El método Montessori
El método Montessori.
Texto:
http://www.crianzanatural.com/art/art164.html
Mucha gente ha oído hablar del método Montessori, pero desconoce las
innovaciones y contribuciones que realizó Maria Montessori y que a día de
hoy siguen estando vigentes. Fue pionera en el estudio del aula y la
importancia de la preparación de dicho entorno, al igual que en el
desarrollo de materiales específicos adaptados a diferentes fases de
desarrollo del niño.
Para facilitar el aprendizaje del niño ha de prestarse mucha atención a los
detalles y la organización de la clase. Maria Montessori fue la primera en
adaptar el mobiliario de los colegios a las dimensiones de los niños y creía
que cualquier detalle, por pequeño que parezca, es importante: el tono de la
voz del profesor, una disposición armoniosa del aula, la belleza del
espacio, la presencia de flores naturales (que los propios niños colocan),
el uso de materiales atractivos como la cerámica, el cristal y la madera se
combinan todos para crear un ambiente sereno en el que el placer y el
aprendizaje vayan de la mano.
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Los educadores Montessori son los responsables de preparar un entorno que se
adecue a las necesidades evolutivas de los niños. El educador observa al
niño de cerca y lo guía hacia materiales que no resulten ni demasiado
avanzados ni demasiado fáciles para el momento en que se encuentre. El ritmo
de cada niño es primordial: nunca se le fuerza o retiene; nunca se le
interrumpe o distrae; nunca se le juzga o compara a otro.
Los materiales se encuentran en estanterías bajas, permitiendo a los niños
acceder a ellos libremente, siguiendo sus ritmos e intereses. Al trabajar
con un material durante semanas o meses, el niño se hace consciente de su
capacidad para solucionar problemas y completar tareas. Descubre en el
proceso el placer por aprender.
La Casa de los Niños
La Casa de los Niños es, como su nombre indica, un espacio pensado
específicamente para los niños, y alberga a niños y niñas de edades
comprendidas entre los tres y los seis años. Maria Montessori preparó un
entorno en el cual el niño o la niña pudiera ser protagonista de su propio
desarrollo. El niño se construye a sí mismo a través de sus interacciones
con el entorno que le rodea. Por lo tanto, el entorno preparado para el niño
tiene que tener los elementos que nutran sus necesidades básicas en estas
edades: necesidades de orden, de desarrollo social y sensorial, de lenguaje,
de movimiento… En la Casa de los Niños, los niños no acumulan datos
abstractos que el maestro enseña, sino que es un lugar donde se cultiva la
curiosidad natural del niño para aprender. Montessori decía que los niños
eran como esponjas y que absorbían su entorno de una forma extraordinaria.
Aprender de esta manera se convierte en una actividad bonita y natural para
el pequeño, que usa sus cinco sentidos para investigarlo todo a su
alrededor.
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En un aula Montessori, los materiales invitan al niño a hacer esto a su
propio ritmo, según sus ciclos e intereses. “La mano es el instrumento de la
mente”, decía María Montessori, y vemos como este concepto se materializa al
observar a los niños manipular una y otra vez los materiales, sacándoles el
máximo jugo y sus propias conclusiones sobre el mundo que les rodea. De 0 a
3 años, los niños son exploradores inconscientes de su entorno. De 3 a 6
años, entran en una exploración consciente del mismo.
En la Casa de los Niños se le otorga al niño y a la niña la libertad de
elegir los materiales que más les interesen o fascinen en cada momento. Una
vez el interés del niño cambia, puede libremente pasar a otra actividad.
“Sólo le podemos dar a cada individuo la posibilidad de desarrollar su
potencial para así convertirse en un ser humano autónomo, seguro de sí mismo
y equilibrado.”
El educador y la educadora Montessori son sobre todo grandes observadores.
Observan los intereses y necesidades individuales de cada niño y, gracias a
su formación, son capaces de reconocer cuándo cada uno está listo para ser
introducido a nuevas actividades o cuándo hay que dejarles que elaboren e
integren su entorno individualmente, sin intervención directa alguna.
Los niños de 3 a 6 años están mezclados dentro de una misma clase. Esta
configuración mixta de edades aporta una gran riqueza al ambiente. Los más
pequeños tienen la oportunidad de inspirarse en los más mayores y de
imitarlos. Los mayores integran mejor lo que ya saben al ayudar a los
pequeños en sus actividades.
La socialización en la Casa de los Niños
Nadie nace socializado. En la casa de los Niños, el niño empieza a aprender
y a comprender la importancia de pedir las cosas de forma educada, de
esperar su turno, de respetar el trabajo de otros, de cooperar con otros
niños o adultos y de cuidar su entorno. El aula Montessori está
especialmente diseñada para que el niño experimente su libertad dentro de un
marco de límites claros que le otorgan una sensación de seguridad y
estabilidad, en un entorno preparado con materiales muy atractivos. Los
materiales están divididos en cuatro áreas principales: vida práctica,
sensorial, lenguaje y matemáticas.
Vida práctica
Estos ejercicios ayudan al niño a desarrollar la motricidad fina y la
coordinación. A través de estas actividades se propone un reto al niño
pequeño y él va a repetir y repetir la actividad hasta superar la
dificultad, aumentando cada vez más su capacidad de concentración. Al seguir
secuencias regulares, las actividades permiten al niño captar la importancia
de cada detalle en dicha secuencia.
Las actividades de vida práctica son las primeras que se introducen al niño
a su llegada a la Casa de los Niños. Son actividades muy atractivas y que
les resultan a menudo familiares- como abrir y cerrar cajas, botes,
candados; verter de un recipiente a otro; lavar la mesa, trapos; abrochar y
desabrochar corchetes, cremalleras, botones, lazadas… Todos los materiales
están adaptados a la talla y fuerza de los niños, son verdaderos (de
cristal, porcelana, madera…)- no de juguete- y son bonitos. Estos ejercicios
ayudan al niño a adquirir mayor autonomía en su entorno, lo cual le dará una
gran autoconfianza y así podrá desarrollar una sólida autoestima.
Sensorial
En el área de sensorial tenemos materiales que Maria Montessori diseñó
específicamente para todos nuestros sentidos. Son lo que Montessori llamó
“conceptos materializados”. El niño trabaja la discriminación de uno u otro
sentido y explora sensaciones de color, peso, longitud, textura, sabor,
olor, sonido y otras dimensiones. Mientras va afinando cada vez más su
percepción sensorial, también sigue desarrollando su concentración y su
apreciación de los detalles. En algunos materiales también existe la
intención indirecta de preparación a fórmulas matemáticas- como el cubo del
binomio, de trinomio y la tabla de Pitágoras- pero siempre desde un enfoque
de puzzle sensorial, y nunca desde la explicación abstracta del teorema (a
esto llegará el niño en la etapa de primaria).
Lenguaje
Las actividades de lenguaje responden a una necesidad básica de los niños a
esta edad. Las canciones, poemas, rimas, cuentos e historias están muy
presentes en el día a día de un entorno Montessori. El placer por enriquecer
nuestro lenguaje está siempre vigente. Una peculiaridad de este enfoque
pedagógico es que, en la Casa de los Niños, el niño aprende a escribir antes
que a leer. Los niños llevan un largo tiempo analizando los sonidos de las
letras que van reconociendo fonéticamente. Además del juego del análisis de
sonidos, hay muchas otras actividades- tanto en vida práctica como en
sensorial- que preparan indirectamente el brazo y la mano al gesto del
trazado de las letras, y los dedos a la sujeción del lápiz. Los símbolos del
lenguaje escrito se exploran sensorialmente en el aula: se ven, se tocan y
se oyen. Cuando el niño está listo, tiene todas las herramientas necesarias
para empezar a formar palabras y frases. La escritura está directamente
relacionada con algo que se quiere comunicar. Ésta es la función primordial
de la escritura, y así lo transmitimos al niño. Primero, los niños tienen la
necesidad de comunicar lo que piensan, algo que quieren contar o un mensaje
que le quieren escribir a alguien. La lectura- entendida como la curiosidad
por saber lo que otros piensan, lo que otros quieren comunicar… llegará más
tarde. Llegará cuando uno ya haya podido expresar lo propio. Siempre
partimos de uno mismo para luego podernos abrir al otro.
Matemáticas
Mucho antes de que el educador introduzca al niño a las actividades en este
área él ya ha vivido muchas sensaciones físicas de tamaño y cantidad
(material sensorial) que se van impregnando en su memoria corporal. Todo
nuestro sistema decimal está representado sensorialmente y el niño lo puede
ver y tocar. Cuando el niño esté preparado e interesado, se le introduce a
la suma, la resta, la multiplicación y la división. Siempre con material
concreto que permite al niño vivir plenamente su etapa sensorial, sin
obligarle a pasar prematuramente a la abstracción. Poco a poco, tras mucho
trabajar con material concreto, el niño se va abriendo camino al cálculo
mental de operaciones.
Todos los conceptos enunciados aquí son los que se aplican en las escuelas
que son fieles a esta pedagogía. La importancia del entorno preparado de las
escuelas Montessori- con sus materiales diversos que ofrecen múltiples
posibilidades de actividad al niño- fue la gran innovación de Maria
Montessori, que gracias a la observación constante y sistemática del niño,
tuvo la capacidad de dejarse sorprender por lo que veía, la valentía de
apostar por la confianza en él y la audacia de transformar el aula
tradicional para adaptarla a las necesidades reales del niño. La pedagogía
Montessori se podría resumir en una frase de su creadora: “El niño nos
revela quién es y lo que necesita”. Sólo hace falta observarlo y dejarse
guiar por él. Es una nueva mirada que contribuye al desarrollo de un ser
humano más autónomo, responsable y libre.
Lejos de ser una conclusión, es un punto de partida.
Por Leonor March Juan, Madrid Montessori School
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