La importancia de ser un buen jefe
La importancia de ser un buen jefe.
Texto:
http://elpais.com/diario/2006/04/09/negocio/1144590451_850215.html
No todas las personas saben ser buenos jefes. Los expertos en psicología
laboral señalan que para dirigir a un equipo de trabajo correctamente, el
líder debe tener muy desarrollada su inteligencia emocional. Ésta hace
referencia a la capacidad de ser autocrítico, de controlar los impulsos y de
motivar a los colaboradores, entre otras cualidades. En los últimos años, al
menos 80.000 personas se han descargado por Internet diferentes cursos para
aprender a gestionar la actitud en el ámbito laboral.
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El 50% de las personas que deciden cambiar voluntariamente de trabajo lo
hacen por desavenencias con sus superiores
Las personas satisfechas y motivadas trabajan más y mejor. Esta afirmación
puede parecer una obviedad, pero sólo se materializa cuando el ambiente de
trabajo es favorable para todos los que forman parte de él. Los expertos en
psicología empresarial coinciden en señalar al jefe cómo el único
responsable del éxito o del fracaso a la hora de conseguir este buen rollo
laboral. Es más, según varias encuestas realizadas por diferentes
consultoras de recursos humanos, casi la mitad de las personas que deciden
cambiar voluntariamente de trabajo lo hacen principalmente por
"desavenencias con sus superiores".
En opinión de la psicóloga Dolors Poblet, directora de selección de personal
de Manpower, "el aspecto económico ha dejado de ser lo primordial a la hora
de buscar empleo".
A su juicio, las personas valoran cada vez más "el buen
clima laboral", así como la oportunidad de seguir formándose en su propia
empresa. En los últimos 15 años, por otra parte, "ha habido un cambio de
paradigma en los procesos de selección de futuros líderes empresariales",
explica Poblet. "Las condiciones intelectuales ya no son las que priman",
apunta. "Cada vez se tiene más en cuenta la actitud que la aptitud",
sostiene Poblet, "lo que actualmente se denomina inteligencia emocional".
Se trata de un concepto acuñado en los años noventa por los norteamericanos
Peter Solovey y John Mayer, psicólogos de las universidades de Yale y
Hampshire, respectivamente. Sin embargo, fue el investigador de The New York
Times Daniel Goleman quien dio a conocer al mundo este tipo de inteligencia.
A raíz de la publicación en 1996 de su best seller La inteligencia emocional
(Kairós), Goleman se ha convertido en la referencia de muchos expertos en
psicología laboral de España.
La inteligencia emocional es una forma de interactuar con los demás desde
los sentimientos y engloba una serie de habilidades como el control de los
impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia,
la empatía o la agilidad mental. En opinión de Poblet, "las personas que han
aprendido a desarrollar habilidades emocionales tienen más probabilidades de
sentirse satisfechas y de ser más eficaces en su puesto de trabajo". Sin
ellas, "uno no puede ser un buen jefe".
Como no se trata de cualidades innatas, sino de actitudes que pueden
aprenderse, la formación relacionada con la psicología en el ámbito
empresarial ha proliferado en España, sobre todo desde la consolidación de
Internet. Una de las principales páginas web que ofrece la posibilidad de
descargarse gratuitamente este tipo de cursos es Mailxmail.com, un proyecto
del grupo Intercom.
Después de cinco años, Mailxmail.com se ha convertido en la séptima web más
visitada en España, según la Oficina de Justificación de la Difusión, con
más de 1,5 millones de usuarios únicos al mes. Su director, Óscar Ribas,
explica que de los más de 1.100 cursos colgados en esta web, "los que más
éxito están teniendo son los que enseñan a gestionar la actitud en el ámbito
empresarial". Entre éstos, Ribas destaca los del asesor de formación y
selección de personal para empresas privadas de Manuel Giraudier, que
también es autor de los libros de autoayuda La gestión de la actitud y Cómo
gestionar el clima laboral (ambos editados por Ediciones Obelisco).
Giraudier cuenta ahora con más de 80.000 alumnos.
El método de estos cursos es sencillo. La información escrita por Giraudier
se envía semanalmente al correo electrónico del interesado. "Lo primero que
intento trasladar a todos estos futuros líderes empresariales", explica
Giraudier, que lleva más de 20 años trabajando en el área de los recursos
humanos, "es la necesidad de profundizar en el conocimiento propio, para
poder hacerlo después sobre los colaboradores".
Para ser buen jefe, añade Giraudier, "uno debe estar bien consigo mismo".
Cuando el estado de ánimo de la persona que manda no es el adecuado, "los
colaboradores son los que suelen pagar las consecuencias", señala. "Las
críticas excesivas, por ejemplo, tan sólo sirven para generar
resentimiento", asegura Giraudier. Así, "para mejorar la eficacia de sus
colaboradores, el jefe tiene que reconocer más a menudo el trabajo bien
hecho". Si lo hace, "no sólo generará motivación en el entorno, sino que
verá cómo esta conducta positiva se repite con mayor frecuencia", sostiene
este experto.
Más allá de la relación laboral que pueda tener con los colaboradores,
Giraudier afirma que "el buen jefe es el que sabe ganarse el respeto desde
la amistad, no desde la autoridad". Interesarse de vez en cuando por la vida
personal de sus colaboradores es un buen comienzo, concluye.
Asumir toda la responsabilidad
Cuando dentro de un equipo de trabajo algo no sale como se esperaba, el jefe es siempre el que se las carga. Aunque el error lo haya cometido uno de sus colaboradores, los expertos en psicología laboral no dudan al señalar al líder como el único responsable. Para la psicóloga Dolors Poblet, directora de selección de personal de Manpower, la persona que accede a un puesto de mando tiene que ser "muy consciente" del lugar que ocupa. Aunque delegue en alguno de sus colaboradores parte del trabajo encargado por sus superiores, "el buen jefe es el que se responsabiliza del resultado final", apunta Poblet.
Para optimizar el rendimiento de sus colaboradores y recibir menos críticas de sus superiores, "el buen jefe tiene que deshacerse de unos defectos muy concretos", afirma Manuel Giraudier, asesor de formación y selección de personal para empresas privadas. En su opinión, los tres mayores defectos son "la falta de empatía, la falta de ética profesional y la prepotencia". Y es que si el líder de un grupo "se deja llevar demasiado por su ego, perderá capacidad para prevenir los errores que puedan cometer sus colaboradores", subraya Giraudier. A su juicio, "el buen jefe no sólo conoce sus limitaciones, sino las de las personas
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