Cómo educar a un niño desobediente.
Cómo educar a un niño desobediente.
Texto:
http://www.guiadelnino.com/educacion/consejos-de-educacion/como-educar-a-un-desobediente
Los niños desobedecen las órdenes de los adultos con cierta
frecuencia. Es su forma de descubrir dónde están los límites, de retarnos y
de demostrar que ellos también tienen su carácter y quieren mandar. El
típico castigo “te quedas sin” no funciona con unos pequeños que están
saturados de objetos con los que entretenerse de tal forma que si retiramos
uno, siempre van a poder acudir a otro. ¿Qué podemos hacer entonces?
Castigos en su justa medida
Los especialistas señalan que castigar a un niño es contraproducente, daña
su autoestima, produce tensión y afianza las conductas del pequeño. Pero es
necesario “educarles en la realidad”, de tal forma que comprenda que, si se
portan mal, su actuación tiene consecuencias.
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Reprenderles y sancionarles no
sería negativo siempre que se tuvieran en cuenta estas premisas:
1- Para que un castigo sea educativo debemos explicar a nuestro hijo, sin
gritos ni aspavientos y con calma, por qué su conducta ha sido incorrecta e
instarle a corregirla.
2- Debe conocer de antemano los límites que no puede sobrepasar y el castigo
que recibirá si lo hace para sopesar si le merece la pena saltarse las
normas.
3- El castigo debe ser inmediato, proporcional, equilibrado y coherente a la
edad, al grado de madurez y al tipo de falta cometida.
4- No uses restricciones absolutas como “te quedas sin paga para siempre” y
castiga con coherencia. Es imposible que se pase una semana sin ver la tele,
prohíbele disfrutar de su serie favorita un par de días.
5- Las amenazas continuas y los avisos hacen que el castigo pierda eficacia.
Dale tres advertencias, no más.
6- No le perdones el castigo así como así y, de hacerlo, explícale por qué lo
has hecho. Si has pagado un enfado tuyo con él y le has sido demasiado
severa, pídele disculpas, explícaselo y rectifica.
7- No uses sus necesidades básicas para castigarle; ni su descanso, ni su
alimentación, ni los deportes que practique.
8- No le grites ni compares con otros niños, menos con sus hermanos.
9- Si intenta abrazarte, darte un beso o decirte que te quiere para reparar
el daño hecho, no le rechaces pues podría sentirse dolido.
10- Anímale cuando actúa bien, reforzando ese comportamiento, prestándole
atención cuando obedezca y tenga buena actitud y comentándole que esa es la
forma como debe comportarse.
Asesoramiento: Mª Luisa Ferrerós, psicóloga y autora del libro "¡Castigado!
¿Es necesario?"