12 consejos para educar con disciplina a nuestros hijos.
12 consejos para educar con disciplina a nuestros hijos.
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Consejos de educación y disciplina
1- Sé un buen modelo a seguir
Los niños imitan lo que tú haces. Por eso, debes ser ejemplo de respeto, de
dignidad, de cortesía, de honradez, de buen juicio, de compasión, o de
cualquier otro comportamiento o actitud que quieres que ellos adopten.
2- Explica claramente lo que quieres que hagan
Con los niños pequeños la vida no puede ser una serie interminable de "no",
"no hagas esto" o "déjalo". Es importante enseñarles a los niños lo que no
deben hacer, pero también mostrarles que tipo de comportamiento es el
adecuado. En otras palabras, cuando pidas al niño que deje de realizar
cierto comportamiento, explica lo que debería reemplazarlo.
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3- Destaca la buena conducta
Pasa a veces que un mal comportamiento atrae más tu atención que una buena
conducta. Pero los cumplidos animan a la buena conducta. Un "muy bien, has
recogido tus juguetes" o "me gusta como compartes tu juguetes con tu
hermano" será de gran ayuda para el pequeño.
4- Explica la razón por la que pides las cosas
Si el niño sabe la razón de tus demandas, podrá obedecerte más
rápidamente... o tal vez no. Pero, a la larga, los niños perciben que su
comportamiento arrastra efectos y consecuencias. Así aprenden también a
tener en cuenta el punto de vista de los demás.
5-No mezcles las emociones y la disciplina
En ocasiones los padres se sienten cansados e irritables. Si, en ese preciso
momento los niños se portan mal, la combinación es nefasta. Antes de
reaccionar así, cuenta hasta tres, retén el impulso inicial y piensa bien en
lo que vas a decirle. La disciplina debe ser una estrategia bien organizada
para orientar a los niños, y no una reacción emocional.
6-Hable con normalidad, sin gritar
Los niños ignorarán los gritos si es lo único que oyen. En una familia donde
todo se basa en gritos, los niños dejan de escuchar. Si tienes algo que
decir al niño, hazlo normalmente. Deja que las palabras, y no la intensidad
de la voz, transmita el mensaje. De esta manera, cuando tengas que gritar en
una situación urgentemente (por ejemplo, si un niño se lanza a la carretera
corriendo detrás de una pelota), te oirá y reaccionará enseguida.
7- Una buena disciplina no quiere decir castigo
Disciplina y castigo no son sinónimos. Un castigo tiene como objetivo
normalmente animar a una persona a no repetir sus malas acciones. Sin
embargo, a través del castigo (sobre todo si es físico) los niños aprenden
cómo la gente poderosa impone reglas que las personas débiles deben aceptar
y seguir, o sufrir consecuencias desagradables. Pueden aprender también a
evitar ser honrados respecto a sus errores o a desviar la culpa hacia otros.
8- Una buena disciplina permite aprender
Un castigo identifica lo que está mal, pero no ayuda al niño a aprender lo
que está bien. El objetivo de la disciplina es instruir. Enseña el dominio
de sí mismo y un comportamiento socialmente aceptable. Con la disciplina se
le anima al niño al buen comportamiento corrigiendo la mala conducta y
enfatizando la buena conducta. La disciplina es una buena ocasión de mostrar
lo que es el respeto, la paciencia y el modo correcto de resolver los
problemas.
9- Una buena disciplina nunca implica gestos de violencia física, ni
amenazas de violencia
Nunca debes pegar a un niño. Lo aconsejable es revalorizar la estrategia
global de disciplina y buscar modos de reemplazar la palmada al culo. Por
ejemplo, puedes probar períodos de reflexión o suspensiones de
fortalecimiento apartándole en una zona de la sala. No obstante, un "período
de reflexión" nunca debe durar más de un minuto por cada año de edad del
niño (es decir, dos minutos para un niño de dos años).
10- Una buena disciplina nunca comprende ni insultos ni comentarios
degradantes
Para muchos padres violentos, "disciplina" quiere decir gritar, censurar y
degradar al niño. El niño adquiere entonces la impresión que es una mala
persona, y no una persona que ha dado muestras de mal juicio o que se ha
portado mal en un momento concreto.
11- Una buena disciplina nunca implica cólera ni reacciones excesivas
Una buena disciplina es una estrategia planificada que tiene como objetivo
animar la buena conducta y desanimar la mala. Esta disciplina debe ser
constante, lógica y equitativa.
12- Una buena disciplina no es ni permisiva ni represiva
Existen padres que nunca disciplinan a sus niños. El padre permisivo deja a
los niños actuar según su gusto y, por consiguiente, nunca están forzados a
aplicar reglas o a mantener límites. En cambio, los niños de padres
demasiado represivos viven constantemente con el temor de desagradar. Hay
que evitar estos dos extremos.
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