Para ser feliz. Rodéate de gente feliz
Para ser feliz. Rodéate de gente feliz
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Diversos experimentos han demostrado que las personas identifican con mayor
facilidad y rapidez un rostro sonriente entre un conjunto de rostros tristes
o apáticos. ¿Recuerdas los libros de Buscando a Wally? Probablemente lo
encontrarías antes si Wally sonriera y la muchedumbre que lo rodea, no.
Así de atractivo es para nosotros un rostro alegre. Porque la alegría se
transmite de rostro a rostro, modelando nuestro cerebro y produciéndonos
bienestar inmediato, puramente químico.
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Si estás triste o decaído, tal vez sirva el consumir un buen cubo de helado.
O quizá ayude realizar un viaje de larga distancia. Tal vez sea necesario
recurrir al Prozac, al Zoloft, al Xanax, al Ativan o a las sales de litio.
Practicar algún deporte también ayuda. Sin embargo, no hay nada mejor que
tener amigos optimistas y alegres para que nuestro cerebro refleje ese
estado de ánimo, como un espejo perfectamente pulimentado.
Si finalmente consigues reactivar tu estado de ánimo, si rezumas felicidad
por todos tus poros, sin sonríes a la mínima, entonces no cabe duda de que
convertirás a tu religión a otras personas tristes que te salgan al paso.
Así pues, rodearte de amigos felices no sólo te hace más feliz, sino que te
permite hacer feliz a más gente; y también a tus propios amigos felices, por
supuesto. Las sonrisas se propagan así como el bostezo: basta que veamos a
alguien bostezar para sentir la necesidad irrefrenable del bostezo.
Uno de los estudios más importantes sobre el contagio de la felicidad, el
Framingham Heart Study, publicó sus análisis en la revista British Medical
Journal, en enero de 2009. En él se recogieron y analizaron la información
personal, social y clínica desde 1945 de casi 5.000 personas que vivían en
la localidad de Framingham, Massachussets. Los resultados confirman que la
felicidad se contagia por la red social, y que este contagio se produce
entre amigos o familiares, y no tanto entre compañeros de trabajo.
Los análisis matemáticos de la red sugieren que una persona tiene alrededor
de un 15 por ciento más de probabilidades de ser feliz si está conectada
directamente (con un grado de separación) con una persona feliz. Y la
propagación de la felicidad no se detiene aquí. Las personas que se
encuentran a dos grados de separación (el amigo de un amigo) de una persona
que es feliz tienen un diez por ciento más de probabilidades de ser felices,
y las personas que están a tres grados de separación (el amigo de un amigo
de mi amigo) tienen alrededor de un seis por ciento más de probabilidades de
ser felices. A cuatro grados de separación, no hay incidencia.
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