimista, por
el contrario, es excesivamente prudente y termina por perder muchas buenas
oportunidades. En fin, lo ideal parece ser una sagaz mezcla entre ambos.
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Optimismo y Pesimismo
En realidad, optimismo y pesimismo no son sólo dos actitudes con las
dificultades y con el futuro. Son también dos maneras diferentes de
relacionarse con uno mismo y con los otros seres humanos.
Empecemos por el pesimista. Hemos dicho que tiene una visión negativa del
futuro. Pero tiene también una visión negativa de los humanos. De ellos
espera lo peor. Cuando los observa descubre en todas partes las cualidades
peores, las motivaciones más egoístas, menos desinteresadas.
¿Optimista o ingenua? Resultado = estafada.
Para el pesimista la sociedad está formada por gente mezquina, corrupta,
íntimamente malvada, siempre lista a sacar ventaja en beneficio propio de la
situación. Gente de la cual no puede uno fiarse y que no merece nuestra
ayuda.
Si le cuentan un proyecto, en poco tiempo presentará todos los obstáculos,
todas las dificultades con las cuales la persona habrá de toparse. Y le dará
a entender que luego, una vez alcanzado el objetivo, sólo tendrá amarguras,
desilusiones y humillaciones. En poco tiempo hará sentir a la persona vacía,
sin fuerzas.
El pesimista tiene un poder extraordinario de contagio. A veces basta
encontrarlo a la mañana, por la calle,y en poco tiempo, transmite toda su
actitud negativa y su pasividad. Tiene éxito explorando algunas tendencias
presentes en todos nosotros y que no esperan otra cosa para ser despertadas
y potenciadas.
Tres Optimistas: Rita Barberá, Francisco Camps y Bernie Ecclestone, y su
"ilusionante proyecto: la F1 en Valencia
La primera es nuestro miedo al futuro. La segunda es nuestra tendencia
natural a la pereza, nuestra tendencia a quedarnos quietos, cerrados en
nuestra cáscara. El pesimista, en realidad, es básicamente perezoso. No
quiere hacer esfuerzos para adaptarse a las cosas nuevas. Es rutinario.
Tiene rituales precisos para despertarse, para la comida, para el fin de
semana.
Frecuentemente el pesimista es también avaro. ¿Por qué debe ser generoso, si
todo el mundo está lleno de gente ávida, de corruptos, de aprovechados? No
pocas veces es, en fin, envidioso. Si se lo hace hablar, se puede observar
que elogia lo que ha hecho en el pasado. Y agrega que hubier podido hacer
muchas más cosas si no hubiera sido obstaculizado, si no hubiese tanta
corrupción, si no hubieran sido favorecidos aquellos que no se lo merecen.
Perezosos, pesimistas (siempre les va mal) y avaros (la banca y los
banqueros)
Pasemos ahora al optimista. Comparado con el pesimista, parece ingenuo.
Confía en los hombres, corre el riesgo. Si se observa más atentamente, sin
embargo, uno se da cuenta de que en realidad, ve las maldades y las
debilidades de los otros. Pero no se deja detener por estos obstáculos.
Cuenta con el hecho de que en cada ser humano hay algunas cualidades
positivas y trata de despertarlas.
El pesimista está recluido en sí mismo y no escucha a los demás, los percibe
como entidades amenazantes. El optimista, en cambio, presta atención a las
personas. Las deja hablar, les dedica tiempo, las observa. De esta manera
logra identificar, en cada uno, algún aspecto positivo, esa cualidad que
puede exaltar, hacer fructificar.
Pesimistas y avaros, que tienen la misión de liderar. Mal asunto.
Así consigue arrastrar a los hombres, unirlos, guiarlos hacia un objetivo.
Todos los grandes organizadores, todos los grandes emprendedores, todos los
grandes políticos deben tener esta capacidad.
El optimista también consigue superar mejor las dificultades. Porque está
más abierto a soluciones nuevas y puede transformar rápidamente una
desventaja en una ventaja. El pesimista ve la dificultad antes, pero se deja
hipnotizar, paralizar por ella. Mientras que, a menudo, basta sólo un poco
de imaginación para revertir la situación.
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