Felicidad. Eduardo Punset
Felicidad. Eduardo Punset.
Texto: Extracto de libro "Excusas para no pensar" (últimas
páginas).
Diez mandamientos para no ser infeliz
Cualquier momento puede ser bueno para repasar lo aprendido sobre la
felicidad. Ahí van los diez mandamientos para no ser infeliz.
Primero
No intente ser feliz todo el rato. La felicidad es una emoción positiva
universal y, como todas las emociones básicas, efímera. Ahora bien,
cuando sienta ese gusanillo en su interior que le dice que se siente
bien, dígaselo en voz alta a sí mismo: «¡Estoy bien!».
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Segundo
Intente disfrutar la preparación y la búsqueda de sus metas y objetivos. Haga
como mi perra, que es más feliz cuando está esperando la comida que cuando pone
el hocico en el plato de cereales.
Tercero
La felicidad es, primordialmente, la ausencia del miedo. Aparte de su
imaginación, todo lo que le puede generar miedo e intranquilidad. Cabe una
cierta ansiedad provocada por los preparativos, pero elimine los grandes miedos
de su vida, por lo menos durante una temporada. Para perder el miedo a las cosas
pequeñas hay que habérselo perdido a las cosas grandes, como la perspectiva de
la muerte o la falta de trabajo.
Cuarto
Cuide los detalles y las cosas pequeñas en lugar de seguir obsesionándose
por los grandes proyectos. Lo mejor que le puede ocurrir es que le echen en cara
que el árbol no le deja ver el bosque. Pues muy bien, olvídese del bosque y
disfrute del árbol.
Quinto
Las investigaciones más recientes demuestran que el nivel de felicidad
aumenta con la edad. Sabíamos que nunca se es más feliz que durante los nueve
meses de vida fetal. Lo que acabamos de descubrir es que el segundo periodo más
feliz viene con la edad. Los recuerdos son más numerosos y la consiguiente
ampliación de la capacidad metafórica y de la creatividad compensa largamente
los procesos de pérdida neuronal.
Sexto
Concentre todos sus esfuerzos en disfrutar de aquello que más le guste:
leer, jugar al tenis o al golf, hasta trabajar si le apetece. Todo, salvo
aburrirse delante de la tele o en conversaciones sin sentido. Es importante
sentir que le absorbe lo que está haciendo.
Séptimo
No desprecie a nadie. La antítesis del amor no es el odio, sino el desprecio
hacia los demás. El sentimiento de desprecio implicaba la muerte en los tiempos
primitivos y tendemos a subvalorar su impacto nefasto sobre nuestra vida
emocional.
Octavo
Cuide sus relaciones personales. De todos los factores externos de la
felicidad —como el dinero, la salud, la educación, la pertenencia a un grupo—,
el que mayor impacto tiene sobre la felicidad son las relaciones personales.
Procure no malograrlas.
Noveno
Aproveche la capacidad que tenemos de imaginar —lo único que realmente nos
diferencia de los chimpancés— para pensar en cosas bellas, en lugar de en
desgracias. No tiene sentido la capacidad de la mayoría de la gente para hacerse
infeliz imaginando.
Décimo
Durante el invierno no paramos de invertir en nuestro futuro o en el de los
seres queridos. No nos queda tiempo para gastar en nuestro propio mantenimiento.
Hay un exceso de inversión y un déficit de mantenimiento. Aproveche las
vacaciones y el tiempo libre para invertir menos y colmar el déficit de
mantenimiento de uno mismo.
Un ejemplo de felicidad
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La neurociencia sorprendió a todo el mundo hace unos
años cuando declaró a Matthieu Ricard el hombre más feliz del mundo.
Ricard —biólogo y monje budista, al que he citado anteriormente— tiene
una larga experiencia en el campo de la meditación. Fue sometido a un
exhaustivo experimento con escáneres cerebrales para medir las
consecuencias del tipo de meditación que él practica, en la que se
genera un estado de amor y compasión pura, no enfocada hacia nada ni
nadie en particular.
Los resultados mostraron niveles por encima de lo
conocido hasta entonces de emoción positiva en el córtex prefrontal
izquierdo del cerebro. Mientras que la actividad del lóbulo derecho
—justo en el área relacionada con la depresión— disminuía, como si la
compasión fuera un buen antídoto contra la depresión. Y también
disminuía la actividad de la amígdala, relacionada con el miedo y la
ira.
Ricard, con toda su experiencia y sabiduría, siempre me ha recomendado la
meditación. Dice que es un ejercicio excelente para que la mente se calme, se
vuelva más clara, y así, sea más flexible y la pueda utilizar para cultivar el
altruismo, la compasión y al final, ser más feliz, como él. Y es que después de
pasar cuarenta años en el Tíbet ha llegado a la conclusión que lo más importante
para hombres y mujeres es conseguir la libertad interior para liberarnos de los
procesos mentales que generan odio, celos, arrogancia, deseo obsesivo, entre
otros, a través del altruismo y la compasión.
Ricard cree que necesitamos una sociedad más compasiva, en la que hay que tener
consideración por los demás y preocuparse por el prójimo, ya que si no
cooperamos, todos salimos perdiendo. ¿Por qué disminuye la calidad de vida?
¿Por qué existe una brecha tan grande entre el norte y el sur? ¿Por qué hay toda
esta pobreza? Ricard cree que el mundo podría solucionarlo todo fácilmente con
los recursos que tenemos y con una mayor dosis de altruismo.
Por otro lado, Martin Seligman, el padre de la psicología positiva, a quien
también me he referido antes, señaló que la felicidad consta de tres
componentes. Por un lado estaría la búsqueda del placer, esencial pero efímero,
predominante en la sociedad actual, y por otro, el desarrollo de nuestra
capacidad interior para sobrellevar los momentos difíciles y adaptarnos a ellos,
así como la de ponernos al servicio de algo que nos trascienda, algo que sea más
importante que nosotros mismos. Todo ello nos puede otorgar la sensación de
bienestar, plenitud y satisfacción en nuestra vida.
Porque la felicidad no es la suma de las experiencias individuales, va más allá
de éstas y tiene mucho que ver con la percepción y memoria interna de nuestra
vida en su conjunto. Por esta razón la gratitud es clave. Gratitud por lo bueno
y lo menos bueno de la vida. El ver la vida como una aventura en la que, por
supuesto, no todo es fácil, pero en la que el centro se encuentra en el proceso
mismo, no en el objetivo final. Vivir con el sentimiento de que cada día es
nuevo. Disfrutar del camino y sacudirse el polvo después de cada caída, porque,
como Edward Diener demostró, pasado cierto tiempo de cualquier tragedia, se
suelen recuperar los niveles normales de felicidad de cada persona, siendo lo
que más nos cuesta superar la pérdida de un ser querido y la del puesto de
trabajo. Experimentar dolor en la vida da hondura al ser. Quedarse apegado al
dolor es un sinsentido. En definitiva, cada uno es responsable de ver la botella
medio vacía o medio llena de la belleza de la vida.
Segunda parte. La fórmula de la felicidad.
Extracto del libro "El viaje a la felicidad de Punset" y
http://evolucionando.wordpress.com/2007/01/20/la-formula-de-la-felicidad-de-eduardo-punset-o-la-felicidad-esta-en-no-necesitar-nada/
Eduardo Punset (uno de los mejores divulgadores científicos de la actualidad) se
atreve a afirmar la existencia de una formula matemática para la felicidad, en
su libro maravilloso “El viaje a la felicidad “. Es una conclusión a la que él
llega después del desarrollo de su libro, basado en las investigaciones más
recientes que investigadores de diversas ramas han efectuado sobre o alrededor
de ese mágico concepto “felicidad”.
La formula es la que sigue: Felicidad = E (M+B+P) / R+C.
FACTORES SIGNIFICATIVOS (S) E= Emoción al comienzo y final del proyecto. “la
felicidad se encuentra en la sala de espera de la felicidad”, como bien dice
Punset.
M= Mantenimiento y atención al detalle.
B= Disfrute de la búsqueda y la expectativa.
P= Relaciones Personales.
FACTORES REDUCTORES DEL NIVEL DE FELICIDAD
(R) Ausencia de Desaprendizaje. Recurso a la memoria Grupal. Interferencia con
los procesos automatizados. Predominio del miedo.
CARGA HEREDADA (C) Mutaciones lesivas. Desgaste y envejecimiento. Ejercicio
Abyecto del Poder Político. Estrés imaginado.
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