La crisis de los tulipanes
La crisis de los tulipanes.
Texto:
http://es.wikipedia.org/wiki/Tulipoman%C3%ADa
Acuarela anónima del siglo XVII del Semper Augustus, el bulbo más famoso, vendido por un precio record: 6000 florines. |
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La tulipomanía fue un periodo de euforia especulativa que se produjo en los
Países Bajos en el siglo XVII. El objeto de especulación fueron los bulbos
de tulipán, cuyo precio alcanzó niveles desorbitados, dando lugar a una gran
burbuja económica y una crisis financiera. Constituye uno de los primeros
fenómenos especulativos de masas de los que se tiene noticia.
El relato de estos acontecimientos se lo debemos al periodista escocés
Charles Mackay, que lo reflejó en su libro Memorias de extraordinarias
ilusiones y de la locura de las multitudes (1841).
Causas
Varios factores explican el origen de la tulipomanía holandesa. Por un lado,
el éxito de la Compañía Holandesa de las Indias Orientales y la prosperidad
comercial de los Países Bajos, y por otro, el gusto por las flores,
especialmente las exóticas, que se convirtieron en objeto de ostentación y
símbolo de riqueza.
A su vez, y por razones que en aquel tiempo se desconocían, los tulipanes
cultivados en Holanda sufrían variaciones en su apariencia, naciendo así los
tulipanes multicolores, irrepetibles, lo que aumentaba su exotismo y por
tanto su precio. Hoy se sabe que la causa de ese fenómeno era un parásito de
la flor, el pulgón, que transmite un virus a la planta conocido como Tulip
Breaking Potyvirus.
Introducción del tulipán en Europa
Charles de l’Écluse, conocido como Carolus Clusius, introductor del tulipán en los Países Bajos. |
El tulipán fue introducido en los Países Bajos en 1559, procedente de la
actual Turquía (en aquel tiempo, Imperio otomano), donde tenía connotaciones
sagradas y adornaba los trajes de los sultanes. De hecho, la palabra tulipán
procede del francés turban, deformación del turco tülbent, que significa
turbante. |
Clusius comenzó a cultivar tulipanes de variedades exóticas: sin embargo,
celoso de su colección, los mantenía guardados. Pero una noche alguien
penetró en su jardín y robó sus bulbos. El suelo arenoso holandés, ganado al
mar, resultó ser el idóneo para el cultivo de la planta, y el tulipán se
extendió por todo el territorio.
Para mucha gente los tulipanes pueden parecer inútiles, sin olor ni
aplicación medicinal, floreciendo sólo una o dos semanas al año. Pero los
jardineros holandeses apreciaban los tulipanes por su belleza, y muchos
pintores preferían pintar una de esas flores antes que un cuadro.
El alza de precio
Panfleto acerca de la tulipomanía impreso en 1637. |
A pesar de que se intentó controlar el proceso por el cual los tulipanes
monocromos se convertían en multicolores, los horticultores holandeses no
fueron capaces, de manera que lo aleatorio del exotismo contribuyó a elevar
progresivamente el precio de cada bulbo. Las variedades más raras eran
bautizadas con nombres de personajes ilustres y almirantes de prestigio. |
En 1635 se vendieron 40 bulbos por 100.000 florines. A efectos de
comparación, una tonelada de mantequilla costaba 100 florines, y ocho cerdos
240 florines. Un bulbo de tulipán llegó a ser vendido por el precio
equivalente a 24 toneladas de trigo. El record de venta lo batió el Semper
Augustus: 6.000 florines por un sólo bulbo, en Haarlem.
En 1636 se declaró una epidemia de peste bubónica que diezmó a la población
holandesa. La falta de mano de obra multiplicó aún más los precios, y se
generó un irresistible mercado alcista. Tal fue la fiebre, que se creó un
mercado de futuros, a partir de bulbos aún no recolectados. Ese fenómeno fue
conocido como windhandel, “negocio de aire”, y se popularizó sobre todo en
las tabernas de las pequeñas ciudades, a pesar de que un edicto estatal de
1610 había prohibido el negocio por las dificultades de ejecución
contractual que generaba. Pese a la prohibición, los negocios de este tipo
continuaron entre particulares. Los compradores se endeudaban y se
hipotecaban para adquirir las flores, y llegó un momento en que ya no se
intercambiaban bulbos sino que se efectuaba una auténtica especulación
financiera mediante notas de crédito. Se publicaron extensos y bellos
catálogos de ventas, y los tulipanes entraron en la bolsa de valores.
Todas las clases sociales, desde la alta burguesía hasta los artesanos, se
vieron implicados en el fenómeno.
Charles Mackay cuenta una historia de la época:
Un rico mercader había pagado 3.000 florines por un raro tulipán Semper
Augustus, y éste desapareció de su depósito. Tras buscarlo vio a un marinero
(que había confundido el bulbo con una cebolla) comiéndose el tulipán. El
marinero fue detenido de inmediato y condenado a seis meses de prisión.
Final de la burbuja
Evolución del precio del tulipán en Holanda entre 1636 (12 de noviembre) y 1637 (1 de mayo). |
En 1637, el 5 de febrero, un lote de 99 tulipanes de gran rareza se vendió
por 90.000 florines: fue la última gran venta de tulipanes. Al día siguiente
se puso a la venta un lote de medio kilo por 1.250 florines sin encontrarse
comprador. Entonces la burbuja estalló. Los precios comenzaron a caer en
picado y no hubo manera de recuperar la inversión: todo el mundo vendía y
nadie compraba. Se habían comprometido enormes deudas para comprar flores
que ahora no valían nada. |
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