Cómo entontecer
Cómo entontecer
Texto:
http://deseducativos.com/2009/11/17/como-entontecer/
"La costumbre es la gran guía de la vida humana”
escribió ese escocés impenitente llamado David Hume. Hasta tal punto tiene
poder la costumbre que cada persona puede llegar a convertirse en otra si se
acostumbra a ser tratada de un modo determinado:, si a alguien se le dice
todos los días que es el ser más bello de la Tierra, es más que probable que
termine creyéndolo y comportándose como si fuese el mismísimo Apolo.
Esto puede ser aún más abrumador e inevitable si hablamos de personas en
ciernes, es decir, de los niños. Estos no son nada tontos. Pero, si durante
toda su infancia, adolescencia y juventud se les trata como si lo fueran, es
muy probable que terminen siéndolo. El ser humano es muy capaz de ir contra
su propia naturaleza si eso resulta más cómodo y, sobre todo, si eso se
adapta al entorno que le rodea.
En España, sobre todo por culpa de la derivada de las ciencias empíricas
conocida como psicopedagogía, la educación se ha convertido en algo cómodo,
fácilmente superable e incluso divertido. Lo importante es que todo el mundo
termine el colegio aunque eso perjudique a la excelencia y fomente el trato
del chaval como si no pudiese llegar a nada más que a los mínimos
establecidos. Es decir, se ha creado un modelo educativo que trata a los
estudiantes como tontos de solemnidad.
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Educación primaria
En España basta con conocer mínimamente el sistema para confirmar lo que
digo. En la Educación Primaria todo consiste, desde la perspectiva
psicopedagógica, en evitar cualquier tipo de trauma al chaval. Se ha llegado
a escribir que corregir con boli rojo puede ser perjudicial para la
autoestima. El principio, en sí mismo no tan absurdo, llevado hasta el
extremo consiste en montar un camino vacío de contenidos, plagado de
experimentos docentes y en clara y favorable cuesta abajo para que todos los
niños lleguen a secundaria sin necesidad de esforzarse lo más mínimo. Lo
curioso es que se sabe bien que el cerebro se forma y consolida sobre todo
hasta los once años, que es cuando termina la Primaria. Cuando más se puede
aprender, menos se trabaja. Se consigue que nadie fracase a costa del
esfuerzo y el mérito y a costa, sobre todo, del desarrollo intelectual tanto
en su vertiente meramente cognitiva como en el sentido moral, ciudadano,
personal…
Educación secundaria
Después de este primer paseo absurdamente sencillo, en Secundaria, cuando se
comienza a exigir, sólo un poquito, a muchos alumnos parecen levantárseles
muros infranqueables. Y eso que, insisto, el plan de estudios es ridículo,
sobre todo comparado con el de hace veinte años (que a su vez era mucho más
fácil que los anteriores). Todo es muy sencillo pero a los estudiantes les
resulta muy difícil porque se les ha tratado como si fuesen incapaces de
casi todo. Aunque el cambio en el trato es nimio, para muchos alumnos
comienza una cuesta arriba muy empinada. De ahí que el fracaso escolar
menudee aun cuando hablamos de una cantidad ínfima de contenidos.
Educación universitaria
Los que “superan” la Secundaria y llegan a la Universidad, aparte de saber
muy poco, apenas tienen un sentido del deber ni una noción de lo que
significa el esfuerzo continuado y la auténtica excelencia académica. Por
eso también los estudios superiores han bajado el listón, y así los actuales
licenciados tampoco saben casi nada. Pero resulta trágico que esos chavales,
a los que siempre se les ha tratado como menores mentales, sean incapaces de
percibir sus propias carencias, su enorme y trágica ignorancia. Y ya sabemos
que no hay nada más osado que el desconocimiento.
Consecuencias negativas de la educación
Todo esto podría ser menor si, cuando menos, estos sujetos tuviesen una
desarrollada capacidad ética y ciudadana. Pero, ¡menuda sorpresa!, ahora
resulta que la escasez de conocimientos, la incapacidad para el esfuerzo y
el desprecio por el trabajo y el mérito lleva, en muchos casos, aparejada
una completa incapacidad moral. Así, muchos de los actuales graduados
universitarios no saben nada, no saben que no saben y para colmo son
amorales.
Si se trata a un estudiante, desde su más tierna infancia, como a un
completo idiota al que no se puede perturbar con conocimientos, esfuerzo y
un mínimo de exigencia, el sentido común dice que lo lógico es que los
resultados sean los que son: terroríficos, amargos, temerarios. Pero la
psicopedagogía, como todas las ciencias empíricas, paradójicamente resulta
incapaz de ver lo obvio.
Aunque lo realmente paradójico es que con este sistema, hijo de la progresía
más extrema, lo único que se esté consiguiendo es que la única auténtica
formación la reciban aquellos chavales con un entorno familiar ético y con
posibles, conocedor del significado del esfuerzo y amante de la excelencia.
Es decir, la educación universal creada bajo esta perspectiva está creando
un nuevo concepto de élite. El hecho de que la mayoría de los políticos
lleve a sus hijos a colegios privados -o al extranjero- es ciertamente
revelador.
En definitiva, cuanto más conozco cómo funciona nuestro sistema educativo,
más ganas tengo de dar la enhorabuena a sus creadores; sea lo que sea lo que
estén buscando, lo están consiguiendo. ¿O es que los primeros tontos son
ellos?