Cortar los hilos de la manipulación
Cortar los hilos de la manipulación.
Texto:
http://manuelgross.bligoo.com/content/view/616321/Como-cortar-los-hilos-de-la-manipulacion.html
Por Pilar Naveira
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Manipular, ese interés por convencer al otro de que haga lo que se quiere.
En mayor o menor medida, todos en algún momento en nuestra interacción con
los demás sentimos que es imperioso que nos ayuden en algo o que acepten
hacer lo que queremos.
Otras veces, nos encontramos del otro lado, sabemos que nos resulta muy
inconveniente o ilógico ceder ante esas peticiones y nos hallamos inmersos
en una situación muy incómoda que nos hace sentir muy mal, ya que nuestro
interlocutor parece necesitar mucho de nosotros pero no alcanza a entender
nuestras razones por más que nos esforcemos en explicárselas y en no entrar
en una discusión.
Existe una amplia gama de motivos que hacen posible que las personas quieran
manipular, la cual va desde razones sencillas hasta otras complejas pudiendo
algunas de ellas relacionarse con una patología. Dentro de los motivos más
frecuentes podemos encontrar:
- Baja autoestima (creyendo que no son lo suficientemente importantes y
capaces como para conseguir lo que quieren o la ayuda de los demás, por lo
que sienten que deben convencerlos a como dé lugar),
- Desconocimiento de cómo lograr lo que desean (prefiriendo que los otros se
esfuercen en lugar de ellos),
- Un sentimiento de poder cuando logran manipular (lo cual se relacionaría
también con baja autoestima), entre otros.
No obstante, en algunos casos la manipulación se convierte en algo rígido,
una característica que sobresale y siempre está presente en esa persona con
la que inevitablemente tenemos que relacionarnos. En dichas ocasiones, según
el tipo de vínculo que tengamos con este sujeto y el tiempo que debamos
compartir con él, puede que necesitemos la ayuda de un profesional. Si
sientes que estás atravesando por una circunstancia de este tipo, puedes
contar con los espacios de consejo y terapia que la Lic. Mariana Alvez pone
a tu disposición.
Para evitar la manipulación.
A continuación encontrarás algunos puntos sobre los que es oportuno
reflexionar, a fin de percatarnos y actuar de la manera más conveniente
cuando intenten manipularnos, así como de modificar nuestra interacción con
los demás cuando notemos que somos nosotros quienes intentamos jugar el rol
de manipulador.
1. Cuando haya algo que no te guste, exprésalo.
Si bien puede que desees criticar a quien intenta manipularte, obtendrás
mejores resultados si haces referencia específicamente a su comportamiento,
ya que éste es plausible de ser modificado. Mientras que si te refieres
negativamente al individuo en sí, seguramente caerán en una discusión que
implique un gasto de energía significativo y que es probable, no arribe a
ningún resultado útil.
Esto se debe a que sencillamente, cuando las personas creen percibir un
ataque hacia sí mismas lo que aflora en ellas no es una actitud de apertura
al diálogo, sino defensa. Como una suerte de fortaleza que cierra sus
puertas para protegerse del ataque enemigo, más allá de que luego quieras
presentar argumentos que puedan ser muy lógicos. Por tanto, no olvides que
tu objetivo es modificar la situación, y para ello es esencial enviar un
mensaje no sólo claramente comprensible, sino que también pueda llegar y ser
asimilado con las menores resistencias posibles por la otra parte.
2. No temas referirte a cómo te sientes.
Es una actitud prudente, no ir por la vida dejando que todos conozcan al
100% cómo nos sentimos, lo que pensamos, lo que nos gusta y lo que no, en
fin, nuestra personalidad completa. Es un indicativo de salud reservar
ciertas cosas para nosotros y nuestros seres queridos más próximos e incluso
ciertas otras, para un ámbito exclusivamente personal. No obstante, podrás
también conseguir resultados muy positivos, si en cierta medida que
dependerá de la persona y las circunstancias específicas, te atreves a
referirte a tus sentimientos y a las cosas que quieres logar.
Ello usualmente tiene como consecuencia, que nos hagamos de más amigos, de
una pareja o que tengamos mejores relaciones laborales. Si por el contrario,
nuestro interlocutor nos hace saber que no comparte nuestros sentimientos y
metas o que no desea emprender alguna actividad con nosotros, más allá de
que esa situación pueda causar en un primer momento malestar, hay que tener
en mente que en realidad hay una ganancia para ambas partes aquí, ya que
conociendo el estado real de las cosas, sin más demora ambos pueden seguir
su camino.
3. No dudes en expresarte en primera persona.
Aunque muchas veces referirse a hechos de una forma general, sin emplear
palabras más comprometidas como "yo pienso que" o "yo siento que", pueda
parecernos que resulta más diplomático y hay veces en que efectivamente lo
es. Si esta postura se convierte en algo rígido que siempre adoptas, la
transmisión de información será difícil, así como el conseguir resultados.
Si demuestras un grado de interés y que te involucras en la situación, tus
opiniones tendrán más posibilidades de ser tenidas en cuenta.
4. La firmeza y la serenidad evitan que te manipulen.
Si para lograr su objetivo, alguien te critica o te dice lo que en su
opinión deberías hacer, con ponerte evidentemente a la defensiva no lograrás
que cambie su actitud. Ten en cuenta, que este individuo está partiendo
desde un lugar en el que no es de su interés aceptar argumentos lógicos o
iniciar un verdadero debate, sino solamente conseguir su propósito. Si
intentas explicarle lo que piensas, tomará parte de tu discurso para
intentar deformarlo y dar una aparente validez a sus planteos.
Entonces, resulta mucho más efectivo decir que respetas su opinión pero no
la compartes, de esta manera, si no entras en su juego y te mantienes sereno
pero firme, la otra persona percibirá que tienes autocontrol y que no puede
manipularte. Si ves que la crítica es válida, admítela, pero no por eso
cedas ante los deseos del otro. Sin llegar a entrar en una discusión, dile
que la crítica no es por completo cierta, si observas que tal es el caso.
5. Sé coherente si decides negarte a algo importante.
Si te han planteado alguna situación y luego de pensar detenidamente en la
misma, llegas a la conclusión de que no estás de acuerdo, no temas
comportarte de forma coherente con tus ideas, ni te sientas culpable al
hacérselas saber a la otra persona, ni busques excusas. Expresar el
desacuerdo es un derecho que todos tenemos. Siendo asimismo una defensa, una
herramienta que nos permite establecer límites, los cuales no sólo detienen
sino también, al mismo tiempo contienen y protegen nuestra individualidad.
Muchas veces aceptar las demandas externas a fin de evitar una discusión,
puede acarrear peores consecuencias, ya que te estarías faltando a ti mismo.
No es extraño, sino bastante usual, que en casos así el otro pretenda
hacernos sentir culpables de alguna manera, ya sea que se plantee
explícitamente hacerlo o no. Como mínimo, es muy esperable que la otra parte
intente hacernos desistir de nuestra postura.
Por tanto, para salir de la situación de la mejor manera, es esencial cuidar
la forma en que se dice lo que se dice. Sin buscar justificaciones que
raramente se encuentren o le resulten convincentes a la otra parte, no dudes
en decir no todas las veces que sea necesario. Si la otra persona no quiere
entender, repite tu no todas las veces que sea necesario. Si lo haces de una
manera segura y pacífica, no tiene por qué ofenderse.
En caso de que llegases a equivocarte, si ello sucede a causa de una
decisión tuya al menos habrás aprendido algo, pero si te encuentras en un
error por haber seguido lo que otro te dijo que hicieras y no lo que
realmente querías, no sabrás ni dónde estás parado.
Tomar la decisión de combatir la manipulación en nuestras vidas, implica
comenzar a transitar un camino que nos aleja de discusiones infructuosas,
estrés, culpa y otras emociones negativas, mientras nos acerca a un nivel de
autocontrol y análisis más elevado.
Pilar Naveira
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