El crack de 1929

Creado: 28/2/2013 | Modificado: 28/1/2013 3287 visitas | Ver todas Añadir comentario



El crack de 1929.

Texto: https://economiasinfronteras.wordpress.com/tag/burbuja/
 
Se conoce como Crack del 29 a una de las mayores caídas de la Bolsa estadounidense que degeneró en la mayor crisis mundial que el capitalismo haya conocido jamás.

Todo empezó con la caída en picado del precio de los valores que se cotizaban en la Bolsa de Wall Street en Nueva York. La bajada masiva del valor de las acciones arruinó a muchísimos inversores, cerró empresas y bancos, condenó al paro a millones de personas y, debido al efecto dominó, trasladó el mismo problema a muchas naciones.
 


Las repercusiones fueron gravísimas tanto para los países desarrollados como para los países en desarrollo. Europa, que se estaba recuperando todavía de la Primera Guerra Mundial, conoció una nueva etapa de paro y miseria y, como consecuencia, el ascenso de movimientos de extrema derecha y de extrema izquierda.

¿Cómo se llegó a esta situación?

Para entender el origen de la crisis hay que remontarse a la Primera Guerra Mundial. Para los Estados Unidos la contienda fue una fuente de grandes beneficios al convertirse en proveedores de sus aliados y, posteriormente, de los demás. Tras la guerra, muchos dólares fueron a parar a Europa como préstamo para la necesaria reconstrucción. En Alemania, por ejemplo, hubo mucho dinero estadounidense invertido.

Cuando se habla de la crisis del 29, keynesianos y estatistas, en general, se refieren a dos elementos claves que ayudan a su explicación:
•Superproducción
•Especulación.

Superproducción

Acabada la guerra, Estados Unidos no puede vender tanto como antes a los países exbeligerantes. Los gastos de reconstrucción económica en las zonas asoladas por la guerra impiden la compra masiva de productos a los EEUU Los países afectados adoptan medidas proteccionistas para lograr la recuperación de sus economías. En consecuencia, EEUU se queda sin colocar en el mercado enormes contingentes de productos. Aparecen los stocks. Se da pues una situación de superproducción o, si se prefiere, un exceso de oferta. Aunque por otra parte, otros autores afirman que esta superproducción era consecuencia más de un subconsumo, es decir, el problema no es el exceso de oferta, sino más bien la reducción de la demanda: al presentarse bajos niveles de consumo, no se consume todo lo que se produce.


Especulación

Hay un boom especulativo. El valor de los títulos cotizados en Bolsa suben, continuamente, a pesar de la baja demanda de productos existente ¿Cómo es posible esto? La explicación está en los bajos tipos de interés. El dinero barato prestado por los Bancos se invierte en Bolsa con la seguridad de que va a reportar grandes beneficios.

Cada vez se acumulan mayores contingentes de mercancías y productos que no tienen salida en el mercado. La superproducción de bienes en la industria y en la agricultura se encuentra en una situación difícil, dado el exceso de oferta. Ello hace que los precios empiecen a bajar. Se empieza a sospechar de un sistema que, aparentemente, prometía ganancias sustanciosas y progreso sin límites. Aparecen las dudas, los miedos y el nerviosismo entre la población inversora. Se ponen a la venta, masivamente, grandes cantidades de acciones y el valor de estas acciones cae en picado.

Para el liberalismo y el monetarismo, en cambio, el crack de 1929 no fue en absoluto el fracaso del libre mercado, sino la consecuencia lógica de la intervención estatal, en concreto, de la salvaje e irresponsable manipulación de la moneda por parte del Sistema de Reserva Federal. La mayor emisión de moneda de la FED incrementó la oferta de dinero en más de un 60% desde mediados de 1921 y hasta mediados de 1929. Esta enorme liquidez inyectada en el mercado fue a parar, en gran medida, a los mercados financieros, provocando la expansión incontrolada del crédito bancario.

Toda expansión artificial de la moneda y el crédito provoca desequilibrios en la economía al enviar falsas señales, favoreciendo la inversión en empresas de gran riesgo o bajas posibilidades de beneficio, colocándola al borde de una caída, que solamente puede empeorar cuando el gobierno cambia su política de dinero fácil por una de contracción monetaria. El 3 de septiembre de 1929 se alcanzó el máximo en Wall Street. La Reserva Federal quiso detener la burbuja parando en seco la expansión monetaria. Redujo la oferta de dinero subiendo las tasas de interés y, en los siguientes tres años, la oferta de dinero se redujo en un 30%. Pero la deflación sólo provocó el estallido de la burbuja, haciendo pasar a la economía de un tremendo boom a una colosal depresión. El crash del 29 fue un síntoma, y no la causa de la Gran Depresión.

El Jueves Negro

Tiene lugar el Jueves Negro: el 24 de octubre de 1929 el valor global de los títulos cotizados en Bolsa baja varios miles de millones de dólares. El pánico se apodera de Wall Street. Todo el mundo quería deshacerse de sus acciones, pues cada vez valían menos. Es el crack. Pequeños, medianos y grandes accionistas se arruinan. Algunos llegan a suicidarse (se tiran de los balcones de la bolsa).

Sin embargo el viernes la venta de títulos parece contenerse. El fin de semana es de auténtica reflexión y el lunes nuevamente la situación está en un estado que no permite adivinar si la caída pasada fue una más, algo más dura que las anteriores, pero una más; o por el contrario, si era el comienzo de una crisis.

El Martes Negro

El martes 29 de octubre de 1929 vuelve la venta desmesurada de acciones, la falta de dinero, la devaluación continuada y el comienzo de la depresión.

A partir de esto, se produce una crisis de confianza en el sistema financiero provocando un efecto «dominó». La situación arrastra a bancos y empresas. Muchos reclaman sus ahorros y se quedan sin ellos. No hay que olvidar que las entidades financieras han prestado dinero a particulares para su inversión en Bolsa (inversiones a crédito). La cuestión se complica. La bajada de precios origina el descenso de la producción y del empleo. Cada vez se produce menos. Se cierran empresas. Aumenta considerablemente el desempleo. El caos es total y muchos empleados se suicidan, o se convierten en vagabundos.

Luego la crisis se trasladó a Europa, donde las economías están conectadas a través del comercio y las inversiones. Por ello, los efectos de la depresión estadounidense se dejaron sentir en muchísimos países. EEUU dejó de comprar materias primas y repatrió dólares invertidos en Europa (por ejemplo, como ya se dijo, en Alemania había mucho capital estadounidense invertido). La crisis fue especialmente dramática en Europa dado que aún no se había recuperado de la pasada guerra. La consecuencia más importante fue el ascenso del totalitarismo Nazi y su afán expansionista. Preludio de una nueva y mucho más cruenta Segunda Guerra Mundial.

Soluciones a la crisis

Para hallar soluciones a la crisis, se reunió en Londres una conferencia internacional. No hubo acuerdo, así que cada país buscó su propia solución a la crisis, fomentando el nacionalismo.

Algunos estados apostaron por la autarquía, pero la mayoría recurrió al clearing, a la intervención estatal en la economía y a la creación de empresas del Estado, siguiendo las propuestas del economista británico John Maynard Keynes,nacido en Cambridge. Su principal obra es Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero (1936). Criticó los mecanismos del capitalismo liberal desde la Primera Guerra Mundial. En su obra, expuso su pensamiento económico, según el cual, la demanda y el consumo, son el motor del crecimiento económico, pues de éste dependen los beneficios y la inversión empresarial y, por lo tanto, el empleo partidario del endeudamiento público para reactivar la economía.

En EE.UU., el presidente Franklin Delano Roosevelt adoptó un conjunto de medidas conocido como New Deal encaminadas a reanimar la producción industrial y a paliar los efectos de la pobreza y el paro.



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