Las 7 reglas de oro para vivir en pareja. Parte I

Creado: 5/7/2012 | Modificado: 30/1/2013 6021 visitas | Ver todas Añadir comentario



Las 7 reglas de oro para vivir en pareja. Parte I.

Texto: http://www.carolinarampoldi.com/es/tips-a-news/notas/234-las-siete-reglas-de-oro-john-gottman.html 
 


El psicólogo estadounidense John Gottman abrió las fronteras con su libro "Siete reglas de oro para vivir en pareja". Y aquí distintos especialistas opinan sobre el fenómeno. ¿La conclusión? Sí, es posible, más allá de esta época de crisis.

Eche un vistazo a su entono y seguramente descubrirá algún matrimonio malhumorado a punto de la ruptura.

El promedio de duración del contrato marital se redujo en los últimos años a menos de la mitad: de 20 años pasó a 10, como máximo, según juzgados civiles porteños consultados por Clarín (periódico Argentino) el año pasado. Por estos días, ver una pareja longeva caminando de la mano, que conversa y sonríe, resulta un hallazgo que a algunos les devuelve de modo pasajero la fe en eso de "hasta que la muerte nos separe".


Entonces, ¿por qué algunos matrimonios funcionan, a pesar de los problemas y del paso del tiempo?

Esto se propuso develar John Gottman, un psicólogo estadounidense que se hizo famoso en los 90 por el popularmente conocido Laboratorio del Amor. El profesor emérito de Psicología en la Universidad de Washington, mide allí lo intangible desde hace dos décadas. Por su Laboratorio de investigación sobre la Familia, en Seattle, han pasado cientos de parejas a las que entrevista, observa y filma. Mientras los compañeros de ruta discuten sobre temas tan mundanos como el dinero, la crianza de los hijos o las tareas domésticas, cámaras y sensores registran variables fisiológicas de sus cuerpos (pulso, ritmo de la respiración, temperatura).

El lenguaje corporal y los tonos de voz también son evaluados al detalle. El especialista asegura que luego de 30 años de estudiar las maneras en que interactúan los cónyuges, puede anticipar crisis matrimoniales con un grado de certidumbre del 94 por ciento. Gottman y su equipo desarrollaron modelos matemáticos para sus predicciones según los cuales si las reacciones positivas de una pareja se mantienen en una relación de 5 a 1 sobre las negativas, entonces el matrimonio tiene futuro.

"Descubrimos que las parejas felices aplican, sin saberlo, siete principios", sostiene el terapeuta, quien identificó también rasgos comunes entre las que fracasan. De acuerdo a su teoría, los matrimonios exitosos lejos de no tener crisis y desavenencias, se diferencian del resto de los mortales por ser parejas emocionalmente inteligentes.
 

Riñas sin jinetes

Pensar que la vida marital es sana y gratificante porque la pareja no tiene grandes conflictos ni peleas es una utopía bastante ingenua.

Las parejas emocionalmente inteligentes de modo intuitivo, o aprendido, sufren airosas aún entre huracanes porque, según Gottman, mantienen fuera de sus discusiones lo que él llama Los cuatro jinetes del Apocalipsis: la crítica, el desprecio, la actitud defensiva y la evasión. Estas personas tienen sentido del humor, pueden mantener una discusión sin faltarse el respeto, saben apretar pausa en el momento justo para retomar la calma y pensar con lucidez y son flexibles a la hora de negociar pero no dejan que el otro avasalle sus sueños.


En su libro Siete reglas de oro para vivir en pareja, Gottman no mezquina ejemplos. Una conversación destructiva para el vínculo reúne a los cuatro jinetes y puede sonar más o menos así:


Comienza con un planteamiento violento (crítica) hacia el otro. Ella dispara: "No sacaste la basura. ¿Por qué siempre te olvidas todo y no te importa nada?", en lugar de "Estoy disgustada porque no sacaste la basura, dijimos que lo haríamos por turnos". Luego, un par de ojos en blanco o un tono escéptico bastan para pasar de la crítica a la burla, el sarcasmo u otra forma de desprecio: "¿Si te lo anoto, crees que podrás cumplir con la tarea?" Entonces, hace su entrada el tercer jinete que agrava el conflicto: "El problema no soy yo, sos vos con tus reclamos constantes, parece que no registras las veces que llego más tarde por dejar a tu mamá en su casa". Defensa y ataque aumenntan la tensión emocional. Finalmente, uno de los dos, por lo general el hombre que se abruma más rápido que la mujer, opta por la evasión, deja de ofrecer señales de reconocimiento, aparta la vista y la concentra en el noticiero. Una combinación explosiva que se completa con los intentos frustrados de desagravio: "Bueno, dejemos de gritar, estamos los dos cansados". Y él responde: "Je, ¿justo ahora te cansaste?".

Hay parejas que saben hasta dónde apretar el acelerador. Algunas personas pueden detenerse y se preguntan' ¿a quién le estoy gritando esto?' Se dan cuenta que proyectan en el otro conflictos personales más arcaicos, anteriores a la pareja.

Y otras no lo ven, tienen un buen nivel intelectual, pero se pasan veinte años peleando por lo mismo, descalificando al otro. Los emocionalmente inteligentes, en cambio, se dan cuenta de que esta actitud es mortífera y no entran en el círculo vicioso", comenta Adrián Sapetti, psiquiatra, sexólogo clínico, presidente de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana (SASH).

Para la licenciada Esther Victoria Czernikowski, Miembro Titular de la Asociación Argentina de Psicología y Psicoterapia de Grupo (AAPPG), autora entre otros libros de El amor entre el humor y el dolor, "las peleas matrimoniales tienen muy mala prensa, pero el problema no es tan grave si saben volver y amigarse. Para muchas parejas es su modo de resolver el conflicto antes de llegar al acuerdo" .

Los especialistas consultados coinciden en que no se puede predecir de modo tajante el fracaso o el éxito de un matrimonio, pero ciertas actitudes recurrentes ensombrecen el panorama.

El psicoterapeuta de pareja y familia, Claudio Des Champs, docente fundador y supervisor de la Escuela Sistémica Argentina, menciona algunos signos observadas durante la consulta: "No aparece la capacidad de reírse de sí mismos; concurren a las entrevistas para probar que hay dos opiniones, la propia y la equivocada, para cambiar o recuperar al otro, o para que el profesional a cargo encuentre al culpable de la situación. A estas parejas, en el mejor de los casos, la terapia les ahorra tiempo y sufrimiento y las ayuda a disolver el vinculo en los mejores términos posibles".


¿Con quién estoy casado? El mapa del amor. Aceptar las diferencias.

Uno de los principios básicos de las parejas emocionalmente inteligentes de Gottman es que tienen un completo y actualizado "mapa del amor" . Esto quiere decir que conocen íntimamente el mundo de su compañero. Han destinado un amplio espacio del disco rígido de su cerebro al matrimonio.

Recuerdan eventos importantes de la vida del otro, saben con qué prefiere condimentar la ensalada, qué música detesta y cuál es su complejo arrastrado de la infancia. Conocen sueños, miedos y objetivos de su compañero/a. Sin este mapa, que es dinámico, aclara, "no podemos conocer a nuestra pareja, y si no la conocemos, ¿cómo podemos amarla de verdad?" .

La presidente de la Sociedad Argentina de Terapia Familiar (SATF), Adriana Schiera, señala:
"Para que una pareja funcione, la elección del compañero se tiene que dar en términos reales, sin idealización, sin buscar la perfección y sabiendo quién es realmente el otro, viendo lo bueno y lo malo".

Aceptar las diferencias es un requisito clave para una convivencia armoniosa. "Somos diferentes, pero no 'porque sos diferente de mí', caso en el que uno se erige metro patrón y los demás difieren de un modelo consagrado. Somos radicalmente diferentes", especifica Czernikowski.


Gestos que suman. Cariño y admiración.

"Las parejas felizmente casadas sienten que la persona con la que están es digna de respeto y cariño, y se lo hacen saber en los detalles cotidianos", afirma Gottman.

Parece una verdad de Perogrullo: ¿quién quiere estar junto a alguien a quien se rechaza o con quien no demuestra aprecio por nuestra persona? El cariño y la admiración son antídotos contra el jinete venenoso del desprecio. Para cultivarlos es necesario estar en contacto cotidiano con los aspectos positivos de la pareja, y, en caso que fuera necesario, desenterrarlos del olvido, porque si todo el tiempo se pone el ojo en lo negativo, será difícil crear un ambiente gratificante para ambos.

Se ven matrimonios en los que uno pide al otro algo tan simple como 'para mí es importante que seques el baño luego de la ducha, y el otro se empeña en no concederlo. Así muestra que ejerce el poder en la relación y denigra a su pareja. Esto tiene repercusión en la vida sexual. La relación sexual comienza en el trato cotidiano, en los pequeños detalles.

Para las parejas funcionales, el acto sexual es algo coherente, una continuidad y no un hito aislado en el día", dice Sapetti. "La unión es un organismo vivo que se debe cuidar y nutrir a diario. Hay que tomarle la fiebre constantemente para ver si necesita ajustes". 'Me casé y ya está, se trata de un pensamiento mágico y riesgoso, como si la pareja funcionara en piloto, por sí sola enfatiza Schiera.

El psicólogo Des Champs resalta el valor de aprender a compartir pequeños y grandes momentos tareas de la casa, diversión, silencios, charlas y proyectos." También es muy importante la expresión del afecto, gestos, palabras actitudes, que dicen, de innumerables formas, 'te quiero, eres importante, prioritaria o prioritario para mí'."


¿Y qué pasa cuando las diferencias parecen irreconciliables?


"Quizás uno sea ahorrativo porque le aterra llegar a la vejez pobre y sin cobertura médica como sus abuelos, mientras que la esposa, que tuvo privaciones económicas toda su vida considera que ahora, que está en mejores condiciones, se merece disfrutar Existen en una pareja problemas solubles y otros, no. Habrá que aprender a diferenciarlos, a convivir con los segundos y a resolver los primeros mediante discusiones inteligentes" sostiene Gottman.

A lo hora de conversar los temas conflictivos, el psicólogo recomienda usar estrategias que mitiguen la tensión. Por ejemplo ser flexibles, mantener le humor, la tolerancia, asumir compromisos y aprender a relajarse para no perder la calma.

Si aún así no hay coincidencia, los matrimonios felices logran comprender los sueños o miedos individuales del otro y aceptan que se puede convivir con las diferencias.

Schiera destaca que es fundamental la capacidad de acordar en forma clara y explicita, y cumplir con lo pactado. "A veces creemos que estamos acordando, pero no es así. Hay niveles del acuerdo que son inconscientes o implícitos, y llevan a confusiones. y a la hora de resolver una situación, la persona se encuentra con algo que no imaginaba."

Otro factor importante para cualquier vínculo humano es la flexibilidad. Los encasillamientos empobrecen e impiden escuchar otro punto de vista. Las parejas flexibles logran reajustar sus pactos a las circunstancias y etapas de la vida.

De a dos. Deja que tu pareja te influya.

"Deja que tu pareja te influya", dice Gottman, especialmente a los varones, quienes, señala, son culturalmente proclives a "no querer compartir el poder", incluso vanagloriarse de eso entre ellos.

Aún en nuestra época la igualdad de sexos, escribe el autor, hay varones que toman las decisiones de pareja sin considerar la opinión de la compañera."Mal negocio", advierte. "Las mujeres casadas con hombres que aceptan su influencia tienen las posibilidades de ser bruscas y criticas en una discusión." "El hombre que se resiste a compartir el poder está tentando a los cuatro jinetes, lo que es emocionalmente poco inteligente."

Este falso derecho que asume uno de los integrantes al decidir por el otro tiene que ver también con suposiciones culturales. Una condición fundamental es no sentirse incondicionales al modo de los vínculos consanguíneos.

Los matrimonios tienden a pensar 'hasta que la muerte nos separe', y eso da lugar a una especie de piedra libre para lo que sea, maltratos y otras interacciones que menciona Gottman", amplía Czernikowski.

Se trata de lograr un delicado equilibrio que puede verse particularmente roto cuando en un matrimonio hay crecimientos disímiles o asincrónicos. "El está estudiando y ella trabaja y sostiene la casa. Luego, la situación de él mejora y progresa en su profesión, y dice 'ahora esto que conseguimos es mío, lo hice yo'.

Hay personas que no ven que lo que se fue gestando en su vida también es gracias a la compañía de la otra persona. ¿Quién pagó las boletas y cuidó la casa mientras él progresaba? Otras parejas, en cambio, superan estas situaciones con el compañerismo, sienten que quien está al Iado suyo es lo mejor de su vida y lo valoran en congruencia", acota Sapetti.

Por otro lado, armar un vínculo para llenar vacíos propios no funciona, declaran unánimes los terapeutas de pareja. "Una norma de oro es tener claro si se eligió la pareja por necesidad o por decisión. Si a las preguntas '¿sin esta persona puedo vivir?' o '¿esta persona sin mí puede vivir?', la respuesta es no, entonces esto es peligroso. Pero cuando la persona sabe que se puede ir y elige quedarse, la pareja tiene buen pronóstico", afirma la presidente de SATF.

Schiera ejemplifica con una situación bastante común: dos personas con carencias (afectivas, materiales) heredadas de otras etapas de la vida, se unen y una le pide a la otra (inconscientemente) que sea como un padre. Hay dos carenciados: uno que da y otro que recibe. Al principio los dos están contentos, pero el segundo comienza a nutrirse y un día dice: "Bueno, ahora crecí, no quiero más esto, me domina, no me da libertad". "El mito de la media naranja o media medalla abona la idea de que cada uno es una mitad y juntos hacen uno, y este sueño se convierte en una bomba de tiempo. El matrimonio consiste en hacer uno de dos: el problema es quien sobrevive", agrega Czernikowski.


Tú y yo
. Ninguna pareja puede darse el lujo de descuidar su intimidad y privacidad.

Gottman habla de una micro-cultura, de un espíritu de trascendencia que liga a los cónyuges emocionalmente inteligentes y que han logrado afianzar su vínculo construyendo un mundo espiritual que les pertenece. "La pareja es un mecanismo delicado y exquisito que tiene normas y equilibrio propios."

Debe tener su autonomía respecto de las familias de origen.

También es importante distinguir la pareja conyugal de la parental (ejerciendo funciones de padres). Si el mecanismo interno funciona bien y está sano, lo de afuera no interfiere", dice Schiera.

Czernikowski observa que el apelmazamiento de la familia y la pareja hace estragos en los vínculos. "Muchas parejas llegan a la consulta diciendo que como padres no tienen problemas, pero que entre ellos no funcionan. La pareja se quedó sin tiempo y espacio propios. A veces el pediido de consulta ya es un modo de comenzar a reconquistarlos."

Al parecer, muchos no entienden de qué se trata realmente el amor hasta que lo pierden. Las investigaciones muestran que las parejas, en promedio, esperan 6 años desde la aparición de los signos de crisis antes de buscar ayuda. Una de las razones más tristes por las que un matrimonio fracasa, proclama Gottman, es que ninguno de los dos reconoce su valor hasta que es demasiado tarde. Sólo tras alquilar departaamentos separados y firmar los papeles caen en la cuenta.

Tal vez los matrimonios que sí saben cuidar su relación puedan enseñar secretos valiosos al resto. Nunca es tarde para aprender.

LOS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS
ASÍ LLAMA GOTTMAN A LOS FACTORES QUE PUEDEN ARRUINAR A UN MATRIMONIO. LA CRÍTICA, EL DESPRECIO, LA ACTITUD DEFENSIVA Y LA EVASIÓN.  UN SIMPLE RECLAMO PUEDE DISPARARLOS TODOS JUNTOS


Las 5 horas mágicas. Ejercicios.


Al preguntarse por qué algunas parejas mejoraban con los talleres educativos que se dictan en su instituto, Gottman descubrió que estos cónyuges dedicaban sólo cinco horas a la semana para aplicar los principios aprendidos. El entrenamiento, al parecer, fue rendidor:

Ejercicio 1:
Por les mañanas antes de despedirse, enterarse de por lo menos un evento en el día de la vida de la pareja Esto ayuda a romper el hábito de la desatención y la rutina que convierte a las parejas en extraños. (2 minutos al día/5 días a la semana: 10 minutos.)

Ejercicio 2:
Al final de la jornada, al llegar a casa buscar que las converrsaciones mitiguen el estrés acumulado durante el día Para ello es mejor dedicar 20 minutos a contar a su compañero los problemas del trabajo sin mezclarlos con cuestiones de la pareja Al elaborar la preocupación verbalmente evitaremos desplazar la tensión sobre las personas queridas. Para los varones es muy importante resistirse a la tendencia a dar consejos cuando en lugar de ello lo mejor es apoyar, mostrar entendimiento y ternura. (20 minutos al día/5días a la semana: 1 hora y 40minutos.)

Ejercicio 3:
Por lo menos una vez al día y de la manera cada vez más natural posible decirle al otro cuánto aprecia algo que ha hecho o que usted admira. (5 minutos /7 días a la semana: 35 minutos.)

Ejercicio 4:
Mostrar afecto afuera del dormitorio besando o tocando a la otra persona. (5 minutos al día/7 días a la semana: 35 minutos.)

Ejercicio 5:
Una vez a la semana organizar una cita con su pareja, como cuando empezaron a conocerrse.lr a algún sitio, solo los dos. Se puede aprovechar el momento para conversar asuntos del matrimonio. (2 horas una vez a la semana.) Total: 5 horas semanales

Fuente: Siete reglas de oro para vivir en pareja. John M. Gottman. Plaza & Janés Editores.