El fracaso escolar en España
El fracaso escolar en España.
El fracaso escolar es uno de los problemas más graves del sistema educativo
español. No afecta solamente a la dimensión intelectual de la persona; tiene
repercusión en otros muchos ámbitos de la vida. Las personas que sufren
fracaso escolar no han adquirido los conocimientos y las destrezas que se
consideran suficientes para afrontar con responsabilidad la autonomía
individual.
De un modo genérico, podemos definir el fracaso escolar como la incapacidad
para alcanzar los objetivos marcados por el sistema educativo. Conviene
distinguir este fenómeno del abandono escolar prematuro. El fracaso escolar
afecta solamente a los alumnos que abandonan las aulas sin haber obtenido
ningún título académico. En cambio, el abandono escolar prematuro hace
referencia a aquellas personas que dejan de estudiar una vez que han
alcanzado el título académico más bajo.
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Algunos autores consideran que la etiqueta de "fracaso escolar" es
imprecisa y peyorativa. Por ejemplo, el psicólogo Álvaro Marchesi
cuestiona cuestiona su pertinencia por tres motivos:
En primer lugar, porque transmite la idea de que el alumno "fracasado" no ha
progresado prácticamente nada durante sus años escolares, ni en el ámbito de
sus conocimientos ni en su desarrollo personal y social, lo que no responde
en absoluto a la realidad.
En segundo lugar, porque ofrece una imagen
negativa del alumno, lo que afecta a su autoestima y a su confianza para
mejorar en el futuro. Lo mismo sucede si la etiqueta de fracaso se aplica a
la escuela en su conjunto porque no alcanza los niveles que se espera de
ella. El conocimiento público de esta valoración puede incrementar sus
dificultades y alejar de ella a alumnos y familias que podrían contribuir a
su mejora.
En tercer lugar, porque centra el problema del fracaso en el
alumno y parece olvidar la responsabilidad de otros agentes e instituciones
como las condiciones sociales, la familia, el sistema educativo o la propia
escuela.
A pesar de la consistencia de estas críticas, continuaremos empleando la
etiqueta de "fracaso escolar" dada su amplia difusión.
El fracaso escolar en España
En el año 2007, el fracaso escolar afectaba al 31% de los estudiantes
españoles, es decir, casi un tercio de la población de 18 a 24 años no había
completado la Educación Secundaria Obligatoria ni había continuado algún
tipo de formación.
Para hacerse cargo de la incidencia de este problema en España, resulta
necesario algún punto de referencia. El índice de fracaso escolar no llega
al 15% en la Unión Europea. Portugal y Malta son los únicos países de la
Unión que presentan una tasa superior a la española.
Los alumnos que abandonan las aulas sin haber obtenido ningún título
académico suelen ser varones, que han cursado sus estudios en un centro
público y que residen en el sur de España.
En primer lugar, vamos a analizar los datos en función del sexo. El fracaso
escolar es más frecuente entre los varones (58,5%) que entre las mujeres
(41,5%). ¿A qué se debe esta diferencia? Las chicas aprenden a leer y a
escribir antes que los chicos. También maduran antes. Son más participativas
en el aula y más aplicadas. Según encuestas elaboradas entre alumnos de ESO
y Bachillerato, ellas dedican ocho horas semanales al estudio; ellos, sólo
tres. Además, las chicas tienen una mayor conciencia de la importancia de la
educación.
Si atendemos al tipo de centro educativo, el fracaso escolar incide de
manera mucho más acusada en los alumnos de la escuela pública (85%) que en
los de la privada (15%). Los centros públicos están abiertos a todos los
escolares. Admiten, pues, a niños con necesidades educativas especiales y a
inmigrantes. En cambio, los colegios privados establecen criterios de
selección.
Las comunidades autónomas con una mayor tasa de fracaso escolar son la
Comunidad Valenciana (40%), Baleares (38%), Canarias (36%) y Andalucía
(34%). Las comunidades con un menor índice son Asturias (16,5%), País Vasco
(17%), Navarra y Cantabria (22%).
Tradicionalmente se ha asociado este fenómeno con situaciones familiares
problemáticas. Es cierto que los jóvenes de familias desestructuradas o con
un escaso poder adquisitivo tienen más posibilidades de abandonar las aulas
sin haber obtenido ningún título. Pero en los últimos años, ha aparecido un
nuevo perfil de fracaso escolar: chicos de familias estructuradas, cuyos
padres cuentan con una formación académica y disfrutan de una posición
económica holgada.
Causas del fracaso escolar
a) El contexto familiar
El nivel educativo de los progenitores influye notablemente en el
rendimiento escolar de los vástagos. Según el Informe PISA 2006,
cuando los padres no han completado los estudios obligatorios, los niños
obtienen una puntuación media de 439 puntos. En cambio, cuando los padres
han obtenido un título universitario, los niños alcanzan una puntuación
media de 524.
Pero la formación académica de los progenitores no es el único factor de
relación entre el fracaso escolar y la familia. Marchesi añade:
El lenguaje y la comunicación que se establece entre sus miembros, las
expectativas de los padres sobre el futuro académico de sus hijos, el apoyo
a sus estudios, los hábitos lectores, las actividades culturales, etc., son
factores que deben tenerse en cuenta a la hora de determinar las causas de
las dificultades que algunos alumnos manifiestan en sus estudios.
Mención especial merece el número de libros existentes en el hogar familiar.
Según Alejandro Navas, éste es el indicador que permite predecir con mayor
acierto el éxito escolar de los niños.
Si hay libros en la casa, con seguridad los padres serán lectores. Los hijos
verán leer a sus padres, éstos leerán a sus hijos —la típica estampa del
progenitor leyendo a los hijos antes de dormirse—, se hablará de las
lecturas. Los efectos serán evidentes: los hijos enriquecerán su
vocabulario, tendrán facilidad para la reflexión y el pensamiento abstracto,
escribirán con corrección. Corolario natural será, por supuesto, el éxito
escolar.
El Informe PISA 2006 avala esta teoría: entre los alumnos españoles en cuyos
hogares hay menos de diez libros y aquellos en los que hay más de
quinientos, la diferencia de puntuación es de 135 puntos.
b) La disposición de los alumnos
La capacidad intelectual de los escolares condiciona su rendimiento
académico. Algunos niños presentan especiales dificultades para el
aprendizaje. No adquieren los conocimientos y las habilidades
correspondientes a su edad; y si no se pone remedio, están abocados al
fracaso escolar.
La desmotivación es otro factor que explica este fenómeno. Se debe a la
falta de referentes positivos que motiven al alumno a desarrollar una
trayectoria educativa, así como a la percepción de que los contenidos que se
imparten en la escuela no responden a las necesidades reales de la vida.
También contribuyen al fracaso escolar los defectos de visión o audición, la
dislexia, la hiperactividad, la sobreprotección familiar, los problemas
emocionales...
c) Los docentes
Los profesores de la etapa secundaria cuentan con una formación académica
adecuada; pero se encuentran desprovistos de herramientas pedagógicas para
mantener la disciplina y abordar los problemas relativos a los alumnos.
d) Los centros educativos
Marchesi menciona la falta de autonomía de los centros educativos como otra
de las causas del fracaso escolar.
Enfrentarse con éxito a los alumnos con mayor riesgo de fracaso en un tiempo
de profundos cambios sociales y tecnológicos exige una gran autonomía de los
centros, capacidad de adoptar decisiones, disponibilidad de recursos para
elaborar programas específicos, organización flexible de los grupos de
alumnos, colaboración con diferentes instituciones, asociaciones y centros,
y evaluación permanente de las iniciativas adoptadas para continuar por el
camino emprendido o rectificar si fuera necesario.
El Informe PISA 2006 revela que los directores de centros educativos
españoles tienen más limitaciones que sus colegas de la OCDE para nombrar y
despedir profesores, decidir sobre la admisión de alumnos, establecer la
oferta de cursos y determinar el contenido de los cursos. En cambio, gozan
de una mayor independencia en materia presupuestaria y en la elección de los
libros de texto.
e) El sistema educativo
España ha conocido siete leyes educativas en los últimos
cuarenta años:
•la Ley General de Educación (1970), que estableció la obligatoriedad de la
educación de seis a catorce años.
•la Ley Orgánica de Estatutos de Centros Escolares (1980).
•la Ley Orgánica del Derecho a la Educación (1985), aún vigente.
•la Ley de Organización General del Sistema Educativo (1990), que extendió
la educación obligatoria desde los tres a los dieciséis años.
•la Ley de Participación, Evaluación y Gobierno de los Centros Docentes
(1995).
•la Ley Orgánica de Calidad de la Educación (2002).
•la Ley Orgánica de Educación (2006), en vigor.
Algunos expertos achacan el fracaso escolar a las numerosas reformas que ha
experimentado el sistema educativo español, así como a la escasez de medios
que se han dispuesto para poner en práctica las distintas leyes.
f) El gasto público en educación
La escasa inversión en educación puede acrecentar la tasa de fracaso
escolar. En 2005, el gasto educativo en España se situaba en el 4,2% del
PIB, mientras que la media de la OCDE invertía el 5,4% del PIB.
Marchesi señala:
No cabe duda que el incremento del gasto público en educación favorece la
mejora de las condiciones de la enseñanza: permite incrementar la plantilla
de los centros, reducir el número de alumnos por aula, aumentar los
orientadores y profesores de apoyo y cuidar más y mejor el conjunto de los
centros y servicios educativos.
Pero es una condición insuficiente para la mejora de la educación. Resulta
necesario, además, que las partidas presupuestarias se gestionen
adecuadamente y se distribuyan según las verdaderas necesidades existentes.
Segunda parte
Consecuencias del fracaso escolar
a) Familia
Los jóvenes que abandonan los estudios sin haber alcanzado un título
académico suelen independizarse antes que la media. En ocasiones, la
emancipación se debe a la muerte de los progenitores o a la obtención de un
puesto de trabajo.
Empiezan a convivir con su pareja antes que la mayoría de los jóvenes. Las
mujeres suelen tener su primer hijo a una edad más temprana. La tasa de
embarazos no deseados es más alta.
b) Situación económica
Las personas con una escasa cualificación profesional tienen más
posibilidades de estar en el paro. Asimismo, una menor preparación conduce
inevitablemente a la precariedad laboral. "Pero tal vez lo más grave sea su
dificultad de adaptarse a las crecientes exigencias laborales", añade
Marchesi.
Las mujeres suelen dedicarse a las tareas del hogar. En cambio, los hombres
se incorporan por lo general al mercado laboral.
La mayoría de los jóvenes son incapaces de afrontar por sí mismos todos sus
gastos. Viven en una situación económica precaria y corren el riesgo de caer
en la exclusión social. Los hombres suelen recurrir a la ayuda de sus
familiares. Las mujeres son más dependientes de su pareja.
c) Actitud ante la vida
Estos jóvenes disponen del mismo tiempo de ocio que el resto de las personas
de su edad. No practican deportes, no van al cine ni al teatro. Más de la
mitad declara que no lee libros. Consumen, eso sí, más televisión. A las
mujeres les gustan los programas del corazón y las telenovelas. Los varones
prefieren los deportes, sobre todo el fútbol.
La mayoría no manifiesta ningún interés por la política, quizá porque les
parece compleja y porque rechazan la posibilidad de participar activamente
en ella.
Son más partidarios de la homogeneidad cultural de un país. En esa misma
línea, muestran una mayor intolerancia ante personas de grupos étnicos
diferentes.
d) Tecnología
La escasez de recursos económicos veda el acceso a los aparatos
tecnológicos. La mayoría de los jóvenes posee un teléfono móvil para uso
personal; sin embargo, no dispone de un ordenador portátil ni de conexión a
Internet (datos del año 2004).
Además, la falta de estudios dificulta el manejo de esos aparatos y puede
acarrear paro tecnológico.
Tercera parte
Soluciones al fracaso escolar
a) Falsas soluciones
Para atacar el problema del fracaso escolar, algunas instituciones públicas
han propuesto medidas que nos parecen mal encaminadas. Por ejemplo: la Junta
de Andalucía incentiva con hasta 7000 euros a los profesores que concedan
más aprobados. Este sistema no pretende mejorar el nivel educativo de los
alumnos, sino simplemente maquillar una altísima tasa de fracaso escolar a
cuenta del dinero público.
b) La familia
Algunos expertos señalan que los padres deberían implicarse más en la
educación de sus hijos y no dejar en sus manos decisiones trascendentales
como el abandono de los estudios a temprana edad.
Éste es el testimonio de un profesor de Madrid:
El hijo no quiere estudiar, pero tú eres su padre y él tiene que hacer lo
que tú le digas. Vamos, mi mensaje con ellos es… que con 14 años uno no
puede elegir su propia vida. Con 14 años tú no eliges tu vida. Con 14 años
tu única obligación es estudiar y así lo asumíamos antes.
c) Los profesores
Los educadores deberían recibir una formación pedagógica más amplia para
abordar de forma más adecuada los problemas propios de los alumnos de
Secundaria.
Por otra parte, sería conveniente que los profesores de Primaria detectaran
a los niños con dificultades para leer y hacer cuentas, y les prestaran una
mayor dedicación para solventar esas deficiencias. Advierte Marchesi:
Los estudios sobre las dificultades de aprendizaje ponen de relieve de forma
casi unánime que cuando los alumnos se retrasan de forma considerable en sus
conocimientos y habilidades, especialmente en lectoescritura y en
matemáticas, el riesgo de desinterés y de abandono de los estudios es
máximo.
Asimismo, este autor plantea "una forma de enseñar más activa, flexible,
accesible, abierta y que otorgue mayor protagonismo a los alumnos" para
evitar la desmotivación.
d) Los centros educativos
En primer lugar, habría que adoptar medidas tendentes a distribuir de forma
regular a los alumnos con riesgo de fracaso escolar o a los inmigrantes
entre todos los centros públicos.
En segundo lugar, los colegios e institutos deberían gozar de una mayor
autonomía para afrontar el fracaso escolar. En ese sentido, apunta Marchesi:
Son los centros quienes deben valorar las distintas alternativas posibles
para conseguir una enseñanza de mayor calidad que reduzca al mismo tiempo el
bajo rendimiento de determinados alumnos. Y deben considerar también qué
condiciones razonables necesitan y en qué plazos para conseguirlo:
estabilidad de los profesores, recursos, infraestructura, formación, modos
de organización, etc.
En tercer lugar, los centros educativos tendrían que fomentar la lectura
entre los profesores, los alumnos y los padres. Citamos de nuevo a Marchesi:
El objetivo de la escuela no es solamente que los alumnos lean y que haya un
profesor, el de Lengua y Literatura en la Educación Secundaria, directamente
responsable de la consecución de este objetivo. Hace falta que todos,
profesores, padres y alumnos, se impliquen activamente en la tarea de
despertar el gusto por la lectura.
e) La Administración pública
La aprobación de una ley de educación que concitara el apoyo de las
principales fuerzas políticas y que estuviera dotada de los recursos
económicos necesarios resultaría beneficiosa para el sistema educativo
español y aminoraría, sin duda, la elevada tasa de fracaso escolar.
Además, sería de gran ayuda establecer mecanismos de control y evaluación a
lo largo de la etapa escolar para detectar los principales problemas
educativos de los alumnos y, así, tratar de encauzarlos.
Más información:
•Jóvenes y fracaso escolar en España (Instituto de la Juventud) [documento .pdf]
•Datos y cifras. Curso 2008-2009 (Ministerio de Educación) [documento .pdf]
•Juventud en España 2008 (Instituto de la Juventud) [documento .pdf]
Texto:
http://periodistaenciernes.espacioblog.com/post/2009/04/24/el-fracaso-escolar-espana
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