Psicología positiva. Parte I

Creado: 23/5/2012 | Modificado: 30/1/2013 5195 visitas | Ver todas Añadir comentario



Psicología positiva. Parte I

Texto: http://www.monografias.com/trabajos65/psicologia-positiva/psicologia-positiva.shtml

El presente artículo es un recorrido por la reciente rama de la psicología, denominada Psicología Positiva, en un principio se definirá esta forma de hacer prevención; luego se definirán las diferentes temáticas que componen está área. Por último, pero no siendo lo menos importante, se darán a conocer diferentes técnicas de la Psicología Positiva, las cuales pretenden que el individuo tenga una buena vida, como lo dice Martín Seligman, fundador de este nuevo campo de la psicología hace ya ocho años.

INTRODUCCIÓN:

La psicología, como dice Martín Seligman, es decepcionante hasta el momento, pues se ocupa sólo de lo patológico; hay que esperar en el consultorio que lleguen los enfermos, no se ha hecho casi nada de prevención y promoción, que es lo que debería ocuparse la psicología realmente, pues se supone que es una ciencia de la salud, no de la enfermedad.
 


Según palabras de Seligman, creador de la Psicología Positiva, en su libro "La auténtica felicidad", "Los mejores terapeutas no sólo curan los daños, sino que ayudan a la persona a identificar y desarrollar sus fortalezas y virtudes". El terapeuta debe intervenir también por encima de cero, es decir, trabajar también con personas que gocen de óptima salud psicológica con el fin de prevenir enfermedades psicológicas; el gozar de buena salud no quiere decir que estemos exentos de enfermarnos.

Se pretende con este artículo dar una visión general a esta nueva rama de la psicología de la salud, con el fin de motivar a estudiantes y profesionales en la profundización teórica y la investigación, tan escasa en nuestro medio, ¡por algo hay que empezar!. En nuestro medio Necesitamos trabajar en prevención lo más pronto posible.

¿QUé ES LA PSICOLOGÍA POSITIVA?

La psicología positiva es una rama de la psicología, de reciente aparición, que busca comprender, a través de la investigación científica, los procesos que subyacen en las cualidades y emociones positivas del ser humano, durante tanto tiempo ignoradas por la psicología.

La importancia de la psicología positiva radica en que es un campo dedicado al mejoramiento de la calidad de vida. Es cierto que el tema del mejoramiento de la calidad de vida ha estado dominado por trabajos insustanciales, basados en pensamientos y opiniones de la gente, en contraste a la rigurosidad científica. Sin embargo, la psicología positiva brinda estudios bien sustentados en el área, que respaldan cambios posibles y reales.

El nombre de Psicología Positiva no quiere decir que la otra psicología sea negativa: simplemente se hace énfasis en actitudes y emociones positivas, en potenciar fortalezas y fomentar comportamientos que garanticen una buena calidad de vida.

La definición de este término de Psicolgía Positiva quedará mucho más amplio al ir hablando de sus temáticas y de sus técnicas, que como puede apreciarse, apuntan a una psicología de la prevención y de promoción de comportamientos, emociones y pensamientos positivos. Miremos pues esta serie de temas y técnicas:


TEMAS QUE ABORDA LA PSICOLOGÍA POSITIVA

A continuación se hará una pequeña mención a lo que podría definirse como temática de esta nueva psicología; muchos de los temas que abarca se dieron a conocer en el Primer Encuentro Iberoamericano de Psicología Positiva realizado el 4 y 5 de agosto de 2.006, en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, más exactamente en la Universidad de Palermo. Otros temas han sido extractados en páginas de Internet, entre los cuales se encuentra uno presidido por su creador, Martín Seligman; otros más se extrajeron del libro "La auténtica felicidad", del mismo autor. Estos temas son las siguientes:

Calidad de vida:
Este es quizás el punto central de la psicología positiva, pues teniendo un estilo de vida sano, incrementamos las probabilidades de ser saludables física y psicológicamente. Son muchas las estrategias que nos permiten regular nuestro comportamiento, pero el principal en psicología es el autocontrol, el cual nos permite desechar comportamientos y actitudes nocivas para nuestra salud.

La psicología de la prevención busca que tengamos un estilo de vida saludable para evitar las enfermedades físicas y mentales; no esperar a que estemos enfermos para tomar correctivos con estilos de vida diferentes.

En la actualidad existe multitud de evidencias que demuestran que nuestra salud está profundamente influenciada por nuestra conducta, pensamientos y relaciones sociales. Nuestra conducta (hábitos saludables, buscar cuidados médicos, obedecer las recomendaciones de los médicos, etcétera) tiene un efecto inmenso en nuestra salud (Matarazzo, Weiss, Herd, Míller y Weiss, 1984).

Por ejemplo, un hábito como el de fumar es el responsable de un 12% a un 15% de las muertes de los países avanzados, un 30% de todos los cánceres, junto con una importante morbilidad (Center for Disease Control, 1991; Peto y López, 1994; USDHHS., 1989). Esto significa cifras de muertes tan elevadas como más de 400.000 muertos anuales por el tabaco en Estados Unidos o 44.000 en España y 14.000 en México (Becoña, 1994a). Los estados psicológicos influyen en nuestra salud: nuestros sentimientos y emociones pueden tener efectos positivos o negativos en nuestro bienestar físico. Sentimientos de ser amados y apoyados por otros, pueden ayudarnos a tratar situaciones estresantes (Wallston, Alagna, DeVellis y DeVellis, 1983).

El perdón como recurso psicológico:
Como lo plantea Seligman, para tener felicidad duradera hay que tener emociones y actitudes positivas dirigidas al pasado, presente y futuro; el perdón es una actitud dirigida al pasado y nos garantiza una paz interior que nos permite estar sanos, tanto física como psicológicamente. Como se planteó en un artículo anterior, perdonar es cambiar la percepción de lo sucedido, es tener en cuenta que el malo es el comportamiento, no la persona que lo tuvo; es entender que como seres humanos cometemos errores, y muchas veces éstos nos afectan directamente. Como dice un escrito: "La falta de perdón es como un tóxico que tomamos a gotas cada día, hasta cuando finalmente termina por envenenarnos". Muchas veces pensamos que el perdón es un regalo para el otro, y no nos damos cuenta de que los únicos beneficiados somos nosotros mismos.

Resiliencia:
De este término sí que se ha hablado en la psicología positiva: hace referencia a la capacidad que tiene un individuo de soportar situaciones difíciles, y aun más, saliendo más fortalecido de ellas. Este don no es totalmente innato, ni totalmente adquirido; como tiene parte aprendida, debemos de fomentar programas de prevención que fortalezcan la resiliencia, teniendo en cuenta aspectos tales como las redes sociales, autoestima, altruísmo, participación comunitaria, entre muchos otros.

En investigaciones recientes dadas a conocen en el Primer Encuentro Iberoamericano de Psicología Positiva, se plantea que un factor de protección que fomenta la resiliencia es ser protegido de niño por un adulto o figura de apego. Por lo tanto hay que dar mucho énfasis en esto cuando se trabaja con los padres de familia.
 


Emociones positivas:
Se fomentan emociones positivas, tanto sobre el pasado, presente y futuro. Martín Seligman plantea esto para mejorar la calidad de vida del ser humano. Dentro de las emociones dirigidas al pasado podemos hablar de la gratitud, resignación, serenidad y satisfacción; estas emociones hacen sentirnos felices y bien con respecto a lo que hemos vivido. En cuanto a emociones dirigidas al presente podemos hablar de alegría y amor, las cuales tienen un beneficio muy grande para nuestra salud; esto ha sido comprobado en diferentes investigaciones. Emociones dirigidas al futuro como la confianza, la seguridad, la esperanza y el optimismo nos, permiten ver el futuro de forma positiva.

Espiritualidad y religión:
Ellis en su libro "Una terapia breve más profunda y duradera", plantea una serie de ventajas que presenta tener un credo y una creencia religiosa, entre las más importantes podemos destacar: 1. los credos religiosos y espirituales incluyen reglas morales que favorecen el bienestar individual y social. 2. Si se cree que Dios ayuda a superar los problemas, es probable que alguien se comporte de una manera menos ansiosa y deprimida que si no contara con esta ayuda. 3. Asistir a ritos religiosos otorga un cierto grado de relajación a la persona, pues distrae de las dificultades que se tienen. Estas y muchas más ventajas trae la espiritualidad y la religión.

Buen humor:
De este tema se ha hablado suficientemente en dos artículos anteriores*: "La risa como terapia" y "La felicidad duradera". En pocas palabras, el buen humor en una persona la hace sentir bien a ella y a los que están a su alrededor. El buen humor es un antídoto ante muchas cosas; así lo da entender Henry Ward en la siguiente frase: "Una persona sin sentido del humor es como un carro sin amortiguación: cualquier bache lo sacude violentamente".

Si contamos con buen humor, a las situaciones difíciles les encontramos el lado gracioso; no vemos la vida tan en serio, como plantea esta linda frase: "Los tristes piensan que el viento gime, los alegres piensan que canta".

Inteligencia emocional:
Se define como la capacidad del ser humano para identificar, expresar y manejar sabiamente sus propias emociones y la de los demás. Como plantea Daniel Goleman, la inteligencia emocional comprende habilidades como: ser capaz de motivarse y persistir frente a las decepciones; controlar el impulso, regular el humor y evitar que los trastornos disminuyan la capacidad de pensar; mostrar empatía y abrigar esperanzas; interpretar los sentimientos más íntimos del otro; manejar las relaciones de una manera fluida, y la rara habilidad, como dice Aristóteles de: "ponerse furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto y de la forma correcta".

Optimismo:
Ríchard Wiseman, profesor de psicología de la Universidad de Hertfordshire -al norte de Londres-, pasó ocho años investigando por qué algunas personas parecen ser más afortunadas en la vida que otras. Su principal conclusión es que para tener suerte hay que mantener una actitud positiva ante la vida y creer que las cosas pueden salir bien. Seligman incluso tiene un libro que se llama "El optimismo aprendido", en que se plantea que esta virtud se puede aprender desde la niñez, y que hay que enseñar a los pequeños a pensar de forma adaptativa y positiva frente al futuro. Claro que ser precavidos frente a lo venidero tampoco es malo: hay que mirar posibles obstáculos que podamos tener, y así hacer los correctivos necesarios.

El optimismo se entiende mejor con el famoso ejemplo del vaso con agua hasta la mitad: el optimista ve el vaso medio lleno, y el pesimista lo va a ver medio vacío; así ocurre en la vida con las situaciones no tan favorables: el optimista las ve como una oportunidad donde se pueden hacer muchas cosas.

Sabiduría:
Como se planteó en el Primer Encuentro de Psicología Positiva ya mencionado, la sabiduría es una virtud y que parten de la personalidad que redundan en actitudes que apuntan, principalmente en ayudar al otro (ser más humanos) y a soportar dificultades para un placer a largo plazo, por ejemplo, si quiero ser profesional tengo que trabajar y estudiar duro durante la carrera; como plantea Epicúreo: "Es mejor soportar algunos determinados dolores para gozar de placeres mayores. Conviene privarse de algunos determinados placeres para no sufrir dolores penosos".

Liderazgo:
En el Encuentro mencionado, se planteó esta característica como un componente de la psicología positiva. Se puede definir el liderazgo como la capacidad que tiene un individuo para influír en un grupo. Tener características de líder nos hace sentir más valiosos en la sociedad; esta cualidad la podemos cultivar desde la infancia, sea por modelos o por el fomento de conductas de liderazgo.

Autoestima:
Una alta autoestima es indicio de una vida feliz y de una persona que se siente valiosa; por el contrario, una persona con baja autoestima, es un caldo de cultivo para la depresión; por este motivo la psicología positiva plantea este tema como fundamental en programas de prevención. Las verbalizaciones que nos hacen desde niños como: "tú puedes", "ánimo", "vuélvelo a intentar", "eres inteligente", "tienes muchas capacidades", son unos pocos ejemplos de cómo vamos formando una autoestima alta.

Según el psicólogo Wálter Riso en su libro "Los límites del amor"… quererse a sí mismo es una de las principales vacunas contra la dependencia, el maltrato y las relaciones de dominancia…"

Amor:
Sentir amor es un estado que nos produce placer; claro que debe de ser un amor fuera de manipulaciones, un amor que no conspire contra mi ser auténtico, un amor que no vaya en contra de mis principios y ni contra mis gustos; esto lo plantea muy claro Wálter Riso en el libro antes mencionado.

El amor, para ser verdadero amor, debe contener solicitud, afecto e intimidad; así lo expresa Antonio García en su libro "Treinta palabras para la madurez". La solicitud supone hacerse cargo del otro, escucharle, respetarle y ayudarle. El afecto es estar con él, junto a él, junto a ella. La intimidad consiste en comunicarme con el otro.

Motivación:
Va muy ligada a hacer lo que me gusta y quiero, no lo que debería hacer, lo que me conviene hacer; la motivación al hacer algo tiene que ver con el placer con que lo hago, como alguien decía en una ocasión: "el que trabaja en lo que no le gusta, aunque trabaje todo el día, es un desocupado".

La motivación viene del interior de nosotros mismos; es intrínseca; es más importante que los premios y los castigos que vienen de afuera. Como es interna, es generadora de optimismo y esperanza, lo cual quiere decir que si se me presentan dificultades, persisto en lo mío, en mis metas, pues estoy motivado.




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