Educación para el éxito. Los 7 errores más comunes que cometen los padres.

Creado: 26/4/2012 | Modificado: 30/1/2013 3438 visitas | Ver todas Añadir comentario



Educación para el éxito. Los 7 errores más comunes que cometen los padres.

Bettina Langerfeldt

Todo padre desea que sus hijos tengan éxito en la vida. Muchos de ellos hacen lo imposible para brindarles una educación idónea que les entregue los conocimientos y las herramientas necesarias para triunfar en la vida.

Sin embargo, ¿cómo podemos saber que la educación que están recibiendo es la mejor? ¿Tenemos que esperar hasta que sean adultos para tener la certeza de que hemos cumplido una buena labor en ellos?

Estas son preguntas que todo padre se hace en algún momento. Ser un buen padre es uno de los mayores desafíos de la vida adulta. Aún así, somos educados para enfrentar muchas cosas en la vida, pero nadie nos prepara para la paternidad.

A pesar de que reciben una instrucción mínima de sus propios padres, la mayoría de los adultos que tienen hijos hoy en día se ven enfrentados a una gran interrogante a la hora de educar a sus hijos.


Muchos padres delegan la función de educar a sus hijos a las instituciones educacionales y ya no se esfuerzan en cumplir con lo que solo ellos pueden lograr en la vida de sus hijos: educarlos para una vida de éxito.

La falencia más grande de éste estilo de educación, que yo llamo la "educación de rebaño", es que daña el espíritu emprendedor de sus hijos y los convierte en adultos que fácilmente adoptan una actitud pasiva hacia la vida. Están bien preparados para recibir instrucciones y para seguir órdenes, pero no han desarrollado adecuadamente su creatividad y les resulta difícil emprender algo por su propia cuenta.


A continuación nombro 7 de los errores más comunes que los padres cometen que aplacan el espíritu emprendedor en sus hijos

1. No reconocer las fortalezas de sus hijos.

Uno de los más grandes errores que los padres cometen inconscientemente con sus hijos es el de obligarlos a amoldarse al prototipo de alumno estrella de las instituciones educacionales. Creen que sus hijos, al sacar buenas notas en el colegio, tienen asegurado el éxito para el futuro.

A pesar de que un buen rendimiento escolar es recomendable, debemos siempre tener en mente que la escuela solo desarrolla dos de las siete inteligencias del ser humano: la inteligencia lingüística y la matemática. Cualquier niño que posea un mayor desarrollo en las 5 inteligencias restantes (musical, corporal, interpersonal, intrapersonal y ecológica) va a estar condenado a ser un alumno regular cuyas fortalezas individuales no van a ser desarrolladas, al menos que los padres las reconozcan y las fomenten.

2. No respetar la individualidad de sus hijos.

Cada niño es diferente y único. Además de tener talentos y habilidades diferentes, cada persona tiene un llamado diferente. Según la Biblia, hay un destino y un propósito predeterminado par cada persona.

Todo padre debe ayudarles a sus hijos a encontrar dicho propósito, aunque sea diferente al que ellos se imaginaron para ellos. Si su hijo tiene intereses que le parecen poco prometedoras para su futuro, le sugiero que estudie biografías de personas famosas que han tenido éxito en la vida. La gran mayoría de ellos emprendieron en áreas poco tradicionales que muchas veces le parecieron una locura a sus pares.

Si su hijo se sale de los esquemas y demuestra intereses en áreas no tradicionales, piéselo bien antes de criticarlo. ¡Podría tener un futuro emprendedor en su familia!

3. Hacer todo por ellos.

Muchos padres cometen el error de no darles suficientes responsabilidades a sus hijos. Hacen todo por ellos y no se toman el tiempo para discipular a sus hijos en los quehaceres de la vida diaria.

El resultado es que los hijos se sientan incapaces de enfrentar los desafíos diarios de la vida, ya que fueron entrenados a depender de otras personas. Usted se asombraría de lo que es capaz de hacer su hijo, aunque sea un niño, si tan solo le delega algunas responsabilidades. Además de enseñarle importantes habilidades para la vida, les aumentará su auto estima, ya que ellos verán que usted deposita confianza en ellos.

4. Evitar que cometan errores.

Con muy buenas intenciones, los padres tratan de proteger a sus hijos de tomar decisiones erróneas. Prefieren intervenir antes de verlos sufrir las consecuencias de una mala decisión.

Aquí es donde todo padre debe usar su sentido común. Dentro de un marco de seguridad preestablecido, es importante que usted le permita a sus hijos a cometer un error y sufrir las consecuencias por ello.

Un niño al cual nunca le fue permitido cometer errores y no aprendió a asumir las consecuencias de sus decisiones, nunca se va a atrever a emprender algo nuevo. El temor a cometer un error va a ser demasiado grande.

Tenemos que enseñarles a nuestros hijos que los errores son parte de la vida, que hay que aprender de ellos y luego hacer un nuevo intento.

5. No fomentar el amor al aprendizaje.

Tanto pedagogos como padres creen que el proceso de aprendizaje necesariamente tiene que ser forzado y que solo se puede lograr que el niño aprenda si se ejerce cierta presión sobre él.

Sin embargo, esto solo es el caso en que el adulto dicte la materia que el niño debe aprender. Si les damos mayor libertad y les permitimos elegir el tópico de estudio de acuerdo a sus intereses, es mucho más probable que un niño disfrute de lo que aprenda.

De ésta manera se está fomentando una característica clave de un emprendedor: la de saber investigar y aprender por su propia cuenta.

6. No apoyarlos con mentores idóneos.

Cada niño llega a un punto en el cual debe desarrollar sus habilidades distintivas con un mentor idóneo. Los padres deben tomar cuidado al escoger dicho mentor, ya que debe ser una persona que inspire al niño a desarrollar sus fortalezas y además debe ser un ejemplo para él y debe tener un intachable carácter moral.

7. No apoyarlos con los medios específicos que ellos necesitan.

Fuera del mentor, su hijo también va a necesitar herramientas específicas para desarrollar sus habilidades individuales. Es mejor evaluar bien las cosas que les compramos y diferenciar lo inútil, que solo va a alimentar su auto indulgencia, de aquellas herramientas útiles que van a fomentar sus fortalezas.




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