¿Cuánto vale tu cerebro?
¿Cuánto vale tu cerebro?
Texto:
http://inteligenciafinanciera.blogspot.com.es/2008/12/cuanto-vale-su-cerebro.html
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Hace un tiempo atrás la Lic. Claudia Castellano (Directora de LatinCoaching)
quien me facilitó una nota titulada "Plan de Finanzas Personal y los Test
Financieros" me volvió a enviar una interesante nota para que suba al Blog y
sin querer dejé pasar el tiempo etiquetando la misma. Es por eso que hoy les
traigo esta nota donde se habla justamente de uno de nuestros órganos más
importantes...el cerebro.
¿Cuánto vale su cerebro?
Si Ud. es una persona que podríamos llamar “financieramente experimentada”
es probable que conozca y maneje información relativa a movimientos del -o
los- mercados en los que opera, cuente con experiencia en transacciones
financieras, sea capaz de analizar y vincular datos, anticipar tendencias y
tomar decisiones basadas en sus conclusiones y pronósticos.
Es también probable que esté en condiciones de brindar algunos consejos y
sugerencias para tener éxito financiero, a partir de sus conocimientos y
experiencia hasta la actualidad. Con certeza tendrá una idea del valor de
sus activos. ¿Y qué valor le da a su capital más importante: su cerebro?
Independientemente del nivel de efectividad financiera con el cual se
calificaría a Ud. mismo hoy ¿Cuánto conoce acerca del funcionamiento de su
propio centro de decisiones, es decir: de su cerebro –y su sistema
nervioso-? ¿Qué influencia cree que tienen sus emociones a la hora de
decidir comprar, vender o mantener papeles del mercado? ¿Qué datos
sensoriales evalúa Ud. al operar financieramente y que permitirían medir su
aversión al riesgo?
Biológicamente, el cerebro (parte del encéfalo) es el centro supervisor del
sistema nervioso: una red de tejidos altamente especializada, compuesta
principalmente por neuronas -células que se encuentran conectadas entre sí
de manera compleja-, que tienen la propiedad de coordinar múltiples
funciones en el organismo, formando una red estructural que es unas 100
veces más compleja que la red telefónica mundial.
El cerebro procesa la información sensorial, controla y coordina el
movimiento y el comportamiento. Es responsable de la cognición, las
emociones, la memoria y el aprendizaje.
La capacidad de procesamiento y almacenamiento de un cerebro humano estándar
supera a las mejores computadoras de hoy en día.
Hasta no hace muchos años, se pensaba que el cerebro tenía zonas exclusivas
de funcionamiento, hasta que por medio de imaginología se pudo determinar
que cuando se realiza una función, el cerebro actúa de manera semejante a
una orquesta sinfónica interactuando varias áreas entre sí. Muchos
científicos consideran que un cerebro con más conexiones neuronales, puede
desarrollar mayor inteligencia que uno con mayor número de neuronas.
El neurocientífico Damasio, ha aportado numerosos datos sobre el estudio de
qué áreas de nuestro cerebro están implicadas en nuestra conducta. Fue el
primero en proponer que la emoción es la energía que nos hace comer, beber o
tener sexualidad, algo que compartimos con los mamíferos, pero que los
sentimientos son otra cosa, porque requieren la consciencia de la emoción,
algo que no puede sentir un perro ni un chimpancé. Y eso se debe a la enorme
corteza cerebral que tenemos.
Fue también Damasio el que concluyó que la primera información que llega al
cerebro en cada decisión es emocional, inconsciente, y que sólo después se
elabora y racionaliza, para decidir de la forma más adecuada.
Estas conclusiones ¿chocan contra las creencias generalizadas de que en el
mundo de las finanzas se debe tener “la mente fría” y actuar lejos de la
influencia de las emociones?. Muchas personas se consideran “racionales”,
“mentales”, y dicen no permitir que las emociones “interfieran” en sus
decisiones –más aún en las que conciernen a sus negocios-. No obstante, como
seres humanos que somos, nos es imposible no emocionarnos en algún grado.
¿Significa esto que el índice de inflación que leemos en el periódico de
hoy, nos genera una respuesta emocional que influye en nuestro
comportamiento financiero? Las nuevas investigaciones indican que mucho
antes de ser capaces de tomar una decisión “racional” o conciente acerca del
presente y futuro de nuestras inversiones (para la cual utilizamos el área
prefrontal de nuestra corteza cerebral), nuestro cerebro ha disparado una
respuesta emocional instintiva pro-supervivencia, desde la amígdala –un
conjunto de núcleos de neuronas cuyo papel principal es el procesamiento y
almacenamiento de las reacciones emocionales-.
Desde la perspectiva conductual, las emociones sirven para establecer
nuestra posición con respecto a nuestro entorno, impulsándonos hacia ciertas
personas, objetos, acciones, ideas y alejándonos de otras.
Por este motivo, mientras más entrenemos al cerebro para disminuir la
influencia de las emociones intensas (miedo, codicia, rabia, pánico,
melancolía, etc.), mayor ventaja podremos obtener como inversores.
Si es entonces gracias a nuestro cerebro que somos capaces de nuestra
supervivencia (incluida la financiera) ¿Vale la pena invertir en él? Mi
opinión es que sí. Cuidar y prevenir nuestra salud cerebral parece ser
entonces una buena decisión.
El gerontólogo Luis Presti recomienda cuidar la alimentación siguiendo
dietas bajas en colesterol y comer de manera habitual bananas, naranjas,
verduras, hortalizas, pan integral, hígado, frutas y aquellos nutrientes
ricos en ácido fólico. Tengamos en cuenta que el consumo de energía del
cerebro, con relación al resto del cuerpo es del 20%.
También es necesario controlar diabetes, hipertensión y realizar actividad
física. El caminar unos tres kilómetros por día es tan bueno para el cuerpo
como para el cerebro y la mente.
Es bueno que se aprenda algo nuevo cada día (órgano que no trabaja, se
atrofia). “El trabajo nos ayuda a sentirnos útiles y relevantes. Si es
estimulante, nos ayudará a mantener la agilidad mental”, afirma.
Se aconseja tener siempre a disposición una válvula de escape, algún
pasatiempo o actividad que nos guste (arte, música, juegos, deportes, etc.),
y compartir tiempo y experiencias con amistades o compañeros.
Evitar los efectos nocivos del estrés –sobre todo a largo plazo-, tanto como
el uso de sustancias tóxicas o farmacológicas para enfrentar estas
situaciones.
Aprender técnicas de relajación, meditación y practicarlas con regularidad.
Descansar adecuadamente y mantener un estado emocional positivo.
Además de cuidar nuestro cerebro, es más que interesante conocernos un poco
más desde nuestra neurofisiología, para podernos incluir –a nosotros mismos-
como un elemento más del sistema de datos, que evaluamos ante nuestras
decisiones financieras.
El aprendizaje de nuevas cuestiones relativas a nuestras percepciones,
creencias, emociones, respuestas conductuales, conversaciones, pensamientos,
disposiciones corporales con relación al dinero, nos abre a nuevas
posibilidades. Más aún: si podemos dar el salto cuántico que implica dejar
de ser “conducidos” neuroquímicamente por los vaivenes de nuestra
fisiología, para pasar a ser quienes tomamos las riendas de nuestro
comportamiento, habremos incrementado nuestro poder de decisión.
En definitiva, en la medida que somos capaces de aprender y mejorar,
cambiando algunos hábitos que nos mantienen en estados no deseados por otros
de mayor efectividad, algunas creencias limitantes por otras más expansivas
o creativas, estamos creando nuevas redes neuronales que nos permiten actuar
más efectivamente, y así, estamos modelando nuestro cerebro.
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